Todos los padres saben que los niños a menudo malentienden las instrucciones más simples. Por ejemplo "Por favor ayúdame con la cena", "Limpia tu cuarto". Pero sin importar la instrucción, los niños se encuentran la interpretación incorrecta de lo que sus padres les piden. A veces ésta es una decisión voluntariosa de parte del niño, pero en otras ocasiones la equivocación es genuina.
A veces puede ser difícil saber qué es lo correcto. Y hay una buena razón para explicar esto: Nos demos cuenta o no, seguir aun las instrucciones más simples requiere que tengamos el conocimiento básico sobre muchas cosas además de las instrucciones. Esto es fácil de ver cuando se trata de los niños pequeños, ya que a menudo carecen del conocimiento que ellos necesitan.
Pero incluso como adultos, nosotros tenemos que apoyarnos en nuestro conocimiento general para seguir instrucciones. Y esto aplica directamente cuando se trata de entender lo que Dios pide de nosotros. Para saber qué hacer ante cualquier circunstancia dada, no sólo debemos saber las instrucciones específicas que el Señor nos da. También debemos entender muchas otras cosas.
Ésta es la quinta lección de nuestra serie "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas", y la hemos titulado "La Perspectiva Circunstancial: Revelación y Situación". En esta lección, nos enfocaremos en la perspectiva circunstancial de la ética, enfatizando cómo una comprensión apropiada de situaciones puede ayudarnos a entender la revelación de Dios.
A lo largo de estas lecciones, hemos enfatizado que el juicio ético implica la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.
Este resumen resalta que hay tres dimensiones esenciales para cada pregunta ética, las cuales son, la Palabra de Dios, la situación, y la persona en la toma de decisiones. Y en esta lección, nos enfocaremos en dos de estas dimensiones, analizando la relación entre nuestra situación ética y las normas reveladas en la Palabra de Dios.
A lo largo de esta serie de lecciones también hemos descrito la relación que hay entre la Palabra de Dios, las situaciones y las personas en términos de tres perspectivas en la ética. Primero, está la Perspectiva Normativa que estudia la ética desde la perspectiva de la Palabra de Dios. Esta perspectiva enfatiza las reglas o normas que Dios nos revela.
En segundo lugar, la Perspectiva Circunstancial (también llamada Perspectiva Situacional) que aborda la ética con un énfasis en la situación, considerando cómo los detalles de nuestras circunstancias se relacionan con nuestras decisiones éticas y cómo podemos trabajar con estas circunstancias para darle gloria a Dios.
En tercer lugar, está la Perspectiva Existencial que considera la ética desde la perspectiva de las personas que toman decisiones éticas. Esta perspectiva da énfasis a sus roles y características, y las maneras en que deben cambiar para agradar al Señor.
Estas tres perspectivas son verdaderas, valiosas y complementarias. Así que, el camino más inteligente es usar las tres perspectivas juntas, permitiendo a cada una ayudarnos en la comprensión de las otras. En esta lección en particular, nos acercaremos a la ética desde la perspectiva circunstancial, analizando cómo los diferentes elementos de nuestra situación deben decirnos qué decisiones tomar.
Nuestra lección se dividirá en cuatro secciones principales. Primero, veremos el contenido de la revelación, poniendo atención a lo que nos enseña la revelación sobre las situaciones éticas. En segundo lugar, hablaremos de la naturaleza de la revelación. Aquí nos enfocaremos especialmente en hacer notar que la revelación de Dios debe entenderse dentro del contexto de sus propias situaciones. En tercer lugar, hablaremos sobre algunas estrategias interpretativas hacia la revelación que son populares, viendo algunas maneras en las que los cristianos han manejado el carácter circunstancial de la revelación. Y en cuarto lugar, nos dirigiremos a la aplicación de la revelación a nuestras situaciones modernas. Empecemos con el contenido de la revelación como una de las fuentes más importantes de información sobre nuestra situación.
Como usted recordará de las lecciones anteriores, hay tres tipos básicos de revelaciones: la revelación especial, como la Biblia; la revelación general, que viene a nosotros a través de la creación en general; y la revelación existencial que viene a nosotros a través de las personas. Siempre debemos recordar que Dios nos revela su voluntad en todas y cada una de las tres formas.
Ahora, aunque las revelaciones especial, general y existencial difieren en algunos aspectos, todas ellas comunican un contenido en la forma de hechos. Estos hechos incluyen todo lo que Dios revela sobre nuestra situación, como: eventos, personas, objetos, ideas, deberes, acciones – incluso Dios y su revelación.
Es posible hablar de los hechos que la revelación de Dios comunica de innumerables maneras. Además de hablar sobre los hechos en general, también hablaremos de las metas y los medios. Las metas son el resultado de pensamientos, palabras y hechos intencionados o potenciales. Estos son los fines por los que nosotros hacemos las cosas, o por los que nosotros debemos hacer las cosas. Y los medios son las maneras de alcanzar nuestras metas. Estos incluyen todo lo que nosotros podríamos pensar, decir o hacer, y cualquier herramienta o método que nosotros podríamos usar para lograr nuestros objetivos.
Echaremos un vistazo más de cerca al contenido de la revelación mirando brevemente cada uno de los elementos circunstanciales que hemos mencionado. Primero, consideraremos la revelación en lo que se refiere a los hechos que nos presenta. Segundo, veremos las metas que la revelación nos obliga a seguir. Y tercero, analizaremos los medios que la revelación nos enseña a usar cuando seguimos estas metas. Empecemos con los hechos generales que nos presenta la revelación.
Ahora, por razones obvias, sería imposible enlistar cada hecho que nos comunica la revelación especial, general y existencial. Así que para ilustrar el papel importante que juegan los hechos en nuestras evaluaciones éticas, nos enfocaremos en el mismo Dios como el hecho más básico que aprendemos a través de la revelación.
Cuando estudiamos la perspectiva normativa en lecciones anteriores, vimos que el carácter de Dios es nuestra norma o modelo a seguir. Propiamente, desde la perspectiva circunstancial, Dios es nuestro hecho primordial, nuestro ambiente ético fundamental. La realidad de la existencia de Dios gobierna sobre cualquier pregunta ética y nos obliga a vivir bajo la norma de su carácter.
Claro, para poder saber nuestras obligaciones ante Dios, Él debe primero revelarse a nosotros. Y aquí es donde viene la revelación. A través de la revelación, Dios nos dice hechos sobre Él, y hechos sobre lo que Él requiere. Sin la revelación, aun seguiríamos obligados a obedecer a Dios, pero no sabríamos cómo.
Piense por ejemplo en la situación que usted enfrenta como ciudadano de un país. El gobierno es la autoridad del territorio, y sus leyes son los medios por los cuales el gobierno ejerce poder sobre sus asuntos. El gobierno también ejerce poder de otras maneras. Tiene empleados que ejecutan sus órdenes. Tiene mapas que definen sus límites. Tiene tratados y otras relaciones con otras naciones. Tiene el dinero para administrar la economía y así sucesivamente. Todos éstos son los medios por los que el gobierno ejerce su autoridad, y controla esas cosas bajo su autoridad.
O puesto de otra manera, la existencia del gobierno es un hecho en nuestra situación legal, y sus leyes son hechos adicionales que explican los tipos de deberes que nosotros tenemos ante el gobierno. Y si queremos obedecer al gobierno, éstos son los hechos que necesitamos saber.
De una manera similar, Dios es la autoridad suprema sobre toda la creación. Su autoridad es absoluta y su carácter es la expresión perfecta de su voluntad. Así, cuando Él revela su carácter, esa revelación es el medio por el cual Dios ejerce el poder de una manera parecida a como los gobiernos humanos ejercen el poder por medio de de sus leyes. Y así como los seres humanos obedecen las leyes civiles porque ellos se doblegan ante la autoridad del gobierno, toda la creación debe obedecer las leyes de Dios doblegándose ante su autoridad.
Además de comunicarnos los hechos, la revelación de Dios también nos enseña sobre un conjunto especial de hechos que son particularmente importantes para la ética: las metas correctas para la conducta cristiana y la toma de decisiones.
Al hablar de metas en la ética, tenemos en mente los resultados esperados de nuestros esfuerzos. En muchos aspectos, esto es parecido a la manera en que nosotros nos fijamos metas para lograr cualquier cosa en la vida. Puedo fijarme la meta de despertarme a cierta hora cada día o de comprar un regalo para mi esposa en su cumpleaños. Nuestras metas pueden ser pequeñas o grandes. Estas pueden ser cosas que esperamos lograr inmediatamente o cosas que planeamos hacer en un futuro lejano. Pero cualquiera que sea el caso, nuestras metas dirigen nuestras acciones.
Ahora, en la mayoría de los casos, nuestras metas son bastante complejas. Por ejemplo, imagine a un carpintero que mide y corta la madera con el propósito de construir una casa. Cuando lo hace, sus metas inmediatas son medir y cortar con precisión. Una meta más distante es construir la casa. Él también puede estar trabajando para ganar dinero para alimentar a su familia. Y si sus acciones son verdaderamente buenas, su principal meta debe ser hacerlo todo para la gloria de Dios.
Y así, como cada una de la revelación especial, general y existencial nos enseña hechos genéricos importantes, cada tipo de revelación también nos proporciona metas que nosotros debemos adoptar en la ética cristiana.
En primer lugar, la revelación especial nos da innumerables metas que deben ser consideradas en la ética cristiana. Sólo por nombrar algunas: la Escritura nos enseña las metas de hacer el bien a nuestro prójimo, educar a nuestros hijos en Cristo y esforzarnos por la unidad de la iglesia. Pero de las metas que la revelación especial nos enseña, nos presenta la gloria de Dios como la más alta e importante de todas. Por ejemplo, en 1 de Corintios capítulo 10 versículo 31 Pablo dio esta instrucción:
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 Corintios 10:31)
Incluso en las cosas más pequeñas en la vida, como escoger qué comer y beber, nuestra meta final debe ser glorificar Dios.
La revelación general también identifica muchas metas que son buenas y otras que son malas. Y así como la revelación especial, esta nos enseña que la mayor meta es glorificar y dar gracias a Dios. Escuche las palabras de Pablo en Romanos capítulo 1 versículos 20 al 21:
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1:20 – 21)
La gloria de Dios en la creación revela que debemos ser fieles a Dios y que debemos alabarlo - que debemos glorificarlo en todo lo que hacemos. Para abreviar, nos enseña a poner la gloria de Dios como nuestra meta más alta.
Finalmente, la revelación existencial también nos ayuda a distinguir entre las metas buenas y las metas malas, sobre todo a través de nuestra conciencia. Y en el caso de los creyentes, el Espíritu Santo es otra fuente de revelación existencial, se mueve entre nosotros para que sigamos las metas buenas y nos apartemos de las malas. Como lo escribió Pablo en Filipenses capítulo 2 versículo 13:
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Aquí vemos que Dios trabaja en nosotros existencialmente, a través de la dirección interna del Espíritu Santo, habilitándonos y moviéndonos a actuar conforme a su propósito, conforme a su meta.
Así que, vemos que Dios usa las tres formas de revelación - especial, general y existencial - para enseñarnos las metas que Dios aprueba.
Una vez visto el contenido circunstancial de la revelación en lo que se refiere a los hechos y las metas, ahora estamos listos para estudiar los medios que Dios ha revelado para que los usemos en nuestras situaciones éticas.
A principios del siglo XVI, el filósofo político florentino Niccolo Machiavelli escribió un libro que ha llegado a ser conocido por el título "El Príncipe". En muchos idiomas el nombre de Machiavelli es sinónimo del eslogan "El fin justifica los medios". Su obra se ha vuelto algo infame por enseñar que en muchos de los casos los políticos deben violar los principios morales para lograr metas que benefician al estado.
Pero la revelación de Dios se nos presenta con una idea muy diferente. Para contestar cualquier pregunta ética de una manera bíblica, debemos saber no sólo los hechos y las metas que Dios ha revelado, sino también debemos encontrar los medios apropiados que Dios ha revelado. Después de todo, el evaluar los hechos y fijar metas son cosas que influyen en nuestras acciones. Pero nuestras acciones por sí solas son los medios que hemos escogido para lograr nuestras metas. Y como todos los cristianos saben, la Biblia tiene mucho que decir sobre cómo actuamos. Así que, lo que Dios ha dicho sobre los medios que escogemos es un elemento muy importante en nuestro proceso de toma de decisiones. Veamos las enseñanzas de Santiago en Santiago capítulo 2 versículos 15 y 16:
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? (Santiago 2:15 y 16)
Es importante reconocer el hecho de que hay personas pobres con necesidad de comida y vestido. Y también es importante fijarnos la meta de verlos arropados y alimentados. Pero los medios de alcanzar esta meta son críticos: de hecho, debemos darles comida y ropa.
En este caso, Santiago pide a sus lectores buscar la visión, principalmente de la revelación general y existencial haciéndonos preguntas como: "¿Qué medios están a mi alcance para ayudar a los pobres?" Pero, nosotros debemos siempre recordar que esa revelación especial tiene mucho que enseñarnos sobre los medios que debemos usar para lograr las metas divinas.
Una de las principales maneras en las que la Escritura nos enseña sobre los medios éticos, es dándonos ejemplos que podemos considerar. Por un lado, encontramos muchos ejemplos negativos de personas que no actuaron admirablemente. Pero por otro lado, también encontramos muchos ejemplos positivos de personas que entendieron correctamente las normas de Dios, evaluaron correctamente sus circunstancias y así realizaron buenas acciones para lograr buenos fines.
Por un lado, el apóstol Pablo mencionó ejemplos negativos en 1 de Corintios capítulo 10 versículos 8 al 11, dónde escribió estas palabras:
Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros. (1 Corintios 10:8 – 11)
Pablo mencionó estos ejemplos negativos de las experiencias de los antiguos israelitas durante sus 40 años de deambular en el desierto. Dios les había dejado claro muchos hechos genéricos a los israelitas. También les había revelado las metas de su viaje. Pero mientras viajaban, los israelitas pecaron en gran manera alejándose de los medios que Dios les había dicho que usaran para lograr sus metas - medios como el vivir con devoción, puros en adoración y oración. Por el contrario, los israelitas prefirieron los medios de inmoralidad sexual, la idolatría y el quejarse. Por eso, ellos sirven como un ejemplo negativo, al mostrarnos algunos medios que Dios desaprueba y maldice fuertemente. Por otro lado, Pablo también mencionó ejemplos positivos, como en 1 de Corintios capítulo 11 versículo 1, dónde él dio esta instrucción:
Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. (1 Corintios 11:1)
Aquí, Pablo se mostró a sí mismo y a Jesús como dos ejemplos positivos de conducta ética. En este caso, Pablo estaba hablando ampliamente de toda la información que los corintios habían recibido sobre Jesús y sobre él mismo, ya fuera que hubiera venido por medio de la revelación especial, general o existencial. Y él indicó esto recordando la vida perfecta de Jesús y su propia conducta imperfecta pero ejemplar. Los corintios no sólo podrían aprender hechos y metas, sino también los medios divinos
En resumen, vemos que el contenido circunstancial de la revelación incluye los hechos, metas y medios que son esenciales para tomar las opciones éticas apropiadas. Por lo tanto, si debemos tomar decisiones bíblicas en nuestras vidas diarias, tenemos que entender lo que Dios ha revelado sobre estas dimensiones de nuestra situación.
Ahora que hemos visto que el conocer nuestro deber trae consigo la comprensión de lo que el contenido de la revelación nos dice sobre nuestra situación, debemos pasar a nuestro segundo tema: La naturaleza de la revelación en sí misma. La revelación de Dios nos llega incluida en sus propias situaciones. Y debido a esto, necesitamos preguntarnos: ¿Cuáles son las circunstancias para las que, y en las que, Dios se ha revelado? y ¿Cómo nos ayuda la comprensión de estas situaciones a tomar decisiones éticas?
Reconocer lo que la revelación de Dios dice sobre los hechos, metas y medios es una parte importante de saber nuestro deber. Pero también es crítico que entendamos cómo la revelación es influenciada por su propia situación. Si nosotros no entendemos cómo influyen las situaciones en la manera que Dios se revela, corremos el riesgo de entender mal lo que Él ha revelado.
Como hemos visto en otras lecciones, desde el principio de la creación, la revelación general y existencial siempre ha estado acompañada por la revelación especial. En la actualidad, la revelación especial de las Escrituras se nos ha dado como una guía, como una lente a través de la cual nosotros debemos interpretar la revelación general y existencial. Esto significa que las Escrituras tienen una prioridad práctica sobre todo lo que podemos pensar que hemos encontrado en la revelación general y existencial.
La revelación general asevera las Escrituras, pero no puede revelar una norma ética que no esté revelada también en las Escrituras. Así, cualquier contribución que haga la revelación general a nuestro conocimiento sobre nuestro deber es meramente una clarificación de lo que ya las Escrituras nos ofrecen.
Y pasa lo mismo con la revelación existencial. La revelación existencial asevera las enseñanzas de las Escrituras, y nunca nos enseña ninguna norma ética que no sea también directa o implícitamente enseñada en las Escrituras.
Cada aspecto de la revelación de Dios es importante, valioso y verdadero. Pero debido a que las Escrituras son la clave para entender todo sobre la Palabra de Dios, nuestro estudio sobre la naturaleza circunstancial de la revelación se enfocará particularmente en la Biblia. Aun así, debemos tener presente que mucho de lo que decimos sobre la Biblia también lo es verdadero en el resto de la revelación de Dios.
Dividiremos nuestro estudio de la naturaleza circunstancial de la revelación en dos partes. Primero, hablaremos sobre la inspiración de las Escrituras, considerando los hechos, metas y medios que forman parte de los escritos de las Escrituras. Segundo, veremos un ejemplo- que confirma la importancia de entender los hechos, metas y medios que están involucrados en la inspiración de las Escrituras. Empecemos con la inspiración de las Escrituras; la manera en que Dios movió a los autores humanos a crear las Escrituras.
Las Escrituras son escritos humanos divinamente inspirados. El Espíritu Santo motivó y vigiló los escritos de los autores humanos para asegurar que todo lo que contienen es verdad. El Espíritu hizo esto de tal modo que guardó a los autores humanos de todo error, pero también conservó sus personalidades e intenciones en sus escritos. Como resultado de este proceso, el significado original de las Escrituras es el significado que los autores divinos y humanos de las Escrituras juntamente querían comunicar. Éste no es un significado compuesto, como si el autor humano hubiera pensado en un significado y el Espíritu Santo hubiera pensado en otro diferente. Más bien, es un significado unificado en el que el Espíritu Santo y el autor humano pensaron lo mismo.
Desgraciadamente, muchos cristianos bienintencionados actúan como si Dios no nos hubiera dado las Escrituras en medio de situaciones históricas. Tratan la Biblia como si no tuviera tiempos, como si hubiera sido escrita sin la parte humana. Pero cuando nosotros consideramos lo que dijeron los escritores bíblicos sobre sus propios libros, vemos que éste no es el caso. Las Escrituras fueron dadas en situaciones históricas.
Esta doctrina de inspiración se describe en muchas partes de la Biblia, pero nosotros nos limitaremos a dos textos que demuestran las contribuciones que ambos, el Espíritu Santo y los escritores humanos, hicieron al contenido de las Escrituras. En primer lugar, consideremos el papel del Espíritu Santo como el autor de las Escrituras.
Escuche la manera en que Pedro explicó la naturaleza de la inspiración en 2 de Pedro capítulo 1 versículos 20 al 21:
Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:20 – 21)
Como lo mencionó Pedro aquí, la Biblia no es un escrito meramente humano. Es un libro escrito por hombres que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Pedro nos asegura que todo lo que nosotros encontramos en las Escrituras lleva la autoridad de Dios y es absolutamente fidedigno.
Ahora, en muchas ocasiones, maestros cristianos han malentendido este y otros textos bíblicos, y han concluido que el Espíritu Santo es el único autor verdadero de las Escrituras. Estos maestros han creído erróneamente que los escritores humanos no hicieron ninguna contribución a sus propios escritos.
Veamos, entonces, otro texto diferente - este indica que los Escritores Humanos de las Escrituras también tuvieron gran participación en sus escritos.
En Mateo capítulo 22 versículos 41 al 45, encontramos la siguiente conversación entre Jesús y algunos fariseos que se le oponían:
Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? (Mateo 22:41 – 45)
Aquí, Jesús se refirió al Salmo 110 versículo 1. Y se refirió a que para poder entender lo que el Espíritu Santo quería decir en este versículo, primero era necesario saber que David lo escribió y segundo saber el significado original que David intentó comunicar.
Para entender el significado original de cualquier Escritura dada, tenemos que aprender muchos hechos sobre sus autores, así como sus circunstancias, experiencias, educación, teología y sus prioridades. Y a menudo, nuestra comprensión de estas cosas puede ser reforzada por otra información que viene de fuera de la Biblia, como hechos históricos, culturales y lingüísticos.
Más allá de esto, tenemos que prestar atención a las metas de los autores de las Escrituras. ¿Cuáles fueron sus motivos? ¿Qué tipo de audiencia esperaban ellos que leerían sus escritos? y ¿Qué respuestas esperaban obtener de estos lectores?
Después, tenemos que considerar los medios que los escritores bíblicos emplearon: cosas como el idioma en el que ellos escribieron, el género de literatura que usaron, sus técnicas Retóricas y las estructuras de sus pensamientos y argumentos.
Para confiar propiamente en las Escrituras en la ética cristiana, debemos evaluar todos estos hechos, metas y medios para aprender por qué los autores de las Escrituras escribieron como lo hicieron, qué quisieron decir cuando las escribieron y cómo su audiencia original las habría entendido.
Ahora que hemos descrito la naturaleza circunstancial de la inspiración de las Escrituras, debemos ver un ejemplo de la Biblia que confirma la importancia de considerar estos rasgos circunstanciales de la revelación.
Se sabe que es imposible identificar todos los hechos, metas y medios que son relevantes en cualquier texto en particular de las Escrituras, mucho menos entender cómo ellos lo relacionan con el significado original.
Pero afortunadamente, la misma Biblia tiene muchos ejemplos que pueden guiarnos. Los escritores bíblicos y personajes bíblicos confiables explicaron a menudo textos bíblicos escritos por autores anteriores. Y sus ejemplos nos proporcionan muchas oportunidades de ver la importancia de los aspectos circunstanciales de las Escrituras.
Para ilustrar los tipos de consideraciones circunstanciales que debemos tener presente, veamos 1 de Corintios capítulo 10 versículos 5 al 11, dónde Pablo se enfocó en el carácter circunstancial del contenido del Antiguo Testamento sobre Israel en el desierto. Allí él escribió estas palabras:
La mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: «Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se entregó al desenfreno.» No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil. Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes. Ni murmuren contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor. Todo eso quedó escrito para advertencia nuestra. (1 Corintios 10:5-11 [NVI])
En este pasaje, Pablo se refirió a cuatro pasajes del Antiguo Testamento:
Pero note que Pablo no solamente señaló estos detalles históricos. Más bien, explicó que Moisés había escrito estos detalles para dar un ejemplo a los lectores futuros.
Como escribió Pablo en 1 de Corintios capítulo 10 versículo 11:
Todo eso quedó escrito para advertencia nuestra. (1 Corintios 10:11 [NVI])
Pablo creía que Moisés escribió el Pentateuco bajo la inspiración del Espíritu Santo con el propósito de prevenir a las generaciones futuras de no repetir los errores de los israelitas.
Y debido a que entendió la situación de estos pasajes de esta manera, Pablo resaltó varios hechos presentados en estos pasajes.
Primero, notó el hecho de que Dios no estaba contento por las acciones de los antiguos israelitas. Moisés claramente señaló esto en los textos a los que Pablo se refirió.
Segundo, Pablo reforzó este punto al hacer notar el hecho de que Dios mató a muchos israelitas por estos pecados. Como lo escribió: por lo cual quedaron postrados en el desierto. Esto era importante para Pablo, porque esto mostraba la extrema desaprobación moral de Dios hacia los israelitas.
Tercero, Pablo hizo énfasis en el hecho de que ciertas acciones desagradaron a Dios: El paganismo, la idolatría, las pruebas y las quejas.
Además de estos hechos que Pablo menciona en particular, también asumió muchos otros hechos, como el hecho de que la Escritura es verdad, el hecho de que tiene autoridad y el hecho de que es aplicable a los cristianos. Y con las bases de todos estos hechos, Pablo pudo concluir que la meta de Moisés era usar los medios de la Escritura inspirada para escribir estas cosas para las generaciones futuras, para que ellos aprendieran de los errores de Israel.
No tenemos tiempo para analizar aquí todas las características del método de Pablo. Pero vale la pena notar que se preocupó por lo menos por dos tipos de asuntos circunstanciales cuando interpretó estos textos inspirados del Antiguo Testamento:
Ahora, esta lista no es de ninguna manera absoluta. Pero es un ejemplo bueno e incluso autoritario de los tipos de rasgos circunstanciales que nosotros debemos considerar cuando interpretamos las Escrituras: Debemos considerar las cosas que las Escrituras hacen explícitas, como los detalles reales que indican. Y debemos considerar las cosas que son implícitas en las Escrituras, como la intención del autor o su meta en sus escritos. Al recordar la naturaleza circunstancial de las Escrituras de éstas y otras maneras, podemos tener mayor confianza en que hemos entendido debidamente.
Ahora que hemos visto cómo el contenido de la revelación señala los hechos, metas y medios de nuestra situación y la naturaleza de la revelación situada en la historia, debemos pasar a algunas estrategias populares dirigidas hacia el manejo del carácter circunstancial de la revelación.
Cuando trabajamos en la ética cristiana desde la perspectiva circunstancial, a menudo nos desafía el hecho de que estamos tratando con dos situaciones, la situación de las Escrituras y nuestra situación. Y esto significa que tenemos que encontrar maneras de conectar las situaciones de las Escrituras con nuestro mundo actual. Este proceso es a menudo bastante complejo y desgraciadamente los cristianos tienen una tendencia a buscar atajos que simplifican demasiado los problemas involucrados. Así que antes de dirigirnos a la aplicación moderna en sí, deberíamos mirar algunas de estas estrategias equivocadas que los cristianos adoptan a menudo.
En nuestro estudio mencionaremos tres estrategias populares para tratar con el carácter circunstancial de la revelación. Primero, hablaremos de la estrategia de relajamiento. Segundo, hablaremos de la estrategia de rigor. Y tercero, hablaremos de la estrategia que favorece a la autoridad humana. Por cuestiones de tiempo, nos limitaremos a basarnos en las Escrituras. Pero una vez más, debemos ser conscientes de que estas mismas estrategias se toman a menudo también hacia otros tipos de revelación.
Para ilustrar la dificultad de relacionar las Escrituras con el mundo actual, imaginemos una casa en una porción grande de tierra que gradualmente se va convirtiendo en desierto peligroso. La casa representa esas cosas que se mandan o permiten claramente en las Escrituras. El desierto representa esas cosas que son claramente prohibidas en la Biblia. La tierra alrededor de la casa representa esas cosas que, en un grado u otro, son inciertas para la persona que lee la Biblia; cosas en las que no estamos seguros cómo relacionar las situaciones de las Escrituras con las situaciones de nuestro mundo actual. Esta percepción de falta de claridad ha llevado a menudo a los cristianos a adoptar estrategias simples para definir los límites de la moralidad cristiana; estrategias que describimos como relajamiento, rigor y autoridad humana. Así que, empecemos con el relajamiento como una estrategia popular pero equivocada para relacionar las dimensiones circunstanciales de la revelación con el mundo actual.
Nuestro análisis del relajamiento se dividirá en tres partes. Primero, daremos una descripción básica de esta estrategia y sus causas. Segundo, ofreceremos algunos ejemplos de las consecuencias del relajamiento. Y tercero, sugeriremos algunos correctivos que pueden ayudarnos a evitar el relajamiento en nuestro manejo de las Escrituras. Empecemos con una descripción básica del relajamiento.
El relajamiento es una estrategia que tiende hacia la permisividad, de manera que aquéllos que usan esta estrategia son lentos para identificar y condenar los pecados en el mundo actual. Como resultado, ellos frecuentemente terminan permitiendo lo que la Biblia prohíbe y pasan por alto lo que manda la Biblia.
Los cristianos se predisponen a relajarse en las lecturas de las Escrituras por lo menos por dos razones. A veces, ellos creen equivocadamente que las situaciones en la Biblia son tan diferentes a las situaciones en la vida moderna que la Biblia no puede aplicarse a nuestros días.
Otras veces, los cristianos adoptan una estrategia de relajamiento porque creen que las situaciones en la Biblia son no muy claras para aplicarse a la vida moderna. A menudo, esto es porque ellos piensan que los hechos, metas y medios en la Biblia son ambiguos o incluso desconocidos.
Piense en lo que se refiere a nuestra ilustración de una casa, en una porción grande de tierra que gradualmente se va convirtiendo en desierto peligroso. Como usted recordará, la casa representa esas cosas que se permiten claramente en las Escrituras. El desierto representa esas cosas que son claramente prohibidas en la Biblia. La tierra alrededor de la casa representa esas cosas en las que las instrucciones de las Escrituras son de alguna manera inciertas para el lector.
Ahora suponga que queremos construir una cerca alrededor de esas cosas que las Escrituras permiten, para así poder definir los límites de la moralidad cristiana. Una estrategia de relajamiento tendería a construir la valla lo más cerca posible al borde del desierto para poder permitir las cosas que no son muy claras.
Pero hay un problema con esta práctica relajada: No todo lo que es incierto para nosotros es permitido. Así que, si pusiéramos la cerca al borde del desierto, seguramente permitiríamos cosas que las Escrituras realmente prohíbe.
Así que, ya sea que demos por hecho que la situación bíblica es tan diferente de nosotros que no podemos aplicarla, o que insistamos en que es demasiado dudosa para aplicarla con toda confianza, el entendimiento relajado tiende a poner muy pocas restricciones en la conducta cristiana.
Con esta descripción de la estrategia de relajamiento en mente, debemos mencionar algunos ejemplos de las consecuencias que pueden resultar de este análisis de la revelación.
Las consecuencias de relajamiento son bastante predecibles: Una estrategia de relajamiento impulsa a los cristianos a racionalizar muchos pecados. Mencionaremos solamente cuatro de las muchas maneras en que esto puede pasar. Primero, el relajamiento puede impulsar a los cristianos a quedar satisfechos al escoger los males menores o contrastantes, inclinándolos a justificar una mala acción basándose en que ésta parece ser mejor que la acción opuesta.
Imagine a un marido y esposa que han desarrollado un desprecio mutuo. Ahora, sabemos que la Biblia condena el divorcio sin la justificación apropiada, y que exige a los esposos que se amen. Pero los cristianos que adoptan una actitud relajada pueden argumentar que la Biblia no es clara sobre lo que los cristianos deben hacer en esta situación en particular. Y podrían aconsejar el divorcio basándose en que esto parece mejor que una relación llena de odio.
Pero cuando nosotros evaluamos los hechos, metas y medios de las Escrituras de una manera responsable, encontramos que sí son bastante claras acerca de esta situación moderna. La verdadera solución es que todos los maridos y esposas se ajusten a las instrucciones morales de las Escrituras arrepintiéndose de su propio pecado y aprendiendo a amarse entre sí en los lazos del matrimonio.
Segundo, el relajamiento tiende a permitir excepciones inadecuadas a los mandamientos bíblicos. Esto pasa a menudo cuando los cristianos no ven que los mandamientos escritos se aplican a más situaciones que aquéllas específicamente mencionadas en la Biblia.
Por ejemplo, en los días de Jesús, algunas personas creían que siempre y cuando ellos no cometieran adulterio físico, no estaban violando el mandamiento contra el adulterio. Estaban relajados y no veían las verdaderas implicaciones de este mandamiento contra el adulterio en situaciones que no fueran la infidelidad física. Pero en Mateo capítulo 5 versículo 28, Jesús los corrigió diciendo:
Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5:28)
Cuando no aprendemos los hechos, metas y medios relacionados al mandamiento en contra del adulterio, fácilmente podemos negar que tanto el adulterio como la lujuria violen la voluntad de Dios.
Tercero, el relajamiento tiende a incitar a los cristianos a agregar calificaciones falsas a los mandamientos de la Biblia. Ellos imaginan hechos, metas o medios que la Biblia no indica y usan estas calificaciones imaginarias como excusas para ignorar los mandamientos de las Escrituras.
Por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 25 versículo 4, la ley prohíbe poner bozal a un buey mientras está trillando el grano. Y una estrategia relajada hacia las Escrituras podría imaginar la calificación falsa de que este versículo sólo se aplica a las personas que usan bueyes para trillar el grano. Nosotros podríamos pensar, "yo no tengo ningún buey, por consiguiente este mandamiento no se aplica a mí". Pero en 1 Corintios 9:9 y 1 Timoteo 5:18, Pablo recurrió a esta ley para demostrar que los ministros cristianos deben ser recompensados por sus esfuerzos. En casos como este, una estrategia relajada desalienta a los cristianos a aplicar los principios de los mandamientos bíblicos a situaciones que son diferentes de aquellas de las Escrituras.
Cuarto, una estrategia relajada puede llevarnos a pensar que el fin justifica los medios. Es decir, cuando nosotros creemos que los hechos, metas y medios de las Escrituras son bastante diferentes o no muy claros, podemos inclinarnos a juzgar las acciones basándonos solamente en nuestras motivaciones modernas.
Por ejemplo, muchos de nosotros podríamos inclinarnos a justificar a un hombre hambriento que roba comida. Ahora, es cierto que, la motivación del hombre que roba para comer es muy diferente de la del hombre que roba para obtener una ganancia sin trabajar. No obstante, la Palabra de Dios aun condena ambas acciones. Como está escrito en Proverbios capítulo 6 versículos 30 y 31:
No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. (Proverbios 6:30 y 31 [NVI])
En resumen, una estrategia de relajamiento tiende a ser demasiado permisiva, permite lo que Dios prohíbe, y por consiguiente, nos oculta nuestro verdadero deber. Nos anima a manejar los detalles de la Ley de Dios con toda licencia personal posible, buscando siempre maneras de evitar sus obligaciones.
Una vez que hemos considerado la descripción y consecuencias del relajamiento, ofreceremos ahora algunos correctivos a esta estrategia equivocada hacia la revelación.
Como hemos dicho, el relajamiento está normalmente basado en la creencia de que la Escritura es tan diferente que es inaplicable, o en la creencia de que es muy dudosa como para ser aplicable. Así que, una de las mejores maneras de evitar este error es entender la similitud de la Biblia con el mundo actual, así como su claridad.
Por un lado, la Biblia nos asegura que las situaciones de las Escrituras siempre son lo suficientemente similares a las nuestras como para hacer aplicaciones modernas. De una manera u otra, cada pasaje en la Biblia tiene algo que enseñarnos sobre la ética en el mundo actual. Como escribió Pablo en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 16 al 17:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16 – 17)
Siempre que somos tentados a pensar que la Biblia es inaplicable porque sus situaciones son tan diferentes a las nuestras, nosotros debemos ver más de cerca tanto los hechos, metas y medios Relacionados con las Escrituras, como los hechos, metas y medios de la vida moderna. Si lo hacemos, podemos descubrir alguna relación que nos ayude a aplicar las Escrituras. Pero incluso cuando encontramos que las situaciones de las Escrituras y la vida moderna aun parecen ser diferentes, no debemos concluir que la Biblia es inaplicable. Más bien, debemos admitir nuestras limitaciones, determinarnos a seguir estudiando el asunto y buscar la opinión de otras personas como pastores y maestros.
Por otro lado, con respecto a la confusión de la Biblia, la Biblia también enseña que las Escrituras son lo suficientemente claras. Como escribió Moisés en Deuteronomio capítulo 29 versículo 29:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29)
Dios proporcionó la Escritura para darnos el conocimiento de nuestro deber. Y la diseñó para comunicársela no sólo a la audiencia original, sino también a las generaciones futuras, o como leímos aquí a nuestros hijos para siempre.
La Biblia no es igual de clara en todas las áreas, y no todo el mundo puede entender todos los pasajes. Pero la Escritura siempre es lo suficientemente clara para deducirla en las aplicaciones éticas. Así que, siempre que estemos tentados a pensar que la Biblia no es clara, debemos recordar que la falta de entendimiento está en nosotros, no en la Escritura. Y para corregir esta falla, necesitamos reexaminar los hechos, metas y medios de la Escritura, buscando su significado original. A veces esto ayudará a que entendamos suficientemente la Escritura como para aplicarla a la vida moderna. Y si aun así no la entendemos, debemos admitir nuestras limitaciones, determinarnos a seguir estudiando el asunto y buscar el consejo de aquéllos que son más sabios que nosotros.
Una vez que hemos visto que los errores emergen cuando adoptamos el relajamiento como nuestra estrategia, debemos ahora ver los errores que resultan de una estrategia de rigor en nuestra comprensión y aplicación de las Escrituras.
Nuestro análisis de la estrategia de rigor procederá de la misma manera que nuestro análisis sobre el relajamiento. Primero, presentaremos una descripción general de rigor como una estrategia. Segundo, daremos algunos ejemplos de las consecuencias del rigor. Y tercero, sugeriremos algunos correctivos que pueden ayudarnos a evitar usar esta estrategia pobre. Empecemos con una descripción de la estrategia de rigor.
Cuando los cristianos se inclinan a seguir una estrategia rigurosa hacia la revelación, se preocupan extremadamente de protegerse contra el pecado, sobre todo como se define en las prohibiciones enlistadas en la Escritura. Como resultado, ellos tienden a fallar en el lado de la extrema restricción de la conducta en vez del lado de la permisividad.
Como la estrategia de relajamiento, la estrategia de rigor también resulta comúnmente en errar en creencias sobre la similitud de la Biblia con el mundo actual y sobre su claridad.
Con respecto a la similitud de la Biblia con el mundo actual, una estrategia de rigor a menudo ve las situaciones en la Biblia tan similares a las nuestras, que la Biblia es aplicable directamente a nuestras vidas. Esta estrategia da muy poca o ninguna consideración a las maneras en las que los hechos, metas y medios de las Escrituras difieren de aquéllas en el mundo actual. Los cristianos que toman esta posición a menudo defienden que la aplicación apropiada consiste en hacer precisamente lo que se esperaba en los tiempos bíblicos.
Y con respecto a la claridad de la Biblia, los cristianos que toman una estrategia rigurosa, equivocadamente creen que cuando los hechos, metas y medios de la Biblia parecen ser confusos, la respuesta correcta es aplicar la Escritura de formas restrictivas.
Recuerde la ilustración de la casa y la cerca. Una vez más, la casa representa esas cosas que son claramente permitidas en las Escrituras, el desierto representa esas cosas que son claramente prohibidas en la Biblia, y la tierra alrededor de la casa representa esas cosas que, en un grado u otro, nos parecen inciertas cuando leemos la Biblia; cosas en las que no estamos seguros cómo los hechos, metas y medios enseñados en las Escrituras, se relacionan con los hechos, metas y medios del mundo actual.
Y una vez más, imagine que nosotros queremos construir una cerca alrededor de esas cosas que las Escrituras permiten, para que podamos definir los límites de la moralidad cristiana. Como vimos, una estrategia de relajamiento construiría la valla al borde del desierto para permitir esas conductas que la Escritura no condena claramente. Pero en cambio, una estrategia de rigor tendería a construir la valla muy cerca de la casa para prohibir la mayoría o todo lo que no está muy claro para evitar tropezar en la inmoralidad.
Pero hay un problema con esta práctica rigurosa: Muchas de las cosas que están en el jardín, fuera de la cerca, realmente se permiten o incluso se nos mandan en la Escritura. Cuando respondemos a las enseñanzas de la Biblia de tal manera restrictiva, a menudo terminamos prohibiendo algunas cosas que Dios permite y otras que Dios de hecho nos manda.
Por lo tanto, ya sea que asumamos que la situación bíblica es tan similar a la nuestra que podemos aplicarla directamente, o que respondamos con equivocada restricción a las aparentes partes no muy claras de la Biblia, la estrategia de rigor tiende a poner demasiadas limitaciones en la conducta cristiana.
Con esta descripción en mente, estamos listos para hablar de las consecuencias de la estrategia de rigor.
Hay muchos resultados negativos de esta actitud rigurosa. Aquí, por causa de tiempo, sólo mencionaremos dos. Primero, destruye la libertad cristiana prohibiendo conductas que están equivocadas bajo ciertas condiciones, pero correctas bajo otras condiciones.
La Biblia enseña que los cristianos tienen cierta libertad de conciencia. Es decir, que hay algunas acciones que pueden ser buenas para algunas personas y malas para otras. Los ejemplos clásicos de esto son los escritos de Pablo sobre la comida que había sido sacrificada a los ídolos. En 1 de Corintios capítulos 8 y 10 y en Romanos capítulo 14 se habla de manera similar sobre el uso de la carne y la observación de días especiales. En estos capítulos, Pablo indicó que comer algo que se había sacrificado a los ídolos era aceptable para aquéllos con la conciencia fuerte, pero pecaminoso para aquéllos con la conciencia débil. A la luz de esto, Pablo dio los parámetros de quién podría comer de esta comida y bajo qué condiciones, pero la última determinación dependía de la conciencia del individuo.
Ya que los asuntos de conciencia muchas veces no son muy claros, una estrategia de rigor tendería a prohibir a todos de comer esta comida para asegurarse de que nadie viole nunca su conciencia. Pero esto involucraría necesariamente el prohibirles a los cristianos de la conciencia fuerte el recibir las bendiciones de Dios. Y Pablo enseñó que este manto de prohibiciones es incorrecto. Como lo escribió en 1 de Timoteo capítulo 4 versículos 4 al 5:
Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:4 – 5)
Segundo, una estrategia de rigor también inspira desánimo en los creyentes convirtiendo la Palabra de Dios en una carga pesada.
Dios dio su palabra a su pueblo para bendecirlos, no para oprimirlos. Y hay muchos, muchos lugares en la Escritura que declaran esta idea. Por ejemplo, escuche a las palabras de Jesús en Marcos capítulo 2 versículo 27:
El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. (Marcos 2:27)
Jesús enseñó que Dios había dado el mandamiento Sabático para bendecir a su pueblo.
Y en Romanos capítulo 9 versículos 4 al 5, Pablo incluyó la ley en su lista de tremendas bendiciones que Dios le había dado a Israel. Escuche lo que él escribió allí:
Son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. (Romanos 9:4 – 5)
Nadie discutiría que todas las cosas de esta lista son una gran bendición. Entonces, ¿por qué Pablo incluyó la ley? La respuesta es simple: Porque la ley realmente es una de las grandes bendiciones de Dios para su pueblo.
Tristemente, la tendencia a condenar cualquier cosa que no esté explícitamente permitida tiende a convertir la Palabra de Dios en una larga lista de prohibiciones. Y esto hace que los cristianos estén tan preocupados con 'guardar la ley' que empiezan a pensar en Dios como un rudo capataz en lugar de un padre amoroso. Muchos incluso sienten que Dios está muy disgustado con ellos cuando no mantienen sus rigurosas normas que ellos mismos se han impuesto.
Entonces en resumen, una estrategia de rigor niega la libertad cristiana, y nos inspira a abandonar toda esperanza. De esta manera, obstaculiza nuestros intentos de aprender nuestro deber y estorba nuestra capacidad de gozarnos en el Dios de nuestra salvación.
Ahora que hemos presentado nuestra descripción de la estrategia de rigor, así como algunas de sus consecuencias, pasemos a algunos correctivos que pueden mantenernos alejados de este error.
Como hemos visto, una estrategia de rigor generalmente depende de una de dos ilusiones. Por un lado, puede ser el resultado de la creencia equivocada de que los rasgos circunstanciales de las Escrituras son tan similares a los nuestros, que la Biblia es directamente aplicable al mundo actual. Por otro lado, puede ser el resultado del punto de vista equivocado de que los hechos, metas y medios de las Escrituras son poco claros o incluso desconocidos.
Así que, una buena forma de corregir el rigor es comprender que las situaciones modernas son bastante diferentes de las situaciones bíblicas, por lo cual no podemos simplemente imitar las aplicaciones que encontramos en las Escrituras. De hecho, debemos considerar las diferencias entre nuestras situaciones y las de la Biblia. Por ejemplo, considere el mandamiento de Éxodo capítulo 20 versículo 13:
No matarás. (Éxodo 20:13)
Este mandamiento puede aplicarse muy directamente a algunos aspectos de la vida moderna. Por ejemplo, es fácil ver que este mandamiento prohíbe matar a un hombre para robar sus pertenencias.
Pero se torna más difícil aplicar este mandamiento directamente a la vida moderna cuando consideramos situaciones como defensa-personal o la guerra. Una estrategia de rigor podría tender a prohibir todos los asesinatos de los seres humanos, creyendo que el mandamiento se refiere a todas las posibles situaciones de la misma manera. Pero este concepto no concuerda con pasajes escritos dónde los héroes militares de Israel son bendecidos por matar a los enemigos de Dios. Por ejemplo, escuche estas palabras de Hebreos capítulo 11 versículos 32 al 33:
El tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, [y] alcanzaron promesas. (Hebreos 11:32 – 33)
Observe que la primera cosa por la que estos hombres son ensalzados es que ellos conquistaron reinos. Ellos eran líderes militares y jueces que tenían gran éxito derrotando a los enemigos de Dios en la guerra.
A la luz de hechos como estos, debemos buscar una interpretación más bíblica de la aplicación del mandamiento contra el asesinato. Debemos reconocer que las situaciones a las que se refiere el mandamiento contra el asesinato no son precisamente las mismas a las situaciones involucradas en la guerra y la defensa-personal. Y debemos analizar otros pasajes bíblicos que también afectan estas situaciones, buscando una conclusión que concuerde con toda la Escritura. Las respuestas probablemente serán diferentes de un caso a otro e incluso de una persona a otra.
Además de obtener una visión correcta de las diferencias entre las situaciones bíblicas y las modernas, nosotros también podemos evitar una estrategia de rigor recordando que la Escritura siempre es lo suficientemente clara para comunicar la voluntad de Dios con respecto a la ética cristiana. Ya hemos hablado de este correctivo en nuestro estudio anterior del correctivo al relajamiento.
Pero como un recordatorio, escuchemos una vez más las palabras de Moisés en Deuteronomio capítulo 29 versículo 29:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29)
Dios proporcionó las Escrituras para que los antiguos israelitas, al igual que las generaciones futuras como nosotros, supiéramos nuestro deber. Y esto implica que los hechos, metas y medios de las Escrituras están bastante claros para que podamos discernir nuestras obligaciones, para que no tengamos que acudir a las estrategias rápidas y fáciles como el rigor.
Ahora que hemos analizado las estrategias de relajamiento y rigor, pasaremos a la estrategia de la autoridad humana como una tercera estrategia equivocada, muy popular además, para manejar consideraciones circunstanciales.
Una vez más, procederemos considerando primero una descripción de esta estrategia, pasando después a sus consecuencias y finalmente a un correctivo. Comencemos con nuestra descripción de la estrategia de autoridad humana.
Cuando los intérpretes tienen una predisposición hacia la autoridad humana, tienen una tendencia muy fuerte a no estar de acuerdo con la manera de pensar de otros seres humanos. Esta autoridad humana puede influir en un líder de la iglesia, un maestro secular o incluso un padre o amigo. O puede tomar la forma de puntos de vista tradicionales o eclesiásticos de las enseñanzas éticas de la Biblia.
Ahora, es importante recordar que todas estas autoridades humanas pueden desempeñar papeles positivos en el proceso interpretativo. Tenemos una larga y honorable tradición de teología en la iglesia. Y muchos estudiosos han descubierto información muy útil sobre los hechos, metas y medios de las Escrituras. E incluso la comunidad secular ha aportado muchos puntos de vista valiosos en situaciones de las Escrituras. Así que, tenemos razón al considerar estas autoridades humanas al investigar las enseñanzas éticas en las Escrituras. No obstante, estas tradiciones y comunidades humanas son falibles, por lo que los creyentes nunca deben someterse ciegamente a tales autoridades.
Recuerde una vez más la ilustración de la casa y la cerca dónde el desierto representa esas cosas que son claramente prohibidas, la casa representa esas cosas que son claramente permitidas y la tierra alrededor de la casa representa esas cosas que son algo inciertas en la Escritura.
Como vimos, una estrategia de relajamiento construiría la cerca al borde del desierto para permitir las cosas que parecen no ser muy claras. Y por el contrario, una estrategia de rigor tendería a construir la valla muy cerca de la casa para prohibir la mayor parte o todo lo que no es muy claro. Bien, no es de sorprendernos, que los cristianos que siguen una estrategia de autoridad humana no decidan por sí solos dónde poner la cerca. Por el contrario, ponen la cerca donde sea que las figuras de autoridad les indican que la pongan.
Obviamente, hay varias razones por las que las personas confían fuertemente en la autoridad humana. Algunas veces son miembros de iglesias cuyos líderes afirman tener una visión exclusiva en las Escrituras, o una autoridad exclusiva para interpretarlas. Otros pueden creer que su conocimiento es tan limitado que simplemente no tienen ninguna base para confiar en su propio estudio de la Biblia. Y algunos son totalmente perezosos. Pero en cada caso, siempre que un cristiano rehúye de su responsabilidad de escudriñar las Escrituras y finalmente se somete a las decisiones de simples seres humanos, ese cristiano está empleando la estrategia de autoridad humana.
Con esta descripción de la estrategia de autoridad humana en mente, pasemos a las consecuencias que esta estrategia puede tener en la vida de los creyentes.
Sólo consideraremos dos de los muchos problemas que pueden surgir cuando dependemos demasiado de la autoridad humana, empezando con el rechazo de la autoridad suprema de la Escritura. Para todos los propósitos prácticos, cuando las personas se someten completamente a los juicios de autoridades humanas, rechazan la Biblia como su norma fundamental revelada.
Tomemos en cuenta un ejemplo del Nuevo Testamento. Según los evangelios, Jesús se encontró con muchos fariseos que rechazaron la autoridad suprema de la Escritura basándose en interpretaciones tradicionales. Escuche a las palabras de Jesús en Mateo capítulo 15 versículos 4 al 6:
Dios dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: "Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios." En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios. (Mateo 15:4 – 6 [NVI])
Los fariseos no rechazaban la Escritura. Por el contrario, ellos tomaban la Escritura en muy alta consideración. Pero en comparación valoraban mucho más sus interpretaciones tradicionales de las Escrituras. Seguramente compararon estas comprensiones de la Escritura y las encontraron carentes. Pero en cambio, los fariseos aceptaron interpretaciones que no se alineaban con los hechos, metas y medios de las Escrituras. Por lo que Jesús los condenó.
Un problema que se relaciona con venerar las decisiones humanas más que las Escrituras es la transferencia de interpretaciones falsas. Todos los seres humanos cometen errores. Así que, cuando nosotros recibimos ciegamente las decisiones de otros, inevitablemente recibimos algunos errores. Esto es problemático especialmente cuando la misma iglesia defiende interpretaciones falsas. A veces, estas interpretaciones falsas incluso son dadas a fuerza por la disciplina de la iglesia.
Por ejemplo, en el Concilio de Nicea en 325 d.C., la iglesia oficialmente y de una manera correcta refutó la herejía del Arrianismo que negaba la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, en el Segundo Concilio de Sirmium en 357 d.C., la iglesia cambió su posición y afirmó el Arrianismo. Y varios concilios locales confirmaron este movimiento en los años subsecuentes. Durante este tiempo, Atanasio, el Obispo de Alejandría, fue desterrado repetidamente por oponerse al Arrianismo. En ese tiempo, fue considerado un hereje por mantener sus puntos de vista de la Trinidad que hoy nosotros consideramos ortodoxos.
En resumen, una estrategia de autoridad humana puede tener resultados devastadores. Entre otras c osas, puede crear un rechazo a la autoridad absoluta de las Escrituras y puede llevarnos a adoptar doctrinas falsas. En estos casos, se nos oculta la verdad de la revelación de Dios, de manera que no nos permite ver nuestro deber.
Ahora que hemos visto la descripción y consecuencias de la estrategia de autoridad humana, analicemos un correctivo que puede ayudarnos a evitar este error.
El correctivo es bastante simple, y se trata de que siempre debemos mantener la supremacía de las Escrituras como nuestra mayor norma revelada. La iglesia y sus tradiciones son autoridades menores sobre nosotros, y realmente nos pueden ayudar a entender las Escrituras. Pero no pueden atar nuestras conciencias de la misma manera que lo hacen las Escrituras. Como Jesús lo señaló en sus palabras a los fariseos, nuestra obligación es obedecer las palabras de la Escritura según su significado original.
La Confesión de Fe de Westminster capítulo 1, sección 10, presenta un resumen útil de esta idea. Escuche sus palabras:
El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el Espíritu Santo que habla en las Escrituras.
Las Escrituras son las mismas palabras de Dios. Y ninguna tradición o interpretación humana puede hablar con la autoridad incuestionable de Dios. Así que, debemos someternos a lo que nosotros creemos que las Escrituras revelan a través de sus hechos, metas y medios.
Hablando prácticamente, esto significa que debemos medir cada juicio humano hecho a las Escrituras. En lugar de estar satisfecho simplemente con aceptar los juicios humanos falibles - incluso los juicios de la iglesia - debemos escudriñar las Escrituras para ver si las cosas que estas autoridades dicen son verdad. Ésta fue la misma situación por la que Lucas exaltó a los cristianos en la ciudad de Berea, en Hechos capítulo 17 versículo 11:
Y éstos Bereanos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. (Hechos 17:1)
Como los Bereanos, debemos probar siempre los testimonios y doctrinas humanas por las normas de las Escrituras. Ninguna simple criatura – ni siquiera incluso el apóstol Pablo – tiene tal autoridad o exactitud en sí o por sí mismo, como para que debamos confiar en su palabra por encima de las Escrituras.
Las predisposiciones hacia el relajamiento, el rigor y la autoridad humana ofrecen respuestas fáciles pero poco confiables a las preguntas difíciles. A primera vista, puede incluso parecer sabio equivocarse inclinándose hacia el lado de la prudencia, de la libertad o hacia el lado de la tradición. Pero en realidad, equivocarse hacia cualquier lado sigue siendo una equivocación.
Así es, cuando sobre-enfatizamos el relajamiento, el rigor o la autoridad humana, ignoramos los hechos, metas y medios de las Escrituras. Y como resultado, no conocemos nuestro deber como deberíamos, así que no podemos ajustarnos al carácter de Dios. Y es por ello que siempre debemos tratar de descubrir y someternos al significado original de las Escrituras.
Ahora que hemos visto el contenido circunstancial de la revelación, la naturaleza de la revelación misma y algunas estrategias populares hacia las dimensiones circunstanciales de la revelación, estamos preparados para considerar los asuntos que vienen al primer plano en la aplicación de la revelación del mundo actual. ¿Cómo nos ayudan los hechos que encontramos en el mundo actual a saber nuestras obligaciones hacia Dios? Y ¿cómo es influenciado nuestro deber por los hechos de nuestras propias situaciones?
Usted recordará que nuestro modelo por tomar decisiones bíblicas es:
El juicio ético implica la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.
Como lo indica este modelo, es sabio de nuestra parte ver las decisiones éticas desde tres perspectivas: la perspectiva normativa de la Palabra de Dios, la perspectiva circunstancial y la perspectiva existencial. Al irnos enfocando en la perspectiva circunstancial en esta lección, debemos siempre recordar que para aplicar la palabra de Dios correctamente, necesitamos saber más del contenido y naturaleza de la palabra de Dios. También debemos saber algo sobre nuestra situación moderna, la situación a la que nosotros estamos aplicando la Palabra de Dios.
Ahora, la Palabra de Dios es tan suficiente que si nosotros la conociéramos exhaustivamente - si conociéramos todas las formas en las que la revelación especial, general y existencial refleja su carácter - siempre sabríamos precisamente qué hacer. Después de todo, cada perspectiva en la ética finalmente incluye a las otras. Así que, si nosotros pudiéramos ver todas las implicaciones éticas de la perspectiva normativa, no obtendríamos nada nuevo al considerar la perspectiva circunstancial o existencial.
Pero en realidad nuestro conocimiento de las normas de Dios no es exhaustivo. Más bien, la palabra de Dios nos proporciona información limitada sobre el carácter de Dios. Esta revelación es suficiente para todos nuestros esfuerzos por entender la ética, no porque nos dice precisamente qué hacer en cada caso, sino porque nos da la información necesaria sobre el carácter de Dios para deducir qué hacer en cada caso. Y una parte muy importante para deducir qué hacer, es entender las circunstancias a las que nosotros estamos aplicando la palabra de Dios.
Nuestro estudio sobre la aplicación de la revelación nos lleva una vez más a tres consideraciones circunstanciales Primero, consideraremos la necesidad de entender los hechos de nuestras circunstancias modernas. Segundo, nos enfocaremos en las metas modernas. Y tercero, consideraremos los medios modernos por los cuales Dios nos permite seguir estas metas modernas. Y a lo largo de cada una de estas secciones, mostraremos nuestros puntos de vista recurriendo a las leyes bíblicas con respecto a la comida. Empecemos con los hechos de nuestras circunstancias modernas.
El punto importante que queremos enfatizar en esta sección es que los cambios en los hechos requieren cambios en la aplicación de la Palabra de Dios. Y para demostrar esta idea, veremos la manera en la que la misma Escritura hace uso de este principio. En particular, analizaremos tres períodos históricos diferentes: los días del Éxodo bajo Moisés, los días cuando la nación de Israel habitó la Tierra Prometida y los días de la iglesia del Nuevo Testamento después de la ascensión de Cristo al cielo.
Ahora, es importante alcanzar un equilibrio cuando consideramos los hechos de estos tres periodos; hay tanto similitudes como diferencias que debemos recordar. Por un lado, hay muchas similitudes entre los tres periodos con respecto al carácter de Dios. El carácter de Dios es inmutable - no puede cambiar. Y por lo tanto, en cada uno de estos periodos de la historia, el hecho de la existencia de Dios y los atributos particulares del carácter de Dios, permanecen iguales. Por otro lado, en cada uno de estos periodos históricos, la humanidad estaba caída y en pecado, en una necesidad desesperada de la guía moral de Dios. Y con respecto a la comida específicamente, encontramos la similitud de que en cada uno de estos periodos, la comida debía ser ingerida para la Gloria de Dios. Y esta situación real sigue estando latente en nuestros días también.
Pero por otro lado, la Escritura deja claro que también hay diferencias entre los hechos de estos tres periodos, de tal manera que algunas acciones que en algunos periodos se consideraban en pecado, en otros periodos no lo son.
Veamos cómo los hechos relacionados a la comida cambiaron a lo largo de la historia. En los días del Éxodo, el pueblo de Israel se gobernaba por leyes relativamente estrictas, sólo se les permitía comer animales puros de ciertas maneras. Solo como un ejemplo, según Levíticos 17:3 - 4, durante su viaje a la tierra prometida, era pecado para los israelitas matar y comer ciertos animales limpios a menos que primero fueran presentados como una ofrenda al Señor en el tabernáculo.
Pero ya que los israelitas quedaron bien establecidos y se extendieron a lo largo de la Tierra Prometida, las Escrituras dejan claro que se gobernaban por leyes relativamente relajadas. De hecho, el mismo Moisés se anticipó a esta posterior situación. Según Deuteronomio 12:15, cuando los israelitas se establecieran en la tierra, se les permitiría matar y comer cualquier animal limpio en sus propios pueblos, sin tener que presentarlo en sacrificio ante el Señor.
Y después de la muerte expiatoria de Jesús y su ascensión al cielo, la iglesia se gobernó por leyes permisivas con respecto a la comida. Conforme aprendemos a través de la visión de Pedro en Hechos 10:9 al 16, Dios declaró que todos los animales eran limpios, para no poner una piedra de tropiezo en el camino de los gentiles hacia la iglesia.
Y la realidad es que estas similitudes y diferencias existentes, influyeron en los juicios éticos. En la medida que los hechos eran los mismos, los juicios basados en estos hechos también eran los mismos. Por ejemplo, un juicio que permaneció igual fue el juicio de que Dios es bueno, y otro fue el juicio de que la humanidad es pecadora y la comida aun debe comerse para la gloria de Dios. Éstos y muchos otros juicios éticos permanecieron relativamente sin cambios a lo largo de estos periodos porque los hechos en los que se basaron permanecieron sin cambios.
Pero en la medida en que los hechos eran diferentes en cada periodo, los juicios éticos también eran diferentes. Durante el Éxodo, con respecto a ciertos animales, el juicio debía comer sólo animales limpios que se hubieran ofrecido a Dios. En la Tierra Prometida, el juicio debía ser comer sólo animales limpios. Y en el periodo de la iglesia del Nuevo Testamento, debía ser comer cualquier animal. En cada periodo, el carácter de Dios permaneció sin cambios. Pero las obligaciones que marcó su carácter dependiendo de la conducta variaron a la luz de las circunstancias conforme fueron cambiando.
Ahora, al ver estas similitudes y diferencias, podemos ver que estas son instructivas para los cristianos modernos. En términos generales, los mismos hechos son compartidos en común con todas las edades. La existencia de Dios y el carácter de Dios no han cambiado y la humanidad sigue estando caída y en pecado. También la comida aun debe ingerirse para la Gloria de Dios. Por lo tanto como resultado, los juicios de que Dios es Bueno, la humanidad es pecadora y glorificar a Dios con la comida deben seguirse afirmando.
Pero ¿cómo debemos juzgar el pecado de la comida a la luz de los verdaderos cambios que han ocurrido? Bien, hay muchas diferencias entre nuestros hechos y aquéllos de Israel en los días del Éxodo y la vida de Israel en la Tierra Prometida. Durante el Éxodo, se aplicaban leyes estrictas, llevando al juicio de comer sólo animales limpios que se habían ofrecido a Dios. Y en la Tierra Prometida, las leyes relajadas se aplicaban, llevando al juicio de comer sólo animales limpios. Nosotros podemos y debemos aprender de estas leyes como cristianos en la actualidad, pero no están vigentes de la misma manera en nuestros días y por consiguiente sus aplicaciones han cambiado.
En este asunto, nuestras circunstancias están a la par con la iglesia primitiva. Así que, el pecado de la comida aun debe manejarse según las leyes Permisivas. Hechos 10:9 al 16, al igual que otros pasajes como 1 Corintios 8 - 10 y Romanos 14, nos enseñan que el juicio de comer cualquier animal continúa estando vigente para la iglesia. Para demostrar ese punto, veamos sólo un pasaje que deja clara esta enseñanza. Escuche las palabras de Pablo en 1 de Timoteo capítulo 4 versículos 2 al 5:
Hipócritas y mentirosos prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad, porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias, ya que por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:2 – 5 [RV95])
En un grado u otro, cada juicio ético nos pide que identifiquemos las similitudes y diferencias entre los hechos actuales y los hechos bíblicos, para también rendir juicios éticos acordes.
Sin embargo, en el asunto de la comida, las similitudes circunstanciales entre la iglesia del Nuevo Testamento y el mundo actual indican que generalmente debemos seguir el ejemplo dado por la iglesia del Nuevo Testamento.
Ahora que hemos visto cuán importante es considerar las similitudes y diferencias entre los hechos en la Biblia y los hechos en nuestras propias vidas, debemos pasar a la pregunta de las metas en la vida de los cristianos actuales.
Consideremos una vez más las leyes de la comida en tiempos del Éxodo, la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento.
En los días de Moisés, el propósito de las leyes de la comida era honrar la santidad de Dios y asegurar la santificación de su pueblo a su servicio. La meta era la santidad humana que reflejaba la santidad de Dios. Por ejemplo, en Levítico capítulo 11 versículos 44 y 45, el Señor le dijo a su pueblo:
No contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra Sean, pues, santos, porque yo soy santo. (Levítico 11:44 y 45)
Y estas metas bastante generales continuaron vigentes a lo largo de los periodos del Éxodo, la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia, aunque las leyes de la comida cambiaron en estos últimos periodos.
Por ejemplo, en Isaías capítulo 62 versículo 12, el profeta exhortó al pueblo de la Tierra Prometida a esforzarse por la santidad, para que les llamaran:
Pueblo Santo, Redimidos de Jehová. (Isaías 62:12)
Y en 1 de Pedro capítulo 1 versículos 15 y 16, el apóstol escribió estas palabras a la iglesia:
Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (1 Pedro 1:15 y 16)
De hecho, cuando Pedro les dijo a los cristianos que fueran santos, citó la ley de alimentación que acabamos de leer en Levítico 11:44 y 45.
Pero a pesar de estas similitudes, cada periodo tenía también metas particulares para la santidad que se diferenciaban de las metas en otros periodos. Durante el Éxodo, una meta era separar a los Judíos de los Gentiles. Y esta meta se mantuvo mientras Israel vivió en la Tierra Prometida.
Pero en la iglesia del Nuevo Testamento, las circunstancias cambiaron cuando Dios convirtió a muchos gentiles. En ese momento, la meta ya no era separar a los judíos de los de gentiles, sino unir a los Judíos con los Gentiles en la iglesia.
Y precisamente, la relación existente entre las metas de la gloria de Dios y nuestra santidad en estos periodos, se reflejó en una relación entre los juicios éticos en los tres periodos. Con respecto a los juicios similares, la meta de la santidad humana que reflejaba la santidad de Dios, se afirmó en todos los periodos. Y como resultado, los juicios éticos de que Dios es santo y que la humanidad debe esforzarse por ser santa también fueron correctamente ratificados.
Al mismo tiempo, cada periodo también tenía juicios éticos que eran diferentes de los juicios en otros periodos. En los días del Éxodo, la meta de separar a los judíos de los gentiles los llevó al juicio de rechazar las invitaciones a comer comida de los Gentiles. Y este juicio se habría repetido durante el tiempo de Israel en la Tierra Prometida. Pero el juicio correcto para la iglesia del Nuevo Testamento fue aceptar las invitaciones a comer comida de los Gentiles. Después de todo, esto era precisamente lo que Dios le había ordenado a Pedro que hiciera en Hechos 10. En todos los periodos, el carácter de Dios fue el mismo. Pero las metas implicadas por su carácter eran un tanto diferentes.
Ahora, al ver estas similitudes y diferencias, podemos ver que son instructivas para los cristianos modernos. Con respecto a las similitudes, debemos seguir afirmando las metas de la gloria de Dios y nuestra santidad. Y esto nos debe seguir llevando a los juicios de que Dios es santo y que la humanidad debe esforzarse por ser santa. En estos términos, las metas y juicios del mundo actual reflejan las metas y juicios del mundo antiguo.
Pero también debemos considerar por un lado las diferencias entre las metas y los juicios actuales, y por el otro lado las metas y los juicios en las Escrituras. Durante el Éxodo, la meta era separar a los Judíos de los de Gentiles, y esto los llevó al juicio de rechazar las invitaciones a comer comida de los Gentiles. Y el mismo juicio aplicó durante el tiempo de Israel en la Tierra Prometida. Pero en los días de la iglesia del Nuevo Testamento, la meta fue unir a los Judíos con los Gentiles, llevándolos al juicio de aceptar las invitaciones a comer comida de los Gentiles.
La iglesia actual aun consta de judíos y gentiles creyentes, así que las metas de nuestra situación son diferentes a las de los períodos del Éxodo y de la Tierra Prometida. Por consiguiente, no debemos hacer los mismos juicios que ellos hicieron. Pero nuestras metas son similares a aquéllas de la iglesia del Nuevo Testamento. Y como resultado, nuestro juicio debe ser el mismo que el suyo, de tal manera que nosotros también debemos aceptar las invitaciones a comer comida de los Gentiles.
De nuevo, todos los juicios éticos nos hacen considerar las metas modernas a la luz de las metas bíblicas y enfocarnos en las similitudes y diferencias entre ellas. En donde hay grandes diferencias, debemos dudar en adoptar los mismos juicios. Pero en donde hay gran similitud, debemos aceptar los juicios éticos.
En algunos casos, como el asunto de la comida, nuestros juicios serán diferentes a los del Antiguo Testamento, pero muy similares a los de la iglesia del Nuevo Testamento. Pero en otros asuntos éticos, podemos determinar que incluso los juicios hechos por la iglesia del Nuevo Testamento no son adecuados para nuestra situación moderna.
Una vez que hemos visto la importancia de la relación con respecto a los hechos y metas, debemos pasar a nuestro último tema: la relación entre los medios aprobados en las Escrituras y los medios disponibles para nosotros en el mundo moderno.
Veamos por última vez las leyes de la comida de los periodos del Éxodo bajo Moisés, la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento, para ilustrar la importancia de considerar las similitudes y diferencias de los medios.
Por un lado, la similitud entre los medios en los días del Éxodo, la vida en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento es bastante básica. En pocas palabras, las personas debían usar la comida para lograr la santidad en los tres periodos.
Las diferencias, sin embargo son más extensas. Por ejemplo, durante el Éxodo, los medios para actuar en santidad conforme a la comida incluían la necesidad de sacrificar animales en el Tabernáculo antes de comerlos.
Estos medios reglamentados funcionaron bien durante el tiempo que los israelitas viajaron en el desierto. Durante esos días, la nación entera vivió en los alrededores del Tabernáculo. Es más, Éxodo 16:35 indica que su comida principalmente consistió en maná, no en carne de animales domésticos.
Pero en la Tierra Prometida, muchos vivían lejos del tabernáculo y lejos del templo que Salomón construyó después en Jerusalén. Es más, Dios había dejado de proporcionarles el maná, y las personas estaban comiendo más animales domésticos. Así que, en Deuteronomio 12:15, Dios adaptó sus requisitos ajustándolos a las nuevas circunstancias de la vida de su pueblo.
Específicamente, Dios permitió que las personas mataran animales en sus propias ciudades. Seguía pidiendo santidad, pero dio nuevos medios para cumplir este requisito.
Como hemos visto, los requisitos cambiaron una vez más en los días de la Iglesia del Nuevo Testamento. Al expandirse el reino de Dios a las naciones, pueblos y culturas más allá de Israel, hubo gran afluencia de gentiles en la iglesia. Como resultado, la santidad ya no requería que los descendientes de judíos se mantuvieran separados de los descendientes de gentiles. Más bien, como Pedro aprendió en Hechos 10:9 - 16, la santidad ahora requería que se unieran con respecto a la comida, para que todos los cristianos pudieran convivir en armonía entre sí.
De manera correcta, Dios utilizó un cambio hacia la comida sin restricciones para crear unidad entre los judíos y los gentiles en la iglesia.
Y así como vimos con los hechos y las metas, la relación entre los medios de estos periodos se manifestó en los juicios éticos. En la medida que los medios fueran similares, un juicio válido podría ser que la comida debe usarse de maneras que honren la santidad de Dios y santifiquen a su pueblo que está a su servicio.
Pero en la medida que los medios eran diferentes, debieron darse diferentes juicios con respecto a otros aspectos de la comida. Durante el Éxodo, el medio era sacrificar animales en el tabernáculo. Y esto debió llevarlos al juicio de que los animales debían ser sacrificados en el Tabernáculo antes de comerlos. En la Tierra Prometida, el medio era matar a los animales en las ciudades, y esto debió llevarlos al juicio de matar animales limpios. Y en la Iglesia del Nuevo Testamento, el medio de una comida sin restricciones debió llevarlos a la declaración, "coman lo que los Gentiles comen" como un juicio ético correcto.
Y los cristianos modernos o actuales tienen mucho que aprender de estas similitudes y diferencias. Debido a las similitudes que el mundo moderno tiene con los periodos del Éxodo, la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento, debemos seguir sus pasos en la determinación de usar la comida para lograr la santidad. Y este medio debe llevarnos a afirmar el juicio ético de que la comida debe usarse de manera que honre la santidad de Dios y que santifique a su pueblo, incluso en el mundo moderno o actual.
También podemos aprender de las diferencias entre los medios usados en estos periodos de la historia. Nosotros no vivimos cerca del tabernáculo, como vivía el pueblo de Dios durante el Éxodo, cuando el medio era sacrificar a los animales en el Tabernáculo y el juicio era que los animales debían sacrificarse en el Tabernáculo. Tampoco vivimos en una nación completamente judía que debe permanecer separada de los gentiles, como era el caso en la Tierra Prometida, cuando el medio era matar a los animales en las ciudades y el juicio era matar animales limpios antes de comerlos. Así que, no debemos usar los medios que el pueblo de Dios empleó en estos periodos o dar juicios basados en esos medios.
Pero considere la Iglesia del Nuevo Testamento. Ellos usaron el medio de una comida sin restricciones e hicieron el juicio de comer lo que los Gentiles comen para mantener la unidad dentro de la iglesia. Y como nuestra situación es esencialmente igual a la de ellos, debemos usar los mismos medios y debemos dar el mismo juicio.
Al igual que con los hechos y metas, habrá algunos casos en los que la situación de la Iglesia del Nuevo Testamento difiera de la nuestra, por lo que no siempre podemos usar los mismos medios ni podemos dar los mismos juicios que la iglesia del Nuevo Testamento dio.
Cada norma revelada a nosotros debe aplicarse con diligencia y sabiduría, y no con una simple imitación de la conducta de las Escrituras.
En esta lección, hemos investigado cuatro temas que nos ayudan a entender la relación entre la revelación y las situaciones, conforme buscamos conocer nuestro deber ante Dios. Hemos estudiado el contenido de la revelación perteneciente a las situaciones, la naturaleza de la revelación, varias estrategias populares interpretativas hacia la revelación y la aplicación de la revelación a nuestras situaciones modernas. Y esto lo hemos visto para ayudarnos a entender que para tomar decisiones bíblicas, debemos considerar la manera en que cada uno de estos factores circunstanciales contribuye a nuestro conocimiento de nuestro deber.
Como creyentes que queremos tomar decisiones éticas, es muy importante que entendamos nuestra situación ética. Y como hemos visto, es útil pensar en nuestra situación por lo que se refiere a los hechos, metas y medios. Si atendemos a estas preocupaciones, podremos entender mejor la revelación de Dios. Y cuando lo hagamos, estaremos mejor preparados para hacer juicios que se ajusten al modelo bíblico para tomar decisiones éticas.¬