El Reino y el Pacto en el Nuevo Testamento: ¿Por qué Estudiar la Teología del Nuevo Testamento?

INTRODUCCIÓN

Si alguna vez estudiamos seriamente una obra de arte, una obra literaria, una obra de teatro o una película, sabremos que hay una gran diferencia entre disfrutar algo de manera casual y analizarlo cuidadosamente. El análisis minucioso puede ser una tarea muy lenta, muy diferente a sólo hacerla cuando queramos y cómo queramos. Sin embargo, pocas cosas pueden reemplazar la satisfacción que proviene de un análisis minucioso de un tema o pieza. Este tipo de experiencia la tenemos constantemente los seguidores de Cristo con el Nuevo Testamento. Conocemos el placer de leer las Escrituras de vez en cuando saltando de uno a otro pasaje. Pero el discernimiento que recibimos al estudiar cuidadosamente el Nuevo Testamento y su teología pueden ser una fuente de gran satisfacción.

Ésta es la primera lección de nuestra serie El Reino y el Pacto en el Nuevo Testamento. En esta serie estudiaremos una definición muy tradicional del término teología y nos referiremos a la teología del Nuevo Testamento como todo aquello que el Nuevo Testamento enseña acerca de Dios y de otros temas relacionados con Él también.

Esta primera lección la hemos nombrado "¿Por qué Estudiar la Teología del Nuevo Testamento?". En esta lección, veremos por qué es importante ir más lejos de una simple familiaridad con el Nuevo Testamento y dedicarnos al estudio cuidadoso y profundo de la teología del Nuevo Testamento. En 2 Timoteo 2:15, el apóstol Pablo explicó que la comprensión de la teología del Nuevo Testamento frecuentemente requiere de mucho trabajo. Escuchemos lo que Pablo le dijo a Timoteo:

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. (2 Timoteo 2:15)

Es cierto que muchas dimensiones de la teología del Nuevo Testamento son bastante simples. Sin embargo, Pablo dejó claro que comprender las Escrituras no siempre es fácil. Timoteo tuvo que ser un "obrero que usa bien la palabra de verdad". El término griego que se traduce como "trabajador" es "ergates", término que a menudo se refiere a trabajadores manuales. La metáfora de Pablo se refiere a que entender bien la teología del Nuevo Testamento requiere a menudo de trabajo duro. Ahora bien, si estudiar la teología del Nuevo Testamento es tan difícil, ¿por qué debemos estudiarla?

Es interesante que Pablo, en su carta a Timoteo, dice en muy pocas palabras que las Escrituras fueron dadas por el Espíritu de Dios y que son inspiradas por Dios – pero un par de frases más adelante, Pablo le dice a Timoteo que estudie, que trabaje duro, como un obrero de Dios, que estudia y maneja correctamente las Escrituras. Las Escrituras verdaderamente reflejan una relación de pacto con Dios. Su iniciativa misericordiosa para comunicarse con nosotros, y también nuestra responsabilidad, nuestra respuesta a su Palabra. Y ya que Dios ha dado su Palabra en un lenguaje que podemos entender – él se adaptó a sí mismo, hablando a través de autores humanos, usando géneros, lenguajes y formas que son familiares para la gente y el lugar de la época – necesitamos ser diligentes para aprender el lenguaje, para aprender cómo funciona el género, cómo la narrativa histórica funciona de diferente manera a la poesía o diferente a las cartas personales, puesto que todas estas formas se utilizan en las Escrituras. Al leer la Biblia contextualmente, es necesario comprender cómo los autores del Nuevo Testamento hicieron uso del Antiguo Testamento de diferentes maneras que eran comunes en la época porque ya habían sido usadas con anterioridad. Por esa razón, Pablo le dice a Timoteo que las Escrituras son inspiradas por Dios, por el Espíritu Santo, pero también que Timoteo – y nosotros como él – debemos ser diligentes, como obreros que no tienen de qué avergonzarse pues hacemos buen uso de la palabra de verdad. [Dr. Greg Perry]

Exploraremos el por qué debemos estudiar la teología del Nuevo Testamento de dos maneras. Primero, examinaremos la importancia de comprender la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento. Y segundo, consideraremos el desafío de lidiar con las continuidades y discontinuidades entre la época del Nuevo Testamento y nuestra época. Veamos más de cerca a estas dos cuestiones, empezando con la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento.

INSPIRACIÓN Y AUTORIDAD

Para investigar la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento, nos enfocaremos en las afirmaciones que hace la Biblia, de que el Nuevo Testamento es tanto inspirado como lleno de autoridad. Y después ofreceremos unas aclaraciones de lo que estamos implicando al decir "inspiración" y "autoridad". Comencemos con las afirmaciones bíblicas de estas dos creencias cristianas cruciales.

Afirmaciones

Cuando los seguidores de Cristo reflexionamos acerca de la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento, casi siempre apelamos a 2 Timoteo 3:16, en donde el apóstol Pablo escribió:

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia. (2 Timoteo 3:16, NVI)

En este pasaje encontramos que Pablo mencionó la inspiración de las Escrituras cuando dijo que "toda la Escritura es inspirada por Dios", o como lo indica la palabra griega "theopneustos" "exhalada por Dios". También hizo referencia a la autoridad de las Escrituras cuando dijo que toda la Escritura es "útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia". Este pasaje es importante para entender lo que los seguidores de Cristo creemos acerca del Nuevo Testamento.

Ahora escuchemos 2 Timoteo 3:15, en donde Pablo le dijo a Timoteo lo siguiente:

Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. (2 Timoteo 3:15)

En un sentido estricto, "las Sagradas Escrituras" que Pablo menciona aquí, y que Timoteo conocía "desde la infancia", no es el Nuevo Testamento sino el Antiguo Testamento. Así que, ¿por qué los seguidores de Cristo apelamos a las palabras de Pablo sobre el Antiguo Testamento cuando nos referimos al Nuevo Testamento como inspirado y lleno de autoridad?

Veremos tres afirmaciones bíblicas que nos ayudarán a entender que el Nuevo Testamento es inspirado y está lleno de autoridad. En primer lugar, exploraremos el llamamiento de los doce discípulos de Jesús. En segundo lugar, consideraremos el papel fundamental de los apóstoles y profetas. Y en tercer lugar, afirmaremos la inspiración y la autoridad de los libros del Nuevo Testamento. Veamos primero cómo el llamamiento de los doce discípulos de Jesús afirma la inspiración y la autoridad del Nuevo Testamento.

Doce Discípulos

Cuando Jesús comenzó a establecer un nuevo remanente del pueblo de Dios para que cumpliesen los propósitos de Dios en Israel, llamó a un grupo especial de doce discípulos. Los evangelios dejan claro que Jesús apartó a estos doce discípulos de las demás personas que le siguieron. Esta distinción los hizo, con la excepción de Judas, personas que serían enviadas al mundo como sus apóstoles, con autoridad.

En Juan 16:13 leemos las siguientes palabras de Jesús a sus doce discípulos:

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13)

Este pasaje indica que los discípulos de Jesús tuvieron que aprender muchas cosas. De tal manera que "el Espíritu de verdad" tendría que venir y guiarlos a toda la verdad hacia lo que estaba por venir". Aquí vemos que Jesús mandó a sus discípulos selectos para enseñarle al resto de sus seguidores a través del Espíritu Santo. Tanto este pasaje como otros similares confirman nuestra creencia en la inspiración del Nuevo Testamento.

Ahora bien, el apóstol Pablo, quien escribió gran parte del Nuevo Testamento, no fue uno de los doce originales. Pero la Biblia deja claro que Pablo era un apóstol con autoridad, y cumplió con los mismos requisitos que habían sido establecidos para los doce discípulos en Hechos 1:21 y 22. Ésta es una de las razones por las que Lucas reportó el encuentro de Pablo con Cristo en el camino a Damasco tres veces: primero en Hechos 9:1 al 19 y después en el capítulo 22:6 al 11, y una vez más en el capítulo 26:9 al 18. Y Gálatas 1:11 al 2:10 nos hace ver que Pablo pasó tres años con Cristo en el desierto de Arabia. Este mismo pasaje también reporta que los apóstoles en Jerusalén confirmaron la autoridad apostólica de Pablo.

Tal como Pablo lo dijo en 1 Corintios 15:8 y 9, una vez que Jesús se le hubiera aparecido a más de 500 creyentes:

Y por último [Jesús] se me apareció a mí, que soy como un niño nacido fuera de tiempo. A decir verdad, yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol porque perseguí a la iglesia de Dios. (1 Corintios 15:8-9, RVC)

Como apóstol, Pablo se llamó a sí mismo "como un niño nacido fuera de tiempo" y "el más pequeño de los apóstoles". Él, fue el único apóstol con autoridad que no estuvo con Jesús durante su ministerio terrenal. Pero Pablo fue uno de los testigos de la resurrección de Jesús y fue aprobado como tal por los primeros apóstoles de Jerusalén.

Con las afirmaciones del llamado de Jesús a los doce discípulos en mente, debemos mencionar la inspiración y la autoridad fundamental de los apóstoles y profetas de Cristo del siglo primero.

Apóstoles y Profetas

Veamos la manera en que Pablo en Efesios 3:4 y 5 menciona el hecho de que no únicamente él, sino que todos los profetas y apóstoles de Cristo recibieron la revelación especial de Dios.

Al leer esto, podrán darse cuenta de que comprendo el misterio de Cristo. Ese misterio, que en otras generaciones no se les dio a conocer a los seres humanos, ahora se les ha revelado por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios. (Efesios 3:4-5, NVI)

Aquí, Pablo se refiere a las enseñanzas distintivamente cristianas que habían sido mantenidas en secreto, o en "misterio", hasta que ahora se les ha revelado por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Dios.

No es de sorprenderse, entonces, que en Efesios 2:20 y 21 Pablo también mencione a los apóstoles y profetas del primer siglo de esta manera:

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. (Efesios 2:20-21)

Como este pasaje nos dice, Dios está construyendo a la iglesia como "un templo santo en el Señor", y Jesucristo es "la principal piedra del ángulo". Pero notemos también que Pablo identificó a "los apóstoles y profetas" como parte del fundamento de la iglesia. Esto nos indica que Dios estableció a la iglesia de Cristo sobre las enseñanzas autoritativas de los apóstoles y profetas. Y como vimos en el versículo anterior, las enseñanzas apostólicas y proféticas tienen autoridad porque fueron inspiradas por el Espíritu Santo.

Además de las afirmaciones que hace la Biblia acerca de los doce discípulos de Jesús y la autoridad fundamental de los apóstoles y profetas de Cristo, debemos señalar que los mismos apóstoles consideraban los libros del Nuevo Testamento iguales a las Escrituras del Antiguo Testamento. Este punto de vista aparece varias veces en el Nuevo Testamento, pero sólo analizaremos dos ejemplos.

Libros del Nuevo Testamento

Comencemos con 1 Timoteo 5:18, en donde Pablo escribió:

Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario. (1 Timoteo 5:18)

Este versículo nos puede parecer extraño al principio, pero es importante para nuestra discusión, pues Pablo comienza diciendo "pues la Escritura dice". Luego cita dos diferentes pasajes. La primera cita: "No pondrás bozal al buey que trilla", es una referencia a Deuteronomio 25:4 en el Antiguo Testamento. Pero la segunda cita: "Digno es el obrero de su salario", es de Lucas 10:7 en el Nuevo Testamento. Esta correlación entre la autoridad del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento demuestra que el apóstol Pablo consideraba los escritos de los apóstoles y los profetas de Cristo iguales a las Escrituras del Antiguo Testamento.

Observamos algo similar en 2 Pedro 3:15 y 16, en donde el apóstol Pedro dijo:

Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras. (2 Pedro 3:15-16)

En este pasaje, Pedro reconoció que Pablo escribió "según la sabiduría que le ha sido dada". En otras palabras, los libros de Pablo llevaron la autoridad de Dios mismo. Pero notemos también cómo Pedro señaló que los opositores de la fe cristiana distorsionaron las cartas de Pablo "como también lo hicieron con las otras Escrituras".

En el contexto más amplio de las epístolas de Pedro, las "otras Escrituras" son las Escrituras del Antiguo Testamento. Aquí vemos entonces que Pedro también trató a las Escrituras del Nuevo Testamento como iguales a las del Antiguo Testamento en cuanto a inspiración y autoridad. La Biblia afirma que el Nuevo Testamento es la Palabra de Dios inspirada y llena de autoridad para su iglesia. Jesús prometió que el Espíritu enseñaría a sus apóstoles. Y estableció a sus apóstoles y profetas como autoridades fundamentales de su iglesia. Además, así como el pueblo de Dios recibió las Escrituras del Antiguo Testamento como la Palabra de Dios inspirada y llena de autoridad, la iglesia fue llamada para recibir los escritos de los apóstoles y profetas de Cristo como escritos inspirados y llenos de autoridad. Después de haber visto cómo nuestra creencia en la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento es apoyada por numerosas afirmaciones de la Biblia, ahora debemos ofrecer algunas aclaraciones de qué es lo que estamos tratando de decir con esos términos.

Aclaraciones

Cuando se trata del Nuevo Testamento, a menudo los cristianos malinterpretamos los términos "inspiración" y "autoridad". Aunque es muy importante afirmar que estos conceptos son verdaderos, también necesitamos estar seguros de que los entendemos correctamente. Analizaremos las aclaraciones de estas dos características del Nuevo Testamento por separado. En primer lugar, queremos aclarar qué es lo que entendemos por la inspiración del Nuevo Testamento, y después consideraremos la autoridad del Nuevo Testamento. Examinemos primero la inspiración del Nuevo Testamento.

Inspiración

A lo largo de la historia, algunas personas que dicen ser seguidores de Cristo han tenido diferentes interpretaciones de lo que significa que el Nuevo Testamento haya sido inspirado o "exhalado" por Dios. Nos ayuda pensar que estos puntos de vista están dentro de un espectro.

En uno de los extremos del espectro, algunos teólogos mantienen una visión romántica de la inspiración. Creen que el Espíritu Santo inspiró a los escritores bíblicos de la misma forma, en la que los poetas o músicos seculares son inspirados a escribir o componer. Como resultado, creen que el Nuevo Testamento consiste solamente de las reflexiones y opiniones personales de sus autores humanos. Ellos admiten que estos escritores pueden haber sido sabios y pueden haber tenido acceso a información que pudiera ser beneficioso para nosotros. Pero niegan que el Nuevo Testamento sea un registro totalmente confiable de lo que Dios quiere que creamos, sintamos y hagamos.

En el extremo opuesto del espectro, otros teólogos creen en lo que llamamos inspiración mecánica. Según esta perspectiva, los escritores bíblicos fueron relativamente pasivos al escribir las Escrituras. El Espíritu Santo esencialmente les dictó la Biblia, y los escritores humanos grabaron pasivamente lo que él les dijo. Este punto de vista afirma la verdad y la autoridad del Nuevo Testamento, pero niega que sus escritores humanos fueran una parte importante del proceso de su escritura.

Por último, la mayoría de los cristianos evangélicos creen en lo que llamamos inspiración orgánica. Esta descripción sostiene que es imposible separar la obra del Espíritu de Dios del trabajo de los autores humanos de las Escrituras. Según este punto de vista, el Espíritu Santo movió a los autores humanos para escribir y supervisó y dirigió sus palabras. Como resultado, las palabras de las Escrituras son las palabras de Dios. Al mismo tiempo, el Espíritu Santo utilizó las personalidades, experiencias, puntos de vista e intenciones de los autores humanos y dirigió su escritura. En este sentido, las palabras de las Escrituras son también las palabras de los autores humanos. Este tercer punto de vista refleja mejor el testimonio que las Escrituras dan de sí mismas acerca de la naturaleza de su inspiración.

Al decir "inspiración orgánica", no estamos diciendo que las Escrituras nos cayeron del cielo en las manos, ni que los escritores eran una especie de robots. Sino que los hombres escribieron lo que el Espíritu Santo les dijo. Que, aunque es el mensaje de Dios, fue por medio de gente, situaciones y circunstancias reales. Esto puede incomodar a personas que preferirían una conexión directa entre Dios y el hombre. Pero conocer eso nos es mucho más útil porque cuando leemos las Escrituras sabemos que es el mensaje de Dios. Y tienen una naturaleza dual. Es el mensaje de Dios, pero también de un ser humano que entiende mi experiencia, que podría estar pasando por algo parecido a mí, con su propia personalidad en el texto. En realidad, lo que tenemos es una Palabra inspirada que comprende la experiencia humana. No ha sido dictada. No es un mensaje carente de conexión con los problemas humanos. Cuando nos referimos a "inspiración orgánica", eso es lo que queremos decir, que vino a nosotros a través de personas y situaciones reales. Que cuando escribieron, escribieron el mensaje de Dios, con el conocimiento, experiencia y pasión de la vida que vivieron. [Rev. Ric Rodeheaver]

Por ejemplo, escuchemos de nuevo lo que el apóstol Pedro escribió en 2 Pedro 3:15 y 16:

Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras. (2 Pedro 3:15-16)

Como mencionamos anteriormente, Pedro reconoció que el Espíritu de Dios inspiró las epístolas de Pablo. Pero notemos también cómo Pedro indicó que dicha inspiración fue orgánica. Cuando Pedro escribió, "sus epístolas… entre las cuales hay algunas difíciles de entender", él reconoce los antecedentes de Pablo, su personalidad y estilo de escritura. Esta declaración refleja la alta educación rabínica de Pablo. Y la sofisticación teológica de Pablo fue un desafío para Pedro, quien fue un pescador de Galilea relativamente inculto.

Las perspectivas de Pedro nos proporcionan un ejemplo que debemos seguir al acercarnos a la teología del Nuevo Testamento. Siempre debemos de tomar en cuenta que las perspectivas teológicas de la Biblia están inspiradas por Dios. Éstas son verdaderas y confiables porque vienen de Dios mismo. Sin embargo, también es importante que nos esforcemos por saber algo acerca de los autores humanos y sus intenciones al explorar la teología del Nuevo Testamento.

De hecho, una de las implicaciones más importantes de la inspiración orgánica es lo que este tipo de inspiración significa para el estudio de la teología del Nuevo Testamento. Si nos basamos en una perspectiva puramente mecánica o romántica de inspiración, podríamos hacer caso omiso de su autoridad o ignorar la contribución del autor. La inspiración orgánica nos obliga a explorar la teología del Nuevo Testamento al menos en tres diferentes niveles. El principal y más obvio nivel es el propio texto. Estas afirmaciones explícitas pueden enseñarnos mucho acerca de la teología del Nuevo Testamento. En el nivel debajo del texto, tenemos que estar listos para explorar las muchas cosas que están implícitas o no escritas, las presuposiciones teológicas de los autores del Nuevo Testamento. Tenemos que estudiar los orígenes y las creencias teológicas de los autores y hacer nuestro mejor esfuerzo para descubrir cómo sus orígenes y creencias influyeron lo que escribieron.

En un tercer nivel, encima del texto, también debemos reflexionar acerca de los propósitos implícitos de los autores. En otras palabras, ¿qué querían los autores bíblicos para sus audiencias? A veces, los autores del Nuevo Testamento eran bastante específicos en cuanto al tipo de impacto que esperaban tener sobre sus audiencias. Pero a menudo, ellos esperaban que sus audiencias dedujeran las implicaciones de sus textos. No siempre es fácil mantener las afirmaciones explícitas, las presuposiciones teológicas y los propósitos implícitos a la vista al explorar el Nuevo Testamento. A menudo requiere una gran cantidad de cuidadoso estudio. Pero la naturaleza de la inspiración orgánica, hace necesario el explorar los tres niveles de la teología del Nuevo Testamento. Hemos visto algunas de las aclaraciones de la inspiración orgánica del Nuevo Testamento. Ahora aclararemos qué entendemos por la autoridad de las Escrituras del Nuevo Testamento y cómo deberíamos responder a tal autoridad en nuestra época.

Autoridad

Todos los evangélicos creemos que el Nuevo Testamento tiene autoridad sobre nuestras vidas, y estamos en lo correcto. Pero debemos ser cuidadosos al comprender la naturaleza de dicha autoridad. Tristemente, muchos cristianos bien intencionados no toman en cuenta que el Nuevo Testamento no fue escrito directamente a nosotros. Para ponerlo de otra manera, el Nuevo Testamento fue escrito para nosotros, pero no directamente a nosotros. Todos sabemos que el Nuevo Testamento fue escrito hace miles de años y fue dado a las personas que vivían en esa época. Pero este hecho a menudo tiene poco impacto en las maneras en las que reconocemos la autoridad del Nuevo Testamento. Todo esto nos indica algo muy importante sobre la autoridad del Nuevo Testamento: la teología del Nuevo Testamento tiene autoridad total, aunque indirecta sobre las vidas de los seguidores de Cristo de nuestra época. Y este hecho, significa que siempre debemos estar preparados para aprender tanto como nos sea posible sobre lo que los textos del Nuevo Testamento significaban para sus audiencias originales.

Cuando los seguidores de Cristo comenzaron a leer el Nuevo Testamento, fueron atraídos a sus enseñanzas básicas. Leían, por ejemplo: "Jesús es el Señor", "arrepentíos y creer en el evangelio", "amaos los unos a los otros", y un sinfín de enseñanzas básicas. No tenían que pensar mucho acerca de las circunstancias, personalidades y propósitos de los autores. Trataban estas enseñanzas básicas como verdades atemporales. Rara vez lidiaron con las implicaciones de someterse a la autoridad del Nuevo Testamento. Pero entre más aprendemos, más evidente se hace nuestra necesidad de prestar atención a la configuración original de los textos del Nuevo Testamento con el fin de reconocer de manera correcta su autoridad en nuestra época. Tenemos que aprender acerca de los antecedentes, circunstancias e intenciones de los autores. Sólo entonces podremos sometemos apropiadamente a la autoridad que el Nuevo Testamento tiene sobre nuestras vidas.

Una pregunta que surge es, ¿cómo podemos considerar que el Nuevo Testamento, tiene autoridad para nosotros si es que fue escrito para otras personas? En primer lugar, tiene autoridad por que tiene el derecho o poder para obligarnos a consentir. Y el vínculo entre los destinatarios originales de los escritos canónicos y nosotros, son dos, los enlaces son dos. Primero, el autor, el divino autor de este texto es el mismo ayer, hoy y siempre. Él es el único con quien debemos de tratar. Y segundo, como seguidores de Jesucristo, pertenecemos al pueblo del pacto de Dios, y aquello que se les dijo específicamente a ellos hace siglos estaba destinado a incluirnos a nosotros también, puesto que somos parte de ellos debajo del cobijo de Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor. [Dr. Glen G. Scorgie]

Quizás la siguiente analogía ayudará a aclarar lo que estamos diciendo. Los padres que tienen más de un hijo saben muy bien cómo ejercer su autoridad sobre sus hijos de manera completa pero indirecta también. Imaginémonos a un padre que regaña a su hijo por su mal comportamiento y le dice, "Ve a sentarte y ponte a pensar en lo que has hecho". Por supuesto, su hermana seguirá feliz jugando. Después de todo, el padre no le estaba hablando a ella. Pero si la hermana desobedece unos momentos después, el padre puede que le diga: "¿No viste lo que le pasó a tu hermano?" En situaciones como ésta, los padres esperan que sus hijos aprendan de la manera en cómo se trató a uno de los hijos. Esta autoridad indirecta les enseña a todos los hijos cómo deben comportarse, incluso sin ser los receptores iniciales de la disciplina.

Esto es lo que queremos decir cuando decimos que la inspiración orgánica nos guía a la autoridad completa pero indirecta del Nuevo Testamento para los seguidores de Cristo hoy en día. Los textos del Nuevo Testamento hablaron con autoridad plena y directa a su audiencia original. Y debemos recordar que también nos hablan con autoridad plena en esta época. Para los seguidores fieles de Cristo, nunca es una cuestión de si nos vamos a someter a la enseñanza del Nuevo Testamento. Más bien es cómo someternos a su autoridad. Así que, para determinar cómo deberíamos responder a esta autoridad, debemos estar preparados para volver a ver el propósito original y las circunstancias en las que fue escrito un determinado texto.

Una pregunta acerca de la Palabra de Dios es: ¿cómo es que un mensaje que le fue dado a personas hace 2000 años puedo ser aplicado a nosotros? ¿Cómo es que dicho mensaje pueda ser la Palabra de Dios para nosotros y hacia nosotros? Creo que aunque dichos textos no sean la Palabra de Dios para nosotros, en última instancia, sí son la Palabra de Dios para nosotros. Lo que todos los libros de la Biblia, sus géneros, sus situaciones tienen en común es que todos revelan la naturaleza de Dios: quién es Dios. Revelan quién somos nosotros en relación con él. Revelan el propósito de Dios para nosotros en el mundo, cómo es que debemos responderle a él y cómo responderle al prójimo. Lo que aprendemos en las Escrituras es el corazón de Dios. Su naturaleza y su propósito. Y que aunque haya sido escrito para diferentes personas en diferentes contextos, incluso, que lo que se les haya mandado no se aplique directamente a nosotros, aun así aprendemos la naturaleza de Dios, de sus propósito, quiénes somos y cómo debemos vivir en relación con Dios. La Biblia nos enseña el corazón de Dios y el propósito de Dios, y nos guía sobre cómo vivir en relación con él y en relación con el prójimo. [Dr. Mark L. Strauss]

Por ejemplo, en Mateo 19:21, Jesús le dio la siguiente instrucción específica a un joven rico:

Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. (Mateo 19:21)

¿Cómo debemos aplicar este pasaje a nuestras vidas? ¿Será que todos nosotros estamos llamados a vender lo que tenemos, y dárselo a los pobres? La única manera de responder a esta pregunta responsablemente es entender quién fue el joven rico y por qué Jesús se dirigió a él de tal manera.

El título de este joven y su interacción con Jesús sugieren que era de origen judío y que tenía mucha influencia financiera en su comunidad. También parece que se preocupaba profundamente por mantener las costumbres judías. Anteriormente en este capítulo, él le preguntó a Jesús, "Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?" Jesús respondió: "Guarda los mandamientos". El joven declaró con orgullo que lo había hecho. Entonces, Jesús se dirigió a lo que parecía ser la principal preocupación del joven, principalmente su riqueza e influencia.

Las Escrituras nos muestran en repetidas ocasiones que tener posesiones no es algo malo por sí mismo. Esto tampoco nos impide ser verdaderos discípulos de Cristo. Sin embargo, como seguidores de Jesús, nuestros corazones deben siempre estar dispuestos a abandonar nuestros propios deseos con el fin de servirle a Dios.

Otro ejemplo de esto, ocurre en Hechos 5:1 al 11, en donde Ananías y Safira pretenden dar todo su dinero a la iglesia, pero secretamente guardan algo de dinero para sí mismos. El pecado no era que no hayan dado todo lo que tenían – no se les había pedido eso – sino que mintieron acerca de su generosidad para recibir la aprobación de la gente. La respuesta de Jesús al joven rico de vender sus posesiones no se trata específicamente del dinero, sino de la preocupación del joven por aquello que debería sacrificar. Jesús llega al meollo del asunto al abordar el tema de lo único que este hombre no estaba dispuesto a abandonar, su riqueza.

Este ejemplo nos ayuda a entender que si vamos a someternos a la autoridad de las Escrituras, debemos tener en cuenta el contexto y el propósito original de cada pasaje. Sólo entonces seremos capaces de evaluar cómo obedecemos lo que Dios ha ordenado.

El Nuevo Testamento, así como el Antiguo Testamento, no es una filosofía, ni consiste en una formulación filosófica, formulada de tal manera que puede ser transportada a todas las culturas fácilmente. El Nuevo Testamento es específico; es histórico. Y la razón es bastante obvia. Dios se ha revelado tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, y cuando Dios se revela, se revela a personas específicas. No se revela con generalizaciones, dado que estas perderían su relevancia por el hecho de ser generalizaciones. Dios se le reveló a Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, Isaías, Jeremías y después, a través de Jesús, a los discípulos, a Pedro, a Pablo. Ellos eran personas específicas en circunstancias específicas. Y la revelación fue así por necesidad. Dios es el Creador y la creación existe en el tiempo y el espacio, es por eso que cuando Dios se revela a sí mismo, necesita revelarse en el tiempo y el espacio. [Dr. Eckhard J. Schnabel]

Hasta este punto de nuestra lección sobre ¿por qué estudiar la teología del Nuevo Testamento?, hemos visto que la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento requiere que aprendamos tanto como podamos acerca del contexto histórico antiguo de cada libro del Nuevo Testamento. Ahora estamos listos para estudiar las continuidades y discontinuidades entre nuestra época y la época del Nuevo Testamento.

CONTINUIDADES Y DISCONTINUIDADES

Imaginémonos que nos encontramos un libro escrito hace 500 años. El lenguaje en el que fue escrito sería algo diferente del que hablamos hoy. Los conceptos se explicarían de maneras un poco extrañas. Las costumbres y tradiciones que se mencionan en el libro nos parecerían viejas y anticuadas. Pero al mismo tiempo, si lo estudiáramos, podríamos ver cómo ese libro se relaciona a nuestra vida actual. Incluso un libro escrito hace mucho tiempo no sería totalmente ajeno al mundo en el que vivimos. No podría ser tan extraño como para no entenderse. Puede tomar algún esfuerzo, pero eventualmente podríamos comprender mucho de lo que dice este libro antiguo. A esto nos enfrentamos con el Nuevo Testamento. Fue escrito hace casi 2,000 años. Y por esa razón, su lenguaje, conceptos, costumbres y tradiciones son diferentes a las de nuestro mundo moderno. Pero al mismo tiempo, si nos entregamos al estudio de estos asuntos podremos ver que el Nuevo Testamento aún se conecta a nuestro mundo en muchos aspectos.

El hecho de que la Biblia hay sido escrita hace 2,000 años es relevante porque fue escrita en una cultura y en un momento determinado. El hecho de que es la Palabra de Dios es lo relevante para nosotros, pues Dios decidió hablarnos a través de ella por su gracia y su misericordia. Hebreos nos dice que la Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos. Es como un pequeño cuchillo quirúrgico. Así, la Palabra de Dios nos abre y se establece dentro de nosotros como nuestra autoridad, dictando y exigiendo, mandando cosas que debemos obedecer y diciéndonos que debemos amarla, no sólo obedecerla, sino de hecho amarla y memorizarla. Por eso es importante para nosotros, pues es la Palabra de Dios. [Dr. Jason Oakes]

Para ver cómo el estudio minucioso puede ayudarnos a ver las continuidades y discontinuidades que hay entre nosotros y el Nuevo Testamento, nos enfocaremos en tres consideraciones principales: las consideraciones de época, las consideraciones culturales y las consideraciones personales. Estas tres consideraciones están relacionadas entre sí, pero es útil abordarlos de manera individual. Primero, veamos algunas de las consideraciones importantes de época.

Época

Cuando hablamos de una época de la historia bíblica nos estamos refiriendo a un período de tiempo establecido por la revelación divina que es diferente de otros períodos de tiempo. Por supuesto, hay muchas formas de dividir la historia, y ningún período de tiempo es totalmente distinto del que vino antes y después de él. Sin embargo, comúnmente dividimos la historia bíblica en la era del Nuevo Testamento y la era del Antiguo Testamento. Identificamos el período del Nuevo Testamento como la era del nuevo pacto. Esta era comenzó con la primera venida de Cristo y continuará hasta su regreso. La nueva era del pacto es única porque es mesiánica. Es el tiempo en el que Jesús, el gran Hijo de David, reina en nombre de Dios.

Para entender por qué las consideraciones de época hacen necesario el estudio de la teología del Nuevo Testamento, analizaremos las continuidades de época que unifican a la era del nuevo pacto. Y después veremos sus discontinuidades de época. Veamos primero las continuidades.

Continuidades

Hay muchas continuidades de época entre nuestros días y los días del Nuevo Testamento. Una de las mejores maneras de ver estas conexiones es dándonos cuenta de que los cristianos actuales servimos al mismo Dios que los seguidores de Cristo del primer siglo. Los teólogos sistemáticos tradicionales a menudo señalan que las Escrituras enseñan que Dios es inmutable o inmodificable. Se centran en sus atributos inalterables, su plan eterno y sus juramentos de pacto, que se encuentran en pasajes como Números 23:19, Isaías 46:10, y Santiago 1:17. Y como servimos al mismo Dios inmutable, es de esperarse que haya muchas similitudes entre lo que Dios esperaba de su pueblo en el Nuevo Testamento y lo que espera de nosotros hoy en día.

Escuchemos Hebreos 13:7 y 8:

Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:7-8)

Aquí, el autor de Hebreos insistió a su audiencia a "considerad cuál haya sido el resultado de la conducta de sus pastores, e imitad su fe". Apoyó esta exhortación recordándoles la inmutabilidad de Dios cuando dijo, "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos".

Su audiencia podría estar segura de que si imitaban la fe de sus líderes del pasado, verían resultados similares en sus propios días puesto que Jesús es inmutable.

Al igual que las audiencias originales del Nuevo Testamento, nosotros vivimos después de que la muerte de Cristo ha hecho la expiación final del pecado. Hemos sido resucitados con Cristo en su resurrección, igual que los creyentes del primer siglo. Vivimos en una era en la que el Espíritu de Dios es derramado más de lo que se derramó en el Antiguo Testamento. Somos parte del mismo cuerpo de Cristo con la misma misión de difundir a todos los confines de la tierra todo lo que Jesús enseñó. A pesar de la distancia histórica que nos separa de la época del Nuevo Testamento, el inmutable Creador ha establecido esta clase de continuidades de época para poder aplicar el Nuevo Testamento a nuestros días.

Ahora que hemos explorado algunas consideraciones de época y las continuidades que existen entre nuestros días y los días del Nuevo Testamento, veamos algunas discontinuidades que existen dentro de la época del nuevo pacto, que requieren que nos dediquemos al estudio minucioso de la teología del Nuevo Testamento.

Discontinuidades

Sin duda alguna, las discontinuidades entre los días del Nuevo Testamento y nuestros días no son tan sustanciales como las discontinuidades entre el Antiguo Testamento y nuestra época. Sin embargo, hay algunas diferencias significativas que debemos de tener en mente al estudiar el Nuevo Testamento.

En Efesios 2:20, el apóstol Pablo menciona una de las discontinuidades más substanciales cuando dijo:

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2:20)

Aquí, Pablo hizo una distinción entre la iglesia que está sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, y la iglesia a lo largo de la historia.

Como hemos dicho anteriormente en esta lección, por casi 2,000 años la iglesia ha reconocido la autoridad fundamental que Cristo y sus apóstoles y profetas ejercen sobre nosotros. Pero también debemos recordar que ellos ya no están presentes físicamente con nosotros. Esta realidad crea una serie de discontinuidades entre la época del Nuevo Testamento y nuestras vidas hoy en día.

En primer lugar, el Nuevo Testamento contiene muchos ejemplos de milagros auténticos, realizados por Jesús y sus apóstoles y profetas. La capacidad de realizar tales milagros demuestra que Jesús y sus apóstoles son autoridades y líderes fundamentales de la iglesia. Dios continúa trabajando sobrenaturalmente en la iglesia hoy en día, pero nosotros no vemos los milagros como una forma de discernir la autoridad de los nuevos líderes de la iglesia. En vez de eso, la autoridad en la iglesia de hoy es establecida según la normatividad del Nuevo Testamento. Y por esa razón, debemos asegurarnos de estudiar cuidadosamente cómo se aplica esta normatividad a nuestros días.

En segundo lugar, en la época del Nuevo Testamento era posible hacerle peticiones directas a los apóstoles y profetas de Jesús. Los cristianos podían apelar a los apóstoles y profetas pidiéndoles orientación y respuestas a sus preguntas. Esto lo vemos, por ejemplo, en la manera en la que Pablo respondió a las apelaciones de los seguidores de Cristo en libros como 1 y 2 Corintios y Filemón. Por otra parte, en la época del Nuevo Testamento, los asuntos de toda la iglesia podían ser decididos en las interacciones de los líderes fundamentales de la iglesia, al igual que en el Concilio de Jerusalén en Hechos 15. Pero en nuestros días, no tenemos a estas autoridades fundamentales viviendo entre nosotros. Así que tenemos que apoyarnos en nuestro estudio del Nuevo Testamento y considerar cómo aplicarlo en nuestros días.

En tercer lugar, al estudiar la teología del Nuevo Testamento a menudo tenemos que enfrentarnos al hecho de que los autores del Nuevo Testamento hicieron énfasis teológicos que fueron importantes durante el período fundamental de la iglesia, pero que no nos corresponden a nosotros el día de hoy.

Por otra parte, en la época del Nuevo Testamento, los asuntos de toda la iglesia podrían ser decididos en las interacciones de los líderes fundadores de la iglesia, al igual que en el Concilio de Jerusalén en Hechos 15. Pero en nuestros días, no tenemos a estas autoridades fundadoras viviendo entre nosotros.

El Nuevo Testamento fue escrito durante una época cuando el pueblo de Dios estuvo en transición entre la fe del Antiguo y Nuevo Testamento.

Por esa razón, muchos de los temas abordados en el Nuevo Testamento son acerca de cómo los seguidores de Cristo se relacionarán con las prácticas del Antiguo Testamento y las tradiciones judías. ¿Los hombres cristianos deben ser circuncidados? ¿Debemos observar las leyes alimentarias judías? ¿Cómo entenderíamos los cristianos la continuación de los sacrificios de animales en el templo después de la expiación final de Cristo? ¿Cómo debían incorporarse las ceremonias y festivales judíos a la vida de la iglesia? Por supuesto, muchas de estas cuestiones teológicas fundamentales fueron establecidas hace mucho tiempo. Y una vez finalizado el período fundacional del nuevo pacto, la iglesia cristiana se enfrentó a otros desafíos.

Cuando leemos el Nuevo Testamento, puede ser difícil superar las discontinuidades de época. Pero, si queremos aplicar hoy las respuestas del Nuevo Testamento a estas antiguas controversias teológicas, a menudo es necesario trabajar duro y estudiar cuidadosamente dichos textos.

Cuando uno lee la Biblia, hay que ponerla siempre en su contexto original. Al hacerlo a veces no nos damos cuenta de algunos de los asuntos con los que están luchando porque son muy diferentes a los asuntos con los que nosotros lidiamos hoy en día. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, todas las cuestiones del pacto que estaban vinculadas a Israel, – el vivir bajo el antiguo pacto, y después la venida de Cristo, el cumplimiento de eso – son asuntos teológicos principales con los que la iglesia tiene que lidiar. ¿Cuál es la relación con los mandatos del antiguo pacto? ¿Cómo se cumplen en la iglesia? ¿Cuál es la relación entre judíos y gentiles? Y aunque nos hagamos esas preguntas, generalmente nosotros no pensamos en esos términos, por lo que tenemos que volver a las Escrituras y estudiarlas muy bien, comprenderlas en sus propios términos, en su propio contexto, en su propia presentación, entender cómo funcionan los pactos, cómo se cumplieron en Cristo y entonces empezar a pensar en cómo se aplica a nosotros. [Dr. Stephen T. Wellum]

Ahora que ya hemos visto las continuidades y discontinuidades dentro de las consideraciones de época, debemos explorar algunas consideraciones culturales.

Cultural

Al hablar de cultura tomaremos en cuenta aquellos patrones de las comunidades humanas que se desarrollan de los conceptos, conductas y emociones compartidos. La cultura se expresa en el arte, la moda, la tecnología, las estructuras políticas y otros convenios de la interacción humana cotidiana. Y cuando nos ocupamos de la teología del Nuevo Testamento, tenemos que prestar atención a estas dimensiones culturales de la vida tanto en el siglo primero como en nuestros días.

Cuando prestamos atención a las consideraciones culturales, tenemos que observar tanto las continuidades como las discontinuidades culturales. A veces, esto no es una tarea fácil, por lo que tenemos que estar listos para dedicarnos a la reflexión cuidadosa. Veamos primero cómo ocurre esto en las continuidades culturales.

Continuidades

Todos sabemos que cada cultura es distinta, y que tales diferencias aumentan con la distancia temporal y geográfica. Pero por más que reconozcamos estas diferencias, debemos recordar que cada cultura humana existe en el mismo mundo. Este hecho crea muchas continuidades culturales incluso a través del tiempo y la geografía. Todas las culturas de la tierra están conformadas por la naturaleza de los seres humanos y por el medio ambiente físico y natural. Y en la medida en que estos factores sean similares, los patrones de la cultura también lo serán.

Tal como dice Eclesiastés 1:9:

¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. (Eclesiastés 1:9)

Sabiendo esto, no debería sorprendernos que una vez que vemos más allá de las diferencias superficiales, encontramos muchas características similares entre la cultura de nuestra época y la cultura de la época del Nuevo Testamento. Todavía usamos ropa, disfrutamos del arte, tenemos familias, establecemos gobiernos y castigamos crímenes, igual que la gente de la época del Nuevo Testamento. Por esta razón, a menudo es muy fácil ver las similitudes entre las culturas del siglo primero y las de nuestros días.

A manera de ejemplo, tomemos la escena de Juan 4:6 y 7, en la que se nos presenta la conversación de Jesús con una mujer samaritana.

Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. (Juan 4:6-7)

Muchos de nosotros hemos escuchado las explicaciones de las dimensiones culturales de esta escena. Jesús conoció y habló con una mujer samaritana, aun y cuando los judíos en la época de Jesús consideraban a los samaritanos "inmundos" y se negaban a asociarse con ellos.

Ahora bien, como lectores modernos, no tenemos sentimientos, ni buenos ni hostiles hacia los samaritanos. Y no nos ponemos a pensar si son o no personas ceremonialmente limpias. Pero aun así, no es difícil ver los importantes paralelismos entre esta escena bíblica y los prejuicios sociales de nuestros días. Desafortunadamente, las personas hoy en día no somos tan diferentes de las personas del siglo primero en ese sentido. Y como vivimos en el mismo mundo que las personas del Nuevo Testamento, a menudo somos capaces de trazar paralelismos a nuestras experiencias culturales modernas con facilidad a pesar de las diferencias.

Aunque es importante darnos cuenta que las consideraciones culturales incluyen continuidades culturales entre nosotros y el Nuevo Testamento, también debemos ser conscientes del impacto de las discontinuidades culturales en nuestra comprensión de la teología del Nuevo Testamento.

Discontinuidades

Nuestra comprensión de las Escrituras es que son la Palabra de Dios, y el máximo autor de las Escrituras es el Espíritu Santo. A menudo hablamos acerca de las Escrituras en esos términos exaltados, y entonces surge la pregunta de ¿por qué necesitamos algo más allá que las simples Escrituras? ¿Por qué necesitamos estudiar la cultura, los antecedentes y los lenguajes? Si tenemos las Escrituras y éstas son la Palabra de Dios, ¿no son suficientes? Entendemos que el Espíritu Santo es el autor supremo, pero el Espíritu Santo también trabajó a través de autores humanos y nos dio las Escrituras en su contexto histórico. Las Escrituras que tenemos ante nosotros no sólo son una lista de verdades proposicionales. Tampoco son un libro de leyes que enlista normas o lo que debemos hacer y no hacer. Las Escrituras no sólo son refranes de sabiduría – máximas, aforismos o un proverbio tras otro – y de alguna manera sacamos la verdad de ahí. Aunque esos elementos están en las Escrituras, las Escrituras son una revelación de Dios, una revelación de Dios y de cómo Dios actúa en la historia. A veces resumimos nuestra comprensión de las Escrituras al decir que son la Palabra de Dios en palabras de autores humanos en momentos determinados en la historia. Y esa parte, "en la historia", es la que es sumamente importante para nosotros. Si no entendemos el contexto cultural en el que fueron escritas las Escrituras, si no entendemos el lenguaje, las Escrituras pueden ser fácilmente malinterpretadas. [Dr. Edward M. Keazirian]

En realidad, existen muchas diferencias entre las perspectivas culturales de nuestra época y las de la época del Nuevo Testamento. Y tenemos que trabajar muy duro para superar los obstáculos que se nos presentan al interpretar y aplicar la teología del Nuevo Testamento.

Uno de los ejemplos más evidentes de este tipo de discontinuidad cultural es el lenguaje que se utiliza para escribir el Nuevo Testamento. No muchos seguidores actuales de Cristo pueden leer el Nuevo Testamento en su griego original.

Más allá de esto, debemos tener en cuenta las costumbres literarias del primer siglo y la influencia de las versiones hebreas y griegas del Antiguo Testamento utilizadas por los autores del Nuevo Testamento. También debemos superar nuestra ignorancia de las prácticas políticas, económicas y de mayor alcance social de la época.

Solamente al dedicarnos a estas tareas, seremos capaces de lidiar con las muchas discontinuidades culturales que existen entre el Nuevo Testamento y nuestra época.

Hay un dicho maravilloso en Londres: "cuidado con la brecha". Se escucha decir eso cuando uno está en el metro subterráneo y sale a la plataforma y hay una brecha entre los dos, y constantemente se da la advertencia: "Cuidado con la brecha, cuidado con la brecha". Esa es una idea importante a considerar, la idea de la importancia de comprender el contexto cultural del Nuevo Testamento al interpretar, enseñar y predicar el Nuevo Testamento, es en esos momentos cuando necesitamos tener "cuidado con la brecha". Existe una brecha entre esa época y la nuestra. Hay una brecha en el lenguaje que se usó. Hay una brecha en cómo fueron creadas las identidades sociales. Hay una brecha en cómo se entendía el reinado. Hay una brecha en casi cada aspecto de la vida de hace 2,000 años y el día de hoy. Y si no tenemos cuidado con la brecha, inevitablemente lo llenaremos con nuestra propia cultura, con nuestra propia comprensión de las cosas. En vez de escuchar el texto para ver cómo el texto se aplica hoy en día a nuestras vidas, haremos lo contrario. Hacemos de nuestra vida el estándar para la comprensión del texto. Hablamos del texto en lugar de dejar que el texto nos hable a nosotros. Así que nos van a fallar ciertas cosas. Si creemos que el mensaje original fue inspirado, nos esforzaremos por tener cuidado con la brecha para poder escuchar la Palabra de Dios en vez de imponer nuestras propias consideraciones sociales. [Dr. Mark A. Jennings]

Con las continuidades y discontinuidades de las consideraciones de época y culturales en mente, echemos un vistazo a la causa por la que las consideraciones personales también requieren que estudiemos cuidadosamente la teología del Nuevo Testamento.

Personal

Todos sabemos por experiencia que la gente no es exactamente igual. Incluso personas que viven en la misma cultura son diferentes. A menudo, cuando nos encontramos personas de lugares lejanos o leemos sobre la gente del pasado, nos damos cuenta que las diferencias psicológicas, emocionales y espirituales pueden ser enormes. Todos tenemos diferentes experiencias, fortalezas, miedos, talentos, inclinaciones espirituales; la lista de diferencias entre la gente es muy larga. Así que, cuando estudiamos la teología del Nuevo Testamento debemos dar la debida atención a las similitudes y diferencias entre la gente de nuestra época y de los tiempos del Nuevo Testamento.

Veamos las consideraciones personales lo largo de las mismas líneas que hemos seguido en nuestras discusiones anteriores. En primer lugar, ¿cuáles son las continuidades personales entre la gente actual y la gente del Nuevo Testamento? Y en segundo lugar, ¿cuáles son las discontinuidades entre ellos? Comencemos con las continuidades.

Continuidades

Desde una perspectiva bíblica, existen bastantes similitudes entre la gente, como para estar seguros de que podemos aprender y aplicar la teología del Nuevo Testamento como se debe. En efecto, las Escrituras enseñan que todos los seres humanos en los tiempos del Nuevo Testamento y en la actualidad son el mismo tipo de gente. Los autores, audiencias y otras figuras humanas en el Nuevo Testamento fueron hechos a la imagen de Dios, tal como nosotros. Eran racionales y razonaban, como nosotros. Reaccionaban con alegría y tristeza, tal como lo hacemos hoy. Y como nosotros, eran imágenes de Dios caídas, que necesitaban la redención en Cristo. Luchaban con el pecado y soportaban el dolor y las dificultades en este mundo caído. Y aquellos que creían en Cristo en tiempos del Nuevo Testamento experimentaban la gracia del perdón de Dios y la bendición del Espíritu Santo en sus vidas personales, tal como lo hacemos nosotros hoy en día. Debido a estas y muchas otras continuidades personales, cuando leemos el Nuevo Testamento a menudo somos capaces de conectarnos con la gente de aquella época. Por ejemplo, en Romanos 9:2 al 4, Pablo expresó sus sentimientos por su gente, los judíos, de la siguiente forma:

Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; que son israelitas. (Romanos 9:2-4)

Estos versículos revelan una experiencia muy personal y emotiva de Pablo. Y la personalidad humana no ha cambiado tanto desde la época de Pablo hasta la nuestra, como para que no podamos sentir empatía con sus sentimientos. Continuidades personales como éstas a menudo hacen que sea relativamente fácil para nosotros, comprender lo que los autores del Nuevo Testamento, sus audiencias y personajes, experimentaron. Y así, podemos aplicar sus experiencias a nuestra época.

Al mismo tiempo, aunque las consideraciones personales en el Nuevo Testamento contienen un buen número de continuidades personales, también contienen muchas discontinuidades personales que son difíciles de comprender y de aplicar a la teología del Nuevo Testamento.

Discontinuidades

El Nuevo Testamento continuamente nos habla de determinados tipos de personas que son tan diferentes de lo que conocemos hoy en día, que a veces luchamos para trazar las conexiones apropiadas. Las tendencias personales, emocionales, incluso cuestiones como la edad y el género pueden presentar obstáculos que deben superarse mediante el estudio cuidadoso.

Dios se preocupa por las personas, en todos nuestros diferentes tipos de ambientes, todos nuestros diferentes tipos de trasfondos. Podemos verlo cuando pensamos en cuántos tipos de trasfondos y cuántas culturas diferentes fueron mencionadas a lo largo de la Biblia, en diferentes partes de la Biblia. De la misma manera, una vez que entendemos cómo Dios le estaba hablando a la gente en sus propios términos, podemos aprender de su ejemplo y así volver a aplicar dicho ejemplo a nuestro ambiente actual. Dios habló de maneras concretas para ambientes particulares, y espera que apliquemos lo que dijo de maneras concretas y particulares. Pero es importante que entendamos bien los principios que existen en el texto para poderlos aplicar de manera adecuada. [Dr. Craig S. Keener]

Por ejemplo, en Efesios 6:5 y 9, Pablo instruyó a dos tipos de personas en particular. Él dijo:

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo… Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo. (Efesios 6:5 y 9)

Cuando la mayoría de nosotros leemos estas palabras, obtenemos un conocimiento superficial de lo que Pablo le dijo a los esclavos y amos en la iglesia en Éfeso. Pero nuestro conocimiento de las luchas que estos hermanos y hermanas en Cristo enfrentaron, es severamente limitado porque la gran mayoría de nosotros nunca hemos sido ni esclavos ni amos. Éstas eran personas muy diferentes a nosotros. Y por esa razón, debemos trabajar vigorosamente para aprender lo que esta gente experimentaba en el siglo primero en lugares como Éfeso. Sólo entonces podemos empezar a trazar los paralelos apropiados para nuestra época y comprender las perspectivas teológicas de Pablo ofrecidas en este pasaje.

Cada vez que intentamos entender cómo aplicar el Nuevo Testamento, la palabra clave que tenemos que recordar todo el tiempo es "contexto". Aunque nos gustaría que la aplicación de las Escrituras sea muy clara, ni siquiera fue así en la época del Nuevo Testamento. Siempre he sentido fascinación por el hecho de que Pablo dijo en un caso: "Sí Timoteo, debes ser circuncidado por causa del evangelio". Y en otro caso le dijo a uno de sus acompañantes: "No, no debes ser circuncidado por causa del evangelio". La misma ley estaba correcta o equivocada según el contexto cultural. En un caso fue Timoteo quien debió ser circuncidado para alcanzar a los judíos. Fue por causa del evangelio. En el otro caso, creo que fue Tito, que no debía ser circuncidado, porque la gente que quería que fuera circuncidado creía que eso era necesario para la salvación y eso sería opuesto al evangelio. Necesitamos realmente entender cuál es nuestra situación cultural actual y cómo se aplican los principios bíblicos a ella. Y eso significa que necesitamos entender realmente la cultura tanto, como entendemos las Escrituras. [Dr. Dan Lacich]

Los sanos y los enfermos, los discapacitados, los fuertes, los débiles, los ricos, pobres, jóvenes y viejos, padres, madres, hermanas y hermanos en los días del Nuevo Testamento debían adoptar la teología del Nuevo Testamento en forma apropiada para su época. Hasta cierto grado, estos factores personales similares siempre afectarán cómo aplicamos la teología del Nuevo Testamento en nuestra época. Y estas consideraciones personales nos presionan a estudiar el Nuevo Testamento con diligencia.

CONCLUSIÓN

En esta lección, hemos explorado el ¿por qué? los seguidores de Cristo debemos estudiar la teología del Nuevo Testamento. Hemos visto la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento, y hemos visto que debemos darnos a la tarea de estudiarlo porque ha sido exhalado por Dios. También consideramos cómo las continuidades y discontinuidades de época, culturales y personales entre la época del Nuevo Testamento y la nuestra nos obligan a dedicarnos a entender y aplicar la teología del Nuevo Testamento.

El Nuevo Testamento es un tipo de libro que merece mucho más que una mirada casual. Como la Palabra de Dios para su iglesia, debemos estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para entenderla lo mejor posible. Nos centraremos en varias formas importantes de lograr este objetivo en las siguientes lecciones. Y al hacerlo, veremos muchos de los beneficios que provienen de la cuidadosa reflexión de esta parte de la Biblia. Y veremos una y otra vez, por qué debemos darnos al estudio de la teología del Nuevo Testamento.