La Epístola de Santiago : INTRODUCCIÓN A LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO

INTRODUCCIÓN

Imaginemos por un momento crecer junto a un hermano o un amigo cercano, jugar juntos, aprender juntos y madurar juntos. Casi toda la vida, esta persona ha estado a nuestro lado y un día, este hermano o amigo declara que él es el "Escogido de Dios". Bueno, para Santiago, el hermano de Jesús, esto no fue una imaginación. En su juventud, él dudó de que Jesús fuera el Salvador, pero posteriormente no sólo fue seguidor de Jesús, sino que también fue un líder de la iglesia en Jerusalén y escribió el libro del Nuevo Testamento que lleva su nombre.

Esta es la primera lección en nuestra serie La Epístola de Santiago, y la hemos titulado "Introducción a la Epístola de Santiago". En esta lección, estudiaremos una serie de cuestiones introductorias que nos permitirán seguir una fiel interpretación de esta parte del Nuevo Testamento.

Veremos nuestra Introducción a la Epístola de Santiago de dos maneras. Primero, exploraremos el trasfondo del libro. Y segundo, examinaremos su estructura y contenido. Comencemos con el trasfondo del libro de Santiago.

TRASFONDO

Con cualquier libro bíblico, es importante entender el contexto que rodea su escritura tanto como sea posible. Los diversos libros de la Biblia fueron escritos en contextos históricos reales por personas con motivaciones y preocupaciones particulares. Por lo tanto, el estudio de este tipo de cuestiones de trasfondo puede ayudarnos a entender los libros en sí. Cuando consideramos las configuraciones y motivaciones asociadas con el libro de Santiago, estamos mejor equipados para entender lo que la epístola significó cuando fue escrita por primera vez. Y podemos aplicar las palabras de Santiago más efectivamente a nuestras vidas hoy.

Para entender el trasfondo de la epístola de Santiago, consideraremos primero la autoría del libro. Después veremos la audiencia original. Y finalmente, examinaremos la ocasión o circunstancias por las que la carta de Santiago fue escrita. Comencemos con la autoría de la epístola de Santiago.

Autoría

Aunque sabemos que el Espíritu Santo inspiró las Escrituras, muchos libros en la Biblia, como la epístola de Santiago, identifican a sus autores humanos. Y al saber más sobre los autores bíblicos, estaremos mejor preparados para entender e interpretar lo que escribieron. Por esta razón, debemos aprender todo lo que podamos acerca de quién escribió la epístola de Santiago.

Para investigar la autoría de la epístola de Santiago, consideraremos dos temas, primero, exploraremos la perspectiva tradicional que dice que Santiago, el hermano más joven de Jesús, escribió la epístola y segundo, exploraremos la historia personal del autor. Comencemos observando la perspectiva tradicional sobre estos asuntos.

Perspectiva Tradicional

La carta inicia, en Santiago 1:1, con esta simple declaración:

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud (Santiago 1:1)

Como vemos aquí, la carta claramente identifica a un hombre llamado "Santiago" como el autor. Pero este saludo no establece con precisión quién era este hombre.

Es importante señalar que los nombres de, Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Santiago, Thiago y Diego son variantes en español del nombre propio Ya'akov, siendo Santiago la forma más común en español. En el Nuevo Testamento hay cinco diferentes hombres, que tenían el nombre de Santiago, incluyendo dos de los doce discípulos. Pero sólo dos de estos cinco hombres podrían haber tenido la suficiente autoridad en la iglesia primitiva para escribir una carta como esta.

El primero de estos dos era Santiago, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan. Pero de acuerdo con Hechos 12:2 este Santiago fue martirizado por Herodes Agripa I alrededor del año 44 d. C. Como veremos después, hay buenas razones para creer que el libro de Santiago fue escrito después de la muerte de Herodes. Así que, es altamente improbable que Santiago, el hijo de Zebedeo, sea el autor.

El segundo Santiago era el hermano menor de Jesús. Él, también fue líder de la iglesia primitiva en Jerusalén. Este Santiago fue, el más prominente de los dos y al que la mayoría de los teólogos le han atribuido más la epístola a través de los siglos.

Existe gran apoyo hacia la perspectiva tradicional que afirma que Santiago el hermano de Jesús escribió la epístola. Pero también hay algunas objeciones. Comencemos con el apoyo para esta perspectiva.

Apoyo. En primer lugar, en el 1:1, el escritor no da ninguna credencial más allá de decir que él es un "siervo de Dios y del Señor Jesucristo". Él, simplemente asumió que sólo con su nombre sería reconocido y tendría suficiente autoridad. Y basado en esa autoridad, su carta contiene fuertes mandamientos, uno tras otro. Entonces, este saludo de apertura, establece un fuerte apoyo para Santiago el hermano de Jesús, debido a su posición en la iglesia primitiva de Jerusalén.

Bueno, en los días de la iglesia apostólica, toda la cuestión de la autoridad era muy importante. ¿Quién tenía la autoridad para enseñar y dirigir esta nueva comunidad de seguidores de Jesucristo? Había varios escritos que estaban circulando, varias declaraciones de autoridad, y uno de los criterios que emergieron que era muy significativo fue el ser un testigo ocular del ministerio de Jesús. Aquellos que fueron testigos oculares de su ministerio, quienes pasaron tiempo con el Señor fueron considerados de tener el justo reclamo de la autoridad para enseñar en la iglesia primitiva. Ahora Santiago, el hermano de Jesús, por supuesto, fue un testigo ocular de su ministerio, pero más que eso, había sido un testigo presencial de toda su vida, y eso jugó un rol importante tanto en la forma de la enseñanza de Santiago como en la importancia que se le dio a la carta de Santiago en la iglesia primitiva. [Rev. Dr. Michael Walker]

En segundo lugar, el testimonio de la iglesia primitiva confirma esta perspectiva sobre la autoría de la epístola. La Primera Epístola de Clemente, escrita alrededor del año 96 d. C., y el libro el Pastor de Hermas, escrito alrededor del año 140 d. C. ambos se refieren o citan la epístola de Santiago. Y Orígenes, quien murió en el año 254 d. C., citó el libro de Santiago varias veces en su Comentario Sobre la Epístola de Pablo a los Romanos. El uso de la epístola de Santiago por Orígenes es particularmente significativo, porque en el Libro 4, Capítulo 8 Orígenes identificó al autor de Santiago como "el hermano del Señor". También sabemos que la iglesia en Oriente, y después la iglesia en Occidente, aceptaron esta carta como el trabajo del hermano de Jesús.

Ahora, a pesar de este fuerte apoyo de la perspectiva tradicional de que Santiago el hermano de Jesús fue el autor, hay algunas objeciones.

Objeciones. Los intérpretes críticos han sugerido por lo menos dos alternativas. Algunos piensan que fue un Santiago desconocido en la iglesia primitiva. Ellos dicen que la persona que escribió la carta sí se llamó Santiago, pero que él no era el hijo de Zebedeo o el hermano de Jesús. Él permanece desconocido porque no es mencionado en ninguno de los otros escritos de la iglesia naciente. Sin embargo, esta teoría es improbable. Cómo ya hemos visto, la simplicidad de la identificación del autor en el comienzo de la carta indica que él era bien conocido. Es muy dudoso que no se haya escrito nada más acerca de él.

Una segunda teoría ofrecida por los intérpretes críticos es la del pseudónimo. Pseudónimo se refiere a la práctica de asignar el trabajo escrito a alguien más que no es el autor real. Esta práctica tomó lugar entre los judíos en el primer siglo por una variedad de razones. Una razón prominente para el pseudónimo fue para darle peso o autoridad a un libro o carta. En el caso de la epístola de Santiago, los intérpretes críticos han sugerido que alguien más usó el nombre de Santiago para ganar una aceptación más amplia de su carta en la iglesia. Ahora de acuerdo a pasajes como 2 Tesalonicenses 2:2 esta práctica fue despreciada en la iglesia del primer siglo como un engaño. Pero los académicos críticos todavía ofrecen por lo menos tres argumentos para esta objeción.

Primero, ellos dicen, que no hay mención de que el autor tuviera alguna relación con Jesús. Dicen que es impensable que un hermano de Jesús pudiera escribir a las iglesias y no revelar este vínculo familiar cuando se identifica a sí mismo.

Pero Judas, el autor de la epístola de Judas, también era hermano de Jesús y él nunca mencionó sus lazos de sangre en su carta. Así que, este argumento del pseudónimo es débil en verdad. Segundo, algunos académicos críticos asumen el pseudónimo, porque el libro da evidencia de que el autor estaba consciente de la cultura helenística — o griega — y Santiago era un judío de Palestina.

Es cierto que el escritor de Santiago estaba consciente de la cultura griega. Por ejemplo, en Santiago 3:6, él usó la frase "todo el curso de la vida" traducida así en la Nueva Versión Internacional de la Biblia (NVI). Esta frase fue comúnmente usada en la filosofía y religión griega. Pero en el tiempo en que la carta de Santiago fue escrita, muchos judíos bien educados en Palestina tenían un buen conocimiento de la filosofía y religión helenística. Adicionalmente, mientras el griego de la epístola de Santiago es más sofisticado que lo que podemos encontrar en otras partes del Nuevo Testamento, no es, de ninguna manera, el griego más sofisticado en el Nuevo Testamento, de hecho, la carta es muy similar en estilo a libros como el Testamento de los Doce Patriarcas y otros escritos judíos helenísticos de ese tiempo.

Un tercer argumento para el pseudónimo apunta hacia las inconsistencias con el marco teológico de la epístola de Santiago en los libros de Hechos y Gálatas.

Este punto de vista sugiere que algunas de las ideas expresadas en la epístola de Santiago no concuerdan con los puntos de vista teológicos atribuidos a Santiago en estos otros libros del Nuevo Testamento. Por ejemplo, intérpretes críticos señalan a pasajes como Hechos 21:17 al 25 y Gálatas 2:12. Ellos argumentan que, en estos versículos, Santiago parece ser el portavoz de una postura judía cristiana conservadora de la ley. Pero en Santiago 1:25 y en el 2:12, el autor parece tomar un punto de vista un tanto indulgente de la ley, llamándola "la ley que da libertad".

Pero estas diferencias no son tan grandes como los académicos críticos las hacen ver. En una revisión más detallada, los versículos citados en Hechos y Gálatas no proyectan un punto de vista judío cristiano extremo. Y la posición de Santiago sobre la ley es actualmente consistente con su teología en Hechos y Gálatas.

Como podemos ver, los argumentos en contra de que Santiago, es el autor de este libro son bastante débiles. Los argumentos a favor de la autoría de Santiago son mucho más convincentes. Y por causa de esto, la mayoría de los académicos evangélicos correctamente afirman que Santiago, el hermano de Jesús, fue el autor de la carta que lleva su nombre.

Ya que hemos considerado la autoría de la epístola de Santiago observando la perspectiva tradicional. Ahora veamos más de cerca la historia personal de Santiago.

Historia Personal

Mateo 13:55 identifica a Santiago como uno de los hijos de María y uno de los medios hermanos de Jesús. Esta conexión familiar puede explicar las muchas similitudes entre la epístola de Santiago y las enseñanzas de Jesús registradas en los evangelios. Pero las Escrituras dejan claro que cuando Santiago y sus otros hermanos estaban creciendo, ellos no reconocieron quien realmente era su hermano mayor. Como Juan 7:5 nos dice:

Ni aun sus hermanos creían en él (Juan 7:5).

Pero, en algún momento de su vida, Santiago llegó a tener una fe salvadora en Jesús como su Señor. De hecho, Santiago ascendió a tal grado en la iglesia primitiva que Pablo lo llamó, en Gálatas 2:9, uno de los "pilares" de la iglesia. También, sabemos que, de acuerdo a 1 Corintios 15:7, Jesús se le apareció a Santiago después de su resurrección.

La posición de autoridad de Santiago está bien documentada en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, él aparece tres veces en el libro de Hechos como el líder de la iglesia de Jerusalén. Y en Hechos 15, lo vemos como el portavoz del concilio apostólico. Aun los no cristianos conocían la importancia de Santiago en la iglesia. Uno de los más conocidos relatos de la violenta muerte de Santiago en el año 62 d. C., viene del historiador judío Josefo.

Escuchemos cómo en la obra Antigüedades de los Judíos, Libro 20, capítulo 9, sección 1, escrita en el año 93 d. C. Josefo describe las circunstancias que rodearon la muerte de Santiago:

[Anán] reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó Cristo; su nombre era Jacobo, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados.

Mientras crecía, Santiago probablemente no había entendido quién era realmente su hermano mayor. Pero, podemos ver por el relato de Josefo, y por las Escrituras y otros registros históricos, que después en su vida adulta, Santiago tuvo un compromiso inquebrantable con Jesús como el Cristo.

Como Eusebio escribió en su Historia Eclesiástica, Libro 2, capítulo 23 citando al antiguo historiador cristiano Hegesipo:

[Santiago] fue un testigo verdadero para los judíos y griegos de que Jesús es el Cristo.

Ahora que hemos considerado el trasfondo de la epístola de Santiago, observando algunos temas alrededor de la autoría, exploremos a la audiencia original de esta carta.

Audiencia Original

Los teólogos invierten grandes cantidades de tiempo y de energía tratando de aprender lo más posible, acerca del autor de un libro en particular. Pero la identidad de la audiencia original es de igual importancia. Si queremos interpretar correctamente lo que el escritor bíblico estaba diciendo, nos ayuda saber quiénes eran los lectores originales del escritor y que estaban enfrentando en ese momento en particular de la historia. Cómo vimos anteriormente, en Santiago 1:1 Santiago identifica a sus lectores como:

…las doce tribus que están en la dispersión… (Santiago 1:1)

Esto parece ser una referencia a los judíos quiénes vivían fuera de Israel. Y en el 2:1, Santiago se dirige a su audiencia como:

Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo… (Santiago 2:1)

Juntos, estos versículos nos indican que la audiencia original de la epístola de Santiago estaba formada, primeramente, de judíos cristianos quienes vivieron fuera de Palestina.

En varias ocasiones en su libro, Santiago se dirigió afectuosamente a su audiencia como "hermanos". Pero, ¿Cómo Santiago, quién vivía en Jerusalén, conocía tan bien a su audiencia como para hablarles de esta manera? Bueno, en Hechos 8:1 al 4, aprendemos que, en la ola de persecución después del martirio de Esteban, los miembros de la iglesia fueron esparcidos por toda Judea y Samaria. Es posible entonces que Santiago, como el líder de la iglesia de Jerusalén, estaba escribiendo a estos miembros dispersos de las "doce tribus". Pero, aun si la epístola no fuera dirigida a estos creyentes específicamente, parece que la audiencia de Santiago estaba compuesta de judíos cristianos en circunstancias similares.

El vocabulario que Santiago usó, también sostiene la idea de que los lectores originales fueron judíos seguidores de Jesús. Por ejemplo, en el 2:2, Santiago escogió la palabra "synagōgē" o "sinagoga" para describir las reuniones de su audiencia. Esta era una manera típica para referirse a las reuniones judías. Y en el 5:4 Santiago usó la frase "Señor Todopoderoso," o kurios sabaoth. Esta frase viene de un nombre común del Antiguo Testamento para el Dios de Israel, Yahweh tsabaōt. Este tipo de lenguaje tiene mucho más sentido si los receptores tienen raíces judías fuertes.

Conocer el trasfondo de la audiencia de la epístola de Santiago es extremadamente importante porque nos ayuda a establecer el cómo entender el mensaje que él está tratando de expresar a su audiencia. Esta audiencia, es una comunidad judía, portadores de una larga tradición del Torá de Moisés, el mensaje de los profetas y los escritos. Santiago se basa en esta rica tradición cuando habla con ellos acerca de la vida de fe, la vida sabia. Y ellos necesitan entender cómo aplicarlo a sus propias vidas a la luz de la resurrección de Jesucristo. [Dr. Scott Redd]

Ahora, cuando decimos que Santiago está escribiendo a judíos cristianos, no queremos decir que no había creyentes gentiles en las iglesias a las que Santiago se dirigió. Ya en Hechos 8 sabemos de la conversión del etíope. Y como aprendemos en Hechos 10, había muchos gentiles, temerosos de Dios, convertidos al judaísmo, quienes asistían a las sinagogas. Por lo tanto, no debe sorprendernos el encontrar por lo menos algunos creyentes gentiles en las iglesias también. Incluso de acuerdo a Romanos 9:8, los creyentes gentiles eran considerados como "descendientes de Abraham". E idealmente, ellos eran considerados como parte de las doce tribus de Israel como cualquiera que fuera judío por linaje.

Hemos observado el trasfondo de la epístola de Santiago considerando su autoría y audiencia original. Ahora, estamos listos para examinar la ocasión o circunstancias de su escritura.

Ocasión

Exploraremos la ocasión de la escritura del libro de Santiago en tres pasos. Primero, veremos la ubicación tanto del autor como la de la audiencia. Segundo, consideraremos la fecha de composición. Y tercero pensaremos acerca del propósito de la epístola de Santiago. Comencemos viendo la ubicación del autor y de la audiencia de esta carta.

Ubicación

La ubicación del autor no es difícil de discernir. Tanto el Nuevo Testamento y los padres de la iglesia primitiva sugieren que Santiago vivió su vida de ministerio en Jerusalén. Y permaneció en Jerusalén hasta que fue martirizado en el año 62 d. C.

Por este motivo, no hay razón para pensar que él escribió la epístola desde cualquier otro lugar. La ubicación de la audiencia original es también algo simple. Como hemos mencionado, los que recibieron la carta eran mayormente creyentes judíos quienes estaban dispersos a través de Judea y Samaria después de la muerte de Esteban.

Hechos 11:19 nos dice que estos creyentes desplazados viajaron hasta Fenicia, Antioquía y Chipre en busca de un lugar seguro para vivir. No podemos estar seguros de que Santiago escribió a los creyentes en estos lugares específicos. Sin embargo, basados en el saludo inicial de Santiago a las "doce tribus dispersas entre las naciones," estas áreas son fuertes posibilidades para la ubicación de la audiencia original de Santiago.

Pensamos que estas tribus están verdaderamente dispersas. Es muy probable que Santiago, estuviera escribiendo a los feligreses de Jerusalén que fueron esparcidos en Fenicia, Chipre y Antioquía por la persecución después del martirio de Esteban, como si fueran sus propios feligreses. Y creo eso, porque él, sorprendentemente, no nos da teología, o al menos no de manera obvia; él no habla en términos de la estructura del evangelio. Hay bastantes cosas que él no menciona, y como pastor, pienso, bueno, probablemente él ya cubrió estas cosas antes en su ministerio, y ahora le está hablando a su bien conocida audiencia en la manera en la que un pastor lo haría. Esto afecta nuestra noción acerca de Santiago, al ver esta audiencia dispersa, que está bajo su ministerio, vemos como él escribe en ese sentido. [Dr. Michael Kennison]

Teniendo en mente este primer aspecto de la ocasión o circunstancias de la epístola de Santiago, — la ubicación del autor y su audiencia — ahora consideremos la fecha de la composición de la carta.

Fecha

Las fechas más tempranas y más tardías para esta carta son bastante fáciles de establecer. Primero, la fecha más temprana para la composición de la carta es en el año 44 d. C.

Sabemos que Santiago escribió su epístola como el líder de la iglesia primitiva en Jerusalén. Hechos 12:17 indica que Santiago se convirtió en un líder importante de la iglesia primitiva en Jerusalén, por el tiempo en el que Pedro fue liberado de la prisión.

De acuerdo a Hechos 12:19 al 23, Pedro fue liberado en el año en que Herodes Agripa l murió en el año 44 d. C. y es muy probable que la epístola no fue escrita mucho antes de esta fecha. Segundo, la fecha tardía más probable para la composición de la epístola es en el año 62 d. C., el año en el que Santiago fue martirizado.

Como vimos anteriormente, de acuerdo a Josefo, Santiago murió por las manos del sacerdote Ananías cerca de este tiempo. Esto provee corto tiempo para la composición de la carta.

La carta misma no incluye ninguna referencia específica de los eventos históricos que pudieran fechar la carta más específicamente. Pero hay por lo menos dos razones para pensar que la fecha de composición fue la más temprana y no la tardía.

Como hemos mencionado anteriormente, en el 2:2 Santiago usó la palabra "synagōgē", o sinagoga, para describir las reuniones de su audiencia. El uso de "sinagoga" parece indicar una etapa temprana en el desarrollo del movimiento cristiano.

Santiago pudo haber escrito antes de que los cristianos fueran expulsados de las sinagogas. O, por lo menos, él escribió en el tiempo cuando los cristianos todavía llamaban a sus lugares de reunión una "sinagoga".

Además, no hay mención en la epístola de Santiago de las controversias judío — gentiles que recibieron mucha atención en los escritos de Pedro y Pablo.

En la iglesia primitiva, cuando los gentiles vinieron a la fe en Cristo en grandes cantidades, surgieron conflictos sobre si estos nuevos creyentes deberían o no conformarse a las costumbres judías.

Quizás Santiago simplemente escogió no tratar con estas controversias. Pero lo más probable es que estos conflictos no se habían convertido en un factor importante en la vida de las iglesias a las que se dirigía Santiago.

Habiendo observado la ocasión o circunstancias de la carta tanto en su ubicación como en su fecha, examinemos el propósito de Santiago al escribir esta carta.

Propósito

Una de las maneras más útiles para resumir el propósito general de la epístola de Santiago es observando Santiago 1:2 al 4. En sus primeras palabras, Santiago dijo a sus lectores:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna (Santiago 1:2-4).

Como este pasaje indica, la audiencia de Santiago estaba enfrentando diversas pruebas. Pero Santiago los llamó a tener sumo gozo en sus pruebas. La prueba, explicó, produce paciencia. Y los que son constantes llegarán a ser "perfectos y cabales, sin que os falte nada". Pero la verdadera clave del mensaje de Santiago viene en el versículo siguiente. En el versículo 5, Santiago completó su pensamiento con estas palabras:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada (Santiago 1:5).

Discutiremos estos versículos con más detalle más adelante en la lección. Pero por ahora, este pasaje nos da un vistazo al corazón de toda la epístola. Para experimentar el sumo gozo en medio de las pruebas, debemos "pedirle a Dios" sabiduría, y nos "será dada". Con esto en mente, podemos resumir el propósito principal de la carta de Santiago de esta manera:

Santiago llamó a su audiencia a buscar la sabiduría de Dios para que ellos tuvieran gozo en sus pruebas.

Era importante para la audiencia de Santiago escuchar este mensaje. Como dijimos anteriormente, la audiencia de Santiago ya no estaba en Palestina. Ellos estaban viviendo "dispersos entre las naciones," lejos de sus casas. No hay duda de que no era fácil para ellos encontrar gozo en sus pruebas. Esto parece haber dirigido a algunos de ellos a abandonar su lealtad a Cristo. En cambio, perseguían lo que Santiago llamó "amistad con el mundo". Escuchemos a Santiago 4:4 donde Santiago usó estas duras palabras:

¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).

Claramente, hubo algunos en la audiencia de Santiago que se habían alejado de la fe. Y Santiago les advirtió que ser amigos del mundo los hacía un "enemigo de Dios".

No es de extrañar que Santiago ejerciera su autoridad como líder de la iglesia. Repetidamente, Santiago ordenó a sus lectores que vivieran de una manera consistente con una profesión sincera de fe. Él usó más de 50 imperativos, o mandamientos directos, en sus 108 versículos. Y a menudo usaba otras formas gramaticales que funcionaban como imperativos dentro de sus contextos.

Pero la principal solución de Santiago a los problemas que enfrentaba su audiencia no era simplemente ordenarles que hicieran esto o aquello. Para él, la clave principal era que necesitaban buscar la sabiduría de Dios. La sabiduría de Dios era la clave para recibir el sumo gozo mientras soportaron sus muchas pruebas.

Escuchemos esas bien conocidas palabras del capítulo 4:8 al 10 donde Santiago les dice a sus lectores:

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros… Humillaos delante del Señor, y él os exaltará (Santiago 4:8-10).

Santiago dirigió a los creyentes a humillarse ellos mismos y así Dios los exaltará. Él les enseñó que la humildad ante Dios es un camino hacia la sabiduría. Y cuando los seguidores de Cristo se acercan a Dios en humilde sumisión, la sabiduría que reciben les trae gozo, incluso mientras ellos perseveran en medio de pruebas.

Hasta ahora, en nuestra Introducción a la Epístola de Santiago, hemos examinado el trasfondo. Ahora estamos listos para examinar la estructura y contenido de la epístola.

ESTRUCTURA Y CONTENIDO

Acabamos de sugerir que el libro de Santiago presta mucha atención a la sabiduría como la forma de encontrar gozo en tiempos de prueba. Pero este énfasis en la sabiduría nos ayuda a entender algo más que sólo el propósito de este libro. Muchos intérpretes han hablado del libro de Santiago como el libro de sabiduría del Nuevo Testamento. Y esta perspectiva también nos ayuda a comprender la inusual estructura y contenido de la epístola. En el tiempo en que Santiago escribió su carta, había habido una larga historia de literatura de sabiduría que provenía del Antiguo Testamento. Las escrituras de sabiduría del Antiguo Testamento incluyen Job y Eclesiastés, así como el libro de Proverbios y un número de los llamados salmos de sabiduría y refranes proféticos de sabiduría. La deuda de Santiago con esta literatura del Antiguo Testamento es evidente de varias maneras. Por ejemplo, en el 5:11, Santiago usó el ejemplo de Job, el personaje principal del libro de Job, para promover la paciencia. Más allá de esto, Santiago tocó temas como la lengua, el trato de las viudas y los huérfanos, la pobreza y el favoritismo. Estos temas reflejan numerosos paralelos con el contenido del libro de Proverbios.

Cuando leemos la epístola de Santiago, vemos repetidamente la palabra "sabiduría". Él obviamente la valora grandemente — la sabiduría de arriba en contraposición a la sabiduría de abajo. Y ese valor a la sabiduría y la estructura de la epístola, nos hace pensar que había una gran influencia en su vida, acerca de la literatura de sabiduría antes que él. Esto lo vemos más explícitamente cuando cita y usa el libro de Proverbios, y también en cómo recuerda las palabras de nuestro Señor Jesús, quien también habló a menudo en un contexto de sabiduría. Hubo un desarrollo del pensamiento de sabiduría y del género de la escritura de sabiduría, en el período intertestamental. Y vemos algunos de los mismos temas a través de esa literatura de sabiduría en la epístola de Santiago, y ocasionalmente vemos también la misma estructura. Pero muchos de los temas comenzaron realmente con el libro de Proverbios y con Jesús, así que la mayor influencia en Santiago probablemente viene de Jesús y de los Proverbios. Pero en la epístola de Santiago, es muy importante el género y la sabiduría proverbial en todo el Judaísmo del Segundo Templo, alrededor del tiempo de Jesús. [Dr. David W. Chapman]

La carta de Santiago también refleja el contenido de libros de sabiduría influyentes fuera de las Escrituras como el libro de Sabiduría de Salomón y El Libro de la Sabiduría de Jesús, hijo de Sirac, también conocido simplemente como Sirac o Libro del Eclesiástico. Estos libros eran bien conocidos en los días de Santiago, y hay paralelismos sorprendentes en su carta. Sólo como un ejemplo, en el capítulo 1 versículo 26 de Sirac, leemos:

Si apeteces sabiduría, guarda los mandamientos, y el Señor te la dispensará.

Y Santiago 1:5 nos dice:

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (Santiago 1:5 [NVI]).

Además de estos tipos de literatura de sabiduría, gran parte de la instrucción de Jesús registrada en los evangelios es característica de la enseñanza de la sabiduría en Israel. Y los intérpretes han notado una serie de similitudes entre la escritura de Santiago y la instrucción de Jesús. Consideremos, por ejemplo, Mateo 5:10, donde Jesús dijo:

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:10).

Comparemos esto con Santiago 1:12, donde Santiago escribió:

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman (Santiago 1:12).

La literatura de sabiduría del judaísmo en el primer siglo y un poco antes, tuvo una influencia considerable en Santiago, especialmente en términos del medio cultural y literario con el que trabajaba. De hecho, hay docenas de alusiones y paralelismos entre la epístola de Santiago y otras literaturas tanto en el Antiguo Testamento como en otras literaturas judías. Santiago cita a Proverbios al menos una vez y tiene muchas alusiones particularmente a la Sabiduría de Jesús Ben Sirac, una obra que fue escrita, aproximadamente un siglo antes del tiempo del Nuevo Testamento. Pero hay una cosa que es única de Santiago en términos de sabiduría, y es que, él conecta su sabiduría muy de cerca con la enseñanza de Jesús. Santiago es probablemente uno de los ilustradores más coloridos del Nuevo Testamento con representaciones de barcos guiados por pequeños timones, y agricultores que esperan pacientemente, y comerciantes que están viajando. Hay muchas, muchas ilustraciones y todo está influenciado por la sabiduría. Pero el contenido de la epístola de Santiago está realmente llevando hacia adelante la manera en la que Jesús presenta el reino y la manera en que la presencia del reino cambia nuestras vidas. [Dr. Dan McCartney]

Debido a los estrechos vínculos de Santiago con la literatura de sabiduría, la estructura de la epístola es muy diferente de lo que podríamos esperar. Incluso una breve mirada a esta carta nos dice que su organización no es simple. De hecho, desde nuestro punto de vista moderno, puede parecer muy desorganizado. Al igual que el libro de Proverbios, la epístola de Santiago trata con una variedad de temas importantes. Y a menudo usa sólo unos pocos versos sobre un tema antes de pasar a otro. De vez en cuando, vuelve a uno o más de sus temas más adelante en la carta, pero sin consistencia. Algunos comentaristas incluso han llegado a la conclusión de que no hay estructura en la epístola de Santiago. Han sugerido que es sólo una colección de dichos de sabiduría sin orden real o flujo de pensamiento.

Pero tenemos que tener cuidado aquí. Esta carta no es sólo una confusión caótica de versos no relacionados lanzados juntos sin ningún orden en absoluto. Aunque la espístola de Santiago se asemeja a la literatura de sabiduría en forma y contenido, también difiere de ese género en una variedad de maneras. A diferencia de otras literaturas de la sabiduría, la epístola de Santiago es una carta escrita a iglesias específicas. Y por esta razón, refleja algunas de las características de organización de otras epístolas del Nuevo Testamento.

No todos los intérpretes están de acuerdo en la organización o estructura de la epístola de Santiago. Pero para los propósitos de esta lección, hemos dividido el libro en siete secciones.

Veamos cada una de estas divisiones, comenzando con el saludo en Santiago 1:1.

Saludo (1:1)

Escuchemos otra vez el capítulo 1:1, el corto saludo de Santiago:

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud (Santiago 1:1).

No debemos omitir la forma en la que Santiago se describió aquí. Él se llamó a sí mismo "siervo de Dios y del Señor Jesucristo".

Santiago podría haberse presentado como el líder de la iglesia, o incluso como el hermano de Jesús. En su lugar, eligió hacer el punto de que él era el siervo de Dios y Cristo. Esta doble referencia puede ser la declaración personal de humildad de Santiago, tema que él aborda más adelante en el libro. Aquí él ejemplificó esa humildad dejando claro que él era el siervo de su hermano, Jesús.

Después del saludo, la primera división principal se centra en lo que hemos llamado sabiduría y gozo.

Sabiduría y Gozo (1:2 -18)

Santiago escribió su carta a los cristianos que habían sido expulsados de Jerusalén y estaban dispersos por el mundo mediterráneo. Se enfrentaban a diferentes tipos de juicios que sin duda los desalentaban. Y por esta razón, las primeras palabras de Santiago sobre la importancia de la sabiduría comenzaron con un llamado al gozo.

Escuchemos otra vez en Santiago 1:2 donde Santiago le dice a su audiencia:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas… (Santiago 1:2).

Este pasaje puede parecer extraño para nosotros, especialmente porque se dirige a personas que están enfrentando "diversas pruebas". Pero la apelación de Santiago de tener "sumo gozo" en las pruebas, no es tan inusual como podríamos pensar.

La frase "sumo gozo" viene de la expresión griega "pasan charan" que puede ser traducida "gozo completo y absoluto". Este tipo de ánimo encaja bien con otra literatura de sabiduría de los días de Santiago. Muchas escrituras de sabiduría animaron a los que sufrieron a considerarse bendecidos. Jesús, por ejemplo, cerró las bienaventuranzas en Mateo 5:12 con el llamado a "gozaos y alegraos" ante la persecución.

Como dijimos antes, en el capítulo 1:3 y 4, Santiago enseñó que la paciencia a través de las pruebas hace posible que los creyentes sean "perfectos y cabales". En otras palabras, cuando el pueblo de Dios enfrenta dificultades, crecen en la plenitud de todo lo que Dios quiere para ellos. Pero en realidad, a menudo es difícil incluso para el creyente más sincero ver cómo esto es cierto en medio del sufrimiento. Esta es la razón por la cual, en el siguiente versículo, Santiago les dijo a sus lectores que buscaran la sabiduría de Dios. Recordemos como dice Santiago 1:5:

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (Santiago 1:5 [NVI]).

Aquellos que deseamos sumo gozo mientras sufrimos pruebas, debemos pedirle a Dios sabiduría. La cual es necesaria para que nos ayude a entender cómo las pruebas nos conducen a mejorar. Y si pedimos este tipo de sabiduría de Dios, él nos la dará. Tal y como Santiago dijo en el 1:17, Dios da los dones buenos y perfectos a su pueblo. Santiago cerró esta sección en el 1:18 con estas palabras de aliento:

Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas (Santiago 1:18).

Cuando recibimos la sabiduría para entender cómo Dios obra a través de las pruebas, podemos tener gozo. La sabiduría fortalece nuestra confianza en que Dios ha ordenado para nosotros la bendición de la salvación eterna. Después de tratar con la sabiduría y el gozo, Santiago se mueve a la relación entre la sabiduría y obediencia.

Sabiduría y Obediencia (1:19–2:26)

En esta sección, Santiago trata con la sabiduría y obediencia en tres pasos básicos. Comenzando con el capítulo 1:19 al 27 que introduce la importancia de tomar acción en lugar de sólo escuchar o hablar.

Acción (1:19-27)

En el 1:22 leemos esto:

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a nosotros mismos (Santiago 1:22).

Oír la palabra simplemente no es suficiente. La palabra de sabiduría de Dios también debe conducir a la obediencia fiel. De lo contrario, nos estamos engañando a nosotros mismos.

Cuando leemos la carta de Santiago, vemos que él enfatiza la necesidad de poner en práctica lo que decimos que creemos. Es un tema muy prominente en toda la epístola. Y podríamos preguntarnos, ¿por qué Santiago hace hincapié en eso? La respuesta parece ser, Santiago vive en el mundo real y él ministra a gente real, y en el mundo en el que vivimos, hablar es barato. Es muy fácil decir que creemos en Dios y mucho más difícil poner esa creencia en acción. Esto fue un desafío no sólo para Santiago, sino también para Jesús. Hablar no es lo mismo que hacer. Jesús y Santiago lo saben. Estaban tratando de llegar a personas reales, en un mundo real, con un problema real. [Dr. Jimmy Agan]

Santiago esperaba que sus lectores hicieran más que sólo escuchar la Palabra de Dios. Él esperaba que ellos pusieran su fe en acción. Este tema era tan importante para Santiago que, aunque él tocó este tema en los capítulos 1 y 2, regresó a él una y otra vez a lo largo de su epístola.

Por ejemplo, en el 3:13 la perspectiva básica de Santiago sobre la relación entre sabiduría y obediencia aparece otra vez. Santiago escribió:

¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría (Santiago 3:13 [NVI]).

Como indica este versículo, la sabiduría y el entendimiento de los propósitos de Dios en las pruebas y sufrimientos no es un mero asunto intelectual. Aquellos que tienen estos dones lo demostrarán con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad, dadas por la sabiduría de Dios. Así en el 1:27, Santiago cierra esta sección sobre la necesidad de actuar resumiendo la piedad verdadera, o religión de esta manera:

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo (Santiago 1:27).

Santiago habla muy francamente de la religión — lo que él llama "pura y sin mácula" — esto es: "Cuidar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo". Y en nuestra cultura, que es tan materialista en muchos sentidos, son dos caras de la misma moneda, y una de las maneras en que somos contaminados por el mundo es el no cuidar a los pobres que nos rodean, o atribuir su pobreza a algo en ellos y no mirar las causas sistémicas de eso, o vernos a nosotros mismos, que tenemos recursos, como significando que, de alguna manera somos superiores, o tenemos la bendición de Dios y la gente pobre no, cuando la realidad es que muchas veces lo que encontramos es que la fe de los pobres es más fuerte y más auténtica que la gente que no ha sufrido las mismas cosas que ellos. [Rev. Dr. Thurman Williams]

Siguiendo este llamado introductorio a la acción, Santiago elaboró la conexión entre la sabiduría y obediencia enfocándose en el problema del favoritismo en el 2:1 al 13.

Favoritismo (2:1-13)

Algunas personas dentro de la audiencia de Santiago, aparentemente habían estado mostrando preferencia a los ricos y descuidando a los pobres. Y en esta sección, Santiago dirigió este problema llamándolos a poner atención a lo que él llamó "la ley real". En el 2:8 Santiago dijo:

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis (Santiago 2:8).

Esencialmente, descuidar a los pobres a favor de los ricos es fallar a "amar a tu prójimo". Y Santiago enseñó que ellos debían evitar el pecado del favoritismo manteniendo la ley real.

Vemos en las enseñanzas de Santiago sobre los ricos y su relación con los pobres, un verdadero reflejo de la enseñanza del Salvador en Lucas 16. En el 2 de Santiago, él habla de cómo ellos no saben que Dios ha escogido a los pobres que le aman, para ser herederos de su reino. A los ricos se les muestra parcialidad cuando llegan a las reuniones cristianas. Se les muestra respeto — les decimos: "Puedes tomar mi asiento; puedes tener el mejor asiento en la asamblea". Y Santiago advierte a aquellos que están actuando de esa manera recordándoles que los pobres tienen una posición plena en el reino de Dios, derechos plenos de herencia, y por lo tanto, se les debe mostrar dignidad, y respeto, así como una plena membresía también entre el pueblo de Dios. [Dr. Greg Perry]

Como hemos visto, el libro de Santiago tiene un enfoque muy positivo sobre la ley de Dios. En el punto de vista de Santiago, la ley nos enseña a cuidarnos unos a otros, a tener compasión de los pobres, evitar el favoritismo y cosas por el estilo. Pero este punto de vista positivo puede ser mal usado si no somos cuidadosos. Los cristianos modernos generalmente señalan cómo la ley de Dios ha sido utilizada en vano, como una manera de tratar de justificarnos a nosotros mismos ante Dios por nuestras propias acciones justas. Y tenemos razón al rechazar este abuso de la ley de Dios. Pero, por el contrario, el libro de Santiago destaca una faceta diferente de la ley. Santiago enseñó que, aunque nadie puede ser justificado por la ley, la ley de Dios es nuestra fuente de sabiduría. Y debemos vivir en obediencia a ella. Por supuesto, no obedecemos como si estuviéramos viviendo en el Antiguo Testamento; debemos siempre aplicar la ley de Dios a la luz de Cristo y a las enseñanzas del Nuevo Testamento. Pero aquellos que han creído en Cristo para su salvación obedecen la ley por gratitud a Dios, porque es la revelación de la sabiduría de Dios. En esta escena, Santiago hace eco al Salmo 19:7 donde leemos esto:

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo (Salmos 19:7-8).

Después de introducir la importancia de la acción en respuesta a la palabra de sabiduría y de resistirse al favoritismo al obedecer la ley real de Dios, Santiago se refirió a la relación entre la fe y la obediencia en el 2:14 al 26.

Fe (2:14-26)

En el 2:14, Santiago planteó esta pregunta:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? (Santiago 2:14)

Santiago respondió a esta pregunta con un resonante "No". Lo hizo de varias maneras. Primero, él señaló que incluso el diablo cree cosas verdaderas acerca de Dios, pero no le hace ningún bien. Luego señaló cómo la fe de Abraham lo llevó a la obediencia. Y describió cómo Rahab demostró su fe a través de buenas obras. Así, en el 2:26, Santiago llegó a esta bien conocida conclusión:

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Santiago 2:26).

De acuerdo a Santiago, tener las creencias correctas no es suficiente. Una fe que no se muestra a sí misma en obediencia está muerta. No es una fe salvadora.

Después de exhortar a su audiencia a vivir una vida de obediencia, Santiago enfoca su atención en la relación entre sabiduría y paz entre los seguidores de Cristo.

Sabiduría y Paz (3:1–4:12)

Escuchemos la pregunta de Santiago en el 4:1:

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? (Santiago 4:1)

Aunque este versículo está en medio de la sección, en una variedad de formas, la sección entera trata con esta pregunta. En esta sección, Santiago señaló tres temas principales asociados con la sabiduría y la paz entre los creyentes. Primero, en el 3:1 al 12, Santiago se enfoca en la lengua, o nuestro uso de las palabras.

Lengua (3:1-12)

En el 3:4 y 5, Santiago comparó la lengua con un timón de un barco. Él lo explicó de esta manera:

Las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón… Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas (Santiago 3:4-5).

Después en el versículo 6 fue aún más lejos, diciéndole a su audiencia:

Y la lengua es… un mundo de maldad… entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno (Santiago 3:6).

La advertencia de Santiago contra la capacidad de la lengua para la maldad es muy similar a lo que encontramos en el libro de Proverbios. Proverbios también trata en varias ocasiones con los peligros asociados con la lengua, o el habla. Encontramos esto en lugares como Proverbios 10:31; 11:12; 15:4; y muchos otros versículos. Tanto la epístola de Santiago y Proverbios señalan que las palabras pueden dirigir a todo tipo de problemas entre el pueblo de Dios. Para evitar conflictos y vivir en paz, debemos controlar nuestra lengua.

Cuando leemos el libro de Santiago, probablemente recordamos las palabras de Jesús cuando dice: "de la abundancia del corazón habla la boca". A medida que Santiago reflexiona en las palabras de Jesús y provee instrucciones para la iglesia — cómo debemos vivir a la luz de la venida de Cristo y en anticipación de su futuro regreso — una de las maneras que Santiago nos da para medir nuestros corazones, es enfocarnos en nuestras palabras. Él ve las palabras de una persona, la lengua, que es una abreviación de palabras, como un barómetro de todo el ser moral de una persona. Nos da la temperatura de nuestro corazón, por así decirlo. Y así, como Jesús dice, "de la abundancia del corazón habla la boca". Cuando Santiago dice que un hombre debe frenar su lengua y que de la misma boca no deben salir bendiciones y maldiciones, está diciéndonos que nuestro corazón debe estar completamente comprometido con Dios. No debemos ser de doble ánimo, sino debemos, en fe, aferrarnos a la enseñanza de Cristo, y al hacerlo, nuestras palabras deben bendecir a nuestros hermanos y hermanas en lugar de maldecirles. [Dr. Brandon D. Crowe]

El segundo tema ligado a la sabiduría y la paz, involucra dos tipos de sabiduría. Encontramos esto en el 3:13 al 18.

Dos Tipos de Sabiduría (3:13-18)

En Santiago 3:14 al 17 leemos estas palabras:

Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón…esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica… Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía (Santiago 3:14-17).

Como vemos aquí, para explicar la relación entre la sabiduría y la paz, Santiago distingue entre la sabiduría terrenal incluso diabólica y la sabiduría que es de lo alto. La sabiduría terrenal nos lleva a los celos amargos y a la contención. Pero la sabiduría de Dios trae paz en la comunidad cristiana.

Santiago llamó a sus lectores a dejar sus disputas y peleas. Explicó que cuando nos aferramos a nuestros deseos egoístas no puede haber paz entre nosotros. Él enseñó que la sabiduría mundana, conduce solamente "al desorden y prácticas malvadas". Así que, Santiago instruyó a sus lectores a confiar en la sabiduría que viene de Dios. Cuando hacemos esto, encontramos paz. Como Santiago lo puso en el 3:18:

Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz (Santiago 3:18).

El tercer tema en esta sección, en el 4:1 al 12, ve a la sabiduría y a la paz en relación con el conflicto interno que los seguidores de Cristo experimentan.

Conflicto Interno (4:1-12)

Santiago remontó la lucha entre los cristianos y los deseos egoístas, los motivos erróneos, y el descontento interno. Desde el punto de vista de Santiago, los malos deseos dentro de su audiencia han causado gran daño en la comunidad cristiana. Ellos, estaban gobernados por sus deseos. Y por causa de esto, peleaban, codiciaban e incluso se destruían unos a otros. Así que, Santiago severamente les dijo lo que ellos deben hacer para traer la paz. En el 4:7 al 10 Santiago dijo:

Someteos, pues, a Dios… Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros… Humillaos delante del Señor, y él os exaltará (Santiago 4:7-10).

Sólo la humilde sumisión a Dios puede poner fin a sus disputas y peleas y darles paz unos con otros. Ahora, consideremos las relaciones entre la sabiduría y el futuro.

Sabiduría y el Futuro

La discusión de Santiago de la sabiduría y el futuro puede ser dividida en tres partes. La primera parte se encuentra en el 4:13 al 17 y trata con aquellos que estaban haciendo planes para el futuro como si Dios no estuviera en control.

Haciendo Planes (4:13-17)

Estos versículos indican que muchos en la audiencia de Santiago estaban tratando de determinar su propio futuro. Ellos se enfocaron en acumular riqueza, y se jactaban de lo que harían y a dónde irían. En respuesta a esto, Santiago les recordó que sus vidas eran efímeras. No era posible que supieran cuál sería su futuro. Escuchemos el 4:15 y 16, donde Santiago les dijo:

En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala (Santiago 4:15-16).

Sólo Dios controla el futuro y aquellos que son sabios reconocerán esto. En la segunda parte de esta sección, Santiago puso atención a la sabiduría y al futuro en una manera ligeramente diferente. En el 5:1 al 6, advirtió contra la acumulación de la riqueza debido al futuro día del juicio.

Acumulación de la Riqueza (5:1-6)

Santiago habló extensamente acerca del trato a los pobres en muchos lugares. Y repetidamente condenó a los ricos por aprovecharse de los menos afortunados. En estos versículos, Santiago advirtió fuertemente a los ricos que habían ganado riqueza a expensas de los pobres. Y les informó que pronto sufrirían por ello. Cómo él lo dice en el 5:3:

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros (Santiago 5:3).

Cómo este pasaje indica, acumular riquezas a expensas de otros traerá severo juicio.

Las palabras de Santiago han de haber sido sorprendentes para muchos de los judíos que las escucharon. Él revierte la comprensión que muchos tenían en Israel acerca de la relación entre los ricos y los pobres, llamando a los pobres bendecidos. Él advierte a los ricos que estén listos para arrepentirse y esperar juicio. La base para ese juicio es que ellos estaban acumulando sus riquezas, y si hemos sido bendecido con riquezas, la voluntad de Dios es que la compartamos con nuestros vecinos, utilizarla para bendecirlos, pero ellos estaban acumulando sus riquezas para sí mismos. Estaban defraudando a sus trabajadores al no pagarles un salario justo. La riqueza es un don de Dios que debe ser usado como Dios quiere, no para nosotros mismos, sino para nuestro prójimo. En otras palabras, cada negocio debe guiarse por el principio, "Ama a tu prójimo como a ti mismo". [Rev. David I. M. Lewis]

La tercera parte de la discusión de Santiago sobre la sabiduría y el futuro, en el 5:7 al 12, se convierte en espera paciente para que el plan de Dios para el futuro se desarrolle.

Espera Paciente (5:7-12)

Santiago había criticado a aquellos que habían hecho planes sin confiar en Dios para obtener sabiduría. Y había advertido a aquellos que habían ignorado la sabiduría de Dios acumulando riquezas y abusando de los pobres para que vieran el juicio de Dios. Pero después de esto, Santiago alentó a los que estaban sufriendo a esperar pacientemente que Dios llevara a cabo la consumación de la historia. Escuchemos el 5:7 y 8 donde Santiago usó esta analogía:

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca (Santiago 5:7-8).

Como acabamos de señalar, las palabras de Santiago en esta sección no sólo amonestaron a los ricos. También alentaron a los pobres y oprimidos. La fuerte reprensión de Santiago le recordó a su audiencia que el día del juicio venía. En ese tiempo, aquellos que fielmente dependían de Dios serían recompensados. De esta manera, animó a los fieles a continuar en el camino de la sabiduría piadosa, viviendo su profesión de fe, obedientes a Dios a la luz del gran final del plan de Dios para el futuro.

Después de explicar a sus lectores como la sabiduría se relaciona con el gozo, la obediencia, la paz y el futuro, el libro de Santiago cierra con una práctica y pequeña aplicación de sabiduría y oración.

Sabiduría y Oración (5:13-18)

La audiencia de Santiago estaba tratando con varios problemas. Ellos habían sido dispersados de sus hogares. Los ricos oprimían a los pobres. Estaban discutiendo y lastimándose unos a otros. Muchos, al parecer, estaban siendo gobernados por sus deseos egoístas. Y se les hacía difícil vivir de maneras que correspondían a su profesión de fe. Así, en esta última sección, Santiago les enseñó que hacer en la comunidad cristiana, mientras enfrentaban estas luchas. De manera similar a lo que había enseñado al principio de la epístola, aquí Santiago los instruyó a que se dedicaran a la oración. En tiempos de prueba o gozo, cuando tratamos con la enfermedad, aun la enfermedad causada por el pecado del individuo, aquellos que tienen sabiduría orarán. Escuchemos el 5:13 y 14 donde Santiago les dijo a sus lectores:

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él (Santiago 5:13-14).

Claramente, Santiago esperaba que sus lectores se acercaran a Dios en busca de sabiduría en cada situación. La razón de esto está suficientemente clara en el versículo 16 donde Santiago dijo:

La oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16).

Después de finalizar el cuerpo principal de su epístola con su llamado a la paciencia y a la oración en las pruebas, Santiago terminó la carta con una exhortación.

Exhortación (5:19-20)

En el 5:19 y 20, Santiago instó a su audiencia a cuidarse unos a otros y a traer de vuelta a los que se habían alejado de la verdad. Les recordó que, como hermanos y hermanas en la comunidad de fe, tenían la obligación y el privilegio de dirigir al pueblo de vuelta a la fe que realmente salva.

CONCLUSIÓN

En esta Introducción a la Epístola de Santiago hemos observado el trasfondo del libro y hemos estudiado al autor, la audiencia y la ocasión o circunstancias de su escritura. También exploramos la estructura y contenido de la carta y vimos como este libro sirve como libro de sabiduría del Nuevo Testamento para los creyentes que enfrenten el desaliento de las pruebas por medio del gozo, la obediencia, la paz, el futuro y la oración.

El libro de Santiago retó a los cristianos del primer siglo a buscar la sabiduría de Dios para que pudieran tener gozo mientras enfrentaban pruebas. Por supuesto, tú y yo vivimos en circunstancias muy diferentes a las de la audiencia original de Santiago. Pero nosotros también enfrentamos pruebas, y también necesitamos sabiduría de Dios para ayudarnos a tratar con estas pruebas. Al igual que la primera audiencia de Santiago, necesitamos el gozo que la sabiduría de Dios da. Aunque en esta lección, sólo hemos tocado lo que este libro ofrece, una cosa debe quedar clara: La epístola de Santiago traza un camino para vivir sabiamente en todas las edades. Y entre más apliquemos este libro a nuestras propias vidas, más recibiremos la bendición de sumo gozo que Dios ofrece a su pueblo, sin importar las pruebas o dificultades que podamos enfrentar.