Él Nos Dio Profetas: Análisis Histórico de la Profecía

INTRODUCCIÓN

Tengo un amigo que recientemente me contó una anécdota. Habían pasado apenas unos pocos años desde su boda, cuando su esposa encontró en un cajón una carta escrita por una de sus novias del pasado. Al principio ella se enojó mucho porque pensó que la carta había sido escrita recientemente. Pero mi amigo fue capaz de probar que se trataba de una carta antigua por la fecha del sobre. Mi amigo me miró y me dijo: "Rich, no sé qué hubiera pasado si yo no hubiera sido capaz de probar cuándo se escribió esa carta".

Desafortunadamente muchas veces los cristianos interpretan mal la profecía del Antiguo Testamento porque no les interesa cuándo habló el profeta o cuando escribió su libro. Si vamos a estudiar responsablemente a los profetas del Antiguo Testamento, debemos entender las fechas y los tiempos en los que ellos ministraron.

Hemos llamado a esta lección: "Análisis histórico de la profecía". Vamos a examinar cómo la historia del Antiguo Testamento provee un contexto esencial para entender apropiadamente la profecía del Antiguo Testamento.

Nuestro análisis histórico estará dividido en cuatro períodos principales de la historia profética. Primero, la monarquía incipiente; segundo, el período del juicio por medio de Asiria; tercero, el período del Juicio por medio de Babilonia; y finalmente, consideraremos el período de la restauración.

Miremos primero al período de la Monarquía Incipiente.

MONARQUÍA INCIPIENTE

Hemos visto en una de las lecciones anteriores que la profecía llegó a ser prominente en Israel cuando la Monarquía llegó a ser prominente. Así que será de ayuda, al hacer nuestro análisis histórico de la Profecía, considerar la Monarquía Incipiente. Aquellos días cuando Israel tuvo sus primeros reyes.

Desde el tiempo de Abraham, quien vivió alrededor de 2000 AC., hasta los días de Saúl, el pueblo de Israel no tuvo un rey humano. Pero el reino de David fue establecido alrededor del año 1000 AC. y su reino permaneció intacto a través de varias generaciones. Al estar explorando este período de la historia de Israel nos haremos dos preguntas importantes: ¿Cuáles fueron los acontecimientos más importantes que tuvieron lugar en este período? y ¿Cómo dieron forma estos acontecimientos al ministerio profético? Consideremos primero dos acontecimientos importantes que ocurrieron durante la Monarquía Incipiente.

Acontecimientos Importantes

Reino Unido

En primer lugar, podemos hablar del Reino Unido. Aproximadamente alrededor del año 1000 AC. David ascendió al trono en Jerusalén, unió a todas las tribus, estableció fronteras relativamente seguras para el reino, y trajo el Arca a Jerusalén, como una preparación para que su hijo construyera el Templo de Dios. Salomón, el hijo de David, siguió los pasos de su padre. Expandió los territorios de Israel, mantuvo las tribus unidas, también construyó el templo glorioso y lo dedicó para la adoración de Jehová. Los libros de Samuel, Reyes y Crónicas dejan claro que ni David ni Salomón fueron reyes perfectos. De todos modos, la Biblia se refiere a este período como una época ideal, cuando el pueblo de Dios recibió muchas bendiciones. Con todo y lo bueno que eran las condiciones en esta época incipiente, debemos recordar otro acontecimiento importante: El reino dividido.

Reino Dividido

Tristemente, ni Salomón, ni su hijo Roboam trataron a las tribus del norte con el respeto que se merecían, por lo que las tribus del norte se separaron y formaron su propia nación alrededor del año 930 AC. Podemos leer acerca de este acontecimiento en 1 de Reyes capítulo 12 y 2 de Crónicas capítulo 11. Cuando Roboam rehúsa tratar a las tribus del Norte con justicia, ellas se separan y forman su propio estado. Jeroboam fue rey de las tribus del Norte y estableció su capital en Samaria, así como centros de adoración en Dan y Betel. Pero Jeroboam llevó mucho más lejos su rebelión en contra del Sur y estableció ídolos en dichos centros de adoración y, al hacer esto, el reino del norte se corrompió en gran manera. La nación se alejó de la lealtad a Jehová; rehusó someterse a sus responsabilidades del pacto. Durante este período, Judá también tuvo sus altas y bajas, pero en la mayoría de los casos permanecieron mucho más fieles que Israel del Norte.

Así que podemos ver dos acontecimientos importantes en la monarquía incipiente. Primero, el reino unido bajo David y Salomón cuando las personas fueron bendecidas tremendamente, y luego, la división del reino, en los días de Roboam.

Ahora que hemos visto dos acontecimientos importantes que ocurrieron durante la monarquía incipiente, tenemos que preguntarnos: ¿Cómo dieron forma estos acontecimientos al ministerio de los profetas?

Ministerio Profético

Hay dieciséis profetas diferentes cuyos ministerios están resumidos en los libros proféticos mayores y menores del Antiguo Testamento. Los libros de Samuel, Reyes y Crónicas dejan claro que el período de la monarquía incipiente estuvo llena de actividad profética, pero ninguno de esos libros de profecía vienen de ese período. Sólo hablamos de la monarquía incipiente como el trasfondo histórico de los profetas que estamos estudiando. Y podemos ver este trasfondo por lo menos en dos formas.

Ideales del Pacto

Por un lado, los profetas que escribieron al último miraban atrás a los días de la monarquía unida como el establecimiento de importantes ideales reales del pacto. Basaban las esperanzas del pueblo de Dios en el pacto que Él hizo con David y confirmó con Salomón. Anhelaban el día cuando Israel se uniría de nuevo a Judá como en los días de David y Salomón. Anhelaban los días cuando el trono de David estaría firme otra vez y las fronteras de la tierra serían extendidas otra vez. En este sentido, la monarquía unida proveía un trasfondo histórico para los profetas del Antiguo Testamento.

El Reino Dividido

Por otro lado, la división del reino también proveía un trasfondo por el hecho de que los profetas sirvieron a dos naciones diferentes. Estas naciones tenían una historia relativamente independiente. Algunos profetas sirvieron a Jehová en el reino del norte, amenazando con el juicio del pacto y asegurando al pueblo de Dios acerca de un día de gran sanidad y bendición. Su enfoque estaba en Samaria, la capital de las tribus del norte. Otros profetas sirvieron a Jehová en Judá. También advirtieron acerca del juicio y ofrecieron bendiciones al pueblo de Dios en el sur. Pero se enfocaban en Jerusalén y en la tribu de Judá.

Aunque ninguno de los libros proféticos se escribió en el tiempo de la monarquía incipiente, hemos descubierto que este período forma un trasfondo esencial para el ministerio de todos los profetas. El período de la monarquía incipiente estableció los ideales del pacto y también estableció la realidad de los reinos del norte y sur.

Hasta este momento, hemos visto el trasfondo de la monarquía incipiente. Ahora avanzaremos al segundo período importante de la historia profética: El período del juicio por medio de Asiria.

JUICIO POR ASIRIA

Como hemos visto en las lecciones anteriores, el pueblo del pacto tenía la responsabilidad de ser fiel y leal al Señor. Y cuando violaba descaradamente este pacto, Dios enviaba juicio a través de guerras. La primera vez que Dios envió una gran guerra en contra del pueblo Dios fue durante el período del juicio por medio de Asiria.

El juicio divino y la derrota en la guerra vinieron sobre el pueblo de Dios a través del imperio Asirio durante los años del 734 al 701 AC. especialmente. En los años cercanos al siglo VII AC., el imperio Asirio creció en fuerza y conquistó muchas naciones. La extensión del imperio iba desde lo que hoy es Turquía hasta el Golfo Pérsico y se expandía al Sur hasta Egipto. Israel y Judá no podían evitar el tratar con este imperio masivo y agresivo.

Para explorar el período del juicio por medio de Asiria, nos enfocaremos otra vez en dos puntos: ¿Cuáles fueron los acontecimientos más importantes que ocurrieron en este período? y ¿Cómo afectaron estos acontecimientos el ministerio de los profetas durante estos siglos?

Acontecimientos Importantes

¿Qué acontecimientos importantes ocurrieron durante los siglos de la dominación Asiria que tuvieron influencia sobre los escritos proféticos del Antiguo Testamento?

Ocurrieron tres acontecimientos, por lo menos, que son importantes para nuestro estudio. Primero, la coalición sirio-israelí; segundo, la caída de Samaria; y tercero, la invasión de Senaquerib.

Coalición Sirio-Israelí

La coalición sirio-israelí involucró el conflicto entre tres naciones pequeñas que estaban bajo el control asirio en aquel tiempo: Siria, Israel del Norte y Judá. Podemos leer acerca de estos acontecimientos en varios lugares en el Antiguo Testamento, pero un pasaje muy interesante es Isaías 7. Alrededor de 734 AC., Siria e Israel del Norte se cansaron de pagar tributo al imperio asirio, por lo que decidieron formar una coalición para resistir a los asirios, debido a que éstos estaban experimentando problemas en otras partes de su imperio. Además de formar su propia coalición, Israel y Siria trataron de forzar a Judá para que se les uniera. Pero Acaz, el rey de Judá, se rehusó a unírseles y le pidió ayuda a Asiria. Estos acontecimientos tuvieron muchos resultados para el pueblo de Dios, pero debemos estar conscientes de por lo menos una de esas consecuencias importantes: tanto el Norte como el Sur estaban en el camino del conflicto con Asiria. Israel del Norte se había rebelado en contra de Asiria, por lo que los reyes de Asiria vinieron, atacaron y destruyeron a Israel del Norte. Judá se alineó con Asiria por un tiempo, por lo que pagó grandes tributos e impuestos al imperio asirio; no obstante, con el tiempo aun Judá se rebeló en contra de Asiria y el juicio iba a venir también sobre Judá. El segundo acontecimiento importante del período del Juicio por medio de Asiria fue la caída de Samaria.

Caída de Samaria

Samaria era la capital de Israel del Norte y vino a ser el objeto de la venganza asiria por la coalición rebelde siria-israelí. Podemos leer acerca de este acontecimiento en 2 de Reyes capítulo 17. El gran ejército asirio marchó en contra de Israel del Norte y destruyó Samaria y los asirios enviaron al exilio a muchos israelitas. Este acontecimiento marcó un nuevo día para el pueblo de Dios; el clímax del juicio derivado del pacto, manifestado en un exilio a gran escala, vino por primera vez con la destrucción de Israel del Norte a manos de los asirios.

El tercer acontecimiento importante del período del juicio por medio de Asiria ocurrió en la invasión de Judá que hizo Senaquerib.

Invasión de Senaquerib

Judá escapó de la ira de los asirios por un tiempo porque se sometieron a Asiria para tener protección del reino del norte. Pero más adelante, aun Judá se rebeló en contra de Asiria y provocaron la ira de este gran imperio. Vinieron varios ataques en contra de Judá, pero el peor vino en el año 701 AC. La invasión de Senaquerib. Podemos leer acerca de estos acontecimientos en 2 de Reyes capítulos 18-19. Los asirios destruyeron muchas ciudades judías y llegaron hasta Jerusalén, todo parecía estar perdido cuando Ezequías, el rey de Judá, se volvió a Jehová por ayuda y fue librado milagrosamente. Aunque Judá permaneció siendo un vasallo de Asiria, evitó ser destruida totalmente en los días de Ezequías y la invasión de Senaquerib.

Como podemos ver, hubo tres acontecimientos importantes durante el Juicio por medio de Asiria. Primero, la coalición sirio-israelí en el 734 AC.; Segundo, la destrucción de Samaria en el 722 AC.; y finalmente, la invasión de Senaquerib en el 701 AC.

Ahora que hemos visto los acontecimientos importantes durante el Juicio por medio de Asiria, vamos a examinar cómo estos tres acontecimientos influyeron en el ministerio de los profetas.

Ministerio de Profetas

El juicio por medio de Asiria tuvo una gran influencia sobre el ministerio de los profetas. De los dieciséis libros que tenemos en el Antiguo Testamento, seis de ellos reportan el ministerio de los emisarios de Jehová durante este período: Jonás, Oseas, Amós, Miqueas, Nahúm e Isaías. Todos estos profetas ministraron durante el tiempo del juicio por medio de Asiria.

Vamos a resumir brevemente lo que estos profetas dijeron acerca del Juicio por medio de Asiria: Primero, debemos mencionar al profeta Jonás.

Jonás

De acuerdo con 2 de Reyes capítulo 14 versículo 25, Dios llamó a Jonás a profetizar durante el reinado de Jeroboam II, quien era rey en Israel del Norte alrededor del año 793 - 753 AC. El lugar del ministerio de Jonás fue singular, pues Dios lo llamó para ir a Nínive, la ciudad capital de Asiria. Él fue a esta ciudad capital de los asirios y predicó la palabra de Jehová, y el mensaje central era sencillo. Como podemos leer en Jonás capítulo 3 versículo 4:

He aquí a cuarenta días Nínive será destruida. (Jonás 3:4)

Muy para el pesar de Jonás, la ciudad de Nínive se arrepintió cuando escucharon esta palabra de parte de Jehová y Dios no trajo sobre ellos el desastre con que había amenazado a la ciudad. El ministerio de Jonás señala la misericordia de Dios que se extiende aun a una comunidad tan mala como el imperio asirio.

Un segundo profeta que ministró durante el juicio por medio de Asiria fue Oseas.

Oseas

Oseas capítulo 1 versículo 1 nos dice que él sirvió durante:

En días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequíaz, reyes de Judá. (Oseas 1:1)

El último año del reinado de Uzías fue alrededor del 740 AC. y el primer año del reinado de Ezequías fue alrededor del 716 AC. Este intervalo establece un período largo para el ministerio del profeta Oseas. El ministró principalmente en Israel del Norte, alrededor del 750 AC. por lo menos hasta la caída de Samaria en el 722 AC. Después, probablemente Oseas emigró hacia el Sur. Podemos ver, entonces, que Oseas profetizó en días de prosperidad antes de la coalición sirio-israelí, y también profetizó hasta el tiempo de la caída de Samaria. El enfoque de las profecías de Oseas revela que él ministró en Israel del Norte. La mayoría de sus profecías consisten en advertencias en contra de la corrupción y la maldad del Norte. El mensaje central de Oseas era éste: "El reino del Norte está tan corrompido por el pecado que Dios va a juzgarlos trayendo a los asirios para destruir Israel y Samaria". Esta predicción, por supuesto, se cumplió con la caída de Samaria. Sin embargo, Oseas también dio esperanza. El dijo que un día la bendición de la restauración vendría aun después del exilio.

El tercer profeta que se enfocó en el juicio por medio de Asiria fue Amós.

Amós

Amós 1:1 nos dice que Amós ministró cuando Uzías era rey de Judá y Jeroboam era rey de Israel. Este versículo nos da un intervalo de fechas para situar el ministerio de Amós entre el 760 AC. y el 750 AC. Amós sirvió antes de los días de la coalición sirio-israelí en el 734 AC. Sirvió durante los días de prosperidad de Israel del Norte y su complacencia bajo Jeroboam II. Al igual que Oseas, el ministerio de Amós en Israel de Norte y su mensaje principal fue éste: Le advirtió a la generación de su época que el juicio por medio de Asiria era inminente, que Samaria caería y que el exilio ocurriría. Como Amós capítulo 5 versículo 27 dice:

Os haré, pues, transportar más allá de Damasco, ha dicho Jehová, cuyo nombre es Dios de los ejércitos. (Amós 5:27)

En el último capítulo de su libro, Amós reafirma la esperanza de que el exilio no será el fin de Israel; habrá una restauración, la bendición de la restauración después del exilio, la cual Moisés mismo prometió, es reafirmada también por Amós.

El cuarto profeta que habló del Juicio por medio de Asiria fue Miqueas.

Miqueas

Miqueas capítulo 1 versículo 1 dice que él ministró durante:

Los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo que vio sobre Samaria y Jerusalén. (Miqueas 1:1)

Miqueas sirvió como profeta de Dios por lo menos desde 735 AC., el último año del reinado de Jotam, hasta 701 AC., los días de la invasión de Senaquerib. A diferencia de Oseas y Amós, Miqueas ministró en Judá, especialmente en los alrededores de Jerusalén. Diciéndolo de una manera sencilla, el mensaje de Miqueas era que Dios iba a juzgar tanto a Samaria como a Jerusalén a manos de los asirios. Tenía poca esperanza de que Samaria fuera a escapar de la destrucción total, y también advirtió de que Jerusalén iba a ser destruida. Durante la invasión de Senaquerib, Miqueas se opuso a los falsos profetas que decían que Jerusalén nunca podría ser destruida por los enemigos. El argumentó que Jerusalén iba a ser destruida si no había arrepentimiento. Aun así, Miqueas dio esperanza a Israel y Judá, diciendo que aunque ocurriera el exilio, un día Dios iba a vengarse de los enemigos e iba a liberar a su pueblo de la opresión de los asirios y traería un gran rey para reunir de nuevo a su pueblo, e iba a restaurar las bendiciones del pacto en la tierra.

El quinto profeta que ministró en el período del Juicio por medio de Asiria fue Nahúm.

Nahúm

El tiempo del ministerio de Nahúm no se declara explícitamente en su libro, pero puede ser inferido de los temas tratados en su libro. Su ministerio tuvo lugar alrededor del 663 AC. al 612 AC. Dos versículos del libro establecen el "abanico" de las posibilidades. En el capítulo 3 versículo 8, descubrimos que la ciudad egipcia de Tebas ya había sido conquistada por los asirios, y este acontecimiento tuvo lugar en el 663 AC. El profeta también predice la destrucción de Nínive, la capital de Asiria, y habla de esto como un acontecimiento futuro en el capítulo 3 versículo 7. La destrucción de Nínive ocurrió en el 612 AC. Por lo tanto, sabemos que su ministerio se desarrolló antes de ese gran acontecimiento. Leemos en el capítulo 1 versículo15 que Nahúm se dirige a Judá. Así que podemos tener seguridad de que el ministró en Judá. Pero Nahúm no enfoca su atención en Judá, sino en Asiria. Tanto Israel como Judá habían sufrido severamente a manos de los asirios hasta entonces, y en medio de este sufrimiento, Nahúm tenía un mensaje principal: "Dios iba a destruir a Asiria". Le asegura a Judá que Dios iba a castigar a Asiria destruyendo Nínive, la ciudad capital. En el capítulo 3 versículos 5 al 7, Jehová dice estas palabras en contra de Nínive:

Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza…Todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada. (Nahúm 3:5-7)

El sexto profeta que se enfocó en el juicio por medio de Asiria fue Isaías.

Isaías

Isaías capítulo 1versículo 1 menciona que Isaías ministró durante de los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Este registro de los reyes nos indica que Isaías sirvió desde alrededor del 740 AC. hasta un poco después del 701 AC. cuando ocurrió la invasión de Senaquerib. Como podemos ver, Isaías ministró durante la coalición sirio-israelí, la caída de Samaria y la invasión de Senaquerib. El contenido del libro de Isaías nos revela que ministró en Judá, especialmente en Jerusalén. Isaías trató con Judá de muchas maneras durante el juicio por medio de Asiria. Hizo un llamado a la fidelidad y confianza en Jehová durante la coalición sirio-israelí, durante la invasión de Senaquerib, Isaías guió al rey Ezequías a confiar en Jehová para la liberación de Jerusalén; Estas porciones de su ministerio tuvieron un mensaje principal: "Judá debe confiar en Jehová al estar enfrentando el juicio por medio de los asirios." Por su puesto, cuando los israelitas no confiaron en Jehová, Israel tuvo otra advertencia: "El exilio llegará para Judá". No obstante, como tantos otros profetas, Isaías afirmó que la restauración de Judá ocurriría después del exilio.

Como hemos visto, el período del juicio por medio de los Asirios tuvo acontecimientos importantes que tuvieron consecuencias importantes en el ministerio de los profetas. Los profetas sabían que éste iba a ser un tiempo de gran miseria y dificultades para el pueblo de Dios y vinieron con palabras de juicio pero también con palabras de ánimo de que un día más brillante estaba en el horizonte.

JUICIO POR BABILONIA

Ahora que ya hemos explorado cómo los profetas del Antiguo Testamento ministraron durante el período del juicio por medio de Asiria, ahora debemos enfocarnos al período del juicio por medio de Babilonia.

Hasta este punto, hemos visto que la monarquía incipiente fue el trasfondo para todos los profetas que escribieron libros en el Antiguo Testamento. También hemos visto que el juicio por medio de Asiria del 734 al 701 AC. forma el contexto histórico dentro del cual ministraron Jonás, Oseas, Amós, Miqueas, Nahúm e Isaías. Ahora llegamos al tercer período principal del ministerio profético: El juicio por medio de Babilonia.

Este período de juicio se extiende del 605 AC. al 539 AC. De muchas maneras, el profeta Isaías es un eslabón entre el período del juicio por medio de Asiria y el juicio por medio de Babilonia. Ya hemos visto que Isaías ministró en el tiempo de Ezequías durante los días de la invasión de Senaquerib. Después que se acabó la invasión, Ezequías trató de hacer una alianza con Babilonia para protegerse de ataques futuros. En el capítulo 39 de Isaías, el profeta descubre lo que había hecho Ezequías y dice estas palabras en el capítulo 39 versículos 5 al 7:

Oye palabra de Jehová de los ejércitos: He aquí que vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. (Isaías 39:5-7)

De nuevo vamos a dividir nuestra discusión en dos aspectos: Primero, ¿Cuáles fueron los acontecimientos principales que ocurrieron durante el juicio por medio de Babilonia? Y segundo, ¿Cómo ministraron los profetas durante este tiempo?

Consideremos primero los acontecimientos principales que ocurrieron en el juicio por medio de Babilonia.

Acontecimientos Importantes

Para entender este período, debemos identificar tres acontecimientos principales: La Primera incursión babilónica en el 605 AC.; la segunda incursión en el 597 AC. y la tercera incursión 586 AC.

Primera Incursión

Primero, en el 605 AC, ocurrió la primera incursión y deportación de algunos líderes de Judá hacia Babilonia. El rey Joaquín fue infiel al emperador babilónico Nabucodonosor, por lo que Nabucodonosor invadió Judá y retiró a muchos de los líderes de Jerusalén. El profeta Daniel y sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego estuvieron entre las personas deportadas en esa ocasión.

Segunda Incursión

El segundo acontecimiento importante de ese período ocurrió en el año 597 AC. Nabucodonosor respondió a la rebelión continua de Judá con una segunda incursión y deportación. En esta ocasión, él destruyó muchas partes de Judá, y llevó cautiva hacia Babilonia a un gran número de la población. El profeta Ezequiel fue llevado a Babilonia en esta deportación. Esta segunda incursión hirió de muchas maneras a la nación de Judá, pero la nación aun así no se arrepintió de sus malos caminos.

Tercera Incursión

El tercer acontecimiento importante del período babilónico ocurrió en el 586 AC. Nabucodonosor se hartó de la rebelión continua en Judá y realizó una tercera y final incursión y deportación. En esta ocasión, los babilonios destruyeron totalmente Jerusalén y su Santo Templo. La vasta mayoría de la gente de Judá fueron llevados al exilio y la tierra quedó desolada. Judá había experimentado su gran exilio.

Cuando pensamos en estos tres acontecimientos importantes ocurridos durante el juicio por medio de Babilonia, debemos recordar que éste fue un tiempo de destrucción total para la gente de Dios. El hijo de David fue llevado al exilio y el templo de Jerusalén fue destruido. Fue un tiempo terrible en la historia del pueblo de Dios.

Ahora que hemos visto los acontecimientos principales del período del juicio por medio de Babilonia, debemos considerar las maneras en que ministraron los profetas durante este tiempo.

Ministerio Profético

El juicio por medio de Babilonia provee un trasfondo histórico para varios profetas del Antiguo Testamento. De hecho, siete profetas sirvieron como los emisarios de Jehová durante este tiempo: Jeremías, Sofonías, Joel, Abdías, Habacuc, Ezequiel y Daniel. El primer profeta del período babilónico fue Jeremías.

Jeremías

Jeremías sirvió como profeta de Dios en Judá durante las tres invasiones y deportaciones. Como podemos leer en Jeremías capítulo 1versículos 1 al 3, Jeremías ministró en el año decimotercero del rey Josías, luego durante el reinado de Joacim y hasta el fin del año undécimo de Sedequías cuando la gente de Jerusalén fue llevada al cautiverio. Basados en estos versículos, podemos ver que Jeremías sirvió desde 626 AC. (aun antes de que los babilonios derrocaran a los asirios) y continuó sirviendo como el emisario de Jehová hasta, por lo menos, un poco después del 586 AC. (cuando ocurrió la incursión y deportación final babilónica). Antes de que los babilonios invadieran la primera vez, Jeremías llamó al pueblo al arrepentimiento verdadero para evitar las invasiones. Al continuar las olas de ataques babilónicos, Jeremías se enteró de que la destrucción de Jerusalén era segura. Llamó al pueblo al arrepentimiento y a prepararse para días de dificultad. Aun así, a pesar de su enfoque en el exilio a Babilonia, Jeremías también afirmó que Israel iba a ser restaurada en el futuro. Por ejemplo, en los capítulos 30 al 31 de su libro, Jeremías le recuerda al pueblo de Judá que Dios los iba a traer de nuevo a la tierra y establecería la seguridad de un nuevo pacto.

El segundo profeta del Juicio por medio de Babilonia fue Sofonías.

Sofonías

Sofonías capítulo 1 versículo 1 nos dice explícitamente cuándo él sirvió como profeta de Dios. El sirvió durante el reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá. Josías reinó sobre Judá del 640 AC. al 609 AC. Esto hace de Sofonías un contemporáneo del ministerio incipiente de Jeremías. En el capítulo 2 versículos 13 al 15, Sofonías predijo que Nínive caería a manos de los babilonios. De hecho, Sofonías predijo que el Día del Señor vendría en contra de Asiria y otras naciones que habían perseguido al pueblo de Dios. El anticipó la dominación babilónica sobre toda la región, incluyendo a Judá. Aun así, Sofonías también proclamó que llegaría el día cuando Israel y Judá serían restaurados en grandeza. Como lo dice en el capítulo 3 versículo 20:

En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos', dice Jehová (Sofonías 3:20)

El tercer profeta que apareció durante el Juicio por medio de Babilonia fue Joel.

Joel

No podemos ser dogmáticos en cuanto a las fechas del ministerio de Joel, porque su libro no nos da un tiempo específico para su ministerio. Algunos intérpretes sitúan a Joel más temprano en la historia, otros más adelante. No obstante, basados en el capítulo 1 versículo 13 y algunas otras referencias, podemos estar seguros de que el templo y el sacerdocio estaban aun activos cuando Joel predicaba. Joel también anuncia que vendría la destrucción de Sión en el capítulo 2 versículo 1. Así que Joel probablemente ministró en algún tiempo durante las deportaciones de judíos a Babilonia. Su mensaje fue directo. La tierra de Judá sería arrebatada por ejércitos extranjeros. En el capítulo 2, Joel hace un llamado al arrepentimiento, con la esperanza de que el arrepentimiento sincero podría evitar o suavizar la destrucción de los babilonios. Aun después de concluir que esa destrucción venía, Joel no dejó de hablar totalmente de las bendiciones de Dios. Él le afirmó a sus lectores que una vez que se terminara el exilio, Dios iba a restaurar a su pueblo a un tiempo de bendiciones del pacto insuperables. Como dice en Joel capítulo 3 versículos 20 al 21:

Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion. (Joel 3:20-21)

El cuarto profeta durante el Juicio por medio de Babilonia fue Abdías.

Abdías

Tampoco su libro tiene fechas específicas. Pero se concentra en cómo la nación de Edom se aprovechó del sufrimiento terrible de los judaítas. Muy probablemente, Abdías tenía en mente los problemas que vinieron a Judá durante las oleadas de invasiones y deportaciones que los babilonios hicieron contra Judá durante los años 597 AC. al 586 AC. Abdías anunció que Jehová no pasaría por alto las crueldades de los edomitas. Edom sería destruido. De hecho, anunció que un día los exiliados de Judá regresarían y tomarían posesión de Edom. Como dice Abdías en el versículo 15 de su libro:

Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste, se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. (Abdías 15)

Abdías proclamó que después de acabar el exilio de Judá, Dios castigaría a las naciones por haber maltratado a su pueblo.El quinto profeta que ministró durante el Juicio por medio de Babilonia fue Habacuc.

Habacuc

De nuevo, no sabemos con precisión cuándo ministró. No obstante, el contenido de su libro nos da cierta orientación. En el primer capítulo de Habacuc, el profeta ora por la destrucción de los gobernadores impíos de Judá. La respuesta de Dios la encontramos en el capítulo 1 versículo 6:

Yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. (Habacuc 1:6)

A la luz de este pasaje, es probable que Habacuc ministrara antes de la primera invasión y deportación babilónica en el 605 AC. Habacuc, primero se lamentó de la maldad de Judá, luego se lamentó por la opresión de los babilonios, pero al final del libro, Habacuc afirmó su confianza en Jehová, sin importar cuánto tiempo tardara Dios en destruir a los babilonios. En el capítulo 3 versículos 17 al 18 leemos esas palabras de fe tan conocidas:

Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación (Habacuc 3:17-18)

El sexto profeta que sirvió durante el período babilónico fue Ezequiel.

Ezequiel

El capítulo 1:2 nos dice que el profeta fue llevado a Babilonia en el 597 AC. El ministró en Babilonia entre los exiliados, y como su libro deja bien claro, Ezequiel ministró aun hasta la gran destrucción de Jerusalén en el 586 AC. Así que Ezequiel ministró desde 597 AC. hasta la destrucción de Jerusalén en el 586 AC. Ezequiel pasó la mayor parte del principio de su ministerio proclamando que los babilonios destruirían a Jerusalén y a su templo. Más allá de esto, gran parte del libro se enfoca en cómo la gente regresaría a la tierra y como debían reconstruir el templo cuando regresaran. Después de describir cómo serían grandiosos la ciudad y el templo, concluye su libro de esta manera en el capítulo 48 versículo 35:

El nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama." (El Señor está allí). (Ezequiel 48:35)

El séptimo profeta que ministró durante el Juicio por medio de Babilonia fue Daniel.

Daniel

Daniel fue llevado a Babilonia en la primera deportación del 605 AC. Las referencias de su libro indican que el ministerio de Daniel se extendió del 605 AC. al 539 AC. Daniel interpretó sueños y tuvo varias visiones que dejaban claro que el exilio de Judá iba a ser extendido por largo tiempo. Se dio cuenta que el pueblo de Dios no se había arrepentido aun estando en el exilio. Como dice en el capítulo 9 versículo 13:

Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová, nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. (Daniel 9:13)

Como resultado, Daniel se enteró de que el exilio del pueblo de Dios se extendería durante cuatro reinos: los babilonios, los medos y persas, los griegos, y una cuarta nación sin nombre, que ahora sabemos que fue el imperio romano. Daniel animó a los exiliados al arrepentimiento y a la fe; y les advirtió que esa rebelión continua prolongaría la separación de la tierra.

Sería muy difícil caer en el error de enfatizar de más el período del juicio por medio de Babilonia. Fue un tiempo en el que el pueblo de Dios sufrió su peor derrota. El pueblo de Dios estaba en el exilio, fuera de la tierra de Judá. El hijo de David había sido exiliado de su trono. La ciudad de Jerusalén fue destruida, y aun el templo de Dios fue destruido. Esto fue lo peor que le había pasado al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. Durante este tiempo, los profetas ofrecieron palabras de advertencia y juicio, pero también ofrecieron la esperanza de que un día el Señor restauraría a su pueblo, aun a Jerusalén y a Judá.

PERÍODO DE LA RESTAURACIÓN

Hasta este punto de la lección, hemos visto los acontecimientos importantes y los ministerio proféticos de tres períodos. Ahora llegamos al último período de la profecía del Antiguo Testamento: El período de la restauración.

Como hemos visto, la Monarquía Incipiente provee el trasfondo para los profetas que escribieron libros de la Biblia. Varios profetas ministraron durante el juicio por medio de Asiria, y otros más sirvieron a Dios durante el Juicio por medio de Babilonia. Ahora debemos explorar los profetas que ministraron al pueblo de Dios cuando algunos Israelitas regresaron del exilio de Babilonia a la tierra de Judá. El período de restauración se extiende alrededor del 539 AC. a alrededor del 400 AC.

Exploraremos este período de la manera usual enfocándonos primero en los acontecimientos principales de este tiempo, y luego en los ministerios proféticos. Veamos primero los acontecimientos principales del período de la restauración.

Acontecimientos Importantes

Israelitas Regresan A Su Tierra

Lo primero que debemos mencionar es el regreso de los Israelitas a la tierra. En el año 539 y 538 AC. Dios hizo algo grandioso por su pueblo exiliado. En cumplimiento de las profecías de Isaías, Ciro, el emperador persa, conquistó el imperio babilónico y animó a los israelitas a regresar a su tierra, y a reconstruir el templo de Jehová. Esta restauración inicial del pueblo tuvo lugar bajo el liderazgo de Sesbasar, de quien muchos piensan que es Zorobabel, el heredero legítimo del trono de David. Sin embargo, los exiliados que regresaron fueron relativamente muy pocos en número y no estaban muy dedicados a cumplir la voluntad de Jehová.

Reconstrucción del Templo

Esto nos lleva al segundo acontecimiento importante del período de la restauración: la reconstrucción del templo durante los años 520 al 515 AC. Los israelitas que regresaron primero a la tierra descuidaron la reconstrucción del templo. Comenzaron el proyecto, pero pronto se empezaron a preocupar por sus propias necesidades y dejaron de construir. Debido a que el pueblo de Dios estaba fallando en su responsabilidad de reconstruir el templo, los profetas Hageo y Zacarías fueron a las calles de Jerusalén alrededor del año 520 AC. para exhortar a la gente a reconstruir el templo de Dios. Al principio hubo gran optimismo y esperanza, pero ese optimismo no duro mucho tiempo.

Apostasía General

El tercer acontecimiento importante del período de la restauración fue la apostasía general. Esta apostasía creció después de la reconstrucción inicial del templo, especialmente durante los ministerios de Esdras y Nehemías. Los eruditos debaten con respecto a las fechas exactas de este período, por lo que debemos establecer un abanico de posibilidades alrededor del 450 al 400 AC. Después de una generación desde que Zorobabel reconstruyó el templo, el pueblo de Dios comenzó a casarse con mujeres extranjeras y, como resultado, la religión de Israel se mezcló con las religiones de otros pueblos. El período de restauración se detuvo. Esdras y Nehemías hicieron reformas y funcionaron por un tiempo, pero no pasó mucho tiempo antes de que fallaran aun esas reformas. El período de la restauración llegó a ser un período de gran apostasía.

Ahora consideremos nuestro segundo aspecto de interés del período de la restauración: ¿Cómo influyeron estos acontecimientos en los profetas que ministraron durante este tiempo?

Ministerio Profético

Tres figuras proféticas bien conocidas fueron: Hageo, Zacarías y Malaquías.

Consideremos primero el ministerio de Hageo.

Hageo

El libro de Hageo deja bien claro que este profeta estuvo entre aquellos que regresaron a la tierra. Como resultado, su ministerio tuvo lugar en Jerusalén. Más allá de esto, sabemos con mucha precisión cuándo ministró Hageo. Leemos en Hageo capítulo 1versículo 1 que Dios habló a través de Hageo el primer día del sexto mes a Zorobabel, gobernador de Judá. Basados en este y otros pasajes del libro, nos enteramos que todas las profecías de Hageo ocurrieron durante un período de cuatro meses en el 520 AC. ¿Cuál era el mensaje básico de Hageo? Hageo estaba determinado a inspirar a los Israelitas a reconstruir el templo. De hecho, Hageo predijo que vendrían grandes victorias y bendiciones a Zorobabel si él y el pueblo se arrepentían de sus pecados. Como dice en el capítulo 2 versículo 21:

Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra. (Hageo 2:21)

Hageo ofreció las ricas bendiciones de Dios a la gente si la nación regresaba sinceramente al Señor y reconstruía su templo. El segundo profeta del período de la restauración fue Zacarías.

Zacarías

Basados en el contenido de las profecías de Zacarías, nos enteramos de que él ministró en Jerusalén junto con Hageo. El capítulo 1 versículo 1 menciona que Zacarías comenzó a ministrar en el octavo mes del segundo año de Darío. Es decir, en el año 520 AC. Y por el contenido de los capítulos 9 al 14, muchos intérpretes creen que el ministerio de Zacarías continuó después de que fue claro que simplemente el reconstruir el templo no era suficiente para traer la bendición divina. En su ministerio inicial, resumidos en los primeros 8 capítulos de Zacarías, el mensaje del profeta fue muy sencillo: "Grandes bendiciones vendrán si el pueblo reconstruye el templo". Más allá de esto, de los capítulo 9 al 14, Zacarías predijo que la restauración total vendría solamente por medio de una intervención catastrófica divina en el futuro. El profeta tuvo visiones de una serie de grandes acontecimientos en el futuro cuando Dios iba a intervenir y traer victoria y justicia a su pueblo. Como dice el capítulo 14 versículo 20:

En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. (Zacarías 14:20)

El último profeta del Antiguo Testamento fue Malaquías.

Malaquías

Por su enfoque en el templo y los levitas, parece ser que Malaquías también ministró en los alrededores de Jerusalén. Su mensaje es compatible con el tiempo durante o después de las reformas de Nehemías alrededor del 450 al 400 AC. Los servicios del templo se habían corrompido de tal manera y la gente se había alejado de tal manera del Señor que Malaquías anunció que un gran juicio todavía vendría sobre el pueblo de Dios. Como leemos en el capítulo 3 versículo 5:

Y vendré a vosotros para juicio. (Malaquías 3:5)

No obstante, Malaquías sabía que el juicio de Dios en el futuro también llevaría a la restauración final de los justos en Israel. En el capítulo capítulo 4 versículo 2, Malaquías ofrece esperanza para aquellos que se arrepienten y demuestran ser fieles al Señor:

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. (Malaquías 4:2)

Malaquías le aseguró a Israel, aun en su apostasía, que después del juicio vendría un tiempo de gran bendición.

Los profetas del período de la restauración tuvieron que lidiar con grandes crisis. El pueblo de Dios que había regresado del exilio continuó rebelándose en contra de Dios, como resultado, los profetas concluyeron finalmente que las grandes bendiciones de la restauración vendrían en el futuro distante. Como cristianos sabemos cuándo se cumplieron. Fue cuando Jesús vino a la tierra.

CONCLUSIÓN

En esta lección, hemos explorado un análisis histórico de los profetas del Antiguo Testamento. Aunque la historia es muy compleja, es útil resumir los acontecimientos de la historia profética en términos de cuatro períodos principales: primero, la monarquía incipiente, segundo, el juicio por medio de Asiria, tercero el juicio por medio de Babilonia; y cuarto, el período de la restauración, el tiempo cuando se iniciaron grandes esperanzas, pero con el tiempo, esas esperanzas fueron sustituidas por la expectativa de más juicio, seguido por una bendición de Dios en el futuro distante.

Al tratar de interpretar la profecía del Antiguo Testamento, siempre es esencial relacionar las palabras proféticas con las circunstancias. Al relacionar las palabras de los profetas con las circunstancias históricas que enfrentaron, seremos capaces de entender qué significaron sus palabras para la gente de esos días. También seremos capaces de entender qué significan sus palabras para nosotros hoy día.