Él Nos Dio Profetas: Perspectivas Hermenéuticas Esenciales

INTRODUCCIÓN

Un conocido pastor me dijo una vez: "Richard, si quieres tener una multitud en la iglesia, organiza un congreso sobre profecía y diles que Jesús va a volver muy pronto". Cuando visito librerías cristianas y escucho sermones cristianos en estos días, me convenzo de que él tenía razón. Las personas se emocionan acerca de las profecías bíblicas porque están convencidas de que los antiguos profetas nos dicen que el regreso de Cristo está a la vuelta de la esquina.

La mayoría de los cristianos presta poca atención a las profecías del Antiguo Testamento, pero cuando llegan a hacerlo, sus pensamientos se dirigen inmediatamente a la segunda venida de Cristo y a otros eventos del fin del mundo. Líderes cristianos de muchas y diferentes denominaciones alientan a la gente a buscar estos temas en cada página de los escritos proféticos. Aunque es natural dirigirnos hacia estos temas, en estas lecciones buscaremos una perspectiva diferente y más sobria de la profecía. La perspectiva que los propios escritores bíblicos tuvieron. Como veremos, los profetas del Antiguo Testamento tienen mucho más que decirnos que lo que pudiésemos esperar.

Hemos titulado esta lección "Perspectivas Hermenéuticas Esenciales" puesto que identificaremos consideraciones hermenéuticas o interpretativas que todos tenemos que captar si hemos de manejar la profecía bíblica responsablemente. Esta primer lección se divide en cuatro partes: nuestra confusión acerca de la profecía del Antiguo Testamento; y luego veremos tres tópicos que nos ayudarán a superar nuestra confusión. La naturaleza de la experiencia de un profeta; la importancia de encontrar el significado original, finalmente, entender las perspectivas del Nuevo Testamento acerca de la profecía del Antiguo Testamento. Echemos un vistazo primero a nuestra confusión.

NUESTRA CONFUSIÓN

¿Te has dado cuenta cómo la mayoría de los cristianos conocen algunas partes de la Biblia mucho mejor que otras? En el Antiguo Testamento, las historias del Pentateuco son muy familiares. Lectores ávidos de la Biblia conocen a Josué y Jueces, y unos pocos creyentes aún entienden mucho acerca de libros como Samuel, Reyes y Crónicas. Pero tan pronto como alguien pregunta: "¿De qué trata Isaías?" "¿Qué con Sofonías?" o "¿No es Hageo un libro emocionante?", nos quedamos mudos, porque sabemos muy poco acerca de estos libros. Aun Pastores y otros maestros cristianos tienden a evitar explicaciones cuidadosas de los profetas del Antiguo Testamento en sus ministerios, debido a que están muy confundidos acerca de ellos.

Al empezar este estudio de la profecía del Antiguo Testamento, es importante que comencemos con un vistazo a nuestra confusión. Nos haremos dos preguntas: ¿Cuáles son las fuentes de nuestra confusión acerca de la profecía? Y ¿cuáles son algunos de los resultados de esta confusión? Empecemos con un vistazo a las fuentes de la confusión que muchos de nosotros sentimos respecto de la profecía del Antiguo Testamento.

Fuentes de Confusión

Existen al menos dos cosas que ocasionan que muchos cristianos tengan problemas cuando tratan de entender la profecía del Antiguo Testamento, Primero los libros proféticos en sí mismos y segundo la desarmonía en la iglesia.

Libros Proféticos

Enfrentémoslo. Los libros de profecía contenidos en la Escritura son probablemente las partes de la Biblia más difíciles de captar. Muchos cristianos tienen problemas aun para pronunciar los nombres de algunos de los profetas del Antiguo Testamento, más aun para entender lo que dicen. Frecuentemente quedamos perplejos por los contenidos de estos libros. Parecen estar descoyuntados. Los versículos no parecen seguirse uno al otro. Parecen hablar en acertijos y adivinanzas. A veces las palabras de los profetas simplemente no nos hacen sentido en absoluto. Además de eso, no sabemos mucho acerca de los eventos históricos de este período de la Biblia. Los reyes, las naciones, las guerras, son tan complejas que nos cuesta trabajo mantener nuestro rumbo. Cuando la mayoría de los cristianos lee a los profetas del Antiguo Testamento se sienten como si hubiesen entrado a una tierra extranjera y extraña. Los letreros en las calles no tienen sentido. Las costumbres son extrañas. Caminamos perplejos por las dificultades de los libros proféticos en sí mismos.

La Iglesia

Hay una segunda gran fuente de confusión: La iglesia.

La iglesia cristiana tiene una maravillosa armonía de enseñanzas en muchas áreas. Pero cuando se trata de la interpretación de la profecía del Antiguo Testamento difícilmente hay algo de armonía, sólo desacuerdo. Ustedes han escuchado los debates. ¿Y tú qué eres? ¿Un dispensacionalista premilenialista? ¿Un premilenialista histórico? ¿Y qué tal si te vuelves un postmilenialista? ¿Eres tú un amilenialista optimista o pesimista? Vamos con un grupo y escuchamos que todos los demás están equivocados. Luego visitamos otro grupo y escuchamos todo lo contrario. Aunque los evangélicos estamos de acuerdo en los puntos esenciales de la fe, difícilmente existe acuerdo alguno entre todos nosotros excepto en que un día Cristo retornará en gloria. La iglesia ha estado tan dividida con respecto a la interpretación de los profetas del Antiguo Testamento, que es difícil para nosotros leer estos textos con mucha seguridad.

Resultados de Confusión

La confusión que sentimos ha llevado a toda clase de resultados lamentables. Puedo pensar en al menos dos resultados principales derivados de la confusión que tenemos con respecto a esta parte de la Biblia, victimización y caer en la apatía.

Victimización

La victimización se da a todo nuestro alrededor. Debido a que existe tanto desacuerdo y confusión en la iglesia, en muchas situaciones se levantan los así llamados "expertos en profecía" para traer orden en medio de la confusión. Hacen esto yendo por allí enseñando sus opiniones como si fueran absolutamente ciertas.

Varios ejemplos de victimización de este tipo vienen a mi mente. En décadas recientes, innumerables libros y maestros han dicho dogmáticamente que el establecimiento del Estado de Israel en 1948 marcó la última generación antes de que Cristo vuelva. Se enseñaba por todos lados que Cristo tenía que volver dentro de una generación, 40 años después de 1948. "Solamente una generación después de que Israel vuelva a la tierra… Cuarenta años, y Cristo volverá por su iglesia."

Cuarenta años habían pasado y nada sucedió. Quizá hubiésemos esperado que habiendo pasado 1988 se hubiesen detenido las especulaciones, pero no fue así. Conforme pasan los años, los expertos en profecía han vuelto su atención a otro lado. Ahora afirman que el año 2000 nos trae al umbral del fin del tiempo. De nuevo las expectativas son febriles. Aún las revistas y periódicos sensacionalistas nos dicen que el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina. Todas las señales están apuntando al fin del tiempo. Nos dicen que cada evento actual guerras, terremotos, crisis económicas muestran que las profecías del Antiguo Testamento con respecto al regreso de Cristo están a punto de ser cumplidas. Y por supuesto que la aplicación práctica de muchas de estas profecías es: "Compren mis libros"; "Den dinero a mi ministerio". Tristemente, muchos cristianos son fácilmente victimados por estos maestros. Muchos de nosotros andamos rebotando de una interpretación a otra porque no sabemos cómo entender a los profetas por nosotros mismos.

La victimización es un resultado de nuestra confusión sobre la profecía del Antiguo Testamento, pero hay otro resultado que también podemos ver. Muchas veces nos volvemos apáticos con respecto al entendimiento de la profecía del Antiguo Testamento.

Apatía

Muchos cristianos parecen atravesar por fases en su acercamiento a la profecía. Primero comienzan con mucho entusiasmo. Escuchan a alguien enseñar, y encuentran mucha emoción en asistir a conferencias y leer libros. Lo siguiente, sin embargo, es que estos mismos creyentes se encuentran en crisis debido a que sus maestros les dicen cosas que simplemente no resultan ser ciertas. En muchos casos, estos mismos cristianos se llenan de apatía. Se dan por vencidos en cuanto a entender esta parte de la Biblia.

Eso es lo que me sucedió a mí. Cuando yo era un cristiano joven en preparatoria, mis maestros me habían dicho que todas las señales apuntaban al inminente regreso de Cristo. Llegué hasta el punto de decidir que no había razón para ir a la universidad, pronto comencé a darme cuenta de que ninguno de sus descubrimientos se volvía realidad, así que seguí adelante y forjé mi propia vida. Me volví apático con respecto a la profecía. "Nunca entenderé estas porciones de la Biblia", me dije. Así que comencé a saltarme esta parte de la Biblia y a concentrarme en cosas que pudiese entender. Y les digo que, dondequiera que he ido, veo a cristianos que son apáticos a la profecía del Antiguo Testamento.

Me temo que hoy día, muchos creyentes son apáticos con respecto a la profecía del Antiguo Testamento. Se dan por vencidos en cuanto a tratar de entenderla debido a que están cansados de la decepción y la victimización. No pueden imaginarse el número de Pastores a quienes he escuchado decir, "No se preocupen por la profecía. Como sea, nunca podrán entenderla". Así que simplemente nos olvidamos de esta parte de la Biblia.

Ha llegado el tiempo de cambiar esta situación. Necesitamos aprender acerca de la profecía del Antiguo Testamento para que no seamos "llevados por todo viento de doctrina" Pero también debemos aprender acerca de la profecía del Antiguo Testamento para evitar la apatía. Dios no incluyó la profecía en la Biblia para que la ignorásemos. Nos la dio para que nos beneficiemos de ella en incontables formas. No deberíamos estar satisfechos en permanecer ignorantes o confundidos con respecto a la profecía del Antiguo Testamento.

Pienso que todos reconocemos estos problemas con la profecía del Antiguo Testamento, pero ahora, nos haremos otra pregunta. ¿Qué clase de cosas pueden ayudarnos a sobreponernos a nuestra confusión? ¿Qué necesitamos para saber cómo incrementar nuestro entendimiento de esta parte de la Biblia? Existen al menos tres principales aspectos que debemos estudiar a fin de evitar la victimación y la apatía. Primero necesitamos saber acerca de la naturaleza de la experiencia de los profetas. Segundo necesitamos reafirmar la importancia del significado original de las profecías. Y tercero necesitamos obtener un mejor entendimiento de la forma en la cual el Nuevo Testamento trató las profecías del Antiguo Testamento. Estos tres tópicos son importantes, y vamos a tratar con cada uno de ellos a lo largo de estas lecciones. En este punto, solo introduciremos algunos pensamientos preliminares. Veamos primero la experiencia del profeta del Antiguo Testamento.

EXPERIENCIA DE UN PROFETA

Si esperamos alguna vez poder manejar la profecía responsablemente, tenemos que observar cuidadosamente, la experiencia de los profetas. ¿Qué sucedió con estos mensajeros de Dios? ¿Qué experimentaron mientras anunciaban la Palabra de Dios? Al escuchar y leer a las personas hablar sobre la experiencia de los profetas, son tres, al menos, los malentendidos que surgen a este respecto. Muchos cristianos malentienden el estado mental que los profetas tenían al recibir y entregar la Palabra de Dios. También malentendemos la forma en la cual Dios inspiró las palabras y escritos de los profetas. Frecuentemente no tenemos una idea correcta acerca de la comprensión de los profetas del Antiguo Testamento, de lo que entendieron acerca de las palabras que hablaron.

Estado Mental

En primer lugar, muchos estudiosos de las Escrituras actúan como si el Profeta hubiese estado prácticamente fuera de sí al recibir sus profecías. Los profetas estaban tan sobrecogidos por el Espíritu de Dios, que perdieron sus sentidos. Entraron en estado de delirio febril, en forma muy parecida a los profetas paganos de Baal y de otras religiones del mundo moderno y antiguo.

A pesar de lo difundida que pudiese estar esta perspectiva de los Profetas, no coincide con la evidencia de la Escritura. Pienso que podemos estar seguros de que hubo ocasiones en las que los Profetas del Antiguo Testamento quedaron sorprendidos por lo que vieron y oyeron de Dios. Apenas podemos imaginarnos el estado mental que experimentó Ezequiel cuando, en el capítulo ocho de su libro, el Espíritu de Dios lo tomó de los cabellos y lo llevó cientos de millas en el aire de Babilonia al templo en Jerusalén. Pero aun en esta condición, Ezequiel no estaba completamente fuera de sí. No perdió la conciencia. No. Al leer esta porción de Ezequiel, vemos que él podía interactuar razonablemente con Dios acerca de las cosas que veía. Aun en situaciones muy dramáticas, los Profetas del Antiguo Testamento permanecían alertas y conscientes mientras Dios les revelaba Su Palabra.

Inspiración

Un segundo malentendido que se ha difundido respecto de la profecía tiene que ver con la forma en la que los Profetas fueron inspirados por Dios.

Inspiración Mecánica

Desafortunadamente, muchos cristianos se acercan a las profecías del Antiguo Testamento como si hubiesen sido inspiradas mecánicamente. Tratamos a los profetas como si hubiesen sido meras máquinas de dictado. Cuando Isaías hablaba, simplemente dejaba que Dios moviera sus labios. Cuando Amós predicaba, Dios forzaba cada palabra a través de su boca. Tenemos una mejor idea que ésta cuando se trata de otras partes de la Biblia, pero cuando se trata de profetas del Antiguo Testamento frecuentemente los tratamos como instrumentos pasivos de revelación, meras bocinas mecánicas de Dios.

En contraste con esta forma popular de ver la inspiración de los profetas, en estas lecciones operaremos con una perspectiva llamada "inspiración orgánica".

Inspiración Orgánica

Creemos que el Espíritu Santo inspiró los escritos del Antiguo Testamento de manera que no tuvieran errores. Sin embargo, también cuando Dios inspiró la escritura de la Biblia, usó las personalidades, pensamientos y formas de pensar de autores humanos.

Sabemos que esto es cierto en el Nuevo Testamento. Las epístolas de Pablo reflejan su trasfondo y personalidad. También reconocemos que las diferencias entre los cuatro evangelios resulta primordialmente de la diferencia de intenciones y propósitos de los escritores humanos. En forma muy semejante, Dios usó las personalidades, experiencias e intenciones de los profetas al inspirarlos para dar Su Palabra a Su pueblo. Si esperamos entender a los profetas del Antiguo Testamento, debemos rechazar el entendimiento mecánico de sus experiencias y comenzar a buscar las formas en que Dios inspiró a los profetas como seres humanos completos cuando ellos recibieron y transmitieron Su Palabra.

Comprensión

Alineadas con nuestros otros malentendidos de las experiencias de los profetas, frecuentemente tenemos una idea equivocada de la forma en que los profetas comprendían sus palabras. De hecho, muchos cristianos actúan como si los profetas hubiesen sido ignorantes e incapaces de entender lo que estaban diciendo. Por ejemplo, creen que si alguien hubiese detenido a Amós para preguntarle, "¿Qué quieres decir con estas palabras?", él hubiera respondido, "No lo sé. Yo sólo hablo lo que Dios me dice que hable".

En contraste con este malentendido, la Biblia enseña que los profetas tenían un entendimiento parcial, pero de todos modos entendían mucho de lo que decían. Por ejemplo, en el capítulo 12 versículo 8 del libro de Daniel, el profeta confesó:

Y yo oí, más no entendí. (Daniel 12:8)

Pero tenemos que ser cuidadosos para discernir lo que Daniel quiso decir. Él explicó lo que quiso decir cuando continuo diciendo:

Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? (Daniel 12:8)

Daniel entendió lo que había escuchado y escrito; conocía el vocabulario; conocía la gramática –eran sus propias palabras, después de todo. Sin embargo, no entendía todo. Admitió no saber con precisión cómo sería cumplida la profecía.

En forma muy semejante, 1 de Pedro capitulo 1 versículo 11 nos dice que los profetas del Antiguo Testamento no entendían todo lo que decían. Él dice que los profetas del Antiguo Testamento trataron en vano de descubrir el tiempo y las circunstancias que les indicaba "el Espíritu de Cristo" En otras palabras, Pedro dijo que los profetas del Antiguo Testamento permanecieron ignorantes de los detalles del tiempo y circunstancias, pero no sugiere ni por un momento el que ellos no tenían entendimiento alguno de sus palabras. Por el contrario, como veremos, los profetas estaban muy al tanto de lo que estaban diciendo. En vez de estar ignorantes, tenían un tremendo discernimiento en cuanto a los caminos de Dios y Su pueblo.

Existen muchos malentendidos difundidos acerca de las experiencias de los profetas del Antiguo Testamento. Hemos mencionado tan sólo tres: su estado mental, su inspiración y su comprensión de sus profecías. Si esperamos interpretar la profecía responsablemente, debemos recordar siempre que los profetas estaban mentalmente conscientes, orgánicamente inspirados, y que comprendían mucho de lo que decían. Esta perspectiva nos servirá en innumerables formas al acercarnos a esta parte de la Biblia. Teniendo en mente esta orientación sobre la experiencia de un profeta, podemos ir a la segunda perspectiva hermenéutica esencial: la importancia del mensaje original de una profecía.

SIGNIFICADO ORIGINAL

Desde los tiempos de la reforma, los cristianos evangélicos han estado de acuerdo en que debemos buscar el significado original de los pasajes de la Biblia y luego someternos a nosotros mismos a la autoridad de este significado original. Sin embargo, desafortunadamente, muy a menudo estos mismos cristianos no enfatizan este principio hermenéutico cuando manejan la profecía del Antiguo Testamento. Veamos el significado original, y nos enfocaremos en dos temas: Primero, la exégesis popular de los profetas, y segundo la exégesis apropiada de esta parte de la Biblia.

Exégesis Popular

Vemos primero las perspectivas populares tan difundidas acerca del significado original de la profecía del Antiguo Testamento.

A donde quiera que miremos hoy día, cristianos bien intencionados interpretan la profecía con muy poca atención al significado original de lo que quisieron decir los profetas. Estas perspectivas populares pueden ser caracterizadas en dos formas: Primero son atomistas, y Segundo son ahistóricas.

Atomistas

¿Qué queremos decir con interpretación atomista? Es muy típico que los cristianos lean los profetas del Antiguo Testamento como una colección de predicciones vagamente conectadas. En lugar de leer cuidadosamente a través de largas secciones de un libro profético, usualmente nos quedamos satisfechos con enfocarnos en una frase clave o alguna palabra especial. A veces, unos pocos versículos estarán bajo consideración, pero eso es prácticamente lo más que, en cuanto a contexto, muchos cristianos consideran cuando leen los profetas del Antiguo Testamento.

Ahistórica

No sólo es cierto que muchos cristianos leen las profecías atomísticamente, también adoptan un punto de vista ahistórico o no-histórico, no toman mucho interés con el contexto histórico de las palabras de los profetas. No se enfocan en el escritor humano ni consideran las circunstancias y necesidades de las audiencias humanas de las profecías del Antiguo Testamento. En vez de eso, las profecías son tratadas como si fuesen envases vacíos esperando ser llenadas con significado. No encontramos el significado original que de antemano llena estos envases. En vez de ello, le aportamos significado viendo los eventos de nuestros días. Vemos qué es lo que está pasando en nuestro mundo y buscamos llenar los envases vacíos de la profecía con eventos actuales.

Recuerdo que hace algunos años estaba hablando en una maravillosa iglesia en Europa. Durante un periodo de preguntas y respuestas, un creyente levantó su mano y preguntó, "¿Concuerda usted con que el desastre del reactor de Chernobyl es una señal del fin de los tiempos? Así que pregunté al pastor, "¿Fue eso lo que dijo realmente?". El pastor respondió afirmativamente. En ruso, la palabra Chernobyl significa 'ajenjo'", puesto que Jeremías menciona "ajenjos" en Jeremías capítulo 23 versículo 15, este bien intencionado hermano pensó que el problema en Chernobyl era una señal de la inminente venida de Cristo. No se preocupó con el contexto de este versículo, ni pensó acerca de las intenciones de Jeremías hacia su audiencia. En vez de ello, fijó su atención en una palabra y la conectó directamente con una experiencia de su parte del mundo.

Poner el significado que nosotros queremos en la profecía del Antiguo Testamento es algo muy común, debido a que muchos de nosotros leemos estos textos atomísticamente y sin preocuparnos por el contexto histórico del escritor y la audiencia. Cuando el significado original es ignorado, podemos hacer muy poco excepto imponer nuestras propias ideas en estas Escrituras.

La única manera de corregir las perspectivas populares de la profecía del Antiguo Testamento es desarrollar un interés apropiado en el significado original de estos textos.

Exégesis Apropiada

En gran medida, todo lo que tenemos que hacer es aplicar a la profecía los principios básicos de interpretación que ya aplicamos sin problemas a otras partes de la Biblia. Este significado original de una profecía –descubierto a través de la exégesis histórico-gramatical—es la única ancla que evita que nos desviemos hacia la especulación.

Como lo sugiere el término histórico-gramatical, debemos enfocarnos en dos elementos para descubrir el significado original. Primero, observemos la gramática de una profecía leyéndola en su contexto literario. Segundo, debemos interesarnos en el contexto histórico del escritor humano original y su audiencia original.

Contexto Literario

Como veremos, no es suficiente enfocarnos en una palabra o dos aquí y allá como la perspectiva popular atomista lo hace. Debemos aprender a manejar grandes secciones de materiales: versículos, capítulos, secciones, aun libros completos. Por ejemplo, quizá estemos interesados en la famosa profecía de Isaías capítulo 7 versículo 14.

He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo. (Isaías 7:14)

Los cristianos frecuentemente quedamos satisfechos con leer este único versículo notar palabras como "virgen", "hijo" Muchos se sienten cómodos con entender el pasaje bajo la perspectiva atomista, pero para tratar responsablemente con este pasaje, debemos ir más allá de unas pocas palabras claves para considerar el contexto entero. ¿Qué lugar ocupa este versículo dentro del capítulo de Isaías 7? ¿Qué lugar ocupa dentro de esta parte del libro de Isaías? ¿Cómo contribuye al propósito completo y al significado del libro de Isaías? Sólo cuando ponemos este solo versículo dentro del contexto más amplio, podemos estar seguros de que hemos entendido correctamente.

Contexto Histórico

Además de ver al contexto más amplio de una profecía, la exégesis apropiada también incluye el leer las profecías dentro del contexto histórico del escritor y audiencia. Al leer las profecías, muchos cristianos actúan como si estas Escrituras flotasen en un espacio atemporal. Pero la exégesis histórico-gramatical requiere que pongamos estas profecías de vuelta en la tierra. Nos hacemos preguntas cómo, ¿quién escribió estas palabras? ¿Cuándo? ¿A quién se las estaba escribiendo? ¿Por qué?

Por ejemplo, al referirnos a Isaías capítulo 7, no deberíamos pensar en éste como una mezcla de palabras flotando en el cielo y simplemente esperando a tocar tierra cuando Jesús nació. Debemos aterrizar este versículo y recordar que estamos leyendo un pasaje acerca de Isaías hablando a Acaz, rey de Judá. Luego tenemos que hacer preguntas cómo éstas: ¿Por qué dijo Isaías estas palabras? ¿Cuáles eran sus circunstancias? ¿A quién se las dijo? Sólo poniendo este pasaje en su contexto histórico podemos esperar entenderlo correctamente.

Así vemos que debemos rechazar la perspectiva popular atomista y ahistórica de la profecía del Antiguo Testamento y esforzarnos por entender sus significados originales a través de la exégesis histórico-gramatical. Una vez que hayamos entendido el mensaje original de una profecía del Antiguo Testamento, tendremos un ancla que nos ayudará a explorar lo que estas profecías significan para nosotros hoy en día.

Hasta aquí hemos visto dos áreas que debemos aprender a fin de superar nuestra confusión sobre los profetas del Antiguo Testamento: la experiencia de los profetas y la importancia del significado original. Ahora debemos pasar a una tercera área que necesita cuidadosa atención: las perspectivas del Nuevo Testamento sobre la profecía.

PERSPECTIVAS DEL NUEVO TESTAMENTO

Cuando consideramos las perspectivas del Nuevo Testamento con respecto a la profecía del Antiguo Testamento, muchas cuestiones vienen a la mente. Volveremos a este tema en posteriores lecciones, pero en este punto será útil tratar con dos dimensiones de las perspectivas del Nuevo Testamento: Primero la autoridad de los profetas del Antiguo Testamento, y segundo la aplicación de los profetas del Antiguo Testamento.

Autoridad

Jesús y los apóstoles del Nuevo Testamento frecuentemente mostraron que estaban plenamente convencidos de la autoridad de los profetas del Antiguo Testamento. Este tema aparece en dos formas. Referencias neo-testamentarias a las Escrituras Proféticas, y segundo referencias neo-testamentarias a las intenciones de los Profetas.

Escrituras Proféticas

En primer lugar, Jesús y sus apóstoles afirmaron su sumisión a las Sagradas Escrituras de los profetas. Apenas es necesario decir que Jesús fue fiel a las enseñanzas del judaísmo bíblico de su época. Por supuesto, una de las enseñanzas centrales del judaísmo de su tiempo era la absoluta autoridad de la Biblia Hebrea. Esta es la razón por la cual Jesús frecuentemente afirmaba que su ministerio era conforme a estas Sagradas Escrituras. Por ejemplo, en Mateo capítulo 5 versículo 17, Jesús mismo dijo:

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas. (Mateo 5:17)

Es de resaltar que Jesús no dijo simplemente que él reconocía la autoridad de la ley Mosaica sino también la de los profetas. Todos los escritores del Nuevo Testamento siguieron a Cristo de esta manera. Constantemente se refirieron a los profetas como Escrituras autoritativas.

Tan importante como es el ver que Jesús y los apóstoles amaban los escritos sagrados de los profetas, también es importante darse cuenta de que ellos estaban interesados en las intenciones originales de los profetas.

Intenciones Proféticas

Los escritores del Nuevo Testamento no eran arbitrarios en la manera en que entendían la profecía. Ellos no imponían sus propios significados en los profetas. En vez de ello, estaban preocupados en descubrir el significado original y en construir sobre dicho fundamento sólido.

Muchos cristianos hoy día asumen equivocadamente que los escritores neo-testamentarios tenían un derecho divino para interpretar la profecía sin tomar en cuenta el significado original. Pero nada podría estar más lejos de la verdad. Dos ejemplos serán suficientes para mostrar la preocupación de los escritores del Nuevo Testamento por el significado original de la profecía.

Por ejemplo, Pedro explicó su forma de interpretar las profecías del Antiguo Testamento en Hechos capítulo 2 versículo 29 al 31. Después de citar parte del Salmo 16, dice esto en los versículos del 29 al 31:

Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que, con juramento, Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo. (Hechos 2:29-31)

Pedro no apeló a algún derecho para imponer sus propias ideas en el Salmo 16. Por el contrario, él interpretó las palabras proféticas de David a la luz de la vida y las intenciones de David.

De manera similar, el apóstol Juan también reveló una profunda preocupación por el significado original de la profecía. En Juan capítulo 12 versículos 39 al 40 Juan se refiere a una profecía de Isaías capítulo 6 versículo 10. Allí escribió,

Porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. (Juan 12:39-40)

Juan aplicó este pasaje al ministerio de Jesús, pero escuchemos la manera en que él validó su interpretación. En el versículo inmediato Juan capítulo 12 versículo 41, él apeló a las intenciones de los profetas:

Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. (Juan 12:41)

Juan enfocó su atención en la experiencia de Isaías y en las intenciones del profeta al emitir estas palabras. Juan no tomó las palabras de Isaías de una manera en que fuese conveniente para sus propósitos. En lugar de ello, buscó someterse a sí mismo a las intenciones orgánicamente inspiradas del profeta.

Ésta práctica exegética, es la única salvaguarda en contra de autoridades eclesiásticas o creyentes individuales que leen cualquier cosa que quieren creer dentro de la Biblia. Siendo tan importante como era para Jesús y los escritores del Nuevo Testamento el significado original de la profecía, no se conformaron simplemente con repetir el significado original. En cambio, Cristo y sus apóstoles estaban comprometidos con aplicar la palabra profética a los dramáticos actos de Dios en su tiempo.

Aplicación

Para ver cómo operaba este proceso de aplicación, necesitamos considerar dos ideas: Primero expectativas proféticas y segundo cumplimientos proféticos.

Expectativas Proféticas

A lo largo de estas lecciones estaremos describiendo las clases de expectativas que el Antiguo Testamento predijo para el futuro, pero por ahora debemos hablar en términos generales para proveer una orientación hacia las perspectivas del Nuevo Testamento. Puesto sencillamente, los profetas sabían que el pecado había causado gran devastación en el mundo. Aun el pueblo de Dios se había vuelto tan corrupto que Dios los mandó al exilio. A pesar de estos terribles resultados del pecado, los profetas esperaban un tiempo en el que Dios arreglaría las cosas. Este futuro sería un tiempo de juicio total en contra de los perversos, pero también de bendición eterna para los fieles. Los profetas tenían toda clase de términos que usaban para este clímax de la historia humana. Hablaban del día del Señor y de los últimos días. Este tiempo sería tiempo en el que Dios intervendría en el mundo y traería todas las cosas a su fin último.

Para entender cómo maneja el Nuevo Testamento la profecía del Antiguo Testamento necesitamos ver que ellos vieron el cumplimiento de todas estas expectativas proféticas en Cristo.

Cumplimientos Proféticos

En los días de Jesús y los apóstoles, muchos israelitas esperaban que el día de la retribución estuviera por venir muy pronto. Añoraban por el Mesías que traería la historia humana a su clímax. En una palabra, los cristianos recibieron a Jesús como el cumplimiento de la profecía. Como resultado, Jesús se volvió la hermenéutica central para el entendimiento cristiano de la profecía.

Jesús mismo insistió en que la interpretación de los profetas debe ser Cristo-céntrica. Jesús acentuó la importancia de la interpretación Cristo-céntrica a sus discípulos en el camino a Emaús después de su resurrección. En Lucas capítulo 24 versículos 25 al 26, reprendió a sus discípulos de esta manera:

¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? (Lucas 24:25-26)

Jesús esperaba que sus seguidores lo vieran como el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Por esta razón, el siguiente versículo, Lucas capítulo 24 versículo 27 nos dice:

Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. (Lucas 24:27)

Note cómo dice Lucas: Jesús explicó todo lo que los profetas dijeron acerca de él mismo.

Así es que los escritores del Nuevo Testamento afirmaron la importancia de las expectativas originales de las profecías, pero también relacionaron estas expectativas proféticas originales a la persona y obra de Cristo.

Originalmente, los profetas fijaron una trayectoria de expectación, un tiempo futuro de gran juicio y bendición estaba por venir. El Nuevo Testamento sigue esa trayectoria y la proyecta hacia el futuro y encuentra su cumplimiento en la primera venida de Cristo, su reino hoy, y el fin de este mundo cuando Jesús regrese en gloria.

Como veremos más adelante en esta serie de lecciones, el Nuevo Testamento explica que Cristo cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento en tres etapas de su reino. Primero, hizo mucho en la inauguración de su reino, su ministerio terrenal hace dos mil años. Segundo continúa cumpliendo las expectativas del Antiguo Testamento en la continuación de su reino a través de la historia de la iglesia. Tercero y al final, Cristo traerá todas las profecías a su cumplimiento cuando regrese y traiga la consumación de su reino. Estas tres etapas de la obra de Cristo proveyeron a los escritores del Nuevo Testamento un modelo hermenéutico por medio del cual ellos pudiesen aplicar la profecía del Antiguo Testamento a su día, nuestro día y nuestro futuro.

Como seguidores de Cristo, también debemos aprender cómo tomar las expectativas de la profecía del Antiguo Testamento en cuanto a la primera venida de Cristo, la continuación de su reino y la segunda venida de Cristo.

CONCLUSIÓN

En esta lección introductoria, hemos tocado las cuatro materias que guiarán nuestro estudio completo de la profecía del Antiguo Testamento. Debemos superar nuestra confusión sobre esta parte de la Biblia, enfocándonos en estas tres perspectivas hermenéuticas esenciales. Debemos aprender acerca de la experiencia de los profetas. Debemos reafirmar la importancia del significado original de la profecía. Y entonces debemos aprender cómo seguir las perspectivas del Nuevo Testamento con respecto a la profecía del Antiguo Testamento.

Durante las siguientes lecciones, exploraremos estas tres perspectivas hermenéuticas en mucho más detalle. Primero, descubriremos la experiencia de los profetas y luego, nos ocuparemos del significado original de la profecía. Finalmente, se examinará más de cerca los modos en que los escritores del Nuevo Testamento entendieron las profecías. Al ir explorando estos temas, iremos ganando discernimiento que nos permitirá interpretar la profecía en formas que edificarán a la iglesia y glorificarán a nuestro Dios.