Él Nos Dio las Escrituras: Los Fundamentos de la Interpretación: Las Épocas del Antiguo Testamento y la Aplicación Moderna

INTRODUCCIÓN

¿Alguna vez han notado como los cristianos tienen la tendencia de ir a los extremos cuando piensan en aplicar el Antiguo Testamento a la vida moderna? En un extremo, algunos piensan que necesitamos hacer precisamente lo que hizo el pueblo de Dios en la época del Antiguo Testamento. En el otro extremo, piensan que debemos simplemente olvidar lo que Dios mandó hacer a su pueblo en los días del Antiguo Testamento. Pero en realidad, la verdad se encuentra entre estos dos extremos.

Cuando se trata de aplicar el Antiguo Testamento a nuestros días, necesitamos recordar dos cosas: "Nunca deberíamos regresar al pasado pero nunca deberíamos olvidar el pasado."

Esta es la octava lección en nuestra serie Él Nos Dio las Escrituras: Los Fundamentos de la Interpretación, y la hemos la titulado "Las Épocas del Antiguo Testamento y la Aplicación Moderna." En esta lección, exploraremos las diferentes formas en que la fe del Antiguo Testamento se desarrolló a través de las grandes eras o épocas de la historia, y explicaremos como este desarrollo impactó nuestra propia aplicación de las Escrituras.

En una lección anterior, vimos que las audiencias originales de las Escrituras difieren de las audiencias contemporáneas en por lo menos tres formas. Las audiencias originales vivieron en diferentes épocas históricas de las que nosotros vivimos. Sus culturas eran diferentes a las nuestras. Y eran diferentes tipos de personas. Aunque estas tres diferencias se interconectan en innumerables maneras, enfocaremos nuestra atención en las épocas del Antiguo Testamento y en cómo estas afectan la aplicación moderna.

Exploraremos la asociación entre las épocas del Antiguo Testamento y la aplicación moderna de dos maneras. Primero, observaremos la división de las épocas de la historia del Antiguo Testamento. Y segundo, consideraremos el desarrollo de las épocas que representan estas divisiones. Comencemos con la división de las épocas de la historia del Antiguo Testamento.

DIVISIÓN DE LAS ÉPOCAS

El Antiguo Testamento reporta muchos cambios teológicos que tuvieron lugar a lo largo de la historia. Los cambios teológicos ocurrieron cada vez que Dios alteró sus expectativas con respecto a los conceptos, los comportamientos y las emociones de su pueblo. Y cuando los cambios eran lo suficientemente importantes, se convirtieron en la base para identificar la división de las épocas.

Los cristianos han descrito estos cambios de muchas maneras, pero una ilustración muy útil y a la vez común compara la teología del Antiguo Testamento a un árbol en crecimiento. Un árbol saludable pasa por muchos cambios mientras crece de una pequeña semilla hasta su total maduración. Pero el crecimiento de los árboles en muchas partes del mundo está ligado a los ciclos anuales del clima. Los árboles tienen cambios pequeños en las temporadas frías, y cambios más rápidos en temporadas calientes.

El crecimiento del Antiguo Testamento también se dio por temporadas, algunas veces cambió relativamente poco. Pero en otras ocasiones cambió dramáticamente y alcanzó nuevas etapas de maduración. Estas etapas de madurez corresponden a las distintas divisiones de las épocas del Antiguo Testamento. Cada época es un período de tiempo caracterizado por una transición substancial y larga en la teología del Antiguo Testamento.

Discutiremos la división de las épocas del Antiguo Testamento en tres pasos. Primero, conoceremos la variedad de maneras en las que los eruditos han dividido la historia registrada en la Biblia. Segundo, describiremos un esquema útil de las épocas que muchas tradiciones cristianas usan. Y tercero, señalaremos algunas implicaciones que éste esquema tiene para la aplicación moderna de las Escrituras. Comencemos con la variedad de maneras en las que el Antiguo Testamento ha sido dividido.

Variedad

No debe sorprendernos saber que los teólogos han encontrado diferentes maneras de dividir la historia registrada en el Antiguo Testamento. Por un lado, el tiempo no pasa en períodos drásticamente segmentados. De tal manera que la transición entre cada época generalmente toman lugar gradualmente, y las épocas mismas con frecuencia se superponen. Por otro lado, las divisiones que los teólogos marcan dependen del criterio que usan. Pensemos acerca de la manera en que esto sucede en la ciencia. Los arqueólogos tienden a dividir la historia de acuerdo a los desarrollos en la metalurgia. Así que, ellos hablan acerca de la temprana, media y tardía Edad del Bronce; y la temprana, media y tardía Edad del Hierro . Los sociólogos tienden a enfatizar los desarrollos políticos. Así que, ellos hablan acerca del período tribal, "La Era Temprana Nacional," los tiempos de la monarquía, el período del exilio, y el período del post-exilio.

De manera similar, los teólogos obviamente tienden a usar criterios teológicos para delinear las épocas. Pero ellos no siempre están de acuerdo en las divisiones, porque la teología en el Antiguo Testamento se desarrolló en diferentes formas en diferentes tiempos. Cuando un árbol pasa a través de las etapas del crecimiento, sus diferentes partes no crecen al mismo tiempo o al mismo ritmo. Algunas veces la enfermedad puede atrofiar el crecimiento de una rama mientras las otras crecen. La corteza del tronco de los árboles puede crecer más lenta y discretamente, y sus pequeñas ramas y hojas pueden crecer rápidamente en comparación. De manera similar, algunas partes de la teología del Antiguo Testamento avanzaron lentamente, otras procedieron a un ritmo medio, y otras cambiaron rápidamente. Y muchas de estas partes crecieron en diferentes momentos. Sí cada aspecto de la fe de Israel hubiera cambiado al mismo ritmo y en el mismo tiempo, hubiera sido muy fácil para los intérpretes estar de acuerdo en las divisiones. Pero tal y como está, los teólogos han dividido la historia del Antiguo Testamento en una variedad de formas.

Dado que las Escrituras son una revelación progresiva, es importante conocer donde estamos en el desarrollo del plan de Dios. Los teólogos hablan acerca de dividir el plan de Dios en diferentes eras y épocas. Tenemos ejemplos en el Nuevo Testamento de cómo el Nuevo Testamento divide al Antiguo Testamento. Pensemos en la genealogía de Mateo. Comienza con Abraham, después, a través de David se va a la historia del Antiguo Testamento, desde Abraham hasta David, desde David hasta el exilio, del exilio hasta Cristo. Esa es la manera en la que la Biblia divide la historia del Antiguo Testamento, viendo su única importancia y cómo llega a nosotros. Hay otras maneras en las que el Nuevo Testamento hace la división. Pensemos en Pablo, en Romanos 5, en 1 Corintios 15, podemos hablar de Adán y Cristo antes de la ley y después de la ley. El Nuevo Testamento muestra varias formas de hacerlo. Creo en la reflexión de todo el consejo de Dios, una manera en la que podemos hacerlo es a través de los pactos bíblicos. Caminar a través de la vida de Adán — el pacto de la creación — a través de Noé, a través de Abraham — el pacto Abrahamico, el antiguo pacto — asociado con Israel y Moisés, el pacto Davídico, y la anticipación del nuevo pacto, esto es, una manera dada por Dios en la que la historia de la redención se despliega, como un pacto conduciéndonos al siguiente pacto y finalmente culminando en Jesucristo. Esto es una manera muy útil de pensar en cómo nos movemos desde Génesis hasta Cristo, cómo es que todo el consejo de Dios encaja. Y muchas de las formas en las que el Nuevo Testamento habla de la historia del Antiguo Testamento, y de la redención, sigue este patrón pactual. [Dr. Stephen J. Wellum]

Ahora que hemos reconocido la validez que tiene la variedad de la división de las épocas de la historia del Antiguo Testamento, consideremos un esquema útil que muchos intérpretes han adoptado.

Esquema

Una de las formas más populares para dividir la historia del Antiguo Testamento es asociando cada época con un pacto de Dios. Los pactos de Dios con su pueblo siempre implicaban cambios teológicos importantes, y por lo tanto proveían límites útiles para la división entre cada época.

Muchas tradiciones cristianas identifican seis pactos divinos principales en el Antiguo Testamento: los pactos asociados con Adán, Noé, Abraham, Moisés, y David, y el nuevo pacto que los profetas del Antiguo Testamento predijeron que vendría al final del exilio de Israel de la tierra prometida.

Con respecto a Adán, hay que señalar que el registro de Génesis 1 al 3 no usan el término hebreo berith, el cual regularmente se traduce como "pacto". Aún así, Génesis forzosamente implica que Dios hizo un pacto con Adán. Sólo como un ejemplo, en Génesis 6:18, Dios dijo que él "establecería" su pacto con Noé, el verbo hebreo traducido como "establecer" es qum, el cual era usado para describir la confirmación de algo que ya existía, en lugar de describir el comienzo de algo que es totalmente nuevo. Podemos estar seguros de que el libro de Génesis muestra la relación de Dios con Adán como un pacto. También, es probable que en Oseas 6:7, el profeta se refirió a un pacto entre Dios y Adán, o a un pacto entre Dios y la raza humana entera representada por Adán.

El pacto de Dios con Noé aparece en Génesis 6:18 antes del diluvio, y en el capítulo 9:9 al 17 después del diluvio. El pacto de Dios con Abraham es mencionado en Génesis 15:18 antes de que Abraham buscara un heredero a través de Agar la sierva de su esposa, y también en el capítulo 17:2 después de que él ya hubiera buscado un heredero a través de Agar.

El pacto de Dios con Israel bajo Moisés, es registrado en Éxodo 19 al 24 al pie del Monte Sinaí, y su cercano pacto asociado con el valiente levita Finees es mencionado en Números 25:12 y 13.

El pacto de Dios con David es registrado en 2 Samuel 7 y en el Salmo 89 y el Salmo 132. Finalmente, encontramos la predicción de un nuevo pacto en Jeremías 31:31. Este mismo pacto es también llamado el "pacto de paz" en Isaías 54:10 y Ezequiel 34:25. Y pasajes como Lucas 22:20 y Hebreos 8:6 al 12 nos aseguran que este pacto ha llegado en Cristo.

Estos pactos representan el tiempo en el que Dios se movió poderosamente en la historia y estos pactos introdujeron un énfasis teológico de larga duración. La relación entre Dios y el pacto que hizo con Adán tuvo lugar en el contexto de la creación y en la reacción inicial de Dios a la caída en pecado de la humanidad. Esto enfatizó el fundamento del servicio de la humanidad hacia Dios, y describió cómo el pecado ha complicado dicho servicio. También contenía la promesa de Dios de que la humanidad finalmente triunfaría en este servicio.

En los días de Noé, la horrible corrupción de la humanidad del mundo llevó a Dios a que enviara el gran diluvio de juicio. No es sorprendente que el pacto con Noé enfatizó la promesa de Dios de establecer una estabilidad permanente en la naturaleza, con el fin de dar a las personas pecadoras el tiempo y la oportunidad de frenar su pecado y cumplir su servicio original a Dios.

En los días de Abraham, Dios escogió a Israel como el pueblo que dirigiría a la humanidad en el servicio a Dios. Así, el pacto con Abraham fue orientado hacia la elección de Israel. En esta época el pacto enfatizó la necesidad de Israel de tener fe en las promesas de Dios y a permanecer fieles a él.

Dios hizo un pacto a través de Moisés después de haber entregado a los Israelitas a la esclavitud en Egipto y ponerlos en su curso a la Tierra Prometida. No es de sorprender que este pacto fue orientado hacia la ley nacional codificada de Moisés, que guío a los Israelitas mientras avanzaban en su servicio a Dios.

En los días de David Dios levantó a David como Rey sobre Israel. Su pacto con David estableció a la familia de David como la dinastía real permanente que guiaría la expansión imperial de Israel. Esta expansión fue un aspecto importante del servicio de Israel a Dios.

Finalmente, los profetas del Antiguo Testamento predijeron que un nuevo pacto vendría al final del exilio de Israel, cuando Dios cumpliría toda la historia. El Mesías redimiría al pueblo de Dios y extendería el reino de Dios a través del mundo.

Cada uno de los pactos de Dios establecieron diferentes maneras en los cuales él se relacionó con los seres humanos, y cada uno proveyó a su pueblo fiel con nuevos principios para seguir en su servicio.

Hasta ahora en nuestra discusión acerca de la división de las épocas hemos visto la variedad de formas en que la historia bíblica ha sido dividida, y proporcionamos un útil esquema de las diferentes épocas. En este punto, estamos listos para ver algunas implicaciones que este esquema tiene para la aplicación moderna de las Escrituras.

Implicaciones

La división del Antiguo Testamento en épocas, deja claro que Dios quería que su pueblo entendiera y aplicara los temas teológicos de diferentes formas y en diferentes tiempos. Y que los creyentes del Antiguo Testamento supuestamente no deberían de servir a Dios como si hubieran vivido en períodos anteriores, de igual manera los nuevos creyentes del Nuevo Testamento nunca deberían aplicar las Escrituras como si ellos vivieran en períodos anteriores.

Imaginemos que nosotros somos Israelitas viviendo un poco después de que Salomón construyera el templo en Jerusalén. Sabemos que estamos viviendo durante la época del pacto con David. Sabemos que en la anterior época Mosaica, Israel sacrificaba en el tabernáculo de Moisés. También sabemos que en nuestra época, Dios ha mandado ofrecer sacrificios sólo en el templo. En nuestro contexto histórico, el sacrificio en el tabernáculo de Moisés violaría la voluntad de Dios. Lo mismo sería cierto si viviéramos bajo el pacto con Moisés y regresáramos a construir altares y sacrificios en diferentes lugares, como Abraham y otros patriarcas lo hicieron. Una vez que Dios ordenó un nuevo camino para el sacrificio en la adoración, él esperaba que su pueblo nunca regresara a las viejas costumbres.

De la misma manera, cuando pensamos acerca de la aplicación moderna sobre el tema de los sacrificios en la adoración dentro del Antiguo Testamento, tenemos que ser conscientes de que vivimos en la época del nuevo pacto. Así como el Nuevo Testamento lo explica en repetidas ocasiones, el perfecto sacrificio de Cristo hecho una vez y para todos los tiempos ha superado todas las formas de sacrificio anteriores.

Su muerte en la cruz cambió la forma en cómo supuestamente el pueblo fiel de Dios debía ofrecer sacrificios de adoración a Dios . Es por eso que el autor del libro de Hebreos en el Nuevo Testamento condenó fuertemente a los cristianos que querían regresar a los sacrificios del Antiguo Testamento. Primero, argumentó que los cristianos habían inaugurado el nuevo pacto que Jeremías predijo en Jeremías 31. Después él dijo que el nuevo pacto hizo obsoleto el antiguo sistema de sacrificios.

Escuchemos lo que escribió en Hebreos 8:13:

Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer. (Hebreos 8:13 [NVI])

Aquí el autor de Hebreos dijo que la llegada del nuevo pacto hizo a las antiguas costumbres "obsoletas," usando el término griego palaioō que también puede ser traducido como "hecho viejo" o "anticuado."

Ahora, debemos tener cuidado, porque muchos cristianos bien intencionados toman esto para decir que los seguidores de Cristo deben simplemente descartar el Antiguo Testamento y no poner atención a su enseñanza. Pero no puede haber nada más lejos de la verdad. El mismo libro de Hebreos aplica el Antiguo Testamento a los cristianos. Su autor no les dijo a los cristianos que el Antiguo Testamento era irrelevante. En lugar de eso, el estaba diciendo que vivimos en una época diferente, y que el nuevo pacto requiere que reorientemos la práctica del sacrificio. No ignoramos las viejas costumbres, pero nunca debemos tratar de servir a Dios como si viviéramos en los antiguos días.

Otro claro ejemplo es el tema del liderazgo en la batalla, imaginemos que vivimos en el período del pacto de la dinastía de David. Sabemos que Dios ha ordenado a los reyes de Israel dirigir a su pueblo a la guerra en contra del mal. Los reyes reciben la dirección de Dios y a su vez dirigen las formas en que participamos en la guerra. Pero ahora imaginemos que no nos gusta el rey Davídico y queremos regresar al pacto de la época de la ley nacional de Moisés. Preferimos seguir a un juez local como Gedeón.

A un efrateo como Josué, o a un levita como el mismo Moisés, así como nuestros ancestros lo hicieron. Pero si seguimos a uno de estos en lugar de seguir a la casa de David, eso sería pecado. Estaríamos violando los mandamientos de Dios para nuestra época. Estaríamos cometiendo el mismo error si viviéramos en los días de Moisés pero preferiríamos seguir a un patriarca de una tribu tal como el pueblo de Dios lo hizo en la era del pacto con Abraham. En cada era, necesitamos seguir al líder militar que Dios ha establecido para esa era.

Y esto incluye a los cristianos modernos. Como pueblo que vive bajo el nuevo pacto, nosotros seguimos a Jesús, el gran Hijo de David. Él es nuestro Rey ordenando por Dios. Y Dios le ha dado el exclusivo derecho para dirigir a su pueblo en la guerra contra las fuerzas del mal. Pero, ¿Cómo hacemos eso?, ¿Cuál es nuestra estrategia actual para la guerra? Escuchemos la forma en la que el apóstol Pablo explicó la guerra del nuevo pacto en Efesios 6 versículo12:

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:12)

Esta es una estrategia muy diferente a la de las épocas anteriores, cuando los líderes como Moisés y David dirigieron al pueblo de Dios en batallas físicas, de sangre y carne. También existían batallas espirituales, pero estos líderes no dirigieron los ejércitos espirituales de Dios. En contraste, Jesús no dirige a la iglesia en las batallas físicas. Pero sí nos dirige en la guerra espiritual, y nosotros violamos la voluntad de Dios si ignoramos este cambio estratégico.

El Nuevo Testamento ve principalmente las batallas y las guerras del Antiguo Testamento como parte de la gran batalla entre Dios y Satanás y entre el pueblo de Dios y Satanás tratando de destruir el plan de Dios. Así que entonces esto también es aplicable a los cristianos de hoy día quienes en el mismo sentido forman parte de la misma batalla, si pensamos en Efesios 6, su lucha es contra las fuerzas de maldad de Satanás y esos cristianos deben vestir toda la armadura de Dios para ser capaces de mantenerse firmes en esta batalla. [Dr. P. J. Buys]

Los escritores del Nuevo Testamento tomaron descripciones de las guerras espirituales y nacionales y las radicalizan y aplican en trayectorias que las personas pueden entender hoy. Primero, Cristo vino a pelear una guerra espiritual. Él vino a vencer la oscuridad, Juan 1 nos lo dice. El problema no era que la oscuridad no lo comprendía sino que trataba de superarlo, y él hizo esta batalla contra la oscuridad — vemos esto en el evangelio de Juan. Y por eso, Cristo vino como el guerrero divino que lucha contra el príncipe de este mundo, Satanás. En Juan 12, Jesús dijo que la hora de su glorificación había llegado, la cual es la hora de su crucifixión, y él dijo que en ese momento el príncipe de este mundo será echado por tierra. Cuando Pablo dijo que las armas de nuestra guerra son la Palabra de Dios, la oración y la fe, como lo hace en Efesios 6, dice que esto ya no es más una guerra geo-política nacional, que los cristianos no debemos ser nacionalistas en la forma en la que perciben la guerra. Está la espada y está la cruz, y nuestra tendencia como seres humanos es bajar la cruz y tomar la espada. Pero Jesús dijo " Nadie puede ser mi discípulo a menos que tome su cruz y me siga." Peleamos la guerra espiritual hoy en día por el auto sacrificio, una clase de amor abnegado que Jesús demostró desde la cruz y en toda su vida y ministerio terrenal. [Rev. Mike Glodo]

Dios siempre ha esperado que su pueblo le sirva de forma apropiada a las distintas épocas de los pacto en los cuales vivían. Así que, entender que la historia del Antiguo Testamento se dividió en grandes épocas del pacto es esencial para aplicar las Escrituras en nuestros días. En lugar de retroceder el reloj, como si Dios no hubiera movido la historia hacia adelante, debemos trazar el desarrollo de cada tema teológico a lo largo del camino a través de cada época del pacto hasta llegar al nuevo pacto en Cristo.

Ahora que hemos considerado las épocas del Antiguo Testamento y la aplicación moderna en términos de su división en el Antiguo Testamento, exploremos las diferentes formas en que el desarrollo de las épocas, debe participar en la aplicación moderna.

DESARROLLO DE LAS ÉPOCAS

Para ilustrar el concepto del desarrollo de las épocas, pensemos una vez más en un árbol creciendo. Imaginemos que tenemos una fotografía de una semilla, y una fotografía de un árbol creciendo de una semilla. La semilla y el árbol se ven tan diferentes, que es difícil creer que son una misma cosa pero en diferente tiempo. Pero lo son. Son el mismo organismo en diferente etapa de desarrollo. Inclusive tienen la misma estructura genética en su ADN para probarlo.

De la misma manera, las épocas de antes y después del Antiguo Testamento tienen incontables diferencias entre ellas. Pero si aprendemos acerca de sus estructuras teológicas subyacentes, su ADN por así decirlo, descubriremos que estos cambios teológicos reflejan el desarrollo orgánico de una sola fe creciente.

Exploraremos el desarrollo de las épocas del Antiguo Testamento en cuatro partes. Primero, veremos que los dos personajes principales detrás del desarrollo siguen siendo consistentes a través de la historia bíblica. Segundo, veremos que cada una de las épocas se conectan con las otras épocas en una trama unificada. Tercero, veremos que los mismos autores del Antiguo Testamento generalmente aplicaron épocas anteriores a audiencias posteriores. Y cuarto, señalaremos algunas conexiones entre las épocas en las que los autores del Antiguo Testamento se basaron para hacer estas aplicaciones.

Comencemos con los personajes principales de la historia bíblica.

Personajes

A lo largo de la historia registrada en las Escrituras, los mismos personajes están enganchados en el gran conflicto entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal.

En términos literales, podemos decir que las fuerzas del bien están lideradas por el protagonista o héroe de la historia, el cual es Dios mismo. Y las fuerzas del mal están lideradas por el antagonista o villano, la criatura de la maldad suprema Satanás, quien trata de impedir que Dios logre su objetivo. Satanás es muy poderoso e inteligente. Pero él sigue siendo una criatura, y siempre está bajo el soberano control del Creador. Aun así, Dios ha permitido a Satanás ser su oponente mientras el drama divino se desarrolla.

Dios es el Rey-Creador supremo quien gobierna desde su trono celestial y llena su palacio celestial con su brillante gloria. Las criaturas le sirven en el cielo y le honran.

Pero Dios siempre ha estado determinado a incrementar su honor extendiendo su gloria a través de la tierra. Para alcanzar su meta, Dios planea extender su reino en la tierra, para que la tierra se convierta como el cielo. Cuando eso suceda, cada criatura, sobre y debajo de la tierra le rendirá alabanza y adoración sin fin. Dios emplea millares de espíritus que trabajan hacia ese fin. Pero él le ha dado a su imagen terrenal, la humanidad, el honor de llenar y sojuzgar la tierra. A través de la Biblia, somos representantes de Dios, preparando al mundo para la muestra final de su gloria. Por el otro lado del conflicto, Satanás resiste la propagación de la gloria de Dios tratando de evitar que la humanidad llene la tierra y así no poder sojuzgarla para Dios. Para contrarrestar la propagación del reino de Dios a través de la tierra, Satanás dirige a muchos espíritus y seres humanos en rebelión contra Dios y en conflicto con los servidores humanos y espirituales de Dios. Él gana aliados humanos para su causa a través de una gran variedad de medios, incluyendo mentiras, decepción, falsa religión y apela a los deseos pecaminosos de la humanidad caída.

En cada gran historia siempre hay un héroe, y siempre hay alguien quien está en contra del héroe. Hay un protagonista, quien es el principal personaje de la historia, y el antagonista quien se opone a ese personaje. Y la Biblia es la mayor de todas las historias, así que no debe sorprendernos ver, mientras leemos el Antiguo Testamento, que hay una batalla conjunta entre Dios y su Mesías prometido contra el diablo quien está tratando de hacer todo lo que pueda para evitar que el Mesías nunca llegue. Así que, en el Jardín de Edén cuando Dios dio la promesa de que la simiente que nacería de la mujer aplastaría al diablo, desde ese punto podemos ver al diablo oponiéndose a Dios a cada momento. Y esto es muy notable, cuando hay un niño pequeño muchas veces el diablo ha tratado de tomar la vida de ese niño, o cuando el pueblo de Dios está prosperando él trata de traerlos al cautiverio y aplastarlos. Podemos ver que esa historia funcionó una y otra vez a lo largo del Antiguo Testamento. [Dr. Philip Ryken]

En la trama de la historia del Antiguo Testamento, desde el principio, Dios es el protagonista y Satanás el antagonista. Vemos esto desde el principio en el Jardín, ya que es Satanás quien vino a tentar a Adán y a Eva, los tentó en contra de Dios. Y luego por supuesto después de la caída, tenemos la mención de esta lucha en curso que va a tomar lugar a través del resto del Antiguo Testamento, y por supuesto en el Nuevo Testamento que es entre la simiente de la serpiente y la simiente de la mujer, Eva. Y por supuesto esto finalmente llega a su clímax, su cumplimiento en Cristo lo cual avergüenza al diablo para derrotarlo de una vez por todas. Y creo entonces que vemos que eso se mantiene reproduciéndose a través del tiempo en el Antiguo Testamento, como la simiente de la serpiente, la cual podemos generalizar como los enemigos de Dios, continuamente se resiste a Dios, se resiste al pueblo de Dios, yendo a la guerra con ellos, oprimiéndolos y eso sucede siempre. Y cuando por decir, tenemos a Israel, siendo oprimido en la batalla contra los filisteos, sólo como un ejemplo, eso es más que sólo Israel contra los filisteos. Yo creo que detrás de eso, debajo de eso, está en curso la guerra entre Dios y Satanás. [Dr. Brian J. Vickers]

Ahora, debemos admitir que los cristianos modernos generalmente restan importancia de esta batalla entra Dios y Satanás. Muchos de nosotros venimos a la Biblia con muy poco conocimiento de cómo el mundo empírico es influenciado por Dios y por los espíritus que le sirven. Como también por Satanás y los espíritus que le sirven. Pero las audiencias originales de las Escrituras no tenían este problema. Ellos ya entendían las interconexiones dinámicas entre las realidades espirituales y empíricas. De hecho, esta creencia era tan común en el mundo antiguo que los autores de las Escrituras nunca sintieron la necesidad de proveer una completa descripción de esto. Así que, como personas modernas, si comenzamos a observar el drama de las Escrituras en términos de su conflicto espiritual, descubriremos lo que las audiencias originales de la Biblia ya conocían: este conflicto subyace a todo lo que la Biblia dice.

Con los personajes principales de las Escrituras en mente, dirijámonos a un segundo aspecto en el desarrollo de las épocas del Antiguo Testamento: la trama fundamental de la Biblia.

Trama

A pesar de las innumerables diferencias entre las épocas de cada pacto, todas estas variaciones encajan en una narración unificada que abarca todo sobre el conflicto entre Dios y Satanás. Por razones de conveniencia, trataremos a las épocas del pacto de las Escrituras como los principales capítulos de la historia de la Biblia, en donde Dios está propagando su gloria con el fin de obtener alabanza sin fin.

El drama se abre en el primer capítulo, la época de Adán. En el comienzo de este capítulo, Dios pone a los primeros seres humanos en el único lugar donde su gloria visible inicialmente apareció en la tierra: El Jardín del Edén, él cual sirvió como su palacio sagrado. De acuerdo con su propósito para la creación, Dios comisionó a Adán y Eva a expandir las fronteras de su santo jardín llenando y sojuzgando la tierra. La meta era convertir la tierra en un lugar apropiado para que Dios manifieste su visible y gloriosa presencia.

Por supuesto, Satanás resistió este plan llevando a los primeros humanos a la rebelión contra Dios. Y en respuesta, Dios maldijo su creación e hizo difícil la tarea de la humanidad. También anunció que la humanidad se dividiría en bandos rivales desde ese punto en adelante: la simiente de la mujer consistiría en personas que sirven a los propósitos de Dios, y la simiente de la Serpiente, consistiría en personas que se unieron a la rebelión de Satanás. Al mismo tiempo, Dios prometió que la simiente de la mujer finalmente triunfaría sobre Satanás y su simiente. Las restantes épocas del pacto del Antiguo Testamento forman el cuerpo de la trama bíblica.

En el segundo capítulo, en la época del pacto de Noé, Dios limpió la tierra de la horrible violencia que la humanidad había cometido mientras seguían a Satanás. Él también rescató a un remanente de la simiente de la mujer, Noé y su familia, y fundó un mundo estable en el que se les dijo a los seres humanos que se opusieran a la corrupción mientras llenaban y sojuzgaban la tierra.

En el tercer capítulo, la época del pacto con Abraham, Dios escogió a la familia de Abraham como la porción de la simiente de la mujer que dirigiría a la humanidad en el conflicto con Satanás y sus seguidores. Dios prometió que multiplicaría la descendencia de Abraham y les daría la tierra de Canaán.

Comenzando desde ese punto geográfico, ellos vencerían finalmente a todos los opositores de Dios y sus planes. Heredarían la tierra entera, extenderían las bendiciones de Dios para cada familia de la raza humana.

En el cuarto capítulo, la era del pacto de Moisés, Dios le dio a Israel una gran victoria sobre los egipcios y sus dioses satánicos. También constituyó a Israel como una nación, gobernada por su ley, y les encargó despojar a los Cananeos.

Mientras los israelitas se trasladaban a Canaán, Dios les dio la victoria sobre los Canaanitas y los espíritus satánicos a quien ellos servían. Estableció y prosperó a los Israelitas en la tierra, y los llevó hacia su última meta de extender el reino de Dios a través de la tierra.

En el quinto capítulo, el pacto con David, la familia de David fue ordenada para gobernar al pueblo de Dios, y para dirigirlos en otros conflictos con las naciones que servían a Satanás. La dinastía de David trajo seguridad en Canaán y continuó extendiendo las fronteras de Israel en el servicio al plan de Dios para el mundo. Tristemente, con el tiempo los reyes de Israel, evidentemente se rebelaron contra Dios, al punto en que Dios destruyó su imperio y los envió al exilio. Durante el exilio, sufrieron bajo la tiranía de los imperios extranjeros y sus dioses.

Finalmente, Dios ofreció terminar el exilio y regresar a un pequeño remanente a la Tierra Prometida para que pudieran tratar de restaurar el reino en Canaán. Pero aun ese remanente falló en mantenerse fiel, así que el exilio continuó bajo la tiranía del mal.

El último capítulo mencionado en el Antiguo Testamento es el climático Nuevo Pacto que Dios dijo que establecería cuando un remanente de Israel se arrepintiera y el gran hijo de David, el Mesías o Cristo, expiará por sus pecados. El Mesías dirigiría a Israel en la victoria final sobre Satanás, sobre los espíritus malvados y sobre las naciones que les sirvan. Él aplastará a Satanás y juzgará a todos sus seguidores. Al final el Mesías hará todas las cosas nuevas reinando sobre la tierra con el pueblo de Dios. La gloria de Dios llenará la creación, y cada criatura lo adorará eternamente.

Este resumen de la historia bíblica nos muestra que a pesar de las diferencias entre las épocas del pacto del Antiguo Testamento, estas épocas se construyeron una sobre otra como capítulos de una larga narrativa. En lugar de contradecirse o desplazarse o incluso desacreditarse entre sí, cada una de estas etapas de la historia contribuyen de forma acumulativa para el desarrollo de la historia unificada de las Escrituras.

Hasta ahora, hemos considerado a los personajes principales del desarrollo de las épocas del Antiguo Testamento y mostramos que cada época está conectada a las otras en una trama unificada. Ahora estamos listos para ver que los autores del Antiguo Testamento frecuentemente aplicaron las épocas anteriores a las audiencias posteriores.

Autores

En el comienzo de esta lección, resumimos la aplicación del Antiguo Testamento diciendo: "Nunca hay que regresar al pasado, pero nunca hay que olvidar el pasado". No vivimos en el pasado, y por esa razón no debemos pensar, comportarnos o sentir como si viviéramos en los tiempos antiguos. Pero somos parte de una historia que incluye el pasado. Y los autores del Antiguo Testamento sabían esto muy bien. Ellos reconocieron que el único Dios verdadero se había revelado a sí mismo a través de la única religión verdadera a través del tiempo. Y esto significó que las cosas que Dios había dicho y hecho en el pasado continuarían guiando a su pueblo a través del tiempo.

A la luz de esto, los autores del Antiguo Testamento regularmente tomaron lo que ellos aprendieron del pasado, y lo aplicaron a sus propios días. Pensemos de esta manera: hay seis principales épocas del pacto mencionadas en el Antiguo Testamento. Pero toda nuestra información acerca de las tres primeras épocas — los períodos de Adán, Noé y Abraham — vienen de los libros bíblicos escritos en las épocas posteriores, de Moisés, de David y del nuevo pacto.

Consideraremos dos elementos comunes que los autores del Antiguo Testamento incluyeron en sus escritos que revelaban su entendimiento del desarrollo de las épocas. Primero, veremos que los autores del Antiguo Testamento escribieron acerca del pasado. Y segundo, veremos que ellos escribieron para el presente. Eso es que, ellos escribieron para las audiencias que vivían en sus propios días, en su propio presente.

Observemos primero el hecho de que los autores del Antiguo Testamento escribieron acerca del pasado.

Acerca del Pasado

Todos los libros del Antiguo Testamento tratan explícitamente con el pasado. Consideremos el Pentateuco — los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio — Moisés escribió todos estos libros durante su época del pacto. Pero en Génesis él registró eventos que tuvieron lugar en pasado distante, durante las épocas del pacto de Adán, Noé y Abraham. En los libro de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, él no se fue muy atrás en la historia. Pero incluso ahí se centró en eventos que habían tenido lugar antes de que los libros se escribieran.

El resto de los libros del Antiguo Testamento fueron escritos en la época del pacto con David. Y también llevaron a sus audiencias al pasado, por ejemplo, el libro de Job fue probablemente escrito durante el período monárquico de la época de David. Sin embargo este reporta eventos que tuvieron lugar en la época de Abraham, mucho antes de la monarquía. Los libros de Josué, Jueces y Rut fueron escritos en la era del pacto con David, pero ellos reportan eventos que tuvieron lugar cerca del final de la época de Moisés, antes de que David se convirtiera en rey. Los libros de Samuel, Reyes, Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester principalmente refirieron a sus audiencias a eventos de un pasado reciente. Esto también es cierto de todos los libros proféticos del Antiguo Testamento, de Isaías hasta Malaquías. Los profetas primero ministraron a través de discursos y acciones proféticas, y sólo después registraron sus ministerios para expandirse a sus audiencias contemporáneas. Así que sus libros fueron mayormente escritos registrando acciones proféticas y discursos que ya habían sido dados. De la misma manera Proverbios, Cantares y Eclesiastés fueron también reflexiones teológicas de un pasado reciente.

Ahora que hemos entendido que los autores del Antiguo Testamento escribieron acerca del pasado, vayamos al hecho de que ellos escribieron para el presente, en otras palabras, para sus propias audiencias contemporáneas.

Para el Presente

Cuando los escritores bíblicos comenzaron a escribir las Escrituras, escribieron para satisfacer las necesidades de los lectores, su gente. Y ellos no se sentaron y escribieron sólo por el amor de escribir, en lugar de eso, escribieron para satisfacer las necesidades de las personas para el aprendizaje, la orientación y la estructura. Por esta razón, había un propósito detrás de cada libro. La inspiración no era una cuestión de sólo "sentarse y escribir." No, el problema era que había una necesidad — "levántate y escribe" Es por eso que cada escritor tomó en cuenta la necesidad de su pueblo para proveer la información de manera en que el pueblo pudiera entender. [Dr. Ghassan Khalaf]

Los autores de las Escrituras pusieron mucha atención a las circunstancias de las audiencias para las que escribieron. No queremos decir que estaban diseñadas para las circunstancias originales y que no pueden significar nada para los lectores posteriores. Pablo dice en Romanos 15:4, que las cosas se escribieron para nuestro estímulo. Los escritores de las Escrituras pusieron cuidado especial a lo que estaba pasando en la vida de las personas para las que escribieron. Génesis, está escrito para personas quienes acababan de dejar Egipto. Ellos acababan de hacer enojar al imperio más poderoso en la tierra. Se estaban preparando para ir a una tierra en donde tendrían que luchar. Necesitaban saber que no tenían nada qué temer, por lo que el libro de Génesis inicia con esta imagen de Dios quien hizo todo, quien está en control de todas las naciones, quien hizo promesas a los patriarcas y está manteniendo esas promesas. Israel no tenía por qué estar temeroso. Una vez que conocemos las circunstancias de la audiencia original que realmente nos ayuda a ver no sólo lo que las Escrituras dicen sino por qué lo dicen. Nos preguntamos ¿Dónde enfrentamos circunstancias similares a las de Israel en el desierto después de que salieron de Egipto? Y vemos cómo Dios al igual que un pastor cuida a su pueblo y muestra compasión por nuestras necesidades. [Dr. Jimmy Agan]

Los autores de las Escrituras entendieron que el pasado representaba las primeras etapas del desarrollo orgánico de la fe bíblica. Pero fueron llamados a ministrar en primer lugar a las audiencias que vivieron en sus propios días. Así que escribieron acerca del pasado y construyeron puentes hacia la vida de su audiencia original. Destacaron personajes históricos, acciones, palabras, instituciones y cosas similares de manera que conectaron estos temas históricos a las vidas de sus audiencias. En su mayor parte, las audiencias originales de los libros del Antiguo Testamento estaban familiarizadas con las estructuras literarias que los autores bíblicos siguieron para construir estos puentes. De tal manera que los autores normalmente no se molestaron en explicar estas conexiones. En otras ocasiones, los autores proveyeron pequeñas pistas que señalaban las conexiones entre el pasado y el presente. Y aún en otros pasajes, los autores bíblicos ofrecieron explicaciones más directas para ayudar a sus audiencias a ver como el pasado se aplicaba a ellos.

Así como los autores del Antiguo Testamento encontraron formas de conectar el pasado con sus propias audiencias presentes, los cristianos modernos necesitamos conectar esos escritos acerca del pasado a nosotros mismos. Las aplicaciones modernas tienen que ver con lo que pasa en nuestros días. Pero siempre están basadas en formas del pasado.

Como pueblo de Dios viviendo en el mundo moderno, nuestra fe está profundamente conectada con lo que Dios reveló hace mucho tiempo. Estamos dedicados a la aplicación moderna de los libros del Antiguo Testamento que tienen que ver con el pasado. E incluso cuando estamos aplicando los libros del Nuevo Testamento, estamos mirando al pasado. Algunos libros como Apocalipsis se centran un poco en el futuro.

Pero aún Apocalipsis es un registro de las visiones que su autor Juan aplicó a su audiencia original en el pasado. De una manera u otra, cada libro de las Escrituras se concentra en lo que Dios hizo en el pasado. Así que, en orden de aplicar estos libros en el mundo moderno, tenemos que concentrarnos también en el pasado.

Hasta este punto, en nuestra discusión del desarrollo de las épocas hemos cubierto los principales personajes de las diferentes épocas del Antiguo Testamento en este desarrollo, la trama unificada de las Escrituras, y el hecho de que los autores del Antiguo Testamento aplicaron épocas anteriores a sus audiencias contemporáneas. Ahora estamos listos para enfocarnos en los tipos de conexiones que los autores bíblicos elaboraron entre el pasado y el presente.

Conexiones

Hablaremos de tres tipos de conexiones que los autores del Antiguo Testamento elaboraron entre el pasado y el presente. Primero, proveyeron a sus audiencias con trasfondos históricos para las diferentes dimensiones de su fe. Segundo, presentaron modelos para que sus audiencias las imitarán o las rechazarán. Y tercero, proporcionaron anticipaciones de las experiencias de sus audiencias. Veamos primero como los autores bíblicos proveyeron a sus audiencias con trasfondos históricos.

Trasfondos

Los autores del Antiguo Testamento con mucha frecuencia mostraron la relevancia del pasado para explicar el trasfondo o el origen de las experiencias actuales de sus audiencias. Por ejemplo, después de que Moisés describió el matrimonio de Adán y Eva, él detuvo su narrativa para conectar este evento directamente con su audiencia.

Escuchemos las palabras de Moisés en Génesis 2:24:

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:24)

En este versículo, Moisés explicó cómo una característica del pacto en la época de Adán era relevante para la audiencia en la época de Moisés. Específicamente, el matrimonio de Adán y Eva estableció el estatuto perpetuo del matrimonio que se extendió hasta los días de Moisés.

Una vez que vemos que Moisés usó este evento como trasfondo para su audiencia original, podemos conectar esto con nosotros mismos de la misma manera. El matrimonio de Adán y Eva era el trasfondo del matrimonio en el antiguo Israel, y también es el trasfondo del matrimonio en nuestros días.

En otras ocasiones, los autores bíblicos usaron los trasfondos de maneras que revelaron la aprobación o desaprobación de Dios de figuras históricas. Por ejemplo, en el libro de Rut no se encuentra ninguna falta en Rut, Noemí o Booz, y nos muestra que ellos tuvieron la aprobación total de Dios. Encontramos la razón de esto al final del libro.

Escuchemos la genealogía que cierra el libro en Rut 4:21 y 22:

Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David. (Rut 4:21-22)

Esta genealogía muestra que Booz es un ancestro directo del rey David. Este final conecta los eventos de la época de Moisés al tiempo de la audiencia original, que vivió en el tiempo del pacto con David.

Es muy probable que hayan surgido preguntas acerca de la legitimidad del reinado de David por causa de que él desciende de la Moabita Rut. Pero la historia de Rut demuestra que su inclusión en Israel era ejemplar en todos los sentidos, y que Dios lo aprobó totalmente. En este sentido, el libro de Rut proveyó un trasfondo que reforzó la selección de David como rey de Israel.

Una vez más, en la aplicación moderna tenemos la oportunidad de extender el puente que el autor de Rut construyó para su audiencia original. Así como la aprobación de Dios acerca de Rut mostró la legitimidad de la dinastía Davídica en el tiempo de David, ésta también proporciona un trasfondo que valida el reinado del mayor heredero de David en nuestros días, Jesús.

Además de proveer los trasfondos, las conexiones que los autores elaboraron entre el pasado y el presente también presentaron modelos que sus audiencias originales seguirían o rechazarían.

Modelos

Algunas veces cuando leemos las historias de la Biblia nos preguntamos, "¿Es un buen o mal ejemplo? ¿Debo hacer lo mismo que esta persona hizo en la Biblia, o debo hacer algo diferente? Y la respuesta puede ser diferente al usar diferentes pasajes, pero he aquí un principio muy importante que se aplica a muchas historias bíblicas, y es lo que yo llamo la regla de resultados, y eso está mirando al final de la historia y observando lo que pasa con esa persona. ¿Reciben ellos las bendiciones de Dios o los juicios de Dios? Y eso es a menudo toda la idea de que necesitamos descubrir si alguien es un buen o mal ejemplo. [Dr. Philip Ryken]

Veamos dos ejemplos de modelos en el libro de Josué, donde se registran eventos de la época de Moisés para una audiencia original que vivía en la época de David. El autor de Josué proveyó un modelo positivo en el desempeño de Israel en la batalla contra Jericó en Josué 2 al 6, y un modelo negativo en su desempeño en la batalla contra Hai en Josué 7.

En el largo relato de la batalla de Jericó, no hay ningún indicio de que Josué, sus espías o el ejército de Israel hicieran algo en contra la voluntad de Dios. Ellos mostraron su completa devoción a Dios sometiéndose a la circuncisión a algunas millas de distancia de Jericó en Gilgal, y siguieron a los levitas y a los sacerdotes mientras marchaban alrededor de la ciudad cantando, gritando y tocando trompetas, justo como Dios lo había mandado. Así, el autor de Josué concluyó la historia de Jericó con estas palabras positivas en Josué 6:27:

Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra. (Josué 6:27)

Pero escuchemos como el relato de la batalla de Hai comienza en Josué 7:1:

Sin embargo, los israelitas desobedecieron al SEÑOR conservando lo que él había decidido que fuera destinado a la destrucción. (Josué 7:1 [NVI])

Este modelo contrasta con el modelo positivo de Israel en la batalla de Jericó, con el modelo negativo de Israel en la batalla de Hai.

Cuando Israel atacó primero la pequeña ciudad de Hai, el enorme ejército de Israel fue derrotado debido a que el Israelita Acán había robado la propiedad de Jericó revelándose en contra del mandamiento de Dios de que todos los despojos de la guerra se dedicarían a él. Josué e Israel no vencieron a Hai en la batalla hasta que primero se enfrentaran con Dios, arrepintiéndose de su pecado, y rindiéndose al severo juicio sobre Acán y su familia.

El contraste entre las batallas de Jericó y Hai proveyó a los lectores de Josué tanto con un modelo positivo a seguir como con un modelo negativo a rechazar. Al observar estos modelos, suponemos que los lectores originales en la época de David aprenderían a seguir a sus propios reyes en las batallas.

Por supuesto, como seguidores de Cristo, ya no militamos físicamente como Josué lo hizo, porque el Nuevo Testamento sólo nos llama a una guerra espiritual. Aun así, en la aplicación moderna extendemos el puente de estos mismos modelos positivos y negativos con el fin de aprender las formas apropiadas para participar en la guerra espiritual. En pocas palabras, tenemos que ser dedicados a Dios como Josué en Jericó, y tenemos que evitar ser negligentes a sus mandatos como Acán en Hai.

Por supuesto, hay muchos detalles relacionados con estas aplicaciones tan amplias. Pero las conexiones que el autor de Josué expuso a su audiencia original pueden ser extendidas de manera que nos ayuden a determinar los detalles para nuestras propias situaciones.

La Biblia nos enseña cómo es una vida santa, qué es el pecado, algunas veces lo establece directamente, — harás o no harás, deberás o no deberás — pero también nos da historias de personas reales que vivieron vidas cotidianas. Debemos aprender de su ejemplo positivo o negativo. El libro de Romanos dice: "Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza." Tenemos ejemplos positivos que debemos imitar, y negativos que debemos evitar. Como cuando David cometió adulterio con Betsabé, sabemos por los Diez Mandamientos que está mal; por el relato de cómo Natán lo acusó por su pecado. Ese es un mal ejemplo de un hombre que generalmente fue un buen ejemplo, un hombre conforme al corazón de Dios. ¿Cómo sabemos cual es la diferencia? A través de la Ley de Dios, las claras enseñanzas y los preceptos, cuando los llevamos a cabo entonces podemos ver la diferencia. [Dr. Andrew Davis]

A veces es muy difícil cuando buscamos en las Escrituras averiguar si el carácter de una persona o su vida es algo que deberíamos imitar. Y tenemos que recordar, que al único que podemos imitar es a Jesús mismo. Es el único que obtiene un pase total en nuestra crítica. A cualquier otro tenemos que examinarlo muy cuidadosamente. La razón por la que están en la Biblia es que normalmente no son principalmente ejemplares para que los imitemos. Pero cuando estamos tratando de averiguar, cuando estamos recibiendo una lección de vida para imitar o no, debemos observar el contexto, lo que se dijo acerca de esas acciones, los resultados de esas acciones, si contribuyen a la expansión del reino o no, pero sobre todo observar los preceptos morales que están en las Escrituras y formar nuestro propio juicio, y todos estamos al mismo nivel excepto Jesús. Sabemos que todo lo que él dijo e hizo es bueno, verdadero y hermoso. Todos los demás están bajo el microscopio de la moralidad bíblica. [Dr. Sanders L. Willson]

Finalmente, además de proveer trasfondos y modelos, los autores del Antiguo Testamento también proporcionaron conexiones entre el pasado y el presente incorporando anticipaciones de las propias experiencias de su audiencia original.

Anticipaciones

Los escritores bíblicos escribieron acerca del pasado de maneras que señalaban cómo los eventos del pasado eran muy similares a las situaciones que sus audiencias enfrentaban. Este tipo de puente es muy similar a un recurso literario llamado "presagio." En un presagio, un autor presenta detalles anteriores de una historia de maneras que anticipan detalles posteriores. Y los escritores bíblicos algunas veces escribieron acerca del pasado con intenciones similares. Ellos escribieron acerca de eventos del pasado de maneras que anticiparon las experiencias de sus lectores.

Una bien conocida anticipación ocurre en la historia de Moisés sobre la estancia de Abraham en Egipto, registrada en Génesis 12:10 al 20. Por supuesto, Moisés dijo la verdad de lo sucedido en la época de Abraham, pero él explicó la historia de tal manera que ayudaría a su audiencia original a reconocer los muchos paralelismos entre Abraham y ellos mismos.

Por ejemplo, Abraham fue a Egipto a causa de una hambruna. Al igual que los lectores originales de Moisés habían estado en Egipto por causa de una hambruna. Faraón injustamente retuvo a Abraham en Egipto tomando a Sarai para su harén, de manera similar a la que injustamente los egipcios retuvieron a los israelitas como esclavos en los días de Moisés. Dios libró a Abraham enviando una plaga sobre la casa de Faraón, y él liberó a Israel en los días de Moisés enviando plagas sobre Egipto y sobre la casa de Faraón. Faraón envió a Abraham lejos con grandes riquezas, y en el Éxodo en los días de Moisés, Faraón y los egipcios enviaron lejos a los israelitas con las riquezas de Egipto.

Moisés expuso estos paralelismos para mostrar que la experiencia de Abraham anticipaba su propia experiencia. Moisés quería animar a sus lectores originales a alejarse de idealizar su tiempo en Egipto, a ver su liberación como un hecho poderoso de Dios a su favor.

Una vez más, en las aplicaciones modernas nuestra tarea es ver el puente que Moisés construyó desde la vida de Abraham hasta su audiencia original, y extender ese puente a nuestras vidas modernas. Por ejemplo, el Nuevo Testamento enseña que Cristo nos ha liberado de la tiranía del maligno, así como Dios anteriormente liberó a Abraham y después liberó a Israel. A través de similitudes como estas, la estancia de Abraham en Egipto también anticipa las formas modernas en las que los cristianos debemos entender nuestra fe y nuestro servicio a Dios.

Siempre que aplicamos las Escrituras, necesitamos considerar el desarrollo de las épocas que tuvieron lugar entre los tiempos de la Biblia y nuestros tiempos. Y las conexiones que los autores del Antiguo Testamento expusieron a través de los diferentes trasfondos, modelos y anticipaciones proveen patrones que nos ayudan a cerrar la brecha entre estas épocas históricas.

CONCLUSIÓN

En esta lección sobre las épocas del Antiguo Testamento y la aplicación moderna, observamos la división de las épocas de la historia del Antiguo Testamento en términos de su variedad, un trasfondo común de las épocas y las implicaciones de estas divisiones. Y consideramos el desarrollo de las épocas entre estas divisiones en términos de sus personajes consistentes, su trama unificada, el uso de épocas anteriores por los autores bíblicos, y las conexiones entre las épocas que ayudan a nuestra aplicación.

Cómo hemos visto, los pactos de Dios dividieron la historia bíblica en épocas principales que tienen diferentes orientaciones teológicas. Nunca debemos tratar de servir a Dios en nuestros días regresando a las formas del pasado. Pero nunca debemos olvidar lo que Dios reveló en el pasado. Cuando tenemos en cuenta las formas en las que los temas teológicos se desarrollaron orgánicamente de una era a la siguiente, encontramos que todo lo que Dios reveló en las eras anteriores del pacto, tenía mucho que enseñarnos acerca de como servirle en nuestra era, incluso en la era del nuevo pacto en Cristo.