Todos sabemos que en nuestra vida diaria escribimos algunas cosas para ser usadas de manera temporal y otras para ser usadas a largo plazo. Bueno, para los seguidores de Cristo, ciertamente hay un libro que nunca será obsoleto: la Biblia. Generación tras generación, el pueblo de Dios ha apreciado las Escrituras — y nosotros debemos hacerlo, porque la Biblia tiene mucho que decir acerca de vivir para Dios en todo lugar y en todo tiempo. Jesús vio la Biblia como la Palabra de Dios que puede mantener el estándar del pueblo de Dios hasta que todo se haya cumplido. Y como sus seguidores, hacemos lo mismo.
Esta es la séptima lección en nuestra serie "Él Nos Dio las Escrituras: Los Fundamentos de la Interpretación," y la hemos titulado "Aplicando las Escrituras." En esta lección, vamos a sugerir algunos enfoques para la aplicación que son muy útiles para hacer que el significado de las Escrituras sea relevante para la audiencia moderna.
En esta serie, definiremos el proceso de aplicación como:
Conectar apropiadamente el significado original de un documento bíblico a una audiencia contemporánea de maneras que impacten sus conceptos, comportamientos y emociones.
Puesto que esta definición hace uso de nuestra definición anterior del significado original, puede ser muy útil recordar en que consiste el significado original:
Los conceptos, comportamientos y emociones que los escritores divinos y humanos conjuntamente, pretendieron comunicar a su primera audiencia.
Necesitamos entender lo que el autor realmente dijo, y entonces podemos aplicarlo. La aplicación debe venir del significado del pasaje, y conociendo el original, lo mejor posible, nos ayudará a comprender: ¿Si estamos en la misma posición teológica que los oyentes originales?, ¿Estamos bajo el pacto Mosaico?, ¿Estamos bajo un pacto determinado? Por lo tanto, la comprensión del marco original, la historia, contextual y teológica, nos ayudan a entender correctamente. Ahora sabemos si tenemos que traer ese significado a través de la obra terminada de Cristo debido a que ahora estamos en ella. [Dr. Stephen J. Bramer]
Ahora, el proceso de aplicación no siempre es fácil, ya que hay que tener en cuenta importantes desarrollos que han tenido lugar entre la época en que la Biblia fue escrita y nuestros días. Pero la meta del proceso de aplicación es el mismo ahora, como lo era cuando las Escrituras fueron escritas: "Impactar los conceptos, los comportamientos y las emociones del pueblo de Dios de acuerdo a la voluntad de Dios.
La distinción más importante que podemos hacer entre el significado original y la aplicación es que nuestra investigación del significado original se centra en el impacto que las Escrituras intentaron tener en los conceptos, comportamientos y emociones de sus primeras audiencias. Pero el proceso interpretativo de aplicación se interesa en cómo la audiencia moderna debe ser impactada en todos estos niveles.
El significado original del texto es crítico para nuestra aplicación porque es el significado inspirado y autorizado del texto. Por lo tanto, la aplicación moderna adecuada de un texto, debe siempre ser fiel a su significado original. Al mismo tiempo, nuestras aplicaciones modernas también tienen que ir más allá del significado original en cierto sentido, porque tienen que tomar en cuenta los tiempos modernos, las culturas y los individuos.
Conocer el significado original de un pasaje bíblico nos ayuda a aplicarlo a nuestras vidas porque reconocemos que un componente clave para su significado original es la comprensión de su propósito original, es decir, el cambio que Dios designó, que ese texto lograra en su primera audiencia, en sus primeros lectores, a la luz de su situación, a la luz de su marco de referencia, qué tanto de las Escrituras ellos conocían o tenían acceso a ese punto, a la luz de las pruebas — de las tentaciones que estaban enfrentando. Esa fue la aplicación de Dios para ellos. El significado realmente estaba cumpliendo el propósito de efectuar la santificación del Espíritu Santo en sus vidas. Bueno, el propósito del Espíritu en sus vidas esta en continuidad con el propósito del Espíritu Santo en nuestras vidas. Así, entre más podamos entender su situación, su necesidad, y por lo tanto el propósito por el cual Dios dio ese texto en su forma original y a la audiencia original, eso establece una trayectoria de cómo el Espíritu intenta aplicar ese texto en nuestra vida, en nuestra situación. Y eso debe ser nuestra guía como pastores, predicadores, maestros — en la forma que aplicamos el texto. Nos preguntamos, ¿Cómo Dios pretendió hacer un cambio, hacer una diferencia en sus vidas en ese momento y cómo eso nos lleva hacia el propósito del Espíritu Santo amoldándonos más y más a la imagen de Cristo hoy en día? [Dr. Dennis E. Johnson]
Nuestra discusión del proceso de aplicación tocará tres aspectos: Primero, consideraremos la necesidad de la aplicación. Segundo, examinaremos las conexiones entre el significado original y la audiencia moderna que hacen posible esa aplicación. Y tercero, observaremos algunos de los desarrollos que han tenido lugar entre el tiempo de cuando la Biblia fue escrita y la vida de hoy. Comencemos con la necesidad de la aplicación.
Escuchemos como Santiago habló acerca de la necesidad de la aplicación en Santiago 1:21 al 25:
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:21-25)
Santiago enseñó que no es suficiente con saber lo que las Escrituras dicen. Para ser beneficiado adecuadamente por las Escrituras, debemos ser impactados por ellas; nuestros conceptos, comportamientos y emociones tienen que ser cambiadas. Este tipo de aplicación, es absolutamente necesaria para cada creyente si queremos recibir las bendiciones de Dios. Pero ¿Qué pasa con el proceso que conduce a este resultado de la aplicación? ¿Es realmente necesario hacer el esfuerzo para determinar cómo deben ser impactados nuestros conceptos, comportamientos y emociones?
La mejor manera de hacer a las Escrituras relevantes y aplicables a la vida cotidiana es pensando en el contexto en el que los valores o la enseñanza o la teología de las Escrituras se aplica. Y, esto depende del texto. Hay actitudes que son importantes en las Escrituras — porqué pensamos en Dios, las formas en las que pensamos acerca de nuestro vecino, el tipo de compasión que supuestamente debo mostrar, ese tipo de cosas — que me dicen cómo debo vivir. Esos valores son muy importantes. Cuando estudiamos la Biblia como un libro de historia o una abstracción en términos de su teología y no añadimos la dimensión ética de lo que el pasaje nos está llamando a ser como personas, tenemos un problema. Pero si mantenemos la dimensión relacional y ética de las Escrituras que se extiende a través de ellas, entonces cualquier pasaje puede tener una aplicación que nos llama a pensar con mayor sensibilidad acerca de la forma en que vivimos. [Dr. Darrell L. Bock]
En 1 Corintios 10:11, Pablo demostró la importancia de buscar la aplicación contemporánea con estas palabras:
Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. (1 Corintios 10:11)
En el contexto de este capítulo, Pablo les está recordando a los Corintios que los libros de Éxodo y Números cuentan historias acerca de los juicios que los israelitas del Éxodo sufrieron por causa de su rebelión contra Dios. Y en este versículo, él tomó los pasos necesarios para aplicar estas historias a la iglesia en Corinto.
Pablo aplicó las historias del Antiguo Testamento a la iglesia del Nuevo Testamento tomando en cuenta conexiones o continuidades entre la audiencia original y su audiencia de Corinto y considerando el desarrollo o los cambios que tuvieron lugar entre los días de Moisés y sus propios días.
Por un lado, Pablo conectó a las dos audiencias pidiendo que estas historias "fueran escritas como advertencias para nosotros." No fue difícil para Pablo hacer esta conexión. Éxodo y Números habían sido originalmente escritos para la segunda generación de los Israelitas del Éxodo de Egipto. Fueron escritos para advertir a estas personas a no repetir las fallas de la primera generación. Así que, Pablo se centró primero en una similitud entre los corintios y la audiencia original: la iglesia de Corinto estaba en peligro de fracasar. Estas historias les advirtieron de la misma manera que a la audiencia original. Por otro lado, Pablo calificó su aplicación señalando desarrollos importantes que tuvieron lugar desde los tiempos de Moisés. Las fallas de Israel le sucedieron a la primera generación de israelitas, pero fueron escritas para la audiencia de Pablo y todos los otros creyentes.
El registro de las Escrituras convirtió las experiencias del Antiguo Testamento, en ejemplos y advertencias para la iglesia, "sobre quienes el cumplimiento de los tiempos había llegado."
La expresión "el fin de los tiempos" es una de las muchas maneras en las que los escritores del Nuevo Testamento distinguieron el período del Nuevo Testamento del período del Antiguo Testamento. Con estas palabras, Pablo reconoció que los corintios tenían los beneficios de los desarrollos de la historia de la redención que la audiencia original de Éxodo y Números no tenía. Los corintios vivieron más de mil años después de Moisés. Ellos no estaban en una jornada de Egipto a Canaán como la audiencia original; ellos estaban en una jornada hacia los nuevos cielos y a la nueva tierra. El fin de los tiempos había venido sobre ellos. Como resultado, la aplicación de Pablo para los corintios tuvo que reconocer esos desarrollos. Y Pablo señaló estas diferencias a través del resto de 1 Corintios 10, donde advirtió a los corintios a no fallar en sus vidas cristianas personales o en sus relaciones en su iglesia.
La aplicación de Pablo a los libros del Antiguo Testamento de Éxodo y Números para los cristianos en Corinto, refleja el proceso básico que toma lugar cada vez que aplicamos las Escrituras. La aplicación siempre debe tomar en cuenta tanto, las conexiones entre la audiencia original y la audiencia moderna así como los desarrollos que han tomado lugar entre ellas. Necesitamos reconocer estas conexiones y tomar en cuenta estos desarrollos si queremos hacer una correcta aplicación de las Escrituras en nuestras vidas hoy en día.
Ahora que hemos visto la necesidad de la aplicación, dirijamos nuestra atención a las muchas conexiones o continuidades entre los lectores originales de los libros bíblicos y las audiencias modernas.
Las conexiones o continuidades entre las audiencias antiguas y modernas hacen que los textos bíblicos sean relevantes para las personas modernas, y hay un sinnúmero de maneras de describir estas continuidades.
En esta lección, dividiremos estas conexiones en tres categorías principales. Primero, veremos que ambas audiencias tienen al mismo Dios. Segundo, viven en un mundo similar. Y tercero son el mismo tipo de personas. Veamos cada una de estas categorías, comenzando con el hecho de que ambas audiencias tienen al mismo Dios.
Las Escrituras son claras en que hay un solo Dios a quien todas las audiencias deben su lealtad y obediencia. Y como la teología tradicional enseña, Dios es inmutable, lo que significa que él no cambia. Puesto que Dios es inmutable, y puesto que la lealtad y obediencia a él son una obligación universal, hay fuertes conexiones entre el impacto que las Escrituras intentaron tener sobre su audiencia original y sobre la audiencia moderna.
Dios es inmutable él no cambia en su ser, perfecciones, propósitos y promesas. Su ser, su naturaleza, su esencia, sus perfecciones, el grado en el que él posee esas características, sus propósitos, en lo que él ha determinado hacer, sus promesas, y en lo que él nos dijo que haría. Dios es inmutable en esos aspectos. Eso no quiere decir que no se relaciona con nosotros de manera dinámica, relacional y personal. Él escucha nuestras oraciones, se lamenta de nuestro pecado y se deleita en nuestra fidelidad. Dios es esencialmente inmutable, pero relacionalmente mutable. Hay un grado en el que él adapta lo que hace con nuestra relación con él, mientras que al mismo tiempo mantiene sus atributos esenciales. [Dr. K. Erik Thoennes]
Uno de los muchos atributos importantes de Dios, del Dios Trino es la inmutabilidad. Ese es el término que encontrarás en muchos textos teológicos. Inmutabilidad puede ser traducido como "incambiable." Y esas son noticias realmente maravillosas porque estamos muy conscientes de la impermanencia y lo pasajero de casi todo en nuestras vidas, en nuestro mundo, en nuestras relaciones y aún en nuestras propias vidas fugaces. Pienso en ese descriptor de Dios como un punto en un universo cambiante. ¿Qué hay ahí que atrae nuestras almas inquietas a una visión de Dios que es el mismo ayer, hoy y siempre? Creo que es esa profunda necesidad psicológica y espiritual que todos tenemos que es como una roca sólida, que es digna de confianza, que puede funcionar como un ancla para el espíritu cuando las montañas tiemblan y todo parece estar cayendo al mar. Nosotros encontramos nuestra fortaleza en este Dios inmutable. [Dr. Glen Scorgie]
El concepto bíblico de la inmutabilidad divina no implica que Dios está inactivo. En términos bíblicos, un dios inactivo es un ídolo sin valor. Pero el Dios de las Escrituras está constantemente interactuando con su creación de maneras reales y significativas.
La teología cristiana tradicional ha insistido correctamente en que hay tres aspectos críticos de la inmutabilidad de Dios. Primero, el eterno consejo de Dios, o el plan supremo para la historia, que es inmutable.
Aunque diferentes tradiciones cristianas entienden el plan eterno de Dios de maneras diferentes, debemos estar todos de acuerdo que todo lo que Dios ha hecho, lo que está haciendo y lo que va a hacer es parte de su plan unificado. Dios sabe todo, y él está usando ese conocimiento para dirigir la historia hacia los fines para los que la creó. Cómo Dios dijo en Isaías 46:10:
Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo. (Isaías 46:10 [NVI])
Y cómo Pablo explicó en Efesios 1:4 y 11:
Según nos escogió en él Cristo antes de la fundación del mundo En él Cristo asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. (Efesios 1:4 y 11)
Pablo dejó claro que Dios tiene un plan para todas las cosas. Y este plan ha existido desde los tiempos cuando los creyentes fueron "escogidos" o predestinados para la salvación. Por supuesto, diferentes tradiciones interpretan el concepto de predestinación de diferente manera. Pero lo que queda sin duda es que Dios predestinó aún antes de que creara el mundo. La predestinación era sólo parte de su eterno consejo. Y este consejo es inmutable porque Dios hace que todo se ajuste a él.
La inmutabilidad del plan de Dios nos asegura que si observamos cuidadosamente, los caminos de Dios en la antigüedad concuerdan con sus caminos actuales. En cierto nivel, la voluntad de Dios por su pueblo antiguo y su voluntad para nosotros es similar debido a que ambos encajan dentro de su único e inmutable propósito para su creación.
En segundo lugar, Dios es también inmutable en su carácter. Su esencia, personas y atributos nunca cambian.
Ahora, sin duda, Dios revela diferentes aspectos de su carácter más prominentemente en algunas ocasiones que en otras. Algunas veces él muestra su misericordia, otras veces su ira. Algunas veces revela su omnisciencia y otras veces la esconde. Pero el ámbito completo de sus atributos — su naturaleza eterna — siempre permanece igual.
Es por eso que en Santiago 1:17, Santiago se refiere a Dios como:
Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. (Santiago 1:17)
El carácter inmutable de Dios nos ayuda a ver que siempre habrá conexiones importantes entre el significado original y la aplicación moderna de las Escrituras. Cuando un pasaje en particular habla acerca de un atributo divino, siempre se debe asumir que la audiencia original entendía ese atributo en el contexto de los otros atributos de Dios. De la misma manera, se espera que las audiencias modernas apliquen el énfasis de cada Escritura de maneras que nunca ignoren cualquiera de los atributos de Dios. Por esta razón, los atributos inmutables de Dios siempre forman una similitud entre el significado original y las aplicaciones modernas.
En tercer lugar, Dios es incambiable o inmutable en sus promesas del pacto. Dios cumplirá cada cosa que él ha jurado en el pacto.
A veces los cristianos cometen el error de pensar que todo lo que Dios dice es una promesa. Pero la realidad es que Dios sólo promete cuando él toma un voto o hace un pacto, o hace un juramento. Cómo leemos en Números 23:19:
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19)
Cuando Dios promete, su palabra es inmutable. De lo contrario, él es libre de cambiar de opinión. Consideremos Génesis 15 donde Dios dijo que él haría que la descendencia de Abraham fuera tan numerosa como las estrellas.
Abraham estaba agradecido por esta oferta, pero todavía le pidió a Dios que hiciera la bendición verdadera. Así que Dios respondió haciendo un pacto con él.
En algunos casos, sin embargo, donde Dios no ha hecho una promesa, sus palabras son mejor entendidas como amenazas de maldición y ofrecimientos de bendición. Por ejemplo, recordemos que en el libro de Jonás, Dios amenazó con destruir Nínive, pero luego cedió cuando aquel pueblo se arrepintió. Sin lugar a dudas, Dios cambió sus pensamientos acerca de destruir Nínive en ese tiempo. Pero él no rompió ninguna promesa cuando él los perdonó. Las promesas del pacto son aquellas cosas que Dios por medio de un pacto a jurado que hará.
Cada revelación de Dios en las Escrituras asume que Dios mantendrá su pacto y sus promesas del pacto. Se suponía que las audiencias originales entenderían cada pasaje de las Escrituras bajo está luz, y las audiencias modernas deberían hacer lo mismo. Debemos tener absoluta confianza en las promesas inmutables de Dios. Y sus ofrecimientos o maldiciones deben motivarnos a obedecerle.
Ahora que hemos visto que tenemos al mismo Dios como todos los primeros destinatarios de las Escrituras, observemos el hecho de que vivimos en un mundo similar.
A lo largo de los siglos los filósofos han luchado con saber: "Si el mundo es estable o es cambiante." La experiencia común nos dice que, en muchos aspectos, ambos son ciertos. La creación de Dios siempre está cambiando, pero muchas características del mundo se mantienen constantes para cada audiencia de las Escrituras. Cuando aplicamos las Escrituras a nuestro contexto, necesitamos mantener ambas verdades en mente.
Hay un viejo refrán que dice "la historia se repite" y entendemos que los eventos actuales generalmente se asemejan a eventos que tuvieron lugar en el pasado. Como los lectores originales de las Escrituras, vivimos en un mundo creado por Dios. Y aunque hemos caído en el pecado, también hemos experimentado la redención de Dios. El pueblo fiel de Dios en el Antiguo Testamento enfrentó la oposición de otros pueblos y de los poderes demoniacos, y nosotros actualmente enfrentamos una oposición similar. Ellos dependieron de la ayuda de Dios para vencer; nosotros dependemos de su ayuda también. También podemos ver la estabilidad de lo que generalmente llamamos los patrones regulares o leyes de la naturaleza. Cuando las Escrituras hablan acerca de la salida y la puesta del sol, enfermedades humanas, la necesidad de comida y agua, y muchas otras cosas, es obvio para nosotros que vivimos en un mundo similar al habitado por las primeras audiencias de las Escrituras. E incluso de formas más específicas, encontramos importantes paralelismos entre el mundo de la audiencia original de las Escrituras y nuestro mundo. Por ejemplo, los Diez Mandamientos dados a Israel en Éxodo 20 proveen un trasfondo esencial para las vidas del pueblo de Dios en el resto del Antiguo Testamento. Estos mismos mandamientos fueron utilizados una vez más para guiar la vida de su pueblo en el Nuevo Testamento. Y como Pablo enseñó en 2 de Timoteo 3:16 y 17, estos mismos mandamientos continúan guiando a la iglesia actualmente.
De manera similar, cuando Dios eligió a David como cabeza de una dinastía permanente para el pueblo de Dios, esto proveyó el trasfondo histórico para el reino de Dios en el Antiguo Testamento, así como el trasfondo del reinado de Jesús como el gran hijo de David en el Nuevo Testamento. Y como aprendemos en pasajes cómo Apocalipsis 22:16, la iglesia continúa sirviendo a Jesús como su Rey y Señor por causa de su gobierno permanente como Rey Davídico. Como ilustramos aquí, las conexiones entre nuestro mundo y los mundos de las primeras audiencias de las Escrituras pueden ayudarnos a determinar las correctas aplicaciones modernas de la Biblia.
Ahora que hemos visto que todas las audiencias de las Escrituras tiene al mismo Dios y viven en un mundo similar, consideremos las conexiones que existen porque somos la misma clase de personas.
Hay por lo menos tres maneras en las que las personas modernas son muy similares a las personas que primeramente recibieron las Escrituras.
Primero, todos los seres humanos, no importa cuando o donde hayan vivido, son imágenes pecaminosas de Dios. Segundo, sufrimos divisiones religiosas y tercero, la humanidad todavía incluye la misma clase de personas. Exploraremos cada una de estas similitudes, comenzando con el hecho de que todos los seres humanos somos imágenes pecaminosas de Dios.
En pasajes como Génesis 1:27, se nos dice que cuando Dios creó a la humanidad, la creo a su imagen. Entre otras cosas esto significa que todos los seres humanos somos racionales, lingüísticos, morales y vice-regentes religiosos de Dios. Al mismo tiempo, todos los seres humanos hemos caído en el pecado. La humanidad, hoy en día, no usa sus capacidades racionales, lingüísticas, morales y religiosas para glorificar a Dios de la manera en que deberían. Los incrédulos actúan como si ellos no estuvieran obligados a someterse al gobierno de Dios. E incluso los creyentes, fracasan en su lealtad a él. Cómo Salomón dijo en la dedicación del templo en 1 Reyes 8:46:
Porque no hay hombre que no peque. (1 Reyes 8:46)
En la teología sistemática, hay esta enseñanza conocida como depravación total. Lo que significa es que en la totalidad del ser humano, en su pensamiento, sentimientos y comportamiento, todo ha sido contaminado por el pecado, por lo que hay esa suposición básica de que todo lo que el hombre hace lo hace en desafío a los mandamientos y al estándar de santidad. Así que, sí hay tal cosa como la naturaleza pecaminosa. Y la Biblia habla acerca de cuan básico es este problema, especialmente en relación con Dios. [Dr. Luis Orteza]
Una de las grandes preguntas que se hace especialmente en estos días en los estudios antropológicos y sociológicos es: si los seres humanos tienen una naturaleza pecaminosa. Y a través de los años, teorías acerca de la educación humana, el desarrollo humano, el aprendizaje humano se ha estrellado sobre la roca del pecado original, porque el hecho es que todos tenemos una naturaleza caída. Eso significa, que nosotros los humanos estamos controlados por un deseo egoísta de logro, realización y posesión, y eso deforma todo lo que hacemos. No podemos entender el comportamiento humano si asumimos que el humano es bueno por naturaleza. Si observamos la historia de la raza humana, tenemos que decir que no somos buenos por naturaleza; tenemos una naturaleza maliciosamente egocéntrica. Lo fascinante de la Biblia, es que al mismo tiempo dice que somos creados a imagen de Dios. Y eso, en mi mente, es la maravillosa visión bíblica de la humanidad, porque muchos otros antropólogos y sociólogos, reconocen la presencia del mal, y dicen: "Los seres humanos somos incorregibles e irremediablemente malos; somos los más agresivos de los simios, eso es todo." Y la Biblia dice que no, somos caídos, pero seguimos siendo hechos a la imagen de Dios. [Dr. John Oswalt]
Todos los destinatarios de las Escrituras, ya sean antiguos o modernos, comparten la misma naturaleza pecaminosa. Y de un modo u otro, el significado original de cada porción de las Escrituras aborda esta condición humana. Todos somos imagenes de Dios que hemos sido corrompidas por el pecado. Porque compartimos estas cualidades con toda la audiencia original de las Escrituras, estas similitudes pueden ayudarnos a trazar aplicaciones modernas significativas, de cada pasaje bíblico.
Además de ser imágenes pecaminosas de Dios, las audiencias originales y modernas de las Escrituras también son similares porque ambas sufren divisiones religiosas.
Desde el momento en que las primeras Escrituras fueron inspiradas, siempre ha sido el caso de que los lectores de las Escrituras caen en uno de tres grupos religiosos: no-creyentes, falsos creyentes, y creyentes. Los no-creyentes son personas que se hacen enemigos de Dios por negarse a someterse a él. Esta división de la humanidad incluye a todos aquellos quienes no han escuchado la revelación especial de Dios para Israel y para la iglesia, así como muchos que sí la han escuchado. Los falsos creyentes hacen compromisos superficiales con Dios. Tienen la apariencia externa de creyentes, pero no tienen la fe verdadera, y como resultado no son redimidos del juicio eterno. Por el contrario, los creyentes son personas que hacen un sincero y fiel compromiso con Dios y quienes por lo tanto son redimidos de sus pecados y salvados del eterno juicio de Dios.
En general, las aplicaciones modernas de las Escrituras para estos tres grupos religiosos deben ser muy similares a las aplicaciones originales para estos mismos tres grupos. Para los no-creyentes, las Escrituras fueron diseñadas para contener el pecado, para exponer su condición perdida, y para llamarlos al arrepentimiento; en las aplicaciones modernas, hacemos lo mismo. Para los falsos creyentes, los textos bíblicos fueron diseñados para contener el pecado, exponer su hipocresía, y llamarlos al arrepentimiento; en las aplicaciones modernas, trabajamos hacia las mismas metas. Para los creyentes, los textos bíblicos fueron diseñados para contener el pecado, advertirles contra el fracaso y dirigirlos hacia una vida de agradecimiento en la gracia de Dios; y como cristianos modernos, aplicamos las Escrituras hacia estos mismos fines.
Además de ser imágenes pecaminosas y sufrir divisiones religiosas, ambas audiencias, la original y la moderna son similares porque la misma clase de personas continúan existiendo a través de la historia.
Los seres humanos pueden ser clasificados de muchas diferentes maneras. Por ejemplo, podemos ser clasificados de acuerdo a rasgos particulares o atributos que tenemos. Algunas personas son adultas y otras son jóvenes; algunos son hombres y otras mujeres; algunos son ricos y otros son pobres; algunos son poderosos y otros débiles, etcétera.
También podemos ser clasificados de acuerdo a nuestras relaciones con otras personas. Podemos ser padres, hijos, hermanos, maestros, empleados, amigos o cualquier otra cosa. O podemos ser clasificados de acuerdo a lo que hacemos, como héroes o criminales; o de acuerdo a nuestros trabajos como pastores o agricultores. Y lo mismo también es cierto de las audiencias originales de las Escrituras.
De hecho, muchas porciones de las Escrituras están dirigidas específicamente hacia tipos de personas en particular. Encontramos pasajes que se centran en personas que están enojadas, o enamoradas o son perezosos o están arrepentidos o son ricos o pobres. También encontramos pasajes que específicamente se refieren a personas identificadas como esposos, esposas, hijos o diáconos o ladrones o empleados.
Debido a que estas mismas clases de personas existen en cada época, forman conexiones significativas entra la audiencia original y las audiencias subsecuentes. Y estas conexiones ayudan a guiar nuestra aplicación. Las personas ricas, antiguas y modernas pueden sacar aplicaciones similares de pasajes sobre la riqueza. Líderes antiguos y modernos pueden sacar aplicaciones similares de pasajes sobre liderazgo, y así sucesivamente. Todos nuestros esfuerzos de aplicar la Biblia a nuestras vidas pueden ser ayudados por el reconocimiento de que compartimos estos tipos de conexiones con las primeras audiencias de las Escrituras.
Ahora que hemos explorado la necesidad de la aplicación de las Escrituras y considerado algunas conexiones importantes entre la audiencia original y la audiencia moderna, dirijamos nuestra atención a los desarrollos entre éstas que deberían influenciar nuestra aplicación.
Muchas personas que leen y estudian cuidadosamente la Biblia dicen que a veces parece extraña, como si viniera de otro mundo, y hay un sentido en el que es cierto. Los libros de la Biblia fueron escritos hace mucho tiempo, fueron escritos en lenguajes que la mayoría de nosotros no leemos, y para culturas muy diferentes a las nuestras. Nuestras propias vidas personales son también muy diferentes de las vidas de las personas de la audiencia original de las Escrituras. Por eso, de una manera u otra, necesitamos tener en cuenta todos estos factores cuando aplicamos la Biblia a la vida moderna.
En una lección posterior veremos más de cerca algunas formas específicas para tener en cuenta este tipo de diferencias. Así que por ahora, simplemente identificaremos tres tipos principales de desarrollos que han ocurrido desde que las Escrituras fueron inspiradas, y que necesitan ser considerados en nuestra aplicación moderna de los libros bíblicos: Desarrollos históricos, culturales y personales. Veamos primero los desarrollos históricos de la historia redentora.
Los cristianos frecuentemente han resumido las perspectivas bíblicas sobre la historia del mundo en tres etapas: la creación, cuando Dios creo el mundo; la caída, cuando la humanidad cometió el primer pecado y fue maldecido por Dios; y la redención, el período siguiente a la caída, en el cual Dios nos redimió de nuestros pecados. Poco después de que Adán y Eva cayeron en pecado, Dios comenzó un largo y lento proceso de redención. Y a través de los milenios, misericordiosamente ha construido su reino de redención dentro y junto a la creación maldecida.
Muchos teólogos han reconocido que la naturaleza progresiva del gobierno de Dios sobre la creación, ha dado lugar a desarrollos periódicos que generan discontinuidad entre las distintas épocas mencionadas en las Escrituras. Quizá los desarrollos históricos más obvios ocurrieron entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Pero los teólogos comúnmente identifican también épocas de acuerdo a los diferentes pactos de Dios a través de la Biblia, especialmente aquellos asociados con Adán, Noé, Abraham, Moisés y David en el Antiguo Testamento, y con Jesús en el Nuevo Testamento.
Por ejemplo, las leyes referentes a los sacrificios expiatorios requieren de diferentes cosas en diferentes momentos en la historia redentora. En el tiempo de Moisés, se requerían sacrificios en el tabernáculo. En los días de Salomón, se requerían sacrificios en el templo, a principios del Nuevo Testamento, requirieron la muerte de Jesús en la cruz, y al final del Nuevo Testamento, los sacrificios dejaron de ser ofrecidos por completo.
Cuando leemos el Antiguo Testamento particularmente como creyentes actuales, después de que Cristo ha muerto y resucitado y está listo para regresar, la forma de entender y aplicar las Escrituras a veces tiene que ser diferente de la forma como las personas del Antiguo Testamento quizá la aplicaron. Hay también muchas otras veces en las que no tenemos que hacer ningún ajuste. Tomemos por ejemplo el sistema sacrificial. Nosotros ya no tenemos que ofrecer sacrificios porque Cristo es ahora nuestro sacrificio. Hay muy poca aplicación en ese sentido. Ya no tenemos que ir al templo a sacrificar un animal y poner las manos sobre el animal para que él pueda cargar con todos nuestros pecados. Sí, hay momentos como hoy, donde la historia de la redención cambia la forma en la que las Escrituras se aplicarían. [Dr. Daniel L. Kim]
Es tan crítico que hagamos un balance de dónde ocurre un pasaje en relación a dónde estamos nosotros en la historia de redención para que podamos interpretarla y aplicarla a nuestras vidas, es evidente que algunos pasajes en su contexto histórico redentor implican una economía y una administración diferentes en nuestro propio contexto. Por ejemplo — el sistema sacrificial en el Antiguo Testamento. Los pasajes acerca del sacrificio animal no son irrelevantes. Son relevantes ya en que esos sacrificios se han cumplido en Cristo. Cuando leemos esos textos, no decimos: Necesito un cordero, un becerro o una paloma, sino que tengo que mirar a Cristo para la cobertura de mis pecados. Y así en muchos sentidos — este es sólo un ejemplo obvio — pero muchas veces cuando leemos las Escrituras, necesitamos hacer un balance de los hechos: Y, esto está tomando lugar en el aspecto de la administración de la historia de redención en el antiguo pacto. Ya no vivimos en la teocracia, así que hay cosas que podrían haber sido ciertas para la vida de Israel que no son ciertas para nuestras vidas como creyentes hoy en día. Siempre queremos tener en mente no sólo el contexto gramatical inmediato de un pasaje sino también su contexto histórico redentor, para que podamos hacer una correcta aplicación para los creyentes en nuestra posición de la realidad, posterior al nuevo pacto. [Dr. Robert G. Lister]
En muchas maneras, la historia bíblica es como un árbol en crecimiento. Cada árbol crece de una semilla, se convierte en un árbol joven y eventualmente se desarrolla en un árbol totalmente crecido.
Cada cosa en la que ese árbol se convierta está contenida en la semilla inicial. Pero a través del tiempo el árbol tiene que crecer y desarrollarse con el fin de ser completamente maduro.
De manera similar, la redención ha crecido y se ha desarrollado a través de la historia bíblica. Y tenemos que tener en cuenta estos desarrollos mientras aplicamos la Biblia a nuestras vidas. Este modelo de desarrollo nos enseña que toda la Biblia es relevante y autoritativa para nosotros, pero también esa antigua revelación siempre debe aplicarse a la luz de la revelación posterior.
Con este entendimiento de los desarrollos históricos en mente, exploremos la idea de los desarrollos culturales que distinguen nuestra cultura actual de la cultura abordada directamente en la Biblia.
Al pensar acerca de los desarrollos culturales de la audiencia original y de la audiencia moderna de las Escrituras, necesitamos reconocer las similitudes y las diferencias. En cuanto a las similitudes, necesitamos hacernos preguntas como "¿Qué patrones culturales enfrentamos que son paralelos y muy cercanos a la experiencia de Abraham?" Y "¿Cómo nuestra cultura es cómo la de David?" Y en cuanto a las diferencias, necesitamos hacernos preguntas cómo "¿Cómo es que la cultura humana ha cambiado significativamente de las antiguas sociedades del Antiguo Testamento?" y "¿Qué costumbres y prácticas son diferentes?" las respuestas a este tipo de preguntas tienen importantes implicaciones para la forma de cómo aplicamos las Escrituras hoy en día.
La cultura en la que la Biblia fue escrita era muy diferente a la nuestra. No vivimos en economías rurales. Algunas personas sí, pero para nosotros en Occidente no es el caso. Tenemos que hacer algunas transiciones. Tampoco vivimos 1,000 años antes de Cristo, donde los negocios se hacían en la puerta de la ciudad fuera de Belén — como en el libro de Ruth. Que para hacer un un contrato legal se quitaban un zapato, se daban un apretón de mano. Vivimos en una cultura distinta, donde firmamos contratos con diferentes acuerdos. Diferentes culturas tendrán diferentes maneras de hacer negocios, de conducir las relaciones entre hombres y mujeres. Van a tener diferentes expresiones culturales. La Biblia tiene su propia manera de hacer las cosas. La Biblia nos ha dado principios de cómo debemos hacer nuestros negocios; debemos hacerlos con integridad. Tenemos que aplicar el principio de integridad moral en nuestras relaciones comerciales, incluso si no nos quitamos los zapatos como ellos lo hacían. [Dr. Peter Walker]
Al pensar en nuestra propia situación actual y al compararla con el tiempo de la audiencia original, tenemos que reconocer que estuvieron por lo menos dos mil años atrás en el tiempo del Nuevo Testamento y a veces hasta a tres mil años o más del tiempo del Antiguo Testamento. Así que puede haber diferencias, diferencias culturales que nos eliminan de la experiencia de la audiencia original. Una de las más obvias es que la tecnología ha cambiado dramáticamente. Así que por ejemplo, somos una cultura altamente visual, una cultura acostumbrada a un ritmo de comunicación rápida, una cultura que está muy envuelta en usar la tecnología para comunicarse con otros. Y en la antigüedad, sólo pensando hace dos mil años, cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, él lo hizo como una carta cíclica donde una persona la iba llevando de comunidad en comunidad. Esto probablemente tomó un período de muchos días mientras él viajaba de iglesia a iglesia. No había el tipo de comunicación instantánea. Otro aspecto de que eso es muy evidente, si pensamos en el libro de Apocalipsis, el libro de Apocalipsis fue destinado en primera instancia para ser oído, así que en el mero principio del libro dice que hay una bendición que se pronuncia sobre la persona que lee y para los muchos que escuchan, lo que es un indicativo de la manera en la que originalmente era entendido, que era que una persona leyera el libro entero a una audiencia. Para nosotros es muy fácil reducir la velocidad a medida que leemos el libro de Apocalipsis. Podemos detenernos y meditar sobre un versículo y tratar de entender lo que significa, mientras que para la audiencia original, veintidós capítulos fluyeron sobre ellos. Así que la experiencia del libro es muy diferente. Y creo que una de las repercusiones de eso es que la audiencia original del libro de Apocalipsis probablemente estaba abrumada. No podían descifrar todo y en algún punto tuvieron menos preocupación por descifrar los detalles y en su lugar entender la intención general del conjunto y permitir a ese conjunto a que realmente hablara de sus propias afecciones, y las imágenes realmente comenzaron a tocar más y más en términos de nuestra propia realidad del corazón en lugar de ser capaces de descifrar todo. Hay un ejemplo de cómo las diferencias culturales pueden en realidad cambiar nuestro entendimiento y nuestro enfoque para leer las Escrituras. [Dr. David W. Chapman]
Además de ver los desarrollos históricos y culturales, también necesitamos poner atención a los desarrollos personales que distinguen a las personas de hoy día, de la audiencia original de la Biblia.
Hay considerables similitudes, entre las personas de la Biblia y las personas que viven en nuestro mundo contemporáneo, pero necesitamos reconocer que hay también muchas diferencias entre las personas modernas y las antiguas. Y si esperamos aplicar los textos bíblicos de manera correcta, tenemos que tomar estas variaciones personales en cuenta.
Por ejemplo, necesitamos hacernos preguntas cómo "¿Cómo se comparan nuestras vidas personales con aquellos que vemos en la Biblia?", "¿Qué roles tenemos en la sociedad?", "¿Cuál es nuestra condición espiritual?" ,"¿Cómo servimos al Señor comparado con éste personaje o aquel personaje?" , "¿Cómo nuestros pensamientos, acciones y sentimientos se comparan con aquellos que vemos en los escritores bíblicos?" Tomando en cuenta las variedades entre las personas antiguas y modernas, podemos entender mejor como aplicar la Biblia a circunstancias específicas de nuestras propias vidas.
Identificar los desarrollos históricos, culturales y personales entre la audiencia original y moderna de las Escrituras pueden ser los aspectos más desafiantes de como aplicar la Biblia a nuestros tiempos. Pero si lo hacemos cuidadosamente, nos será de gran ayuda en la aplicación de las Escrituras de maneras que sean honorables para Dios, responsables para otros y adecuadas para nuestros tiempos.
En esta lección "Aplicando las Escrituras", hemos explorado tres factores básicos que pueden ayudarnos a conectar el significado original de la Biblia a nuestras situaciones modernas. Hemos hablado de la necesidad de hacer aplicaciones modernas de las Escrituras. Hemos discutido sobre las conexiones entre la audiencia original y la audiencia moderna que nos ayudan a determinar cómo aplicar las Escrituras. Y hemos considerado algunos de los desarrollos que han tenido lugar desde los días cuando las Escrituras fueron escritas, poniendo particular atención a las maneras en que éstos pueden obligarnos a adaptar nuestras aplicaciones a las audiencias contemporáneas.
Siempre necesitaremos recordar que las Escrituras no fueron escritas para ser dejadas a un lado por las generaciones posteriores. Por el contrario, fueron escritas para que el pueblo de Dios las ame y obedezca a través de toda la historia. Y por esta razón, la Biblia es tan relevante, es tan cierta en nuestros tiempos como lo fue cuando fue escrita por primera vez. Tenemos que evaluar los desarrollos que han tenido lugar entre los días bíblicos y los nuestros, pero cuando lo hacemos, podemos discernir la voluntad de Dios no sólo para su pueblo en el pasado, sino también para su pueblo que vive actualmente.