Él Nos Dio las Escrituras: Los Fundamentos de la Interpretación : Preparación Para la Interpretación

INTRODUCCIÓN

Cada vez que comenzamos un proyecto, es recomendable hacer los preparativos correctos. En el evangelio de Lucas, Jesús mismo ilustró esta idea cuando describió a un hombre quien quería construir una torre, pero falló en terminar el proyecto porque no se había preparado. Bueno algo parecido es cierto cuando interpretamos las Escrituras. Darle sentido a la Biblia es un proyecto complejo que requiere todo tipo de actividades y se extiende a lo largo de toda nuestra vida. Por lo tanto tenemos que asegurarnos de que estamos preparados para interpretar la Biblia de una manera correcta.

Esta es la segunda lección en nuestra serie: "Él Nos Dio las Escrituras: Los Fundamentos de la Interpretación," una serie dedicada a explorar cómo los seguidores de Cristo deben interpretar la Biblia. Hemos titulado esta lección "Preparación para la Interpretación" porque nos enfocaremos en algunas cosas que son de gran ayuda antes de interpretar las Escrituras.

En esta lección, observaremos dos elementos cruciales de nuestra preparación para la interpretación personal. Primero, consideraremos nuestra dependencia en el ministerio del Espíritu Santo. Y segundo, veremos la necesidad de nuestro propio esfuerzo humano. Veamos primero nuestra dependencia en el Espíritu Santo.

DEPENDENCIA EN EL ESPÍRITU SANTO

Cuando mencionamos el Espíritu Santo, todos sabemos que diferentes cristianos reaccionan de diferentes maneras. Tal vez seamos parte de una rama de la iglesia que enfatiza los dones del Espíritu — su presencia y poder en la vida diaria. O tal vez seamos de una rama de la iglesia que minimiza la actividad del Espíritu en el diario vivir de los creyentes. Bueno, lo que vamos a decir acerca de la obra del Espíritu Santo en la interpretación de las Escrituras, será tanto una reafirmación como un desafío para cada uno de nosotros. Mientras interpretamos la Biblia, debemos entregarnos conscientemente al ministerio del Espíritu, pero la Biblia misma nos enseña a hacer esto en maneras particulares. Ignorar al Espíritu Santo es el colmo de la insensatez; pero debemos prestarle atención en las formas en las que la Biblia instruye. Entonces ¿Qué significa depender del Espíritu Santo cuando interpretamos las Escrituras?

La mayoría de los evangélicos teóricamente reconocen que el Espíritu Santo juega un rol vital en nuestra interpretación de las Escrituras. Pero los libros y lecturas académicas modernas sobre la hermenéutica bíblica generalmente no ponen atención a la función del Espíritu Santo. En cambio, comúnmente tratamos la interpretación bíblica como si fuera un evento impersonal, un proceso en el cual simplemente implementamos una lista de principios o métodos para entender un texto. Pero desde un punto de vista bíblico la hermenéutica, o la interpretación de las Escrituras, es muy personal porque implica la interacción entre los intérpretes humanos y el Espíritu Santo.

La consciente dependencia en el Espíritu Santo es crucial para la interpretación por lo menos por dos razones. Primero, el Espíritu fue la fuente de inspiración de las Escrituras. Y segundo, el Espíritu Santo otorga iluminación a intérpretes humanos. Vayamos primero al asunto de la inspiración.

Inspiración

Recuerdo que una vez tuve la oportunidad de conocer a un famoso autor cuyos libros me han ayudado en momentos críticos de mi vida cristiana. Estaba tan emocionado de sentarme a su lado y decirle lo mucho que sus libros significaban para mí. Durante la conversación, le hablé acerca de un punto de vista muy particular de uno de sus libros que había sido muy beneficioso para mí. Pero para mi sorpresa, me miró y dijo, "¡Lo entendiste todo mal! ¡Eso no fue lo que quise decir!" Bueno, de repente me sentí muy avergonzado. Pero recuerdo que respire profundamente y admití, "Bueno, creo que el hombre que escribió el libro sabe lo que significa mejor que yo."

En muchos sentidos, lo mismo ocurre con la Biblia. El Espíritu Santo de Dios inspiró cada palabra de las Escrituras. Y en este sentido, él es el autor, por lo tanto, sólo es razonable buscar su visión en su libro.

En un sentido muy básico, la doctrina de la inspiración dice que:

El Espíritu Santo movió a los seres humanos para escribir la revelación de Dios como las Escrituras y supervisó sus obras de un modo que hizo que sus escritos fueran infalibles.

Escuchemos la manera en la que Pedro expresó esta idea en 2 Pedro 1:20 y 21:

Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:20-21)

En este pasaje, Pedro dijo que toda la profecía bíblica se origina con el Espíritu Santo y que el Espíritu movió a los seres humanos a escribir la revelación de Dios. Este proceso asegura que lo que ellos escribieron era absolutamente cierto, y que las palabras de los autores humanos fueron también las palabras de Dios. Y en 2 Timoteo 3:16, Pablo indicó que todas las Escrituras son similarmente inspiradas.

La Biblia es verdad orgánica, interconectada de principio a fin, un libro maravilloso que es la Palabra de vida, basada en la vida, que contempla todas las necesidades de la vida. Es verdad porque tiene al Espíritu Santo como autor, y es imposible para el Espíritu Santo ir en contra de sí mismo o contradecirse a sí mismo. No importa si leemos Jeremías o Pablo o Abdías o Jonás; todos ellos usan diferentes palabras, pero el Espíritu detrás de esas palabras es el mismo, porque un mismo Espíritu inspiró las palabras que fueron elegidas. [Rev. Dr. Stephen Tong]

Cristo y sus discípulos estaban comprometidos con la idea de que el Espíritu Santo inspiró a los autores de las Escrituras. Y los que han tratado de seguir a Cristo casi siempre han afirmado algún sentido en el que las Escrituras fueron inspiradas. Aun así, aquellos quienes profesan la fe cristiana, han entendido la naturaleza de la inspiración de diferentes maneras.

Para nuestros propósitos, nos enfocaremos en tres perspectivas de inspiración que son prominentes en la iglesia moderna. Primero, algunas personas creen en lo que llamaremos una perspectiva romántica de la inspiración. De acuerdo a este punto de vista, el Espíritu Santo inspiró a los escritores bíblicos de la misma manera en que los poetas o músicos seculares pueden ser movidos para escribir sus obras. En su opinión, las Escrituras no son la verdad infalible de Dios, sino sólo las reflexiones y opiniones personales de los autores humanos.

Segundo, otros cristianos creen en lo que podemos llamar una inspiración "mecánica." De acuerdo con esta perspectiva, los escritores bíblicos fueron relativamente sumisos cuando escribieron las Escrituras. El Espíritu de Dios esencialmente dictó la Biblia y los escritores humanos registraron lo que él dijo.

Tercero, la mayoría de los cristianos evangélicos afirman que el trabajo de inspiración del Espíritu fue "orgánico." De acuerdo a esta perspectiva, el Espíritu Santo movió a los autores humanos a escribir y supervisó y dirigió sus palabras. Como resultado, las palabras de las Escrituras son las palabras de Dios. Al mismo tiempo, el Espíritu Santo usó las personalidades, experiencias, perspectivas, e intenciones de los autores humanos y supervisó sus escritos. Así, las palabras de las Escrituras también son las palabras de sus autores humanos. Esta tercera perspectiva refleja mejor el propio testimonio de las Escrituras acerca de la naturaleza de la inspiración.

La lectura de las Escrituras es un proceso muy fascinante, porque fueron creadas a través de cientos de años por múltiples autores, y vemos como se muestran aquellas personalidades, en la manera en la que escribieron, en la manera en la que se relacionaron con las personas a su alrededor, y en el lenguaje que usaron. Así, sus personalidades son importantes para la Palabra de Dios porque Dios los usó de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, tenemos sacerdotes que escribieron, tenemos un agricultor que escribió, un pastor que escribió, tenemos un rey que escribió, un doctor que escribió y un hombre que en nuestros tiempos sería un Doctor en Filosofía de la "Universidad Hebrea," el apóstol Pablo, quien tuvo una fenomenal comprensión del Antiguo Testamento, así como de la cultura griega y del lenguaje griego y fue capaz de tomar el lenguaje griego y sacar de él la adecuada expresión del pensamiento teológico, probablemente mejor que de cualquier otro lenguaje que jamás haya existido. [Dr. Howard Eyrich]

Por ejemplo, escuchemos la forma en la que Pedro describió la naturaleza orgánica de la inspiración en 2 Pedro 3:15:

Tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio. (2 Pedro 3:15 [NVI])

En este pasaje, Pedro reveló cómo las cartas de Pablo debieron ser recibidas. Por un lado, Pedro dijo: "Tal como les escribió… nuestro querido hermano Pablo." Así, Pedro afirmó la participación de Pablo en sus epístolas. Pero por otro lado, Pedro no sólo atribuyó estas epístolas a Pablo, en lugar de eso, él señaló que Pablo escribió, "con la sabiduría que Dios le dio." Las cartas de Pablo representan la sabiduría de Dios a causa de la guía del Espíritu Santo.

Esto es la verdad acerca de la Palabra de Dios: cada palabra en las Escrituras es inspirada por el Espíritu Santo. Esto también es cierto acerca de la Palabra de Dios: cada una de esas palabras fueron escritas por un ser humano real de manera increíble, Dios soberanamente supervisó los dones y experiencias de los escritores bíblicos de modo que su personalidad, su estilo literario es mostrado, al mismo tiempo. La Biblia es la mismísima Palabra de Dios. Cuando estamos leyendo a Jeremías, obtenemos un sentido de su dolor y la pasión por el pueblo de Dios; cuando leemos el evangelio de Lucas, obtenemos un sentido de su cuidadoso ojo para los detalles médicos y su amor por la historia precisa. Las personalidades de estos escritores bíblicos y sus experiencias brillan a través de las Escrituras, sin perder la propia autoridad de Dios, su inspiración y poder en la Palabra de Dios. [Dr. Philip Ryken]

Cualquiera que lea las Escrituras puede ver que los estilos son diferentes y que los escritores usan sus propios dones por las diferentes maneras en que cada escritor se expresa ,y en los diferentes tipos de elecciones que estos escritores hacen para presentar el material. En los evangelios tenemos a Marcos quien no hace mucho con las escenas de acción… o más bien, hace mucho con las escenas de acción, pero mantiene sus discursos al mínimo, mientras que el evangelio de Juan está lleno de discursos que reflejan un interés diferente. Estos escritores están escribiendo en su propio estilo, trasfondo, y expresión, y eso es muy claro en las diferencias entre los libros en esas áreas. Dios está inspirándolos en el sentido de dirigir lo que ellos dicen y sosteniendo lo que ellos dicen, pero dejándoles expresarlo en sus propias formas. [Dr. Darrell L. Bock]

Veremos dos aspectos importantes de la inspiración orgánica que nos ayudarán a orientarnos en la tarea de interpretación: primero, el hecho de que el Espíritu Santo era la fuente divina de las Escrituras; y segundo, el hecho de que él trabajó a través de los medios humanos para producir las Escrituras. Veamos primero la idea de que el Espíritu Santo es la única fuente divina de la Biblia.

Fuente Divina

Como el ser que inspiró las Escrituras, el Espíritu Santo tiene un profundo conocimiento perfecto del significado de la Biblia y de la forma en la que comunica ese significado. Por lo tanto, prepararse para interpretar las Escrituras implica tratar personalmente con el Espíritu Santo como su autor principal. Tenemos que acercarnos a las Escrituras humildemente, en completa sumisión a él.

Es, creo yo, esencial confiar en el Espíritu Santo, para un profundo entendimiento de la Biblia. Es claro, creo, que uno no tiene que confiar en el Espíritu Santo para entender por completo el mensaje de la Biblia. Si ese fuera el caso, la Biblia no tendría una función evangelística. Pero para entender a fondo el mensaje, hay buenas razones para pensar que es absolutamente fundamental confiar en el Espíritu Santo. Por supuesto, la razón para esto es que la iglesia cree, y yo ciertamente estoy de acuerdo con su afirmación, que el Espíritu Santo inspiró a los escritores de las Escrituras. Y así con el fin de entender completamente lo que el Espíritu Santo quiso decir a través de estos escritores, necesitamos estar en contacto, por decirlo así, con esa fuente espiritual. [Dr. David R. Bauer]

En varias ocasiones, los autores bíblicos abierta y directamente reconocieron la inspiración del Espíritu Santo mientras trataron con las Escrituras. Sin negar el rol de los escritores humanos, reconocieron que el Espíritu Santo es el único autor de las Escrituras.

Por ejemplo, en Hechos 4:25, Pedro y Juan se dirigieron a la iglesia en una afirmación del Salmo 2, que dice:

Tú, por medio del Espíritu Santo, dijiste en labios de nuestro padre David, tu siervo. (Hechos 4:25 [NVI])

De la misma manera, Hebreos 3:7 y 8 hablan acerca del Salmo 95:7 y 8 en esta manera:

Como dice el Espíritu Santo: Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón. (Hebreos 3:7-8 [NVI])

En este y muchos otros pasajes, los escritores bíblicos identificaron al Espíritu Santo como el inspirador, y por lo tanto, el autor primordial de las Escrituras. Y confiaron en esa comprensión de la inspiración mientras se preparaban para leer, interpretar y aplicar las Escrituras. Una de las implicaciones más importantes del origen divino de las Escrituras es la incuestionable veracidad de la Biblia. Desafortunadamente, de vez en cuando, personas bien intencionadas dicen que ellos creen en la participación del Espíritu en la inspiración de las Escrituras, pero ellos no afirman que el Espíritu Santo protege a las Escrituras del error.

Pero escuchemos lo que Jesús dijo acerca del Espíritu Santo en Juan 14:16 y 17:

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad. (Juan 14:16-17)

Cuando Jesús llamó al Espíritu Santo "el Espíritu de verdad," él indicó que el Espíritu Santo es absolutamente veraz. Por lo tanto, podemos estar seguros de que las Escrituras que el Espíritu inspiró son también absolutamente veraces. Ellas no mienten; no se contradicen a sí mismas. Y por lo tanto, parte de nuestra preparación para la interpretación debe ser para afirmar la absoluta confianza en el Espíritu Santo y en las Escrituras que él inspiró.

Pablo le dice a Timoteo que la Palabra de Dios fue inspirada theopneustos, fue exhalada por Dios. Si fue exhalada por Dios, entonces ahora nosotros sabemos que si la fuente es perfecta, si la fuente es inerrante lo que sale de Él entonces tiene que ser igualmente perfecto e inerrante. Entonces esa es la inspiración. Bueno si el Espíritu la inspiró y el Espíritu ahora mora en mi, a la hora de yo estudiar la Palabra, yo necesito descansar, confiar en ese Espíritu, para que me dé iluminación, me dé entendimiento porque Él la inspiró, de manera que es estudiar basado en el entendimiento de aquél que inspiró la Palabra en primer lugar, no puede haber mejor maestro que el autor de un libro y el autor del libro es el Espíritu y el maestro entonces cuando ilumina mi mente es el Espíritu, no puede haber nadie que me pueda dar mejor entendimiento de lo que se dijo, de lo que se inspiró que el maestro mismo, que la escribió en el primer lugar. [Dr. Miguel Núñez]

Agustín, Obispo de Hipona, expresó esta convicción en su Carta 82, capítulo 1, párrafo 3, donde escribió estas palabras:

Sólo a aquellos libros de las Escrituras que se llaman canónicos he aprendido a ofrendar esa reverencia y acatamiento, hasta el punto de creer con absoluta certidumbre que ninguno de sus autores se equivocó al escribir.

Las palabras de Agustín ilustran la predominante visión de la veracidad de las Escrituras en la iglesia primitiva y reflejan la visión enseñada en la Biblia misma.

Ahora, cualquiera que esté familiarizado con la Biblia sabe que hay muchas partes en las Escrituras que desafían aún a los mejores intérpretes. De vez en cuando, las Escrituras parecen contradecir a la ciencia, a nuestras experiencias personales e incluso a otros pasajes de las Escrituras. ¿Cómo debemos tratar con estos problemas aparentes?, Bueno, los intérpretes tienen una variedad de maneras de cómo manejar estos tipos de problemas. En su mayoría, sus soluciones no difieren por el carácter de las Escrituras, sino por las actitudes de los intérpretes hacia Dios mismo.

Por un lado, aquellos que niegan que el Espíritu Santo inspiró la Biblia con autoridad, interpretan las Escrituras de manera crítica, elevando su propio entendimiento sobre la autoridad del Espíritu. Por otro lado, aquellos quienes reconocen la inspiración autoritativa del Espíritu, leen la Biblia con sumisión, esperando y suponiendo que es verdad y armoniosa, incluso cuando ellos no pueden demostrar o probar su veracidad.

Cuando venimos a la Biblia no venimos como si fuera otro libro humano. Venimos a un libro que ha sido milagrosamente inspirado por Dios. Eso significa que no podemos leer la Biblia simplemente como si leyéramos cualquier otro libro. Ahora, debemos decir, que Dios se comunicó en nuestro lenguaje, en nuestro estilo, para que comencemos en ese punto con una simple interpretación literaria de lo que hay allí. Pero sí nos detenemos en ese punto, entonces olvidamos que este es un libro sagrado al que Dios no solo inspiró en un principio, sino que continúa inspirando en nuestros corazones, así que mi falibilidad humana, mi pecaminosidad humana no supera la verdad de las Escrituras, el Espíritu Santo tiene que trabajar constantemente en mi como el lector e intérprete para entender que es lo que Dios quiere decirme a través de este pasaje. [Dr. John Oswalt]

¿Cuál es el rol del Espíritu Santo en la interpretación? Una pregunta muy importante. La primera cosa es que el Espíritu Santo inspiró las Escrituras, así que obviamente queremos tener en cuenta, quién es el principal autor de las Escrituras y lo qué podemos conocer acerca de él. El Espíritu Santo es quien nos enseña a través de la Palabra quién es Dios. La segunda cosa es que el Espíritu Santo es absolutamente necesario para una correcta comprensión de las Escrituras. [Dr. Vern Poythress]

En 1 Corintios 2 se habla acerca de esto. En el versículo 14 dice que:

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:14)

Esa es la persona que tiene el Espíritu Santo. Así que necesitamos pedir a Dios que mande al Espíritu Santo y nos llene con su Espíritu para que podamos recibir fielmente lo que él está enseñando en su Palabra.

Habiendo visto el hecho de que el Espíritu Santo es la fuente divina de las Escrituras, el segundo aspecto de la doctrina de la inspiración orgánica que vamos a mencionar, es que el Espíritu Santo usó medios humanos para producir las Escrituras.

Medios Humanos

Algunas veces los cristianos actúan como si ellos prefirieran que Dios nos hubiera dado la Biblia directamente, como los mormones o los musulmanes proclaman haber recibido su libro sagrado. Los mormones creen que Dios entregó el Libro del Mormón en forma completa a Joseph Smith, y el islam hace una proclamación similar acerca del Corán que descendía del cielo. Pero no es así como Dios nos dio la Biblia.

En cambio, Dios tenía las Escrituras compuestas por medio de autores humanos; él se reveló a través de los dones y habilidades de diferentes seres humanos. Sin ninguna duda, el Espíritu Santo pudo haber eliminado cualquier influencia o presencia de los escritores humanos en las Escrituras. Él pudo haber revelado todos los pasajes de modo que nunca podríamos decir que una porción fue escrita por un hombre y otra porción por otro. Pero no lo hizo. En su infinita sabiduría él escogió involucrar y trabajar a través de ideas, motivos y las personalidades de los autores humanos. Así que parte de depender del Espíritu Santo en nuestra interpretación de las Escrituras es honrando la manera en la que él orgánicamente inspiró las Escrituras, y confiando en los autores humanos que él inspiró. Así que, si vamos a interpretar la Biblia de la manera en la que él pretende que lo hagamos, tenemos que entender que las Escrituras fueron escritas por diferentes personas, y que ellas reflejan la diversidad de la autoría humana.

Por ejemplo, los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan cubrieron básicamente los mismos eventos de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Pero sus libros no eran idénticos. Mateo es diferente de Marcos. Marcos es diferente de Lucas, Lucas es diferente de Juan. Y esto no es un defecto de las Escrituras, es producto de la manera en la que el Espíritu Santo escogió inspirar las Escrituras.

Debido a que las Escrituras fueron orgánicamente inspiradas, siempre debemos reconocer tanto su autoría divina como su autoría humana. Cuando nos preparamos para interpretar la Biblia, es importante tener en mente que estamos buscando lo que el Espíritu Santo quería decir. Pero si nos detenemos ahí, nuestra preparación no está completa. También tenemos que tomar en cuenta cómo el Espíritu trabaja a través de los seres humanos, a través de sus personalidades, de sus experiencias, perspectivas y énfasis. Cada palabra de las Escrituras es la Palabra de Dios. Pero la palabra de Dios llega a nosotros a través de seres humanos que fueron inspirados por el Espíritu, y ellos escribieron en diferentes maneras, en diferentes tiempos. Así que, siempre debemos prepararnos con el entendimiento de que el Espíritu de Dios habló en una variedad de formas a través de los diversos autores humanos.

Habiendo visto como la inspiración de las Escrituras requiere nuestra dependencia en el Espíritu Santo, pongamos nuestra atención a la manera en la que también dependemos de su continuo trabajo de iluminación.

Iluminación

En el contexto de la hermenéutica bíblica, iluminación puede ser definida como:

La obra del Espíritu Santo de comunicar un entendimiento apropiado de las Escrituras a los seres humanos.

Podemos distinguir dos obras. Una de ellas es la obra de inspiración donde el Espíritu Santo viene a los autores humanos originales de las Escrituras y los capacita para que lo que escriban sea la palabra de Dios y sea lo que Dios dice y no sólo lo que los seres humanos dicen. La iluminación es cuando el Espíritu Santo está con nosotros. Él habita en los creyentes cristianos y abre nuestras mentes para entender y para recibir lo que él ha inspirado en la Biblia. [Dr. Vern Poythress]

A través de su iluminación, el Espíritu Santo nos garantiza el conocimiento de su Palabra. Y este conocimiento no es puramente cognitivo. También afecta nuestra imaginación, intuición, emoción, voluntad, motivación, deseo, consciencia moral — y cada parte nuestra que contribuye a nuestro entendimiento de las Escrituras y puede ser iluminada por el Espíritu.

Algunas veces los cristianos asumimos que si sólo pensamos cuidadosamente, entonces seremos capaces de entender lo que las Escrituras enseñan. Pero en realidad, los seres humanos estamos tan profundamente afectados por el pecado que no podemos entender las cosas de Dios por nuestra propia cuenta. Necesitamos desesperadamente a Dios mismo — El Espíritu Santo — para iluminarnos.

Escuchemos la forma en la que Pablo habla de la iluminación del Espíritu en 1 Corintios 2:11 al 13:

Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (1 Corintios 2:11-13)

Aquí, Pablo explica que sin la obra del Espíritu, no tenemos esperanza de comprender los pensamientos de Dios como deberíamos. Esta es la razón por la que la iluminación personal del Espíritu es tan importante para nuestra interpretación de las Escrituras.

La iluminación del Espíritu es un tema que rara vez se ha abordado en profundidad. Pero uno de los tratados más importantes aparece en la famosa obra de Juan Owen, quién vivió entre los años 1616 al 1683. En la obra de Owen, Iluminación Espiritual Demostrada en las Escrituras, él resume la iluminación del Espíritu Santo de esta manera:

Todas las verdades divinas que son necesarias conocer y creer, para vivir ante Dios en fe y obediencia, para venir y permanecer en Cristo, como también para ser preservado de los seductores, están contenidas en las Escrituras, o propuestas para nosotros en revelaciones divinas. Las cuales no hemos podido entender a estos extremos, porque si pudiéramos, no habría necesidad de que nos fueran enseñadas por el Espíritu Santo. Pero esto es así, él nos enseña todas estas cosas, capacitándonos para discernirlas, comprenderlas y reconocerlas.

Owen sabiamente señaló que las Escrituras nos dan todo lo que necesitamos para "vivir ante Dios en fe y obediencia," para "venir y permanecer en Cristo" y para "ser preservados de los seductores." Pero aunque los no creyentes pueden ser capaces de captar algo de la Biblia por ellos mismos, "no hemos podido entender" las Escrituras "a estos extremos" a menos que el Espíritu Santo nos capacite "para discernirla, comprenderla y reconocerla."

Cuando 2 Timoteo 3:16 nos habla de que toda la Escritura es inspirada por Dios, esto alude a la idea de que la Biblia es inspirada o quizá más acertadamente "expirada" —exhalada — desde el corazón de Dios, y por lo tanto la Escritura misma proviene del ser mismo de Dios. Cuando hablamos acerca de ser inspirado por algo, hablamos de ser entusiasta o de comprender algo, y la palabra "iluminación" realmente reúne todo el concepto, de que necesitamos al Espíritu Santo que inspiró infaliblemente la Palabra de Dios para que nos de esa aprehensión y entendimiento para que nuestras mentes puedan ser iluminadas por la verdad de Dios, para que podamos comprender claramente la verdad de Dios. [Dr. Simon Vibert]

Inspiración es lo que Dios hizo cuando el inspiró al escritor, así que ya no estamos siendo inspirados, si no que estamos siendo iluminados, lo que significa que Dios a través de su Espíritu Santo, está derramando luz, dándonos discernimiento y la habilidad para ayudarnos a entender lo que estas palabras están diciendo. [Rev. Thad James Jr.]

Ahora que hemos visto cuán importante es nuestra dependencia en el Espíritu Santo, exploremos la necesidad del esfuerzo humano como parte de nuestra preparación para interpretar las Escrituras.

NECESIDAD DEL ESFUERZO HUMANO

Consideraremos nuestra necesidad del esfuerzo humano en dos partes: Primero, observaremos la importancia del esfuerzo humano. Y segundo, examinaremos algunas de las influencias que afectan nuestro esfuerzo humano. Vayamos primero a la importancia del esfuerzo humano.

Importancia

Con demasiada frecuencia, cristianos bien intencionados piensan sobre la obra del Espíritu de Dios en la interpretación bíblica como lo opuesto al esfuerzo humano. Es cierto que algunas veces el Espíritu obra más allá de nuestros esfuerzos, sin ellos e incluso en contra de ellos, a medida que estudiamos la Biblia. Pero eso no elimina la necesidad del esfuerzo humano cuando interpretamos las Escrituras. La forma más habitual en la que el Espíritu nos ilumina es a través de, o en conjunto con, nuestro esfuerzo. Por esta razón, si bien no debemos reducir la interpretación bíblica a un esfuerzo humano, si hay un lugar muy importante para trabajar muy duro para entender las Escrituras apropiadamente.

Desafortunadamente, en algunos círculos, bien intencionados seguidores de Cristo minimizan cualquier cosa que parezca esfuerzo humano cuando se preparan para leer la Biblia. En cambio, asumen un "enfoque espiritual" donde el mensaje del texto bíblico viene a los lectores pasivos directamente de Dios. Estos creyentes reconocen correctamente la importancia de nuestra dependencia en el Espíritu Santo. Y podemos admirarlos por eso. Pero su deseo de ignorar el esfuerzo humano no es bíblico.

Como Pablo escribió en 2 Timoteo 2:15:

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. (2 Timoteo 2:15)

En este versículo, Pablo alentó a Timoteo a ser un hombre quien "usa bien la palabra de verdad." Pero notemos la metáfora de Pablo usada para transmitir su punto de vista. Timoteo debía ser "un obrero." Aquí el apóstol uso la palabra griega ergates, un término que generalmente se refiere a las labores del campo. Y Timoteo debía "hacer su mejor esfuerzo", o como algunas traducciones lo ponen, él debía actuar "con diligencia."

Mediante la comparación de un intérprete de la Biblia con un diligente trabajador del campo, Pablo animó a Timoteo a ejercer un gran esfuerzo en su estudio de las Escrituras. Pero ¿Qué significa eso exactamente? Y ¿Cómo interactúa nuestra dependencia en el Espíritu Santo con nuestro esfuerzo humano?

Si la comprensión de la Biblia es algo que el Espíritu Santo hace y no algo que nosotros hacemos, ¿Por qué nos molestamos en trabajar en la interpretación bíblica? La respuesta a eso es muy simple. Dios no recompensa la pereza. Dios no unge al ministro que no se prepara para predicar. Estar envuelto en la obra de Dios requiere diligencia porque Dios no sólo trabaja a través de nosotros, él también está trabajando en nosotros. En el proceso de interpretación bíblica, lo que está pasando no es sólo algo cognitivo a dónde venimos para entender lo que la Biblia está diciendo, es también un proceso de santificación que Dios está haciendo en nosotros así que no sólo nos convertimos en personas que entienden lo que dice este mensaje en particular, sino que nos convertimos en personas que piensan más sobre la manera en la que Dios quiere que pensemos, la forma en la que Dios nos diseñó para que pensemos, para que veamos las cosas a su manera. [Dr. Carey Vinzant]

La dependencia en el Espíritu Santo no implica que debemos permanecer pasivos cuando interpretamos las Escrituras. De hecho, la interpretación responsable implica el trabajo arduo. Incluso debemos decir que la dependencia en el Espíritu incluye la dependencia en las herramientas y oportunidades que Él ha proporcionado. Después de todo, el Espíritu Santo diseñó las Escrituras para comunicarse a través de medios humanos, incluyendo el esfuerzo humano por parte del lector.

De hecho, el Espíritu Santo normalmente nos ilumina por medio del esfuerzo que ponemos en la preparación. Así como nuestros cuerpos normalmente reciben alimento a través del proceso de comer alimentos, el Espíritu típicamente trabaja a través del proceso de nuestra lectura y estudio para darnos un completo entendimiento de su Palabra.

Ahora, debe quedar claro a la mayoría de los lectores de las Escrituras que algunas porciones de la Biblia requieren más esfuerzo humano que otras. En un extremo de la escala, algunos pasajes son tan claros que requieren muy poco esfuerzo para entenderlos.

A lo largo de los siglos, los protestantes han sostenido acertadamente que lo que se requiere creer y obedecer para la salvación es tan claro en uno u otro lugar en las Escrituras que casi todo el mundo puede entenderlo. En el otro extremo de la escala, muchas partes de las Escrituras son muy difíciles, y algunas pueden ser imposibles de entender completamente.

Pero prácticamente hablando, la mayoría de los pasajes de las Escrituras caen a lo largo de un espectro entre estos dos extremos. Las partes más claras de las Escrituras normalmente requieren relativamente poco esfuerzo de preparación. Pero cuando tratamos con pasajes más difíciles en las Escrituras, la preparación adecuada usualmente requiere incrementar los niveles de esfuerzo humano.

Además de reconocer la importancia del esfuerzo humano en la preparación para la interpretación de las Escrituras, también nos ayuda tomar consciencia de algunas de las principales influencias que Dios normalmente usa para afectar nuestro esfuerzo humano.

Influencias

Sí hay una cosa que estorba a los bien intencionados intérpretes bíblicos actuales, es que ellos piensan que pueden estudiar las Escrituras de formas que no reflejan las influencias externas de sus vidas. Pensamos que, de alguna manera podemos librarnos de nuestras experiencias de vida y simplemente ir a las Escrituras sin ideas preconcebidas.

Pero una de las cosas más importantes para recordar acerca de nuestro esfuerzo humano en la interpretación bíblica es que no importa cuanto tratemos de hacer lo contrario, siempre leemos las Escrituras afectados por innumerables influencias. Y cuanto más somos conscientes de estas influencias, más capacitados estamos para discernir sí son positivas o negativas, si nos ayudan o nos estorban cuando interpretamos la Biblia.

Consideraremos tres influencias principales en los esfuerzos que hacemos cuando nos preparamos para interpretar las Escrituras. Estas influencias están relacionadas entre sí, pero nosotros las trataremos por separado para hacerlo más simple. La primera que mencionaremos es nuestra exégesis previa de las Escrituras.

Exégesis

Para los propósitos de esta serie, definiremos exégesis como:

Interpretando el sentido de los textos bíblicos.

Especialmente al considerar algunas cosas como el contexto histórico, las formas literarias, el uso de la gramática y el vocabulario, el marco teológico, y así sucesivamente. Aunque hay muchas cosas que podríamos decir acerca de la exégesis, por ahora, sólo queremos señalar que la exégesis que hemos hecho en el pasado nos ayuda a prepararnos para la tarea de interpretación.

Cada participación que tenemos con la exégesis de las Escrituras nos prepara para una posterior interpretación de la Biblia. El conocimiento, las habilidades y actitudes que desarrollamos en un encuentro con la Biblia influyen en nuestro próximo acercamiento a las Escrituras. Por ejemplo, cada vez que estudiamos el vocabulario y la gramática bíblica, incrementamos nuestra habilidad para manejar estos aspectos de las Escrituras de manera más responsable. Cuando trabajamos para entender los tipos literarios de las Escrituras, como las narrativas, las leyes, la poesía, las profecías, los proverbios y similares, estamos mejor capacitados para entenderlos en algún otro momento posterior. Y a medida que aprendemos de la historia antigua de la Biblia, estamos preparados para volver a las Escrituras con una mayor comprensión. Cada esfuerzo que ponemos en la exégesis de las Escrituras nos ayuda para estudios posteriores.

Un segundo tipo de influencia que afecta nuestro esfuerzo en la hermenéutica es nuestra interacción en comunidad.

Interacción

Nuestra interacción con otras personas, aunque frecuentemente subestimada, es uno de los factores más influyentes en nuestros esfuerzos por entender las Escrituras. Todos queremos participar en una exégesis directa de la Biblia. Pero ya sea que nos demos cuenta o no, es casi imposible interpretar la Biblia sin ser influenciados por nuestras interacciones con otras personas. Y eso es algo bueno.

Otras personas tanto del presente como del pasado, han recibido grandes dones y conocimientos del Espíritu Santo que nos ayudan cuando interpretamos las Escrituras.

Ellos han producido valiosas obras de referencia. Nos han dado consejos piadosos, nos enseñan acerca de los lenguajes, la literatura y la historia bíblica y todo tipo de cosas nos ayudan a entender y a aplicar la Palabra de Dios. Incluso las mismas Biblias que sostenemos en nuestras manos han llegado a nosotros por medio de otras personas. Ellas han llegado a nosotros a través del trabajo de académicos, traductores, editores y publicistas.

Más allá de esto, la mayoría de nosotros tenemos comunidades cristianas específicas donde nos sentimos como en casa, incluyendo nuestras iglesias y nuestras denominaciones. Estas comunidades comparten tradiciones comunes que influyen en la manera en la que leemos y entendemos las Escrituras. Y la información que recibimos de pastores, maestros y otros individuos creyentes nos ayuda de muchas maneras también.

Aprendemos muchas cosas valiosas a través de los éxitos, fracasos y puntos de vista de otros. Aprendemos de aquellos que son como nosotros y de aquellos que son diferentes a nosotros, de aquellos en el pasado y los del presente, de aquellos que conocemos personalmente y de aquellos que nunca hemos visto. Ya sea que lo reconozcamos o no, todas nuestras interpretaciones de las Escrituras son y deben ser profundamente influenciadas por otras personas.

Una tercera influencia en nuestros esfuerzos en la preparación es nuestra experiencia cristiana.

Experiencia

Es justo decir que cualquier cosa que enfrentamos en nuestras vidas como cristianos es parte de nuestra experiencia cristiana, incluyendo cosas que hemos abordado como la exégesis y la interacción con otros. Así que en este momento en nuestra lección nos enfocaremos en los tipos de cosas que normalmente pensamos cuando hablamos de nuestra experiencia cristiana o nuestro caminar con Dios. Estos aspectos de la vida cristiana contribuyen a nuestras interpretaciones de las Escrituras de varias maneras.

Por ejemplo, nuestro crecimiento y santificación cristiana incrementa nuestra habilidad para interpretar la Biblia; las maneras en las que vivimos afectan profundamente nuestra habilidad de comprender las Escrituras. Cuando somos fieles seguidores de Cristo — tratando de pensar, actuar y sentir de maneras que agradan a Dios — usualmente encontramos que estamos mejor preparados para aprender más de las Escrituras. Pero si no hemos llevado nuestras vidas conforme a la Palabra de Dios, el estudio de la Biblia generalmente conduce tanto a una interpretación como a una aplicación equivocada.

Nuestras experiencias pasadas también pueden afectar nuestra habilidad de interpretar de manera responsable. Todos los creyentes han tenido experiencias que dan forma a la manera en la que pensamos, sentimos y nos comportamos. Y estas experiencias influyen en nuestros esfuerzos para interpretar las Escrituras. Por ejemplo, alguien que creció en un medio ambiente próspero, puede encontrar dificultad para entender la preocupación por los pobres, expresada en el evangelio de Lucas. Alguien que creció en una cultura en donde se enfatiza el honor puede ser más propenso a entender los pasajes relativos a la vergüenza.

Más allá de esto, cada individuo tiene diferentes fortalezas y debilidades personales, diferentes habilidades y puntos ciegos, diferentes dones del Espíritu Santo, y por supuesto, diferentes pecados. De una u otra manera, todas estas cosas influyen nuestra capacidad a la hora de interpretar y aplicar las Escrituras.

Nuestros pecados inhiben nuestra habilidad para entender la verdad en general, incluyendo la Biblia, la cual dice que suprimimos la verdad en la injusticia, en nuestra naturaleza pecaminosa. Nuestro pecado distorsiona nuestra habilidad para entender la verdad. Y así cuando vamos a la Biblia, y la entendemos sin ese efecto de distorsión, esa es una de las cosas que el Espíritu Santo nos permite hacer y por las que estamos muy agradecidos. [Dr. K. Erik Thoennes]

El pecado puede obstaculizar nuestra interpretación de las Escrituras porque las personas tienden a buscar en ellas lo que quieren encontrar. Hace algunos siglos los dueños de esclavos idearon una manera de interpretar las Escrituras para justificar la esclavitud. Esto era para sus propios intereses, por lo que — sí permitían que a los esclavos se les predicase —predicarían de Efesios 6:5 donde se supone que los esclavos deben obedecer a sus amos. No ponían atención al capítulo 6 versículo 9 que dice, "amos, haced con ellos lo mismo." Sí tomamos eso en serio — si los amos realmente tenían que servir a sus esclavos — la esclavitud no hubiera durado mucho. Se destruyen los incentivos económicos. Pero cuando las personas tienen un programa para acercarse a las Escrituras y están tratando de justificar la manera en la que viven, van a terminar leyendo las Escrituras de esa manera. Ahora, algunas veces las personas tienen el problema opuesto. Pueden provenir de un entorno en el que siempre están esperando condenación o siempre están esperando ser culpados, y leen las Escrituras de esta manera también. En lugar de leer las Escrituras a la luz de nuestra predisposición , necesitamos, de la mejor manera posible, tratar de escuchar lo que el mensaje del texto es realmente para nosotros. [Dr. Craig S. Keener]

CONCLUSIÓN

En esta lección sobre nuestra preparación para la interpretación, hemos observado dos aspectos críticos de la preparación que debemos hacer antes de interpretar las Escrituras. Consideramos nuestra dependencia en el Espíritu Santo en términos de las doctrinas de inspiración orgánica e iluminación del Espíritu. Y hemos enfatizamos la necesidad del esfuerzo humano observando su importancia y mediante un análisis de algunas de las influencias que normalmente Dios nos revela en nuestros esfuerzos interpretativos.

La preparación para la interpretación de la Biblia requiere, que dependamos en el Espíritu Santo y que pongamos una gran cantidad de esfuerzo humano. Tenemos que acercarnos a las Escrituras conscientes, en piadosa sumisión al Espíritu Santo, porque él inspiró las Escrituras y porque el Padre lo envió a nosotros para iluminar nuestras mentes y corazones para entender las Escrituras. Pero al mismo tiempo, Dios ha ordenado que nosotros debemos también poner nuestro mejor esfuerzo, leyendo, estudiando, interactuando con otros y aplicando las Escrituras a nuestras propias vidas en cada paso a lo largo del camino. Interpretar las Escrituras es un proyecto muy complejo que debemos seguir durante toda nuestra vida, por lo que debemos tener cuidado de prepararnos lo más detalladamente posible. Cuanto más prestamos atención tanto al Espíritu de Dios como a nuestros esfuerzos humanos, mejor preparados estaremos para interpretar la Biblia.