Supongo que hay momentos en los cuales es bueno tomar un camino y no tener una dirección particular o un plan en mente. Deambular sin rumbo fijo puede ser divertido, pero cuando se tiene que alcanzar una meta particular, cuando se tiene que estar en un cierto lugar a un cierto tiempo, normalmente es mejor tener un plan.
Esta serie de lecciones se titula Construyendo Su Teología. Alcanzar conclusiones sensatas cuando construimos una teología es tan importante que debemos tener un plan para cumplir con esa meta. Investigaremos algunas de las direcciones básicas y esenciales que debemos seguir para desarrollar una teología cristiana responsable.
Esta primera lección se titula ¿Qué es Teología? y nuestra respuesta indicará una estrategia que ha beneficiado a la iglesia en el pasado y que debemos seguir hoy.
Nuestra lección se dividirá en tres partes principales: primero, veremos la definición de teología; segundo, exploraremos las metas de teología; y tercero, tocaremos los temas de la teología.
Empecemos por definir lo que significa el usar el término teología. Cuando estudiemos este tema, discutiremos tres materias: primero, veremos algunas definiciones típicas ofrecidas por cuatro teólogos; segundo, describiremos algunas de las tendencias o perspectivas de estas definiciones; y tercero, evaluaremos estas varias tendencias. Volvamos primero a algunas de las maneras en que los teólogos han definido teología.
Según Romanos, capítulo 1, hay un sentido muy importante en el que todos los seres humanos hacen teología en toda su vida. Hasta los incrédulos se confrontan con una revelación general, que los lleva, a reflexionar acerca de Dios y sus requisitos justos en una manera u otra. Y los creyentes, sin importar qué profesión tengan, invierten mucho tiempo en pensamientos de Dios. Aún así, queremos enfocar en la teología como una tarea más formal, una tarea ejecutada por personas que hacen un esfuerzo concertado y bien informado en una disciplina particular de estudio.
Hay maneras innumerables en las cuales cristianos y no cristianos han definido la disciplina formal de la teología. Limitaremos nuestro enfoque a cuatro teólogos cristianos muy respetados, que nos han proporcionado orientaciones útiles. Consideremos las definiciones en las escrituras de Santo Tomás de Aquino, Charles Hodge, William Ames y el teólogo contemporáneo, John Frame.
Primero, Tomás de Aquino, representa una definición muy tradicional de la teología. Su perspectiva provino de las prácticas de teólogos que vinieron antes de él, y continúan influenciando muchas ramas de la iglesia hoy. En libro I, capítulo 1, sección 7 de su conocido "Summa Theologica", Aquino llamó a la teología "doctrina sagrada", y la definió esta manera:
Una ciencia unificada en la que se tratan todas las cosas bajo el aspecto de Dios porque son Dios mismo o porque se refieren a Dios.
Esta definición normalmente se siente bastante cómoda para estudiantes de teología y tiene mucho sentido para la mayor parte de nosotros. Tiene dos dimensiones importantes que merecen nuestra atención especial. Primero, Aquino definió la teología como "una ciencia." Ahora, no quiso decir "ciencia" en el sentido moderno del término, sino ciencia en el sentido más amplio de un interés intelectual o erudicial. En este sentido, la teología es una tarea académica con una meta bastante específica. La definición de Aquino indica que así como algunas personas estudian biología, psicología, leyes o historia, hay otras personas que siguen la teología como una disciplina académica.
Bajo esta perspectiva, el trabajo de los teólogos es principalmente pensar, enseñar o escribir sobre doctrinas o conceptos teológicos. Ahora, Aquino, por supuesto, no creyó que la teología debe quedarse como una tarea académica; no obstante, su punto de vista tendió a concebir a la teología principalmente como un interés intelectual.
Cuando miramos la definición de teología de Aquino, vemos una segunda dimensión importante. Para Aquino, la teología tiene por lo menos dos niveles. Por un lado, los teólogos se ocupan de asuntos pertenecientes a Dios mismo, formulamos opiniones en asuntos tales como los atributos de Dios: Su omnisciencia, su santidad. Llamamos estos asuntos el estudio de "teología propia."
En cambio, la teología es también el estudio de cualquier otro asunto que se relaciona con Dios o se refiere a Dios. Se pueden discutir estos temas en referencia particular a Dios, pero los teólogos ejecutan su destreza al relacionar asuntos a Dios.
Por ejemplo, la escatología, es un tema importante en teología. Las doctrinas de pecado, redención, y hasta temas tales como la presencia de Cristo en la cena del Señor caen bajo el rubro de teología aunque no sean teología propia.
Con esta orientación básica puesta por Aquino, será bueno escuchar algo similar del teólogo protestante Charles Hodge.
Aunque la Reforma protestante cambió muchas cosas, para el cuerpo de Cristo, no alteró grandemente la definición básica de teología.
Charles Hodge de Princeton, definió la teología de esta manera en el capítulo de la apertura de su "Teología Sistemática":
La teología es la ciencia de los hechos de revelación divina hasta ahora, como esos hechos conciernen a la naturaleza de Dios y nuestra relación con El.
Primero, la definición de Hodge es muy similar a la de Aquino, pero debemos notar cómo él mencionó explícitamente la revelación. La teología trata acerca de "los hechos de revelación divina." Ahora por supuesto, Aquino también buscó depender de la revelación de Dios, pero la definición de Hodges revela una preocupación típicamente protestante, a saber, un énfasis en la importancia de la revelación de Dios, sobre todo la Biblia.
Segundo, también es importante darse cuenta de que, Hodge describió la teología como una "ciencia" él la vio principalmente como una disciplina académica. Hodge realmente usó los métodos de las ciencias naturales en su día como un modelo que los teólogos deben seguir. Escuchemos la manera en que lo puso en la página inicial de su "Teología Sistemática":
La Biblia no es más un sistema de teología así como la naturaleza es un sistema de química o de mecánica. Encontramos en la naturaleza los hechos que el químico o el filósofo mecánico tienen que examinar para determinar las leyes por las cuales se determinan. Así que la Biblia contiene la verdad que el teólogo tiene que coleccionar, autenticar, organizar y exhibir en su relación entre el uno y el otro.
Para Hodge, el trabajo del teólogo era usar la Biblia como datos, e investigar, probar y organizar esos datos, tal como un científico del siglo 19 lo hacía en otros campos. Como Aquino, Hodge tendía a dejar la aplicación en manos de ministros y pastores, limitando el trabajo real de la teología formal grandemente a académicos y sus estudiantes.
En tercer lugar, vemos que Hodge también exigió que había dos temas principales en teología. Al hacer teología, nos ocupamos principalmente con la naturaleza de Dios y nuestra relación a Él. Esta división de teología es similar a la definición de Aquino, distinguiendo entre la teología propiamente y la teología en general.
Habiendo visto las definiciones de teología de Aquino y Hodge, será útil mirar una tercera definición.
William Ames, el influyente puritano habló de la teología en una manera un poco diferente. En la sección de la apertura de su libro, "La Médula de la Teología", dijo que el corazón de la teología es:
La doctrina o enseñanza de vivir a Dios.
La perspectiva de Ames acerca de la teología difiere de lo que ya hemos visto, en por lo menos, dos maneras. Primero, su definición no usa la palabra "ciencia." Ames sí dijo que teología es "doctrina o enseñanza", teología es una persecución intelectual de ideas y enseñanzas, pero le quitó énfasis a la asociación estrecha de teología con otras disciplinas académicas sugeridas en el vocabulario de Aquino y Hodge.
Segundo, notemos lo que especificó como su tema de estudio: "vivir para Dios." Aquino, y hasta cierto punto, Hodge también, enfocó la teología como una colección de hechos e ideas, pero Ames dio énfasis a que la teología envuelve cómo uno ha de vivir para y por Dios. En lugar de limitar la teología principalmente a una consecución intelectual de hechos, Ames miró con una orientación experiencial hacia un ámbito más amplio de la vida de los creyentes. Para él, se hace teología, la médula de la teología, cuando esta perspectiva más amplia está en enfoque.
El teólogo contemporáneo John Frame queda en línea con la perspectiva de Ames. En el capítulo tres de su libro, "La Doctrina del Conocimiento de Dios", Frame define teología como
La aplicación de la Palabra de Dios por persona a todas las áreas de su vida.
Frame está de acuerdo en parte tanto con Aquino como con Hodge, porque en otra parte define "aplicación" como "enseñanza" o "doctrina." No obstante, según dice en otra parte, para Frame, la enseñanza es la acción de usar las Escrituras "para satisfacer las necesidades de la gente." La teología no piensa meramente en un conjunto de asuntos relativamente académicos tradicionales. En cambio, la teología es aplicación; Ahora será útil comparar las perspectivas o tendencias que representan.
Estas cuatro definiciones revelan dos perspectivas valiosas que los teólogos han tomado hacia su disciplina. Llamaríamos la primera perspectiva orientación académica y la segunda orientación hacia la vida.
Aquino y Hodge representan una orientación académica hacia la teología. Sus perspectivas representan los modos que la mayoría de los teólogos cristianos ha definido teología. En términos simples, definen teología de modo que corresponde a la etimología, o trasfondo lingüístico, de la palabra teología. La palabra griega theos significa Dios, y comprende la primera mitad de la teología de la palabra. La palabra griega logos significa la ciencia, o doctrina o estudio de algo. Así, etimológicamente, la palabra teología sugiere "la doctrina o estudio de Dios."
Ahora, hay apenas un teólogo evangélico sincero que diría que el meramente estudiar a Dios debe ser un fin en sí mismo. La mayoría de los creyentes entienden que la teología se supone debe aplicarse a sus vidas de una manera u otra. Pero la aplicación se ve a menudo, no como esencial a la teología formal, sino como un segundo paso, a veces llamado teología práctica, algo en lo que nos involucramos como una empresa secundaria después de que hemos establecido asuntos eruditos, académicos en teología formal. Como resultado, a menudo se puede ejecutar la teología formal con muy poca preocupación por la vida cotidiana. Queda un área en la que sólo las personas dotadas académicamente pueden envolverse a cualquier grado significativo.
Por otro lado, Ames y Frame representan una perspectiva minoritaria importante, una orientación de teología hacia la vida.
Ha habido siempre algunos teólogos que han visto a la teología como indisolublemente atada al ámbito más amplio de vivir como un creyente, pero en el pasado, relativamente pocos de los teólogos principales han sostenido esta perspectiva. En años recientes, más teólogos han empezado a rechazar el concepto de que la teología se debe ocupar simplemente de asuntos intelectuales. Han visto a la teología formal como una disciplina que está profunda y esencialmente interesada con vivir por Cristo.
Hay muchas razones por las cuales esta perspectiva de la minoría ha disfrutado de más defensores en décadas recientes. Pero también debemos estar conscientes que algo de este acuerdo general creciente deriva de tendencias en la cultura occidental contemporánea que ha llamado debidamente al cuestionamiento de la capacidad de los expertos en mantener la objetividad, sin importar su campo de especialización. Se nos recuerda constantemente en estos días cómo sus vidas influyen profundamente en sus investigaciones académicas.
Por ejemplo, científicos y profesionales médicos, ahora se ven como personas ordinarias. Regularmente pedimos sus opiniones en maneras que habrían sido inimaginables sólo hace pocas décadas. Y muy en la misma manera, la iglesia ahora reconoce más claramente que no importa cuán inteligentes sean los teólogos, son humanos. Por más que aleguen ser observadores objetivos de los hechos, sus puntos de vista se afectan profundamente por sus experiencias vivenciales. Como resultado, muchos acercamientos completamente académicos a la teología se valoran menos hoy, y se ve mucho la necesidad de aplicación más claramente que antes.
Con los contornos de teología académica y vivencial en mente, debemos dar un paso hacia atrás y hacer algunas evaluaciones preliminares. ¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de una orientación académica y una orientación hacia la vida en la teología formal seria?
En primer lugar, la mayor fortaleza del acercamiento académico es esa que capitaliza en uno de los dones corteses de Dios a la humanidad, nuestras habilidades racionales. Dios les ha dado capacidades intelectuales a los seres humanos, y espera que los teólogos ejerciten esas habilidades en la búsqueda de la verdad.
En todas las Escrituras se exaltan a los hombres sabios por sus habilidades intelectuales cuando las usan en el temor de Dios. Ponderar cuidadosamente la naturaleza de la verdad y formular creencias a partir de esas inquisiciones racionales es una parte esencial de lo que significa ser sabio. Escuche la descripción de Salomón en el primer libro de los Reyes, capítulo 4, versículos 29 y 31.
Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar Aun fue más sabio que todos los hombres y fue conocido entre todas las naciones de alrededor. (1 Reyes 4:29, 31)
La literatura de sabiduría de la Biblia nos alienta explícitamente a desarrollar y usar nuestras habilidades de razonamiento. De hecho, el apóstol Pedro alabó a Pablo al reconocer que su teología era intelectualmente sofisticada. Según lo dijo en 2 de Pedro, capítulo 3, versículos 15 y 16,
Nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender. (2 Pedro 3:15-16)
El énfasis intelectual o académico de la teología tradicional no se opone a la noción bíblica de buena teología.
Aun así, debemos enfatizar igualmente un peligro que acecha al enfoque académico de la teología.
Desgraciadamente, es a menudo el caso de que la teología tradicional está tan orientada hacia asuntos conceptuales o académicos que la vida de los teólogos fuera de la biblioteca recibe muy poca atención. El llegar a formulaciones de ideas verdaderas fácilmente se vuelve una finalidad en sí misma, tal que es común para personas que se consideran buenos teólogos, simplemente porque saben mucho sobre asuntos teológicos. Pero a veces, tenemos que admitir que buenos teólogos no son necesariamente personas muy buenas. Pueden recoger y clasificar hechos sobre Dios y la vida cristiana con habilidad notable, pero dejan no dan la misma atención a vivir a la luz de la fe cristiana.
¿Cómo llegamos al punto donde creemos que alguien puede ser un buen teólogo y no una persona buena? Es cuando obramos con una definición de teología que meramente incluye actividades académicas.
Desgraciadamente, esto continúa siendo la tendencia que abarca a gran parte de la educación teológica formal hoy. El hecho de que seminarios teológicos cuentan casi exclusivamente con experiencia en el aula para preparar a ministros del evangelio revela que todavía creemos que se puede hacer teología, en gran medida, aparte de realmente vivir la teología. Este es uno de los mayores peligros en los enfoques tradicionales de la teología formal.
Debemos darnos cuenta también de que hay ventajas y desventajas con la teología orientada hacia la vida. ¿Cómo debemos evaluar el acuerdo general creciente de que la teología debe conectarse más directamente con la vida fuera del estudio?
En primer lugar, la máxima fortaleza de este enfoque a la teología es que nos alienta a observar algunos valores bíblicos importantes. Todos nosotros conocemos pasajes tales como Santiago capítulo 1, versículo 22.
Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. (Santiago 1:22)
La hipocresía intelectual de muchos teólogos es absolutamente descontada por estas palabras de las Escrituras. ¿No es esto lo que Pablo quiso decir cuando les dijo a los corintios, en 1 de Corintios, capítulo 8, versículo 1?
El conocimiento envanece, pero el amor edifica. (1 Corintios 8:1)
Y de nuevo en 1 de Corintios, capítulo 13, versículo 2,
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia y no tengo amor, nada soy. (1 Corintios 13:2)
Verdaderamente no cumplimos normas bíblicas si nosotros sólo nos concentramos en aprendizaje sobre teología en una manera objetiva, conceptual. Más bien, la teología que endosa los valores de las Escrituras será teología que encarna lo que creemos.
Al mismo tiempo, la orientación de la teología hacia la vida también presenta un peligro serio; corre el riesgo serio del anti-intelectualismo. Porque muchos evangélicos hoy desconfían crasamente del lado intelectual de la teología, se vuelven contra el estudio cuidadoso de la doctrina teológica. Ven la teología formal como dañina al vivir cristiano.
Todos hemos oído a personas sinceras hablar de esta manera: no creo que debemos entrar en doctrina; eso sólo sacaría nuestras mentes de Cristo, o no necesito estudiar teología para ser oficial de la iglesia. Todo lo que se requiere es la guía del Espíritu. Y lo que yo oí recientemente, la cristiandad intelectual es cristiandad muerta.
Estos creyentes bienintencionados tienen un hastío obvio por la teología tradicional académicamente orientada. En lugar de edificar sus vidas cuidadosa y rigurosamente hasta la teología bien concebida, a estos creyentes les gusta a menudo descansar absolutamente en sus intuiciones espirituales, sin examinarlas cuidadosamente. Seguirían simplemente la primacía de un jefe poderoso o carismático. O sustituirían experiencias espirituales extraordinarias por teología tradicional académica. Cualquiera que sea el caso, todos nosotros debemos resistirnos al peligro serio del anti-intelectualismo en la iglesia porque nos llevará inevitablemente a enseñanzas falsas y conceptos erróneos de la fe cristiana que tendrán ramificaciones terribles en las vidas de muchos creyentes. Pablo reconoció este peligro en 2 de Timoteo capítulo 2, versículo 15,
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. (2 Timoteo 2:15)
Cada uno de nosotros debe mirar cuidadosamente a la manera en que definimos teología. Algunos de nosotros naturalmente tendemos hacia un punto de vista académico de la teología, Otros de nosotros tendemos hacia una orientación a la vida al abandonar asuntos intelectuales. Para evitar estos extremos, debemos reconocer que hay peligros y valores en ambas perspectivas. El camino de sabiduría está en abrazar ambas perspectivas al mismo tiempo.
Tras haber explorado algunos de los modos en que los teólogos definen teología, estamos listos para explorar un segundo asunto: las metas de la teología. ¿Cuáles deben ser las metas que vienen al primer plano cuando hacemos teología?
Para contestar estas preguntas, veremos tres temas: primero, identificaremos las tres metas primarias de la teología; segundo, exploraremos la interdependencia de estas tres metas; y tercero, exploraremos las prioridades que se deben dar a estas tres metas. Comencemos por describir las metas de la teología.
Hay tantas maneras de describir los objetivos de la teología que es imposible listarlos todos. En los términos más generales, en el vocabulario del Catecismo de Westminster Abreviado, pregunta 1, la teología es una de las maneras en que glorificamos a Dios y lo disfrutamos para siempre. Es posible ser aún más preciso que esto. Los teólogos deben tener modos particulares de tratar de honrar y disfrutar a Dios en este esfuerzo.
En muchos aspectos, las diferencias entre las definiciones de teología que ya hemos explorado proporcionan un punto de partida para distinguir varias metas de la teología. Por un lado, definir teología formal principalmente como ciencia, como campo académico de conocimiento, indica que esa meta es intelectual o conceptual, a saber, doctrinas del desarrollo que se enfocan en asuntos intelectuales; y por el otro lado, definir teología con una orientación hacia la vida indica que nuestra meta es desarrollar doctrinas o enseñanzas que enfocan en los asuntos más amplios de nuestra vida entera en Cristo.
Construiremos en estas dos orientaciones hacia teología al hablar de tres metas primarias para la teología. Hablaremos de ortodoxia, ortopraxis y ortopatía. Miremos primero a la meta de ortodoxia.
En primer lugar, la ortodoxia doctrinal es una meta mayor en cualquier teología cristiana responsable. Diferentes iglesias usan el término ortodoxia en modos diferentes, pero usaremos el término aquí simplemente para significar pensamiento correcto o recto.
La meta de ortodoxia es alcanzar doctrinas correctas o verdaderas. Sin importar cuál sea nuestra denominación o iglesia, cuando hacemos teología, nos interesamos a un grado u otro en la veracidad de lo que creemos.
Es difícil pasar por alto la importancia de la meta de ortodoxia en la historia de la teología. Ésta preocupación conceptual ha sido el interés primario de la mayoría de las obras teológicas.
Considere por un momento la tabla de volúmenes para la Parte Tres de "Teología Sistemática" de Louis Berkhof. Este capítulo enumera la doctrina de la persona y trabajo de Cristo en esta manera.
La Persona de Cristo
I. La Doctrina de Cristo en la Historia
II. Los Nombres y Naturalezas de Cristo
III. La Unipersonalidad de Cristo
Los Estados de Cristo
I. El Estado de Humillación
II. El Estado de Exaltación
Los Oficios de Cristo
I. Introducción: El Oficio Profético
II. El Oficio Sacerdotal
III. La Causa y Necesidad de la Expiación
IV. La Naturaleza de la Expiación
V. Teorías divergentes de la Expiación
VI. El Propósito y Magnitud de la Expiación
VII. El Trabajo Intercesor de Cristo
VIII. El Oficio Real
Este bosquejo deja poca duda de que la meta principal de Berkhof, era que los lectores aprendieran doctrina ortodoxa o correcta, para asir las ideas correctas.
En el pasado, era relativamente fácil para los teólogos el pontificar sobre éste y aquel aspecto de la fe cristiana como verdad absoluta. Ahora hoy, encontramos creencias ajenas a la cristiandad casi en cada esquina, y esto confunde a muchas personas y las deja con muy poca energía para seguir la verdad y el pensamiento correcto.
Hasta muchos teólogos cristianos desean saber si verdaderamente podemos estar tan seguros sobre la alegada verdad tradicional de nuestra fe. También tenemos que lidiar con el hecho de que es muy difícil encontrar a cristianos que puedan estar de acuerdo en más que un manojo de doctrinas centrales.
A pesar de estas tendencias presentes, debemos reafirmar que el desarrollo de perspectivas ortodoxas, un conjunto de lo que llamamos doctrinas verdaderas, debe ser una de las metas principales de la teología. Los desafíos de seguir la ortodoxia que enfrentamos hoy no son únicos en cada aspecto. Jesús y sus apóstoles enfrentaron extensa diversidad religiosa en el mundo mediterráneo, tal como la tenemos hoy. Aún así, Jesús proclamó sin vacilación que sus seguidores tenían que ser personas que buscaran la verdad. En Juan, capítulo 17, versículo 17, Jesús oró al Padre esta manera:
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. (Juan 17:17)
Jesús se concernió profundamente con la doctrina verdadera. Afirmó que la ortodoxia es una de las metas principales de la teología, y debemos hacer lo mismo.
Con la meta conceptual de la teología en mente, veamos la meta de la ortopraxis.
La ortopraxis significa desarrollar las doctrinas o enseñanzas enfocadas en la conducta o práctica correcta. Recordemos que William Ames describió la médula de la teología como la doctrina de vivir para Dios. Un aspecto de vivir para Dios es nuestra práctica o nuestra conducta. No basta simplemente con pensar correctamente sobre conceptos teológicos. Debemos poner esos conceptos en práctica.
Es evidente que la teología cristiana debe dirigirnos hacia acciones correctas o válidas. Debemos evangelizar, rendir culto, servirnos el uno al otro, y dar generosamente al pobre. Pero aprender sobre estas y otras verdades no basta para la teología cristiana responsable. Se deben traducir estas verdades en acciones apropiadas.
Lamentablemente, los evangélicos enfrentan varios desafíos grandes al mantener su interés en la meta teológica de la ortopraxis. Primero, personas fuera de la iglesia nos bombardean constantemente con la mentira de que no hay moral absoluta, así que muchos de nosotros nos cansamos de defendernos contra la marea de nuestras culturas por insistir que hay maneras buenas y malas de comportarse.
Pero más allá de eso, aun dentro de la iglesia, alguna de nuestra reticencia a hacer de la ortopraxis una meta crucial proviene del modo en que nosotros, como cristianos, hemos fallado en este esfuerzo en el pasado. Miramos a la historia de la iglesia y vemos conductas horrendas que fueron apoyadas por razonamiento teológico serio.
Es un hecho triste de la historia que personas religiosas, hasta cristianos sinceros, a menudo usan su teología para justificar todo tipo de pecados terribles.
Pero a pesar de estas dificultades serias, la ortopraxis todavía es crítica porque nuestra conducta todavía importa a Dios. Nuestras obras buenas y malas todavía afectan nuestra recompensa eterna. Las cosas buenas que hacemos son también los medios de Dios para ministrar a nuestros correligionarios cristianos y nosotros todavía podemos presentar un testimonio poderoso de Cristo al mundo de los no creyentes con una conducta apropiada. Por ésta y otras razones, la ortopraxis todavía tiene que ser una meta esencial de la teología.
No debemos reducir la vida cristiana a meras acciones. Aún así, la teología no se debe interesar meramente con exactitud conceptual, sino con enseñanza los tipos de acciones que debemos tener. En Santiago capítulo 2, versículo 19, escribió estas palabras,
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. (Santiago 2:19)
En por lo menos un aspecto, hasta el diablo es ortodoxo. ¿Pero de qué le sirve la ortodoxia al diablo? Estoy seguro que Satanás cree en la Trinidad; cree que Jesús murió por los pecadores; cree que la resurrección ocurrió; Aún así, estas creencias verdaderas no tienen beneficio eterno alguno para Satanás, porque no se mueve de la ortodoxia a la ortopraxis, al culto y servicio de un Dios verdadero. Debemos resistir la tentación de hacer la conducta correcta una meta secundaria de la teología cristiana; la ortopraxis debe seguir siendo una de las metas centrales de la teología.
Además de la ortodoxia y la ortopraxis, también se debe mencionar otra meta de la teología. Ortopatía, que significa sentimientos correctos o emociones correctas.
Vivir para Dios envuelve asegurarse de que nuestros sentimientos más profundos están a su servicio: nuestras alegrías, nuestras desilusiones, nuestro enojo, se deben traer a la conformidad con la voluntad de Dios.
Si alguna vez hubo una meta de la teología que los teólogos académicos tienden a pasar por alto, es la meta de la ortopatía. El abandono de la dimensión emocional de la teología ocurre por, al menos, dos razones.
Primero, muchos teólogos académicos son a menudo ineptos psicológicamente a expresar o explorar emociones. De hecho, bajo la influencia del modelo académico, a menudo estéril, hay personas que a menudo emprenderán carreras en teología académica, de manera que pueden evitar afrontar las dimensiones emocionales de la vida. Por consiguiente, no sorprende encontrar tan poca excitación, dolor, simpatía, cuidado, amor, expresados en ciertos escritos teológicos académicos como en libros de texto académicos de la botánica. Si alguna vez ha leído mucha teología académica, sabe que se da muy poca atención a asuntos emocionales, a menudo porque los teólogos profesionales mismos no valoran las emociones, o no se han desarrollado emocionalmente.
Un segundo obstáculo para la ortopatía es que tantos evangélicos han caído en la trampa de creer que los sentimientos son moralmente neutrales. No es apropiado, dicen, hablar bien de unos sentimientos y mal de los otros. Creen que la noción de la ortopatía, sentimientos correctos, es enteramente mal guiada. Y tan extendida como está la perspectiva amoral hacia las emociones, está mucho más en línea con ciertas teorías psicológicas modernas que con las perspectivas de la Biblia.
Un maravilloso ejemplo de patetismo o emociones dentro de la escritura teológica son las escrituras del apóstol Pablo. Una y otra vez, cuando escribió sobre la verdad, Pablo no podía contener sus sentimientos. Sus reflexiones en la ortodoxia causaron arranques emocionales espontáneos.
Puedo recordar al escribir un comentario acerca de 1 y 2 de Corintios, cuántas veces me sorprendí al ver a Pablo expresar sus emociones en medio de un argumento teológico. O tomemos, la epístola de Pablo a los Romanos, que a menudo se alaban como su escritura teológica más profunda. Después de reflexionar en los capítulos del 9 al 11 en los asuntos complejos entre judíos y gentiles en el plan de Dios para el futuro, Pablo prorrumpió en alabanza. Según leemos en Romanos, capítulo 11, versículos 33 al 36.
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Romanos 11:33-36)
Ahora que hemos presentado las tres metas principales de la teología, necesitamos comentar acerca de la interdependencia.
Su interdependencia es una razón importante de por qué no debemos ignorar las metas de la teología. No podemos ser fuertes en un área sin fortalecer las otras dos.
Veremos tres asuntos: primero, veremos cómo la ortodoxia refuerza a las otras. Entonces cómo la ortopraxis aumenta las otras dos metas teológicas. Y tercero, cómo la ortopatía contribuye a las otras dos. Empecemos con una mirada a cómo la ortodoxia adelanta nuestras otras metas teológicas.
La mayoría de los evangélicos hoy están muy conscientes en principio que cierta medida de ortodoxia es necesaria para que ocurra la ortopraxis y la ortopatía. Aprendemos de teólogos académicos y populares que debemos entender primero la verdad y entonces aplicarla a nuestras vidas. Es bastante normal para los cristianos obrar con un modelo bastante directo: "Lo que creo afectará la manera en que vivo." Y esto es cierto.
Según nuestra ortodoxia se desarrolla a través del estudio de conceptos teológicos, lo que entendemos como verdadero confirmará o desafíará nuestra conducta y emociones. Quizás usted es una persona que se inclina naturalmente a compadecerse de otros y actuar según ese sentimiento. A medida que aprende conceptos bíblicos como la humanidad en la imagen de Dios y la importancia de la bondad y la misericordia hacia otros, encontrará que su conducta previa y emociones, se confirman y refuerzan por el desarrollo de sus vistas ortodoxas.
Al mismo tiempo, las perspectivas ortodoxas pueden desafiar nuestras conductas y sentimientos. Quizás usted puede ser indiferente a los pobres y en nada ayudar a aliviar su sufrimiento. Entonces, a medida que su pensamiento teológico se vuelve más bíblico, su conducta y emociones van a ser desafiadas por sus puntos de vista ortodoxos. Desarrollar nuestra ortodoxia refuerza la ortopraxis y la ortopatía al confirmar y desafiar el modo en el que vivimos.
Volvamos a una segunda manera en la que nuestras metas teológicas dependen la una de la otra. ¿Cómo refuerza la ortopraxis nuestra ortodoxia y nuestra ortopatía?
Por un lado nuestra praxis o acciones pueden confirmar o desafiar lo que creemos como verdadero. Un ejemplo de esto que a menudo pasa es cuando se le pregunta a un estudiante serio de teología, ¿Por qué debemos orar?
Muy a menudo, cuando los creyentes no tienen mucha práctica en la oración, su respuesta a esta pregunta es muy débil, algo como nosotros oramos porque Dios lo ordenó. Tan verdadera como es esta respuesta, nunca he oído a un guerrero de la oración, alguien conocido por tener una extensa vida en la oración totalmente desarrollada, responder en esta manera. La experiencia de orar durante muchos años da una sensibilidad de la persona al ver muchas otras razones para la oración. La falta de experiencia en la oración a menudo nos impide el ver otras numerosas motivaciones bíblicas para la oración. En contraste, nuestras prácticas también pueden movernos hacia más ortodoxia. Cuando los creyentes son más expertos en la oración, a menudo son capaces de ver más claramente todo tipo de razones que la Biblia nos da para orar. Oramos porque Dios es digno de nuestras oraciones. Oramos porque como Santiago dice en el capítulo 5, versículo 16 de su epístola,
La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:16)
La falta de conducta devota nos roba de estas creencias teológicas, la vida santa en oración desafía, confirma, y refuerza nuestras creencias en muchas maneras.
Más allá de esto, nuestras prácticas también influyen en las dimensiones emocionales de la teología.
Lo que hacemos tiene un peso en lo que sentimos, confirma o desafía lo que sentimos. Cuando los creyentes cometen pecados serios, es a menudo el caso que también pasan por la experiencia emocional de culpa y condena. Cuando hacemos lo correcto, a menudo encontramos la alegría y el placer de la aprobación y bendición de Dios.
Según hemos visto, lo que creemos afecta lo que hacemos y sentimos; y lo que hacemos afecta lo que creemos y sentimos. Ahora debemos volver brevemente a cómo nuestros sentimientos influyen en lo que creemos y lo que hacemos.
Encontramos en los Salmos que las emociones del salmista moverán su pensamiento y sus acciones en un modo u otro. Por un lado, cuando el salmista se siente desamparado, sus expresiones de pensamiento ortodoxo enfocan principalmente en las pruebas que sufre y cómo su fe en Dios es un factor en este sufrimiento. David dice en el Salmo 13, versículos 1 y 3,
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío. (Salmo 13:1-3)
Más allá de esto, las acciones del salmista también se afectan por su patetismo o emociones. Cuando está abandonado, el salmista no es calladamente pasivo; llora profusamente, se enferma. Como el salmista lo puso en el Salmo 6, versículo 6,
Me he consumido a fuerza de gemir, Todas las noches inundo de llanto mi lecho. (Salmo 6:6)
Al mismo tiempo, cuando el salmista está lleno de alegría, sintió energía para servir al Señor con baile y alabanza. Según leemos en el Salmo 30, versículo 11,
Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. (Salmo 30:11)
Podemos ver que las tres metas teológicas de ortodoxia, ortopraxis y ortopatía son muy interdependientes. Lo que creemos siempre tiene influencia en nuestras acciones y actitudes. Nuestras prácticas influencian a nuestras creencias y nuestras emociones. Y nuestras emociones siempre afectan nuestra conducta y creencias en una manera u otra.
El comprender que las tres metas de teología son interdependientes nos alerta a un asunto serio. ¿Cuál de las tres metas tiene prioridad sobre las otras? ¿Debemos concentrarnos más en la ortodoxia, la ortopraxis o la ortopatía?
Muchos evangélicos tienen una respuesta directa a esta pregunta. Están convencidos de que el plan de Dios es que nosotros nos concentremos primero en corregir nuestras creencias de manera que cambien nuestras acciones y nuestras acciones cambien entonces nuestras emociones. Se presenta este modelo de prioridades de esta manera: "Piense correctamente, actúe correctamente, entonces sentirá correctamente."
Ahora, por supuesto, no debe haber duda alguna de que esta estrategia es perfectamente legítima. No hay nada malo en ella de por sí, pero el problema surge cuando seguimos estas prioridades todo el tiempo. Se abandona el trabajar en nuestra teología de acción y el patetismo, o emociones, o a lo mejor, lo consideramos secundario.
Es útil pensar en las metas de teología en la misma manera que pensamos en los sistemas vitales del cuerpo humano. Todos nosotros sabemos que tenemos varios sistemas vitales: un sistema central nervioso, un sistema digestivo, un sistema respiratorio, sistema cardiovascular. Ahora, ¿Cuál es el orden apropiado para pensar en las interconexiones entre estos sistemas?
Pensaríamos en cómo el sistema nervioso afecta el sistema digestivo, pero pensaríamos también cómo el sistema digestivo afecta el sistema nervioso. Hay muchas maneras legítimas y útiles de trabajar con estas interconexiones. Pues, lo que hemos visto sobre la interdependencia de las tres metas de teología indica que escoger constantemente una estrategia o un enfoque es menos que adecuado. Nuestras creencias, nuestras acciones y nuestros sentimientos forman redes de reciprocidades múltiples. En lugar de simplemente ser lineales en sus relaciones, son multilineales, o recíprocas, al punto que no siempre podemos asignar una prioridad. Es cierto que debemos pensar debidamente, de manera que podamos hacer lo debido y entonces sentir lo debido. Pero a veces, también debemos hacer las cosas correctas, de manera que podamos pensar de la manera correcta y sentir de la manera correcta. Incluso, debemos sentir de la manera correcta, de manera que podamos pensar correctamente.
¿Cómo entonces debemos decidir lo que debemos de hacer? ¿Cómo decidimos si enfatizar el pensamiento correcto, las obras correctas o el patetismo correcto? Debemos desarrollar la sabiduría, dar prioridad y énfasis a las metas de teología que se requiere en cualquier situación dada.
Porque la vida cambia siempre, el equilibrio puede ser nada más que una sincronía momentánea. La vida es como la cubierta de una nave meciéndose en la marea. A veces se inclina de una manera, y otras veces, se inclina de otra manera. Para mantener nuestro equilibrio sobre un suelo tambaleante, tenemos que aprender cómo inclinarnos de una manera y luego de otra, dependiendo de qué ocurre bajo nuestros pies. No hay una sola manera prescrita de emprender cada tarea teológica. Cada vez que buscamos cumplir las metas de teología, tenemos que preguntarnos, ¿Qué se requiere; qué es lo que nosotros y los que están alrededor de nosotros necesitamos más en este momento? Entonces establecemos la orientación apropiada en ese momento.
Los creyentes que no saben cambiar sus prioridades pueden sufrir mucho daño. Cuando constantemente damos énfasis a la ortodoxia, fácilmente tropezamos con el intelectualismo. Cuando constantemente damos énfasis a la práctica, fácilmente nos movemos al legalismo. Y cuando siempre enfatizamos las metas emocionales de la teología, fácilmente caemos en el emocionalismo. Así, cada uno de nosotros necesita formular la pregunta, ¿Cuál de estas tendencias caracteriza la manera en que hago teología? ¿Estoy propenso al intelectualismo; estoy propenso hacia el legalismo o el emocionalismo o a una combinación de estos? Cualquiera que sean nuestras tendencias naturales, necesitamos trabajar duro para enfocar en esas metas de la teología que tendemos a ignorar.
Ahora que hemos definido teología y hemos examinado las metas de la teología, debemos volver a nuestro tercer asunto, los temas de teología. ¿Qué áreas de preocupación vienen a la vista cuando hacemos teología? ¿Bajo qué títulos debemos buscar la ortodoxia, la ortopraxis y la ortopatía?
El número y complejidad de los temas teológicos puede agobiarnos. En estas lecciones, tendremos que reducir nuestro enfoque en la teología a sólo unos temas.
Para entender los asuntos que nos interesarán, tenemos enfocarnos en dos temas: primero, las muchas opciones ante los teólogos; y segundo, las selecciones que haremos entre estas lecciones. Veamos primero las opciones que esperan a alguien que se aventura en el estudio formal de la teología.
Cuando las personas entran por primera vez al estudio serio de la teología, a menudo se agobian por el gran alcance del campo. Es común pensar en la teología como cubrir una lista larga de temas. En los dos milenios de la fe cristiana, varios temas han venido a ocupar a los que enfocan mucha atención en la teología. La lista de temas difiere de una rama de la iglesia a la otra, pero hay suficientes similitudes que podemos nombrar varias categorías teológicas mayores.
La consecución de la teología normalmente incluye algunos temas relativamente prácticos como las misiones, predicación del evangelio, apologética (o defensa de la fe), culto, ministerios de la misericordia, consejería y homilética (o predicación). También incluye un inmenso orden de asuntos más teóricos o abstractos: soteriología (la doctrina de la salvación), eclesiología (la doctrina de la iglesia), antropología (la doctrina de la humanidad), neumatología (la doctrina del Espíritu Santo), cristología (la doctrina de Cristo), teología propia (la doctrina de Dios), escatología (la doctrina del fin de los tiempos), teología bíblica (teología de la historia redentora registrada en la Biblia), teología sistemática (el arreglo lógico de la enseñanza bíblica), teología histórica (trazado del desarrollo de doctrinas en la historia de la iglesia), y hermenéutica (o interpretación).
Ahora en su mayoría, la teología tradicional académica se ha enfocado en estos temas principalmente desde el punto de vista privilegiado de la ortodoxia: la manera correcta de pensar en estos asuntos. Una típica clase de seminario en cualquiera de estos asuntos se concentrará en aclarar todos los conceptos, asegurándose de que todo el mundo piense apropiadamente. De vez en cuando, algunas clases de seminario se concentran en aprender destrezas. Las clases que se enfocan en el culto, la predicación del evangelio, la homilética, y la consejería normalmente tienen una preocupación significativa por habilidades u ortopraxis. Desgraciadamente, no es normal para las clases de seminario concentrarse en la ortopatía, o las dimensiones emocionales de la teología. Aún así, según hemos aprendido en esta lección, un enfoque más adecuado en los temas de la teología requiere profundizar nuestras preocupaciones en las tres direcciones. Hay direcciones innumerables para seguir con cada tema de teología.
La larga lista de opciones que enfrentamos cuando se hace teología nos lleva a la necesidad de la selectividad.
Hay un peligro grave que los estudiantes nuevos de teología enfrentan a menudo. El campo es tan grande que muchos estudiantes pueden hacer poco más que aprender los datos crudos de estos temas. Como resultado, los estudiantes a menudo se enfocan casi exclusivamente en la ortodoxia porque hay poco tiempo para explorar otras dimensiones.
En estas lecciones, vamos a evitar agobiarnos por el inmenso orden de temas teológicos reuniendo nuestros pensamientos alrededor de un número limitado de temas. Nos concentraremos en los aspectos de la teología que llamaremos preocupaciones teológicas pastorales. Lo que queremos decir con esto es este conjunto de creencias, prácticas y patetismo que son más directamente beneficiosos para pastores y líderes de la iglesia. Nos formularemos este tipo de preguntas. ¿Qué necesitan saber las personas que se entrenan para la dirección de la iglesia; qué necesitan hacer; y qué necesitan sentir teológicamente? ¿Cómo necesitan emprender el estudio de teología?
No tenemos que inventar respuestas a estas preguntas. La iglesia ya ha apuntado en varias direcciones importantes. Según la educación teológica en la iglesia se ha desarrollado a través de los siglos, un consenso ha crecido entre una variedad de denominaciones en todo el mundo en los tipos de temas que necesitan cubrirse en la educación de líderes en la iglesia. Como resultado, un plan típico de estudios en el seminario parece algo así. Se separa en tres divisiones mayores: la división bíblica, la división histórica y doctrinal y la división práctica. Estas tres divisiones representan maneras mayores en que el Espíritu Santo ha llevado a la iglesia a desarrollar educación teológica para los líderes de la iglesia.
La división bíblica normalmente se divide en estudios del Antiguo Testamento y estudios del Nuevo Testamento. Estas áreas curriculares se enfocan en el contenido de las Escrituras y expone a los futuros líderes de la iglesia a la interpretación responsable de la Biblia. La división doctrinal e histórica a menudo se divide en historia de la iglesia y teología sistemática. La historia de la iglesia se enfoca en cómo Dios ha desarrollado la teología en la iglesia como el cuerpo de Cristo ha luchado contra el mundo. La teología sistemática expone a estudiantes a los modos en que la iglesia ha organizado la enseñanza de la Biblia en arreglos lógicos o sistemáticos. La división práctica llama la atención al desarrollo personal espiritual y las destrezas prácticas del ministerio de los estudiantes.
Cuando progresemos a través de esta serie de lecciones, reconoceremos la importancia de los contornos de estas divisiones teológicas. En lugar de forjar nuestra propia nueva manera, nosotros simplemente intentaremos organizar y aclarar dimensiones diferentes de lo que el Espíritu Santo ya ha enseñado a hacer a la iglesia.
Nos ocuparemos de tres temas principales en lecciones futuras. El campo de los estudios bíblicos corresponderá básicamente a lo que llamaremos: la exégesis de las Escrituras. En estas lecciones, la división de estudios históricos y doctrinales corresponderá a lo que llamaremos interacción en comunidad. Y la división de teología práctica corresponderá libremente a nuestra categoría de vida cristiana. Miraremos los modos en que cada una de estas áreas de la teología funciona. En lugar de caer en la trampa del intelectualismo en nuestro plan de estudios teológicos, recordaremos constantemente que cada división del plan de estudios teológico trae consigo dimensiones conceptuales, conductuales y emocionales que se deben explorar.
Cuando estudiamos la exégesis de las Escrituras, necesitamos aprender cómo se ocupa en conceptos, práctica, y patetismo o emociones. Cuando estudiamos cómo la iglesia actúa recíprocamente como una comunidad, necesitaremos recordar la importancia de conceptos, práctica y patetismo. Y cuando consideramos la vida cristiana, no sólo enfocaremos en la ortodoxia, sino también en la ortopraxis y la ortopatía. Los tres temas de exégesis de las Escrituras, interacción en comunidad y la vida cristiana serán los temas centrales de nuestra introducción a la teología.
En esta lección, hemos explorado la pregunta más básica que podemos formularnos en teología, ¿Qué es teología? Hemos tocado tres aspectos de esta pregunta: la definición de teología, las metas de la teología y los temas de la teología.
Cuando continuemos con las lecciones siguientes, los conceptos presentados en esta lección aparecerán una y otra vez. Nos equiparemos bien para seguir la teología en maneras que le ofrecerán servicio significativo a Cristo y a Su iglesia.