En las cortes legales, los abogados intentan convencer al juez o al jurado de su punto de vista. Es crucial para sus argumentos que todos entiendan los hechos básicos del caso. Frecuentemente, casi al final del juicio, los abogados reiteran los hechos, exponiéndolos de la manera más simple posible en una serie de proposiciones. "Esto es un hecho. Ese es un hecho. Esto pasó. Eso pasó." Lo mismo es cierto en la teología sistemática. Los teólogos sistemáticos también deben establecer ciertos hechos teológicos. Así, ellos presentan sus casos en simples proposiciones teológicas.
Esta es la tercera lección de nuestra serie "Construyendo una Teología Sistemática" y hemos titulado esta lección "Las Proposiciones en la Teología Sistemática". Los teólogos sistemáticos tradicionales están comprometidos a explorar, explicar, y defender la teología cristiana. Como veremos en esta lección, algo esencial de ese compromiso es la expresión de las creencias cristianas en proposiciones teológicas.
Nuestra lección se dividirá en tres partes principales. Primero, daremos una orientación general hacia las proposiciones en la Teología Sistemática. ¿Qué son ellas? Y ¿Cómo encajan dentro del proceso de la construcción de la teología sistemática? Segundo, exploraremos cómo se forman las proposiciones dentro de la teología sistemática. Y tercero, examinaremos algunos de los valores y peligros de este enfoque en las proposiciones. Comencemos enfocando nuestra atención en algunas consideraciones preliminares, una orientación general hacia este aspecto de la construcción de la teología sistemática.
Nuestra orientación hacia las proposiciones en la teología sistemática tendrá que ver con tres temas. Primero, daremos una definición general de las proposiciones. Segundo, nos enfocaremos en su importancia. Y tercero, describiremos el lugar de las proposiciones teológicas. ¿Qué papel juegan en todo el proceso de la construcción de una teología sistemática? Primero, veamos la definición de las proposiciones teológicas.
Supongo que la mayoría de nosotros sentimos que la teología se puede expresar de distintas maneras. Cuando oramos, les contamos historias bíblicas a nuestros niños, o cuando discutimos nuestra fe con nuestros amigos, estamos expresando la teología cristiana. Sin embargo, en la disciplina de la teología sistemática, existe una manera principal de verbalizar la teología, y esa es en la forma de las proposiciones teológicas.
Definiremos las proposiciones teológicas de la siguiente manera:
Una proposición teológica es una frase indicativa que afirma lo más directamente posible al menos una declaración teológica objetiva.
Antes de ver los detalles de esta definición, veamos algunos ejemplos. En el segundo volumen, segunda parte, capítulo 2 del libro Dogmatic Theology, es decir Teología Dogmática de William Shedd, él hizo las siguientes declaraciones acerca de la obediencia de Cristo en dos aspectos.
Existe una diferencia entre la obediencia activa y pasiva de Cristo. La última denota el sufrimiento de todo tipo que sufrió Cristo la obediencia activa de Cristo es su conformidad perfecta a la ley moral.
Acá vemos que Shedd hizo tres declaraciones básicas. Primero, hizo una declaración general que la obediencia de Cristo se puede describir en dos categorías: activa y pasiva. La segunda es que la obediencia pasiva de Cristo soportó el sufrimiento. Y la tercera es que la obediencia activa de Cristo hizo que cumpliera perfectamente la ley moral divina.
Ahora, al recordar nuestras lecciones previas, podemos ver que Shedd se enfocó en dos términos técnicos: "la obediencia pasiva" y "la obediencia activa". Sin embargo, en esta lección nos interesa más la forma en que los teólogos sistemáticos como Shedd incorporan los términos técnicos dentro de las proposiciones teológicas. Para explorar este tema, veamos una vez más nuestra definición:
Una proposición teológica es una frase indicativa que afirma lo más directamente posible al menos una declaración teológica objetiva.
Esta definición se enfoca en cuatro características de las proposiciones dentro de la teología sistemática. Primero, son "frases indicativas." Segundo, son declaraciones objetivas. Tercero, estas declaraciones objetivas de hecho son primordialmente teológicas por naturaleza. Y cuarto, ellas hacen declaraciones teológicas objetivas directas, o como nosotros decimos, declaran asuntos "lo más directamente posible."
Veamos más a fondo cada uno de los aspectos de esta definición, comenzando con la idea que las proposiciones teológicas son frases indicativas.
Ahora todos sabemos que existen distintos tipos de frases en el lenguaje humano cotidiano. Por ejemplo, la frase: "¿Dónde está mi llave?" es interrogativa, una pregunta. "Abre la puerta" es una frase imperativa porque ejerce una orden o invitación. Ninguna de estas frases califica como una proposición. Pero la frase: "Mi llave va a abrir la puerta" es una frase indicativa que declara lo que va a hacer la llave.
Debemos dejar en claro que cuando los teólogos sistemáticos presentan sus puntos de vista, usan todo tipo de expresiones pero al mismo tiempo, el modo dominante de expresión en la teología sistemática son las declaraciones indicativas directas. Este modo de expresión es tan dominante que sería imposible escribir una teología sistemática tradicional de ninguna otra manera.
Además de entender que las proposiciones se encuentran en la forma de frases indicativas, también es importante ver que están diseñadas para afirmar declaraciones objetivas. Las proposiciones identifican y describen hechos.
Ahora, a través de los milenios, los filósofos, teólogos y lingüistas han notado que los distintos tipos de proposiciones forman distintos tipos de declaraciones objetivas. Estos asuntos son demasiado complejos para que los tratemos en forma completa, pero arriesgando la simplificación excesiva de los temas, destacaremos dos aspectos de las proposiciones que debemos tener presente mientras exploramos la teología sistemática.
Siguiendo los contornos de las discusiones arraigadas en los escritos de Aristóteles sobre la lógica, destacaremos que las proposiciones se pueden distinguir primeramente por su cantidad, y en segundo lugar, por su calidad.
Primero, las proposiciones pueden ser descritas en cuanto a la cantidad de su sujeto. El sujeto de una proposición universal incluye a cada miembro del conjunto sin excepción. Por ejemplo, la declaración que: "Todos los mamíferos tienen pelo", afirma que algo es cierto acerca de todos los mamíferos.
De la misma manera, por lo general, los teólogos sistemáticos hacen una declaración universal en la teología. Es común que los teólogos cristianos digan que: Todos los seres humanos son la imagen de Dios o que Toda dádiva buena viene de Dios.
Por otra parte, otras proposiciones son "particulares" porque sus sujetos sólo incluyen algunos miembros de un conjunto mayor. Por ejemplo, si digo que: "Esta casa es mi casa," estoy haciendo una declaración objetiva que es particular, no universal; no estoy diciendo algo acerca de todas las casas, sólo acerca de mi propia casa.
Normalmente, los teólogos sistemáticos también hacen declaraciones objetivas particulares. Por ejemplo, puede que digan que: "Algunos miembros de la iglesia son no creyentes" o que "Pablo fue un apóstol".
Ahora, la mayoría del tiempo, los teólogos sistemáticos tratan de describir las cantidades con la mayor precisión posible. A veces, inclusive son más precisos que algunos versículos en particular de la Biblia. Pero de vez en cuando, abrevian temas en generalizaciones, no mencionando las excepciones. Por ejemplo, sería común que un teólogo dijera que: "Todos los seres humanos son pecadores". Y a primera vista, esta propuesta universal parece ser cierta. Sin embargo, esta declaración no es tan precisa como pudiera ser. En realidad, toda la Escritura enseña que Jesús fue un ser humano, pero que fue justo. Entonces, de vez en cuando, debemos hacer una pausa y preguntarnos si en algún momento dado los teólogos sistemáticos están verdaderamente declarando algo acerca de todas o sólo partes de las clases de cosas que describen.
Segundo, las proposiciones se pueden distinguir por su calidad. Eso quiere decir que se pueden categorizar como declaraciones afirmativas o negativas. Las proposiciones afirmativas manifiestan positivamente que algo es cierto. En las conversaciones diarias puede que digamos que: "Este perro es mío." Esta es una declaración particular y afirmativa. Afirma que un perro en particular es una de las muchas cosas que me pertenecen. En la teología sistemática, una proposición que diga que: "Algunos pasajes bíblicos enseñan sobre la santificación" también es una proposición afirmativa porque manifiesta que al menos algunos textos bíblicos caen en esta categoría.
Una declaración universal y afirmativa en la vida cotidiana indicaría algo como esto: "Todo lo que perdí es importante para mí" porque manifiesta positivamente que todo lo que perdí es al menos parte de lo que es importante para mí. Por lo general, los teólogos sistemáticos hacen declaraciones similares en su campo de estudio. Por ejemplo, considere la siguiente declaración: "Todo lo creado fue creado por Dios." Esta proposición afirma que todo lo creado está dentro de las cosas creadas por Dios.
Por otra parte, las proposiciones también pueden tener una calidad negativa y puede que sean tanto universales como particulares. Por ejemplo, cuando digo que: "Esta casa no es mi casa," estoy manifestando una proposición particular y negativa. Y si quiero hacer una proposición universal y negativa, puede que diga que: "Nadie en la sala habla inglés." Las declaraciones negativas también aparecen en la teología sistemática. Por ejemplo, "Jesús no fue pecador" es una proposición negativa y particular. Niega algo con respecto a la persona de Jesús. También encontramos proposiciones negativas universales en la teología sistemática, tales como la declaración que: "Nadie que sigue siendo un no-creyente puede ser salvo." Ninguna persona que persiste como no-creyente está dentro de los que recibirán la salvación.
Es importante que mantengamos presentes estas diferencias en la cantidad y calidad mientras estudiamos la teología sistemática. El confundirlas puede llevar a todo tipo de serios malos entendidos sobre lo que están declarando los teólogos.
Ahora debemos volver a la tercera dimensión de nuestra definición: las proposiciones teológicas hacen declaraciones teológicas.
Las proposiciones teológicas no sólo hacen declaraciones objetivas, sino que declaraciones teológicas objetivas. Ahora es cierto que los teólogos sistemáticos se refieren a los hechos de la historia y a los conceptos filosóficos que no encajan perfectamente bajo el rubro teológico. Sin embargo, su tema principal es la teología.
Ahora, para entender lo que queremos decir con "hechos teológicos," debemos recordar que la teología es un tema bastante amplio. Usted recordará que Tomás de Aquino definió la teología como que si existieran dos asuntos principales. En el libro número I, capítulo 1, sección 7 de su Summa Theologica, Aquino llamó a la teología "la doctrina sagrada," y la definió como:
Una ciencia unificada en la que todo lo que trata la doctrina sagrada lo hace teniendo como punto de mira a Dios. Bien porque se trata de Dios mismo, bien porque se trata de algo referido a Él.
Las palabras de Aquino reflejan una diferencia común que existe dentro de la teología sistemática entre la teología propia, que es el estudio de Dios en sí, y la teología general, el estudio de otros temas que se relacionan con Dios.
Junto a esta diferencia común, la teología sistemática se enfoca en los dos niveles de la teología. Por un lado, los teólogos sistemáticos centran su atención en la teología propia, haciendo declaraciones que tienen que ver directamente con Dios. Dicen cosas como: "Dios es santo" o "Dios creó el mundo."
Por otra parte, en un sentido más amplio, los teólogos sistemáticos se encargan de la teología general, las declaraciones acerca de los aspectos de la creación, a medida que se van relacionando con Dios. En cuanto a la salvación, normalmente dicen cosas como: "La salvación es por la gracia de Dios." O en cuanto a la condición de la humanidad, normalmente dicen cosas como: "Toda la gente que vive hoy es pecadora". En este sentido, las proposiciones teológicas se refieren a más temas que a Dios mismo, pero siempre, al menos implícitamente, dentro del contexto de su relación con Dios.
En cuarto lugar, es importante notar que los teólogos sistemáticos buscan expresar sus puntos de vista con una alta preocupación en ser directos o sinceros. Por cierto, todos nos damos cuenta que ninguna descripción de lo que sea, en especial de Dios, es absolutamente perfecta. Pero al mismo tiempo, los teólogos sistemáticos se esfuerzan por ser lo más directos posible cuando formulan propuestas teológicas.
Sería bastante inusual que un teólogo sistemático simplemente dijera que: "El Señor es un pastor," y que lo dejara así nada más. Esta declaración es certera en las Escrituras pero los teólogos sistemáticos tienden a evitar las formas indirectas de poner las cosas como en metáforas y otras figuras del lenguaje. Entonces, en vez de decir que: "El Señor es un pastor," los teólogos sistemáticos tienden a restablecer el asunto más directamente, diciendo que: "Dios se preocupa de su pueblo con un cuidado providencial especial." Quieren expresarse lo más posible en proposiciones explícitas y directas.
Para resumir, debemos tener presente que nos estamos enfocando en un tipo de expresión un tanto específica que domina la teología sistemática. Para nuestros fines, podemos pensar en las expresiones teológicas como frases indicativas que afirman lo más directamente posible al menos una declaración teológica objetiva.
Con nuestra definición básica en mente, debemos pasar a un segundo aspecto de nuestra orientación general de este tema: ¿Cuál es la justificación al construir la teología con proposiciones? ¿Qué hace que este proceso sea legítimo?
A través de la historia de la iglesia, los cristianos normalmente han expresado su fe en la forma de declaraciones directas. Escuche, por ejemplo, el comienzo del Credo de Nicea del siglo cuarto:
Creo en un sólo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todo lo visible e invisible.
El Credo de Nicea enumera además otras proposiciones teológicas muy importantes. Los cristianos también han respaldado muchos otros credos similares a través de los siglos.
Al mismo tiempo, a través de la historia han existido los que han cuestionado la importancia del uso de las proposiciones teológicas. Para nuestros fines, mencionaremos dos objeciones principales que han surgido: por un lado, los desafíos que surgen de la doctrina de la incomprensibilidad divina; y por otro lado, los desafíos del racionalismo científico moderno. Considere primero cómo la doctrina de la incomprensibilidad ha hecho que surjan preguntas.
Todos conocemos las famosas palabras de Isaías capítulo 55 versículos 8 y 9, el fundamento de esta doctrina.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. (Isaías 55:8-9)
Lamentablemente, en muchos círculos, éste y otros pasajes similares se han usado para apoyar la idea de que Dios está tanto más allá de nuestras capacidades mentales que simplemente no lo podemos describir.
Dentro de esta visión, decir que Dios es amor es tratar de hablar de algo que verdaderamente no se puede describir. Decir que Jesús es el único camino de salvación es limitar a Dios sin justificación.
Ahora, este tipo de pensamiento ha tomado muchas formas a través de la historia. Por ejemplo, muchos teólogos han argumentado que la única manera de decir cualquier cosa sobre Dios es seguir lo que se conoce en latín como la via negativa –la manera de la negación. Dentro de esta visión, no podemos hacer declaraciones positivas acerca de Dios solamente podemos negar cosas sobre Él, contrastándolo con la creación. Solamente podemos decir cosas como: "Dios no se limita al espacio" "Dios no está sujeto al tiempo." "Dios no es físico." A través de la historia, una variedad de teólogos incrédulos y agnósticos han argumentado sencillamente que no somos capaces de describir positivamente a Dios ni a las cosas relacionadas con él.
En contraste con estas perspectivas, como seguidores de Cristo debemos evaluar la importancia de las proposiciones teológicas mediante el testimonio de la Escritura. Los teólogos sistemáticos tradicionales siguen las escrituras, hablando de la incomprensibilidad de Dios juntamente con el hecho de que Dios puede ser conocido cuando El mismo se revela. Por un lado, no podemos conocer completamente a Dios, pero por otro lado, sí podemos conocerlo en parte cuando él mismo se revela a nosotros. Y este conocimiento parcial de Dios sigue siendo conocimiento verdadero.
Un pasaje de la Escritura deja en claro esta diferencia: Deuteronomio capítulo 29 versículo 29. En este versículo Moisés resumió el asunto para Israel de esta manera:
Las cosas secretas pertenecen á Jehová nuestro Dios: mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29)
Fíjese que existen dos categorías de cosas en esta perspectiva. Por un lado, Moisés habló de las "cosas secretas." Estos son asuntos que Dios no le revela a la humanidad, el conocimiento de los cuales él se reserva solamente para él. Por cierto, siempre debemos recordar que el secreto, las cosas no reveladas son infinitas en propósitos.
Al mismo tiempo, fíjese que Moisés no dijo simplemente que Dios dejaba de revelarnos los secretos a nosotros. También dijo que algunas cosas sí eran "reveladas". Eso quiere decir que Dios las ha revelado en su palabra. Y tal como lo dijo Moisés, estas cosas reveladas "son para nosotros y para nuestros hijos por siempre" En otras palabras, Dios espera que creamos y que abracemos con todo nuestro ser lo que él ha revelado. Por lo tanto, este hecho muestra que legítimamente se puede declarar lo que él ha revelado.
Además de los desafíos que surgen de la doctrina de la incomprensibilidad, la importancia de las proposiciones teológicas también ha sido cuestionada por el racionalismo científico moderno.
En los últimos dos siglos, los siglos de la ciencia moderna, muchas escuelas de pensamientos han argumentado que la teología es una pseudo-ciencia o ciencia falsa. Eso quiere decir que los teólogos sistemáticos puede que declaren verdades objetivas, pero esto es tan sólo un pretexto.
En las ciencias modernas, cuando deseamos saber la verdad de un asunto, formamos hipótesis y sujetamos esas hipótesis a la validez empírica, sólo después de esto las aceptamos como verdaderas. Sin embargo, los científicos rápidamente han destacado que las proposiciones teológicas no pueden ser probadas de esta manera.
Ahora bien, todos debemos admitir que al menos en un sentido eso es cierto. Si bien podemos poner líquido en una probeta y analizar sus cualidades, nadie puede poner a Dios en una probeta para ver si Dios es la Trinidad. Si bien podemos utilizar instrumentos para calcular el tamaño de algo, no existe ningún instrumento que pueda medir a Dios para ver que es infinito. Por esta razón, mucha gente moderna ha dicho que los teólogos son como los artistas y los poetas, quienes proyectan sus sentimientos, intuiciones religiosas y emociones. Ellos insisten que nos estamos engañando a nosotros mismos y a otros cuando actuamos como si estuviéramos describiendo hechos objetivos.
Pero existe una sentido en el que podemos verificar las proposiciones teológicas de manera empírica. Todo tiene que ver con lo que consideramos evidencia empírica a favor o en contra de nuestros puntos de vista.
Como seguidores de Cristo, estamos comprometidos a seguir las normas de verificación de la teología que él siguió. ¿Y cómo validó Jesús sus propias declaraciones teológicas? ¿Cómo probó él las proposiciones teológicas de otros?
Ciertamente que Jesús se atuvo a la revelación general; la revelación de Dios en todo. Jesús también se atuvo a la iluminación del Espíritu Santo, tal cual debemos hacerlo nosotros hoy en día. Sin embargo, Jesús enseñó que las Escrituras son infalibles y son la fuente de evidencia más clara y con más autoridad para probar los puntos de vista teológicos. Cuando Jesús quería probar las declaraciones teológicas, normalmente refería las Escrituras como su norma empírica.
Por ejemplo, en Mateo capítulo 15 versículo 7, cuando Jesús desafió la hipocresía de los Fariseos, lo hizo refiriéndose a la Escritura. Ahí leemos las siguientes palabras:
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías. (Mateo 15:7)
Si bien Jesús no puso a Dios mismo en una probeta, sí puso a prueba las ideas teológicas. Midió las proposiciones teológicas, evaluándolas cuidadosamente mediante la norma empírica de las Escrituras.
Como seguidores de Cristo, no debemos aceptar la responsabilidad que la teología propone ideas acerca de Dios sin validación empírica. Desde el punto de vista cristiano, las declaraciones de la teología sistemática son más que la expresión de sentimientos religiosos. Son comprobadas y desmentidas por la prueba empírica de las Escrituras.
Ahora que hemos visto lo que son las proposiciones teológicas y cómo son maneras legítimas de expresar los hechos teológicos, debemos pasar a una tercera consideración: el lugar que tienen en la construcción de la teología sistemática.
En las lecciones anteriores hemos visto que la teología sistemática protestante siguió muchas de las prioridades que los teólogos medievales habían desarrollado a medida que iban interactuando con la filosofía aristotélica.
Como resultado, la construcción de la teología sistemática requiere de cuatro pasos principales: la formación de términos técnicos que dan paso a la formación de proposiciones, que a su vez dan paso a la formación de declaraciones doctrinales que a su vez desarrollan un sistema completo de creencias. Ahora, siempre debemos recordar que el hablar de esta manera es un tanto artificial. Los teólogos sistemáticos se involucran en todos estos pasos al mismo tiempo. Pero para ser más claros, sirve pensar en este proceso como una transición de los elementos más sencillos a los más complejos.
En el nivel más bajo, los términos técnicos teológicos incluyen los bloques más básicos de la teología sistemática. Sería muy difícil construir una teología sistemática sin una terminología cuidadosamente definida. El segundo paso dentro del proceso es la formación de las proposiciones. Si pensamos que los términos técnicos son como los bloques básicos de la teología sistemática, entonces podemos pensar correctamente en las proposiciones como filas de bloques que explican y elaboran sobre los términos técnicos. Los teólogos sistemáticos crean estos bloques, haciendo declaraciones sobre Dios y la creación en relación a él. Y si pensamos en las proposiciones como filas de bloques, entonces podemos describir las declaraciones doctrinales como partes de paredes o paredes completas construidas con estas filas de proposiciones. Por último, el sistema de la teología representa las maneras cómo los teólogos construyen un edificio a partir de las declaraciones doctrinales. Esta analogía sugiere el lugar esencial que toman las proposiciones en la construcción de la teología sistemática, son filas de bloques puestos cuidadosamente que llegan a ser parte de todo el edificio llamado teología sistemática.
Considere, por ejemplo, la siguiente declaración: "Jesús es la segunda persona de la Trinidad". Esta declaración cuenta con al menos dos términos técnicos: "persona" y "Trinidad". Sin embargo, esta proposición no deja desconectados estos términos ni sus conceptos relacionados, sino que los junta en una declaración objetiva directa acerca de Jesús. Ahora, a partir de esta y otras proposiciones, los teólogos sistemáticos pasan a formar toda la doctrina de la Trinidad. Y la doctrina de la Trinidad es parte de la doctrina de Dios, es una pared en el edificio que es el sistema completo de la teología cristiana.
Es importante recordar que cuando los teólogos razonan o escriben sobre la teología, emplean todo tipo de técnicas retóricas. Proponen ideas y las sustentan con evidencia. Sustentan y hacen un escrutinio de las ideas de otros. Hacen preguntas retóricas. Hacen un seguimiento de los desarrollos de las ideas históricas. Exponen las motivaciones y hacen notar las consecuencias positivas y negativas de las diversas posiciones. Existe una amplia gama de técnicas retóricas a su disposición. Pero las proposiciones teológicas sustentan firmemente todas las explicaciones, argumentos, técnicas de defensa y de persuasión que encontramos en la teología sistemática.
De esa manera, ellas forman una parte esencial del proceso de construcción de la teología sistemática.
Ahora que contamos con una orientación general de las proposiciones en la teología sistemática, debemos pasar a nuestro segundo tema principal: la formación de las proposiciones teológicas. ¿Cómo formulan los teólogos sistemáticos las proposiciones con las que construyen su teología?
Los procesos que siguen los teólogos experimentados cuando crean sus proposiciones son bastante complejos. Mientras exploramos cómo las crean, debemos tener presente que nuestra discusión será un tanto artificial. Vamos a destacar algunas de las dimensiones importantes de estos procesos que nos ayudarán a construir la teología sistemática de una manera mucho más responsable.
Consideraremos dos enfoques básicos. Primero, hablaremos sobre las proposiciones que surgen de las maneras en que los teólogos sistemáticos interactúan con la filosofía. Y segundo, veremos en más detalle las maneras cómo los teólogos sistemáticos formulan las proposiciones de la Biblia. Consideremos primeramente el hecho que muchas propuestas en la teología sistemática realmente se derivan de la filosofía.
Recordarán de las lecciones anteriores que durante el período patrístico, muchos teólogos cristianos creían que muchos de los aspectos del neo-platonismo eran fieles a la Escritura, expresando sus creencias con una orientación hacia esa filosofía. Durante la época medieval, la gran mayoría de los eruditos cristianos creían que la filosofía aristotélica era, en muchos aspectos importantes, fiel a la Escritura. Por lo tanto, mucho de lo que decían se ajustaba a las perspectivas aristotélicas. Incluso dentro de la teología sistemática protestante, diversas filosofías modernas han provisto, para bien o para mal, orientaciones importantes. Como resultado, muchas de las declaraciones que aparecen en la teología sistemática derivan de los argumentos filosóficos.
Ahora bien, debemos tener cuidado cuando notemos que muchas proposiciones derivan de dichas raíces filosóficas, ya que las Escrituras nos advierten en contra de la filosofía y nos instan a usarla.
Por un lado, debemos poner atención a las advertencias como las de 1 de Corintios capítulo 1 versículo 20, donde el apóstol Pablo se burló de la filosofía no cristiana:
¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del escudriñador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? (2 Corintios 1:20 [IIIM])
Es importantísimo que los teólogos cristianos recuerden la antítesis básica entre la teología cristiana y las filosofías no cristianas.
Pero al mismo tiempo, en Hechos capítulo 17 versículos 27-28 Pablo demostró un uso positivo de la reflexión filosófica, extrayendo de las palabras de los poetas filosóficos griegos Clianthus y Aerates.
Dios no está lejos de cada uno de nosotros Como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también. (Hechos 17:27-28 [IIIM])
Este pasaje demuestra que si bien debemos estar conscientes de los peligros, los teólogos cristianos han tenido la razón al interactuar con diversas filosofías. Incluso han tenido la razón al incorporar declaraciones teológicas que se derivan de argumentos filosóficos, así como Pablo lo hizo cuando estaba en Atenas.
Si bien debemos estar conscientes de estas raíces filosóficas, la Biblia es más que todas las demás fuentes la más importante para las proposiciones teológicas dentro de la teología sistemática. Por esta razón, debemos prestar atención especial a las formas en que los teólogos sistemáticos formulan sus declaraciones teológicas a partir de lo que enseña la Biblia.
Para lograr este objetivo, veremos tres posibilidades: primero, consideraremos los desafíos que enfrentan los teólogos sistemáticos en este aspecto. Segundo, veremos cómo cumplen los teólogos sistemáticos uno de estos aspectos mediante un proceso al que llamaremos: "la reducción de los hechos". Y tercero, exploraremos cómo enfrentan los teólogos sistemáticos otro aspecto de estos desafíos a través de "la acumulación de los hechos". Veamos primeramente los desafíos que enfrentan los teólogos sistemáticos cuando formulan las proposiciones a partir de la Biblia.
Cuando los alumnos de teología por primera vez comienzan a estudiar teología sistemática, normalmente tienen la impresión que el crear proposiciones teológicas es un asunto sencillo. Piensan que solamente necesitamos leer la Biblia y repetir lo que dice. A veces esto es cierto porque la Biblia sí incluye algunas proposiciones, pero también existen muchos desafíos importantes.
Además de los efectos de la condición humana imperfecta y pecaminosa, las Escrituras mismas presentan al menos dos desafíos para formular las proposiciones teológicas. Un desafío surge de la variedad literaria que encontramos en la Biblia. Y otro desafío surge de la organización doctrinal de la Biblia. Considere primero las dificultades con las que se encuentran los teólogos sistemáticos debido a la variedad literaria de las Escrituras.
La Biblia no es un terreno literario plano que repite el mismo tipo de material una y otra vez. En cambio, varios géneros aparecen a través de la Biblia y se combinan entre sí de maneras innumerables. La Biblia contiene mezclas de narración, ley, poesía, profecía y epístolas, por nombrar sólo algunas. Dentro de cada uno de estos géneros mayores existen distintos tipos de expresiones: declaraciones, mandatos, preguntas, quejas, alientos, exclamaciones, bendiciones, citas, listas, estatutos, títulos, instrucciones técnicas, firmas. La lista es extensa. Y junto a estas variedades se encuentran las innumerables figuras de expresión y otras sutilezas literarias que le dan el sabor a la Escritura de distintas maneras. Esta gran variedad literaria complica la formulación de las proposiciones teológicas.
Imagine por un momento que la Biblia fuera un libro que sólo consistiera de proposiciones directas, enumerando sencillamente un hecho después del otro. Si este fuera el caso, entonces el uso de la Biblia en la teología sistemática sería relativamente fácil. Pero por supuesto, la Escritura no es así; es literariamente diversa.
Ahora bien, imagine que los teólogos sistemáticos se inclinaran a expresar su teología con una gran variedad literaria. Imagine que sus teologías estuvieran llenas de poesía, narrativas, mandatos, epístolas, quejas, figuras de expresión y similares. Si esto fuera así, entonces una vez más la presentación de la Escritura y de la teología sistemática encajaría muy bien la una con la otra. Pero por supuesto, este tampoco es el caso.
El hecho es que la Biblia es literariamente diversa, pero los teólogos sistemáticos expresan las enseñanzas de la Biblia casi exclusivamente en proposiciones. De hecho, los teólogos sistemáticos tienen que comprimir todos los diversos tipos de literatura que encuentran en la Biblia en un tipo específico de expresión. Y esta disparidad es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los teólogos sistemáticos.
Un segundo desafío que presentan las Escrituras para los teólogos sistemáticos es la forma en que la Biblia organiza sus doctrinas. En otras palabras, las Escrituras no tratan temas particulares en unidades claras y completas. En cambio, el mismo tema normalmente se trata en partes dispersadas a través de la Biblia. Y esta característica de la Escritura es la que también desafía a los teólogos sistemáticos.
Imagine que la Biblia fuera distinta en este aspecto. Suponga que la Biblia narrara una doctrina a la vez. Suponga que la Biblia tratara normalmente un tema, lo razonara extensamente, y luego pasara al siguiente tema. Si así fuera el caso, entonces quizás los teólogos sistemáticos podrían leer cada porción de la Biblia y formular de manera sencilla las declaraciones teológicas basadas en cada parte de la Biblia. Pero por supuesto, así no es como presenta la Biblia sus temas teológicos.
O imagine que los teólogos sistemáticos fueran menos ordenados y que tocaran un pequeño aspecto de una primera doctrina. Luego supongamos que comúnmente trataran muchas otras porciones de otras doctrinas antes de volver a tratar un segundo aspecto de la primera doctrina. Si estuvieran satisfechos con tratar un asunto por aquí y otro por allá en pedazos, entonces quizás les sería relativamente fácil trabajar con la Escritura.
Pero por supuesto, esto no es lo que los teólogos sistemáticos quieren hacer. Ellos quieren presentar las enseñanzas de la Escritura de la manera más completa y ordenada posible. Y como resultado, tienen que trabajar arduamente para combinar la información de todos los lugares de las Escrituras.
Las Escrituras tocan aspectos de los temas teológicos de diversas maneras en distintos lugares y esta característica de la presentación bíblica de la teología es otro gran desafío para los teólogos sistemáticos.
Ahora que hemos visto dos de los principales desafíos a los que se enfrentan los teólogos sistemáticos cuando trabajan con la Escritura, debemos volver nuestra atención al proceso de la reducción objetiva. Esta es la estrategia que utilizan los teólogos sistemáticos para superar el desafío de la variedad literaria de la Biblia.
En términos sencillos, "La reducción objetiva es el proceso de enfoque en los hechos teológicos que enseñan los pasajes bíblicos, y la puesta al margen de otras dimensiones de estos mismos pasajes."
Así como con el lenguaje humano en general, los pasajes de la Biblia fueron diseñados para que tuviesen múltiples impactos en sus lectores. Ellos informaron, inspiraron, acusaron, motivaron, dirigieron, alentaron, desanimaron, deleitaron, desconcertaron, corrigieron, entrenaron, facilitaron, bendijeron, maldijeron, agitaron la imaginación, etc., etc. Ahora no todos los pasajes de la Biblia fueron diseñados para hacer todo esto, y ciertamente no todos lo hacen con la misma fuerza. Cada pasaje bíblico extenso fue diseñado para tener una variedad de impactos.
Pero los teólogos sistemáticos enfocan su atención principalmente, si no exclusivamente, en los hechos teológicos que se enseñan en la Escritura. En otras palabras, los teólogos sistemáticos reducen su atención a las consideraciones objetivas, mientras que otras características de los textos bíblicos pasan mayormente desatendidas.
Ahora, el proceso de reducción de la Escritura a sus hechos es relativamente directo cuando los pasajes bíblicos han sido diseñados principalmente para afirmar declaraciones objetivas. En estas situaciones, los teólogos sistemáticos sencillamente hacen notar los hechos explícitos e implícitos presentes en un texto bíblico, y luego se enfocan en aquellos hechos que son pertinentes a sus razonamientos.
Considere 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16 como un ejemplo de un pasaje que se enfoca en los hechos. Ahí Pablo dice que:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, redargüir, corregir y para instruir en justicia. (2 Timoteo 3:16)
Ahora, en el contexto general, podemos darnos cuenta que este versículo fue diseñado para que fuera mucho más que un simple catálogo de hechos acerca de la Biblia. Pabló conectó este versículo con el contexto anterior para motivar a Timoteo a que prestara atención cuidadosa a las Escrituras. Por lo menos, este versículo fue diseñado para alentar y motivar a que Timoteo renovara sus compromisos con las Escrituras. Pero una dimensión prominente de este complejo diseño tenía que hacer varias declaraciones teológicas explícitas. Y los teólogos sistemáticos hacen bastante uso de este pasaje porque les interesan estas declaraciones teológicas objetivas.
Los hechos explícitos de este pasaje se pueden resumir en una serie de propuestas afirmativas y universales. Toda la Escritura es inspirada por Dios. Toda la Escritura es útil para enseñar. Toda la Escritura es útil para redargüir. Toda la Escritura es útil para corregir. Toda la Escritura es útil para instruir. Estas propuestas reflejan las consideraciones objetivas que comunica explícitamente este versículo.
Además de estas declaraciones explícitas, este versículo conlleva de manera lógica un número de declaraciones implícitas que también son de interés para los teólogos sistemáticos. Por ejemplo, es justo decir que Dios deseaba comunicar su voluntad. Este pasaje también implica que la atención a la Escritura es vital para la santificación. Y aunque Pablo habló específicamente de las Escrituras del Antiguo Testamento, dio a entender que las Escrituras del Nuevo Testamento también son inspiradas y útiles de estas maneras.
Habiendo identificado estos hechos teológicos explícitos e implícitos, los teólogos sistemáticos pueden entonces explicar y defender sus razonamientos sobre distintos temas teológicos. Como puede imaginar, este versículo aparece frecuentemente dentro de la teología sistemática para sustentar las declaraciones acerca de la doctrina de la Escritura.
Por ejemplo, en el segundo capítulo de su libro Systematic Theology (Teología Sistemática) Robert Reymond se refirió a 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16 para sustentar su declaración que las Escrituras son infalibles. Ahí escribió que:
Los escritores bíblicos declaran la infalibilidad de la Palabra de Dios que El entregó a la humanidad a través de ellos mediante la inspiración.
Este tipo de declaración es una forma típica de cómo utilizar este versículo en la teología sistemática.
Pero los hechos teológicos explícitos e implícitos que se enseñan en 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16, también tratan otros temas teológicos tradicionales. Por ejemplo, los teólogos sistemáticos puede que se refieran a este pasaje bajo el rubro de la teología propia como evidencia que Dios es misericordioso porque se rebeló a la humanidad. Puede que lo utilicen dentro de la doctrina de la eclesiología para establecer que la lectura y la predicación de las Escritura es un medio de gracia en la iglesia. También puede que se refieran a Él bajo el rubro de la escatología para establecer la integridad de la profecía bíblica. Las posibilidades son infinitas.
Con pasajes bíblicos que se asemejan a las proposiciones teológicas, el proceso de la reducción de los hechos es relativamente sencillo. Cuando leemos en Génesis capítulo 1 versículo 1, que Dios creó todas las cosas, no es difícil inferir el hecho que Dios es el Creador. Cuando leemos en Isaías capítulo 6 versículo 3, que el Serafín clamó: "Santo, santo, santo" ante el Señor, es sencillo concluir que Dios es Santo. Cuando leemos en Romanos capítulo 3 versículo 28 que la justificación es por la fe aparte de las obras, puede que llevemos esta declaración a nuestro argumento de la soteriología. Muchos pasajes en la Escritura hacen declaraciones que son fácilmente llevadas a la teología sistemática. Y no debemos sorprendernos cuando los teólogos sistemáticos extraigan varias conclusiones de este tipo de pasajes.
Sin embargo, el proceso de la reducción de los hechos es un tanto más complejo cuando los pasajes bíblicos no son tan similares con las proposiciones teológicas. Idealmente, en estas situaciones los teólogos sistemáticos se encargan de hacer notar las características literarias de los pasajes para que puedan identificar los hechos que enseñan estos pasajes. Después utilizan esos hechos delineados en sus razonamientos teológicos.
Por ejemplo, a veces daba la impresión que los Proverbios eran proposiciones teológicas sencillas, pero normalmente no lo son. Considere Proverbios capítulo 23 versículos 13 y 14 donde leemos estas palabras:
No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con la vara, no morirá. Lo castigarás con la vara y librarás su alma del Seol. (Proverbios 23:13-14 [RVA 95])
Ahora, a primera vista este proverbio da la impresión que está haciendo dos declaraciones objetivas. Dice de un muchacho que es disciplinado que "no morirá." Y dice de un padre que disciplina a su hijo que "librarás su alma del Seol."
Pero en el género de los proverbios, las declaraciones como éstas casi nunca son proposiciones directas. Un intérprete cuidadoso verá que estos versículos no están haciendo declaraciones ni garantías directas con respecto a la eficacia de la disciplina. En cambio, estos versículos animan a que los padres sabios disciplinen a sus hijos porque la disciplina tiende a producir resultados positivos en las vidas de sus hijos. De hecho, tal como lo indican las primeras partes de estos versículos, este proverbio fue diseñado principalmente como una exhortación para los padres. El sabio dijo: "No retengas la disciplina, castígalo." A los padres se les aconseja que disciplinen a sus hijos.
Con estos temas en mente, los teólogos sistemáticos pueden delinear un número de hechos implícitos. Por ejemplo, bajo la doctrina de la antropología, los teólogos sistemáticos podrían utilizar este pasaje como evidencia de que los niños son pecadores. Bajo el rubro de la santificación, la podrían utilizar para establecer que la disciplina de los padres está diseñada para el crecimiento en la santidad.
Es bien interesante que al menos un teólogo sistemático ciertamente haya utilizado este pasaje para sustentar un punto de vista en la escatología.
En el tercer capítulo de la parte 6 en su "Teología Sistemática", Louis Berkof usó Proverbios capítulo 23 versículo 14 para sacar a la luz un aspecto de la doctrina de la resurrección de los muertos. Él dijo esto:
Ciertamente no faltan evidencias que ya había una creencia en la resurrección antes del exilio. Se da a entender en los pasajes que hablan de una liberación del Seol.
Acá, Berkhof concluyó que las palabras "salvar su alma de la muerte," en Proverbios capítulo 23 versículo 14, implicaban que los fieles israelitas del Antiguo Testamento creían en la resurrección general de los muertos. Mediante una importante reducción de los hechos Berkhof sustentó un aspecto de la escatología con un pasaje principalmente diseñado para animar a que los padres disciplinaran a sus hijos.
Ahora, a veces el enfocarse en los hechos puede que se reduzca incluso más. Por ejemplo, usted recordará que los teólogos tienden a declarar cosas lo más directamente posible. Por lo que, si un pasaje emplea figuras del lenguaje, los teólogos sistemáticos tienden a explicar lo que esas figuras del lenguaje significan en forma sencilla.
Considere este tipo de reducción dramática de los hechos en el capítulo 48 del libro Christian Theology [Teología Cristiana] de Millard Erickson donde discute la Palabra de Dios como un medio de la gracia. Él hace notar una serie de metáforas y símiles para la palabra de Dios que aparecen en una variada colección de pasajes bíblicos. Tal como él lo dijo,
Existe una rica serie de imágenes que representan la naturaleza y función de la Palabra de Dios, un martillo, un espejo, una semilla, la lluvia y la nieve, la leche, la carne sólida, el oro y la plata, una lámpara, una espada y un fuego.
Ahora, el hecho que Erickson haya mencionado estas imágenes es un tanto inusual para la teología sistemática. Sin embargo, debemos notar que más que tratar de explorar el rico impacto imaginativo que estas imágenes tienen en los lectores, él las resumió a través de la reducción de los hechos en una proposición directa y sencilla. Como él lo dijo:
Estas imágenes transmiten la idea que la Palabra de Dios es poderosa y capaz de lograr grandes obras en la vida de la persona.
Ahora, no puedo imaginar a nadie que esté seriamente en desacuerdo con su evaluación, pero también queda claro que esta evaluación es el producto de una reducción de los hechos bien extensa, dejando a un lado el impacto más amplio de estas imágenes a favor de la declaración sencilla de un hecho que ellos hayan probado.
Como pueden imaginarse, el proceso de la reducción de los hechos funciona de esta manera con muchos pasajes. Por ejemplo, podemos deducir del primer mandamiento, en Éxodo capítulo 20 versículo 3 donde Dios dice que no debe haber otros dioses delante de Él, que el Dios de la Escritura es supremo sobre todos los otros poderes sobrenaturales. Podemos concluir del primer versículo de Salmos 105, que llama a la alabanza de Dios, que Dios es digno de alabanza. Si bien los pasajes bíblicos fueron diseñados para impactar a sus lectores de diversas formas, los teólogos sistemáticos casi siempre se enfocan en el contenido objetivo y explican estos hechos en proposiciones teológicas directas.
Los teólogos sistemáticos superan el desafío de la variedad de la literatura bíblica mediante el proceso de la reducción de los hechos. Sin embargo, tratan el desafío de la organización doctrinal bíblica mediante el proceso de la "recopilación de los hechos."
Ya que las enseñanzas de la Escritura sobre temas en particular están dispersas a través de toda la Biblia, los teólogos sistemáticos tienen que comparar o recopilar pasajes de todas partes de la Biblia a medida que van formulando sus propuestas. No es inusual ver pasajes de Génesis puestos al lado de pasajes de Romanos, o partes de los Salmos puestos al lado de versículos de Santiago, o partes de Mateo al lado de Apocalipsis. Sacan los pasajes de distintas partes de la Biblia y los asocian entre sí porque enseñan hechos teológicos relacionados.
Este proceso de comparar hechos de distintas partes de la Escritura sigue muchos modelos distintos, pero para mayor claridad, hablaremos de dos maneras principales de cómo se hace esto. Por un lado, algunos pasajes se recopilan porque repiten los mismos hechos y llamaremos este proceso recopilación repetitiva. Por otro lado, algunos pasajes se recopilan porque juntos, componen una declaración teológica compleja y llamaremos este proceso recopilación composicional. Veamos estos dos procesos.
En primer lugar, los teólogos sistemáticos normalmente formulan proposiciones teológicas, extrayendo de pasajes que repiten la misma idea básica.
Muchas veces nosotros pensamos de esta manera en la vida cotidiana. Supongamos que usted ha perdido dinero. ¿Qué es lo que hace? Puede que cuente el dinero en su bolsillo una vez. Pero si todavía no está seguro, puede que lo siga contando una y otra vez hasta que por fin se convence que sí lo perdió o de que no lo perdió.
Bueno, en muchas maneras, esto es lo que hacen los teólogos sistemáticos cuando comparan las Escrituras que repiten los mismos hechos teológicos. Puede que sospechen que han entendido correctamente un pasaje. Puede que crean que han formulado una propuesta teológica verdadera de aquél pasaje. Por lo tanto, investigan distintas partes de la Biblia para ver si el mismo tema se repite.
Por ejemplo, cuando Louis Berkhof habló sobre la deidad de Cristo en el octavo capítulo de la primera parte de su Teología Sistemática, él declaró lo siguiente:
[La Biblia] declara explícitamente la deidad del Hijo.
Pero porque Berkhof estaba consciente que mucha gente ha negado esta declaración, no sustentó su punto de vista con solo un pasaje. Sino, destacó que este hecho teológico se declara explícitamente en Juan capítulo 1 versículo 1; en Juan capítulo 20 versículo 28; en Romanos capítulo 9 versículo 5; Filipenses capítulo 2 versículo 6; Tito capítulo 2 versículo 13; y 1 de Juan capítulo 5 versículo 20. En este caso, Berkhof comparó versículos de distintos libros del Nuevo Testamento porque repetían la misma enseñanza.
La mayoría de nosotros hemos oído el principio que dice que siempre debemos buscar apoyo de una variedad de pasajes para corroborar doctrinas importantes. Es fácil malinterpretar una sola referencia bíblica. Una forma de confirmar que hemos entendido correctamente la declaración de un pasaje es mostrando que la misma declaración se repite en otras partes de la Biblia.
En otras lecciones hemos hablado de la certeza teológica, usando un modelo que denominamos "el cono de la certeza." Hemos hecho notar que a los teólogos cristianos responsables no les interesa solamente determinar lo que hay que creer, sino que también les importa coordinar la importancia de sus convicciones con la fortaleza de la evidencia de esas convicciones. En muchos aspectos, es por eso que comparamos los versículos que repiten el mismo hecho teológico. Cuando no podemos encontrar sustento bíblico repetitivo para una proposición, por lo general, debemos bajar nuestra confianza en esa propuesta. Pero el ver que se repite un hecho una y otra vez en las Escrituras es una manera común y corriente de poder ganar más confianza.
Tan importante como puede ser la recopilación repetitiva, los teólogos sistemáticos también comparan pasajes bíblicos para formar el sustento compuesto de una propuesta teológica. En otras palabras, los teólogos sistemáticos encuentran diversas declaraciones objetivas a través de la Biblia, y las recopilan para formar aseveraciones teológicas mayores y multifacéticas.
Expliquemos el proceso de la recopilación composicional con un ejemplo de la vida cotidiana. Imagine que estoy a punto de salir y escucho que está tronando y sospecho que está lloviendo. ¿Cómo confirmo esa sospecha? Bueno, una manera es poner atención a otras cosas que la confirman. Cuando se acerca corriendo un amigo empapado de agua, estoy más convencido que está lloviendo. Si mi amigo me pasa su paraguas mojado, entonces me convenzo aún más de que está lloviendo. Y luego si él dice que: "está cayendo una lluvia torrencial," voy a estar tan completamente convencido que ni siquiera voy a querer salir sin mi paraguas. Estas observaciones no son repetitivas; yo oigo los truenos, veo a mi amigo empapado; toco su paraguas; y recibo un informe explícito. Cada una de estas evidencias contribuye con algo distinto y en conjunto componen una evidencia que me convence de que mi sospecha era cierta.
De igual manera, los teólogos sistemáticos siguen un modelo similar en la recopilación composicional. Se dan cuenta que se enseña algo en un pasaje. Luego se dan cuenta que hay otro asunto relacionado en otro pasaje. Después encuentran otros pasajes que enseñan otras ideas relevantes. Entonces juntan toda esta información para formular una proposición teológica compuesta de todos estos hechos teológicos.
Para ver cómo funciona este proceso, volvamos al argumento de Berkhof acerca de la deidad de Cristo en el capítulo 8 de la primera parte de su Teología Sistemática. Ya hemos visto que él hizo notar la repetición de las declaraciones explícitas de que Cristo es divino cuando dijo que la Biblia declaraba explícitamente la deidad del Hijo. Pero su proposición teológica de que Cristo es completamente divino también se sustenta con la recopilación composicional de declaraciones relacionadas pero distintas que descubrió en muchas partes de la Escritura. Continuó diciendo que: La Biblia también le asigna nombres divinos a Él. Le asigna atributos divinos. Habla de Él haciendo obras divinas y le atribuye honor divino." La conclusión de Berkhof de que Cristo es Dios no se basó en ninguna de estas declaraciones de manera individual, sino que en base a la acumulación de todas estas declaraciones teológicas.
No es difícil entender porqué Berkhof hizo esto. La creencia de que Cristo es divino ha sido desafiada por muchos intérpretes de la Escritura. Por lo que no era adecuado simplemente mostrar que algunos versículos declaraban su deidad. Él quería confirmar que entendía estos versículos correctamente, agregando el apoyo de otras consideraciones. El hecho de que las Escrituras le atribuyen a Cristo nombres divinos; que le asignan atributos divinos, como la omnipresencia y la omnisciencia, de que hablan de él haciendo cosas que Dios hace, como crear y sustentar todas las cosas; que le dan el honor debido sólo a Dios, como la adoración y la oración. Estas declaraciones objetivas bíblicas se juntan para componer la evidencia apremiante que Berkhof tenía una verdadera proposición teológica, es decir la proposición de que Cristo es divino.
Es así que los teólogos sistemáticos formulan las proposiciones teológicas de las Escrituras, primero reduciendo su enfoque hacia los hechos que se declaran en los pasajes bíblicos. Y segundo, comparando los pasajes de distintas partes de la Escritura. A través de estos medios, los teólogos sistemáticos pueden tener la confianza que han formulado proposiciones teológicas que son fieles a la Escritura.
Ahora que hemos recibido una orientación general sobre las proposiciones teológicas y que hemos visto cómo las formulan los teólogos sistemáticos, estamos listos para pasar a nuestro tercer tema principal: los valores y peligros de las proposiciones teológicas dentro de la teología sistemática.
Mientras vamos explorando este asunto, seguiremos el modelo de las lecciones previas de esta serie, considerando los efectos de las proposiciones en tres recursos principales para la construcción de la teología cristiana.
Usted recordará que los cristianos deben construir la teología a partir de la revelación especial y general de Dios. Nosotros obtenemos el entendimiento de la revelación especial principalmente a través de la exégesis de la Escritura. Aprendemos dimensiones importantes de la revelación general, tanto de la interacción en comunidad, aprendiendo de otros, especialmente de otros cristianos, como de la vida cristiana, es decir nuestras experiencias de vida al servicio de Cristo.
Porque estos recursos son de tal importancia, exploraremos los valores y peligros de las proposiciones teológicas en relación a cada una de ellas. Primero veremos las proposiciones y la vida cristiana; segundo, exploraremos las proposiciones en relación a la interacción en comunidad; y tercero, examinaremos las proposiciones en conexión con la exégesis de la Escritura. Veamos primero el recurso teológico de la vida cristiana.
La vida cristiana se resume en el proceso de la santificación personal, y como hemos visto en otras lecciones, la santificación personal se lleva a cabo a nivel conceptual, conductual y emocional. O como lo decimos: en los niveles de la ortodoxia, la ortopraxis y la ortopatía.
El tiempo no nos va a permitir explorar todas las formas cómo afectan las proposiciones teológicas a estos diversos aspectos de la santificación. Por lo tanto, nos vamos a limitar a una forma principal en que pueden mejorar y una forma principal en la que pueden impedir la vida cristiana. Veamos primero una forma cómo las proposiciones teológicas pueden mejorar nuestros intentos de vivir para Cristo.
Una de las mayores ventajas de las proposiciones teológicas tradicionales es que ellas expresan clara y brevemente muchos aspectos importantes de nuestra fe. En la actualidad, la mayoría de los cristianos no son capaces de expresar exactamente lo que creen. Y ya que no podemos hacer resúmenes satisfactorios de nuestras creencias, normalmente se nos hace difícil vivir para Cristo en nuestras vidas cotidianas.
Recuerdo que una vez hablé con una joven que no se sentía cómoda con el hecho de que su iglesia toleraba ciertos estilos de vida inmorales entre sus miembros, pero ella no quería irse. Ella me dijo: "No sé qué hacer. Recibo tanto de las predicaciones que no quiero dejar de asistir a mi iglesia. Entonces le pregunté: "¿Cuáles crees que son las características de la iglesia verdadera?" Ella me miró con una mirada en blanco y por último me dijo: "No sé." Entonces le dije: "No creo que vayas a poder decidir qué hacer con respecto a tu iglesia hasta que no decidas que es lo que crees que debe caracterizara una iglesia verdadera."
Después le dije que: "la teología protestante enseña que existen tres características de la iglesia verdadera. Ellas son la predicación fiel de la palabra, la fiel administración de los sacramentos y la práctica fiel de la disciplina de la iglesia." Me dijo: "Me hubiera gustado que alguien me hubiera dicho esto antes."
En el mundo moderno, normalmente los cristianos no quieren tomar el tiempo para aprender ni siquiera las declaraciones más básicas del cristianismo. Por lo que sustituyen proposiciones teológicas bien formuladas con opiniones basadas en sentimientos o sin base. Pero el resultado de esto es normalmente el mismo: cuando debemos tomar decisiones importantes, cuando nos enfrentamos con decisiones morales cotidianas, no sabemos qué hacer porque no somos capaces de expresar proposiciones teológicas bien formuladas. La teología sistemática tradicional nos ha entregado muchas proposiciones que son fieles a la Escritura. Y el aprenderlas es una de las cosas más útiles que pueden hacer los cristianos a medida que buscan vivir para Cristo.
Ahora, tan bueno como pueda ser la familiarización con las proposiciones teológicas tradicionales, también puede ser el caso de que el enfatizarlas mucho o el confiar demasiado en ellas puede realmente impedir la vida cristiana.
Una manera en que esto es cierto es que los cristianos que estudian la teología sistemática, por lo general, piensan que un conjunto de proposiciones teológicas es todo lo que necesitan para tomar decisiones prácticas en la vida cristiana.
Ahora, como ya hemos visto, las proposiciones teológicas pueden ser muy útiles. Pero al mismo tiempo, siempre debemos recordar que existe una brecha entre las proposiciones normales de la teología y las opciones que debemos decidir como cristianos. Las proposiciones teológicas típicamente son bastante abstractas o tratan asuntos distintos a los que estamos enfrentando. Por lo tanto, no tratan específicamente las situaciones que estamos enfrentando. Y como resultado, no pueden siempre ofrecer suficiente dirección para las decisiones prácticas que debemos tomar.
Lamentablemente, los creyentes que se involucran demasiado en las proposiciones, por lo general, no se dan cuenta de cuán grande es esta brecha. Se convencen a sí mismos de que todo lo que tienen que hacer es pensar de manera lógica sobre un conjunto de proposiciones y luego todo va a tener sentido.
Pero en realidad, en toda decisión que tomemos como cristianos, debemos depender no tan sólo de las proposiciones teológicas, sino que también de las cosas como los detalles de nuestra situación y el ministerio personal del Espíritu Santo. Debemos utilizar estos aspectos de la revelación general para cubrir la brecha entre los principios teológicos y las decisiones de la vida real.
Volvamos al ejemplo de la joven que estaba pensando en dejar su iglesia. A penas supo cuáles eran las tres características de la iglesia, la predicación fiel, la administración fiel de los sacramentos y el ejercicio fiel de la disciplina de la iglesia, rápidamente se convenció de abandonar su iglesia. Pero inmediatamente le advertí: "Espera un minuto," ninguna iglesia tiene las tres características de la iglesia en forma perfecta. Debes considerar cuidadosamente tu iglesia y decidir qué tan malas son las cosas. Y más que esto, debes pasar tiempo en oración, buscando la dirección del Espíritu Santo para que puedas tomar una decisión firme. Sólo entonces puedes irte con una conciencia limpia."
En otras palabras, le estaba diciendo a esa joven de que a pesar de que las proposiciones teológicas son tan importantes, el depender solamente en las proposiciones teológicas realmente podía impedir su vida cristiana. Antes de actuar, ella debía considerar la revelación en general. Debía entender bien su situación y someterse al ministerio personal del Espíritu.
Además de entender cómo las proposiciones teológicas pueden traer ventajas y desventajas a la vida cristiana, también debemos estar conscientes de cómo influyen nuestra interacción en comunidad.
La interacción en comunidad nos ayuda a enfocarnos en la importancia que tiene el cuerpo de Cristo en nuestras vidas. En estas lecciones, hemos hablado de tres dimensiones importantes de la interacción dentro de la comunidad cristiana: es decir la herencia cristiana, el testimonio de la obra del Espíritu Santo en la iglesia del pasado, la comunidad cristiana actual, el testimonio del Espíritu Santo en los cristianos de la actualidad, y el juicio privado, el testimonio del Espíritu Santo que obra en nuestras conclusiones y convicciones personales. Estas dimensiones de comunidad interactúan entre sí de muchas maneras.
Brevemente mencionaremos algunos pensamientos sobre cómo las proposiciones teológicas pueden mejorar o impedir estos elementos de la interacción en comunidad. Veamos primero una manera importante en cómo las proposiciones teológicas pueden mejorar la interacción en comunidad.
Es triste ver como muchos cristianos evangélicos en la actualidad van de una iglesia a otra, de un predicador o maestro a otro, con poca capacidad para determinar cómo deben interactuar con esas iglesias y predicadores. No sabemos a quién seguir. No podemos discernir lo positivo ni lo negativo de una iglesia. Esta falta de discernimiento comúnmente viene de la ignorancia de las declaraciones básicas de los hechos de la fe cristiana. El llegar a estar conscientes de las proposiciones teológicas fundamentales de la teología sistemática es una de las mejores maneras de llegar a ser un seguidor de Cristo con mayor discernimiento.
Una manera muy práctica de sacar ventaja de las proposiciones teológicas es familiarizarse con algunos de los catecismos protestantes. Catecismos como el Catecismo de Heidelberg, o el Catecismo Menor de Westminster ofrecen proposiciones teológicas cortas que son fáciles de aprender. Y con estos puntos de vista teológicos a la mano, los seguidores de Cristo pueden tener mayor discernimiento.
Por ejemplo, si alguien quiere discutir el propósito o la meta de la vida, es extremadamente útil saber la primera pregunta y respuesta del Catecismo Menor de Westminster. Escuche cómo resume una gran parte de la enseñanza bíblica en una sola frase. En respuesta a la pregunta:
¿Cuál es el fin principal del hombre?
Responde el catecismo:
El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre.
Suponga que alguien llega con un nuevo concepto de cómo pueden tener consuelo los cristianos en la vida, entonces es muy útil saber la primera pregunta y respuesta del Catecismo de Heidelberg. La primera pregunta es:
¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
A lo que el catecismo responde de la siguiente manera:
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con preciosa sangre por todos mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer antes es necesario que todas las cosas sirvan para mi salvación. Por eso también me asegura, por su Espíritu Santo, la vida eterna y me hace pronto y aparejado para vivir en adelante según su santa voluntad.
El aprender puntos de vista teológicos bien fundados como éstos nos pueden ayudar a tener más discernimiento cuando interactuamos con otros cristianos, mejorando nuestra interacción en comunidad.
Al mismo tiempo, si el entendimiento de las proposiciones teológicas bien fundadas pueden mejorar la interacción, capacitándonos para discernir mejor, hay que ver que las proposiciones teológicas también pueden impedir la interacción entre los cristianos.
A veces los cristianos se aferran a un conjunto de proposiciones tan fielmente que se les hace difícil interactuar positivamente con otros creyentes que no digan las cosas exactamente de la misma manera.
Como ven, existe un problema con las proposiciones teológicas que a menudo se nos olvida: la mayoría de ellas no son citas de la Biblia. En cambio, son producto de la interpretación humana. Intentan hacer un resumen de las enseñanzas bíblicas de la manera más precisa, pero como hemos visto en esta lección, a veces provienen de procesos muy complejos. Inclusive las mejores proposiciones teológicas tienen límites en su propósito y todas tienen fallas de una u otra forma. Como consecuencia, a medida que estudiamos más de cerca las proposiciones teológicas en la teología sistemática, siempre debemos moderar nuestro apego a ellas, sabiendo que no son inspiradas, no son infalibles, y su autoridad no es tan grande como la de la Biblia.
Recuerdo que una vez conversé con un amigo que decía que no tenía amigos cristianos. Yo le pregunté si tenía comunión con alguien. Me dijo: "No puedo encontrar a nadie que esté de acuerdo con lo que yo creo." Yo le respondí así: "¿Quieres decir que no puedes encontrar a nadie que crea en Cristo?" Respondió: "Es que no puedo encontrar a nadie que esté de acuerdo conmigo en todo." Me desalentó este amigo. Él debió haber sabido que los cristianos nunca han estado de acuerdo en cada detalle teológico. Tristemente, este amigo mío tenía muy malas prioridades. Le había dado tanto énfasis a las proposiciones teológicas, que esto impedía por completo el que pudiera tener comunión con otros. A través de los siglos, la causa de Cristo ha sufrido un daño tremendo cuando los cristianos han permitido que sus compromisos teológicos impidan sus interacciones con otros cristianos. Cuando insistimos que los otros formen parte de nuestras creencias en esta o aquella sutil dimensión de carácter teológico, vamos mucho más allá de lo que instruye la Escritura.
En este aspecto, considere las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios capítulo 8 versículos 4 al 12. Ahí leemos las siguientes palabras acerca de nuestros compromisos teológicos:
Sabemos que un ídolo nada Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos su conciencia, siendo débil Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. (1 Corintios 8:4-12)
Pablo exhortó a los cristianos que tenían amplio conocimiento a que amaran a aquellos que no tenían tan amplio conocimiento, y que los sirvieran. Inclusive exhortó a aquellos que tenían un amplio conocimiento a que restringieran su actuar basado en su conocimiento para evitar que otros tropezaran. En lugar de instar a la división y al elitismo, Pablo insistía en que aquellos que poseían buena teología encontraran buenas maneras de tener comunión con aquellos cuya teología era débil en los temas de menor importancia. En resumen, les enseñó que la comunión era más importante que la precisión en las proposiciones teológicas de menor importancia.
Es hora que todos nosotros aprendamos a trabajar junto a otros cristianos que no están de acuerdo con nosotros en cada detalle.
Habiendo visto algunas de las formas en cómo se relacionan las proposiciones teológicas con la vida cristiana y la interacción en comunidad, debemos pasar a la tercera fuente teológica principal: la exégesis de la Escritura. ¿Cómo afectan las proposiciones de la teología sistemática nuestra interpretación de la Biblia?
La exégesis es vital en la construcción de la teología cristiana, ya que es nuestro acceso más directo a la revelación especial de Dios en la Escritura. Hemos sugerido en otra lección que sirve pensar en tres maneras principales cómo el Espíritu Santo ha guiado a la iglesia para interpretar las Escrituras. Hemos titulado estas categorías: el análisis literario, el análisis histórico y el análisis temático. El análisis literario ve las Escrituras como una pintura, como representaciones artísticas diseñadas por autores humanos para que influyan en sus audiencias originales mediante sus características literarias únicas. El análisis histórico ve las Escrituras como una ventana a la historia, una forma de ver y de aprender de los eventos históricos antiguos que registra la Biblia. Y el análisis temático trata las Escrituras como un espejo, una manera de reflexionar en las preguntas y temas que nos interesan.
Con estos contornos de la exégesis en mente, debemos explorar las formas en cómo las proposiciones teológicas pueden mejorar o impedir nuestra interpretación de la Biblia.
Una de las maneras más obvias en que las proposiciones nos ayudan en la exégesis es la manera cómo clarifican las declaraciones teológicas a través de la Biblia.
Si algo es cierto, es que la Biblia es un libro complejo. Sus diversos géneros literarios, las referencias históricas y las enseñanzas teológicas son tan extensas que muchos cristianos no son capaces de ver mucha coherencia en la Biblia. Y como resultado, muchos de nosotros quedamos satisfechos con la búsqueda y el estudio de tan sólo pequeñas porciones de la Escritura para aprender algunos principios de por aquí y de por allá de este o ese pasaje. Tan pronto como empezamos a expandir nuestro conocimiento de la Biblia, nos encontramos perdidos en la confusión.
A esta confusión llega la ayuda de siglos de interpretación fiel mediante las proposiciones teológicas de la teología sistemática. Por siglos, los cristianos bien informados han investigado las Escrituras para descubrir las declaraciones teológicas que aparecen ahí. Y el conocer esos resúmenes de la enseñanza de la Escritura puede darnos guías útiles mientras nos abrimos camino a través del variado terreno de la Biblia.
Les recomiendo a mis alumnos que una manera útil de entrar en la enseñanza de cualquier pasaje bíblico es buscar las maneras en que el pasaje toca los temas teológicos importantes que aparecen dentro de la teología sistemática. No toda porción de la Biblia tendrá algo que decir con respecto a cada proposición teológica, sino que la lectura de un pasaje, teniendo en mente las proposiciones teológicas básicas, normalmente servirá para entregar una orientación de un pasaje bíblico.
Por ejemplo, puede que preguntemos: "¿Acaso Génesis capítulo 1 enseña acerca de Dios como lo enfatizan los teólogos sistemáticos? Bueno, entre otras cosas, enseña que Dios es el creador del universo. ¿Y qué dice acerca de los seres humanos que es enfatizado por la teología sistemática? Bueno, enseña que somos criaturas, que somos la imagen de Dios, y que Dios nos ha mandado ejercer dominio sobre la tierra. El aprendizaje de cómo los pasajes específicos se refieren a las declaraciones de los hechos de la teología sistemática es una de las mayores ventajas de la exégesis que ofrece la teología sistemática.
Tan valiosas como sean las proposiciones para la exégesis, también debemos estar conscientes de una de las maneras más importantes cómo pueden impedir nuestra interpretación de la Escritura.
Ya hemos hablado de las maneras cómo los teólogos sistemáticos interpretan la Escritura mediante la reducción de los hechos, cómo se concentran en las declaraciones de hechos explícitas e implícitas de los pasajes bíblicos y cómo dejan a un lado otras cosas que las Escrituras tienen para nosotros.
Pero el hecho es que Dios inspiró las Escrituras para que nos impactaran en una variedad de niveles, e hizo esto porque necesitamos su dirección en todas estas formas. Por lo tanto, cuando generalmente destacamos tan sólo las declaraciones objetivas, nos privamos de las muchas cosas que Dios nos ofrece en las Escrituras.
Podemos hablar de los diversos impactos que deben tener las Escrituras. Pero un planteamiento útil es hablar de las tres dimensiones interconectadas en todos los textos bíblicos.
En primer lugar, los pasajes bíblicos tienen un impacto informativo. Eso quiere decir que, entregan hechos explícitos e implícitos que debemos conocer y creer. Esta es la fortaleza de la teología sistemática. Su objetivo es aislar y comparar estos hechos en proposiciones teológicas.
Pero al mismo tiempo, los pasajes bíblicos tienen un impacto direccional. Nos entregan direcciones morales explícitas e implícitas para nuestras vidas. Esto se hace más obvio cuando tratamos pasajes que vienen en la forma de mandatos. Pero incluso los pasajes que fueron diseñados primordialmente para declarar información también implican responsabilidades morales.
Pablo dejó bastante claro este punto en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 16 y 17. Escuchen sus palabras ahí una vez más:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios esté enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
De acuerdo a Pablo, todo pasaje bíblico fue diseñado para que tuviera alguna medida de impacto direccional.
En tercer lugar, los pasajes bíblicos también tienen un impacto emocional. Explícita o implícitamente apuntan a las emociones de los lectores. Esta función de la Escritura es más obvia cuando leemos textos altamente emocionales como los Salmos u otros pasajes en donde los escritores bíblicos enfatizan las emociones. Pero todo pasaje bíblico tiene el potencial de tocarnos emocionalmente.
Considere Mateo capítulo 22 versículos 37 al 40, en el que Jesús hizo un resumen del Antiguo Testamento de la siguiente manera:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
En las Escrituras, el amor es un concepto muy emocional, y de acuerdo a Jesús, es fundamental para nuestra fe. Los escritores bíblicos nos hacen un llamado a que experimentemos todo tipo de emociones santas. Esperan que nos motivemos para odiar el pecado y sus consecuencias. Esperan que lloremos y nos regocijemos y que experimentemos toda la gama de las emociones humanas apropiadas en respuesta a lo que vemos en las páginas de la Escritura.
Este diseño variado de las Escrituras es la razón por la cual no debemos restringirnos a buscar proposiciones teológicas en la Biblia. Es importante tener en orden nuestros hechos. Pero también es importante que tengamos en orden nuestra moral y nuestras emociones.
Las riquezas de la Escritura esperan ser descubiertas mediante una exégesis cuidadosa. Sin embargo, la interpretación cuidadosa de la Biblia debe ser lo suficientemente amplia para descubrir todo lo que nos ofrecen las Escrituras.
Es así que las proposiciones dentro de la teología sistemática nos ofrecen muchos valores y muchos peligros. Pueden mejorar la vida cristiana, la interacción en comunidad y la exégesis de la Escritura de muchas maneras. Pero también pueden impedir nuestro acceso a estos tres principales recursos teológicos.
En esta lección hemos explorado las proposiciones y la teología sistemática. Y hemos llegado a un entendimiento básico de lo que son y porqué son importantes. También hemos visto cómo se formulan las proposiciones dentro de la teología sistemática. Y hemos explorado algunos de los valores y peligros que presentan.
Debemos saber cómo expresar y cómo defender los hechos de la fe cristiana. Por esta razón, las proposiciones teológicas han sido cruciales en la construcción de la teología sistemática a través de los siglos y son vitales en la construcción de la sana teología sistemática incluso en la actualidad.