¿Conoce usted a alguien que simplemente no puede estar en un cuarto desordenado? Una vez tuve un compañero de cuarto en la universidad que era así. A menudo dejaba yo un desorden en mi escritorio cuando iba a clases, pero en seguida él siempre arreglaba mi desorden. Al día siguiente yo dejaba las cosas fuera de su lugar otra vez y él las arreglaba una vez más. Un día él me dijo, ¿Qué sucede contigo? ¿Qué no sabes cómo poner las cosas en su lugar?
Claro, le contesté, sí sé cómo poner las cosas en su lugar pero tengo tantas otras cosas que hacer, que simplemente no tengo tiempo de hacerlo.
Aun recuerdo su respuesta: Si solo tomaras unos pocos minutos para poner las cosas en su lugar, te sorprenderías de cuántas cosas más lograrías hacer.
Pues bien, de muchas formas la idea de mi amigo también se aplica a la teología cristiana. Hay muchos cristianos que piensan que es demasiado lo que hay que hacer para la causa de Cristo, como para tomar tiempo para ordenar su teología. Salvar almas, plantar iglesias, enseñar las Sagradas Escrituras Hay tantas cosas por hacer. Pero la realidad es que si nos tomamos el tiempo para ordenar nuestra teología sistemáticamente, realmente podremos lograr hacer mucho más para el servicio de Cristo y su reino.
Ésta es la primera lección en nuestra serie "Construyendo una Teología Sistemática." En esta serie analizaremos la teología sistemática o "la sistemática." La teología sistemática es una de las formas principales en las que el Espíritu Santo ha guiado a la iglesia cristiana a ordenar su teología. Hemos titulado esta lección, "¿Qué es la Teología Sistemática?" En esta lección introductoria, analizaremos una serie de asuntos básicos relacionados con el estudio de la teología sistemática.
Nuestra lección tocará tres temas principales: En primer lugar, compararemos la teología del Nuevo Testamento con la teología sistemática. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian? En segundo lugar, investigaremos los desarrollos históricos que condujeron a la teología sistemática. ¿De dónde vino? Y en tercer lugar, analizaremos los valores y los peligros de la teología sistemática. ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de esta disciplina? Empecemos explorando la relación entre la teología del Nuevo Testamento y la teología sistemática.
Es importante comenzar con la relación entre la teología sistemática y el Nuevo Testamento porque como seguidores de Cristo estamos comprometidos con la autoridad incuestionable de las Sagradas Escrituras, no a ningún otro sistema de teología, sin importar cuán bueno pueda ser. Todos los sistemas de teología fuera de la Biblia reflejan las imperfecciones de seres humanos pecaminosos. Deberíamos estar muy interesados en cómo la teología sistemática se compara con la Biblia.
Para ver la relación entre la teología del Nuevo Testamento y la teología sistemática, tocaremos dos puntos, primero los contornos de la teología sistemática y segundo, los contornos de la teología del Nuevo Testamento. Miremos primero los contornos de la teología sistemática.
Históricamente hablando, la teología sistemática ha sido una de las formas más influyentes en las que los cristianos han construido la teología. De hecho, sería difícil encontrar a un seguidor de Cristo en cualquier parte del mundo que no haya sido tocado por la teología sistemática. Cuando hablamos de Dios como Trinidad, Dios existe en tres personas que comparten un solo ser, dependemos del trabajo de teólogos sistemáticos; Cuando hablamos de que Cristo es una persona totalmente divina y totalmente humana, estamos trabajando con doctrinas explicadas en la teología sistemática. Cuando usamos palabras como regeneración, fe, arrepentimiento, santificación y glorificación, estamos usando términos que han sido definidos para nosotros por teólogos sistemáticos. Aún así, aunque la teología sistemática ha tenido una gran influencia, la mayoría de los cristianos hoy sólo tienen una vaga idea de lo que es esto.
Como se imaginarse, los teólogos han definido este acercamiento a la teología de diferentes maneras. Pero podemos captar los principales puntos de interés de la teología sistemática protestante tradicional considerando una definición que viene de la bien-conocida Teología Sistemática, escrita por Louis Berkhof, a mediados del siglo veinte.
En el cuarto capítulo de esta obra, Berkhof definió su disciplina de este modo:
La teología sistemática busca dar una presentación sistemática de todas las verdades doctrinales de la religión cristiana. (p.58)
Esta definición directa resalta tres aspectos de la teología sistemática: Primero, que se preocupa por la verdad. En segundo lugar, intenta presentar la verdad de una manera sistemática, según las relaciones lógicas entre las diferentes verdades. Y en tercer lugar, la teología sistemática se construye dentro del contexto de la religión cristiana.
Estos elementos de la definición de Berkhof llevarán nuestro estudio en tres direcciones: En primer lugar, consideraremos el hecho de que la teología sistemática estriba en ser bíblica apegándose a las verdades presentadas en las Sagradas Escrituras. En segundo lugar, veremos que la teología sistemática intenta ser lógicamente coherente construyendo un sistema en el cual cada verdad bíblica puede ser comprendida en relación con otras. Y en tercer lugar, consideraremos las formas en las cuales la teología sistemática sigue énfasis y prioridades teológicas tradicionales. Considere primero el hecho de que la teología sistemática debe ser bíblica.
Berkhof habla de la confianza de la teología sistemática en la Biblia cuando dice que la teología sistemática se preocupa con "las verdades doctrinales." Para los teólogos protestantes comprometidos con Sola Scriptura (sólo la Biblia), decir que nos enfocamos en verdades doctrinales, es decir que toda nuestra teología debe estar de acuerdo con la Biblia. De hecho, derivamos la mayor parte de nuestras doctrinas sistemáticas directamente de la Biblia misma. Berkhof hizo explícito este punto en su Teología Sistemática, con este comentario:
El sistemático debe demostrar que cada parte de la teología sistemática obtiene sus raíces desde lo más profundo de las Sagradas Escrituras.
Desafortunadamente, los cristianos no siempre han pensado así sobre la teología sistemática. En lugar de introducir la teología sistemática en las enseñanzas bíblicas, los teólogos se han dirigido en por lo menos tres direcciones básicas. Algunos teólogos han visto la teología sistemática simplemente como algo relacionado directamente con el dogma o la tradición de la iglesia. Lo ven meramente como un análisis detallado de las enseñanzas de la iglesia a través de la historia. Otros teólogos han visto la teología sistemática como algo relacionado directamente con la experiencia religiosa. Estos teólogos tratan de traer un orden sistemático para las intuiciones e imaginaciones religiosas de los seres humanos. Sin embargo otros teólogos han visto filosofías que son ajenas a la fe cristiana como el terreno en el que crece la teología sistemática. En efecto, estos teólogos convierten la teología sistemática en una filosofía de religión.
Todos los que están involucrados en la teología sistemática están conectados de alguna forma con la tradición de la iglesia, la experiencia religiosa y consideraciones filosóficas. Pero definiremos la teología sistemática como una disciplina que está firmemente ligada a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. No estamos tratando de aferrar nuestra teología sistemática a la tradición eclesiástica, la experiencia religiosa o la filosofía. Entendemos que toda buena teología, incluyendo la sistemática debe ser bíblica.
Ahora que hemos visto que la teología sistemática aspira a ser bíblica, debemos considerar que la teología sistemática trata de ser lógicamente coherente, organizando las enseñanzas de las Sagradas Escrituras en un orden sistemático.
Tal como lo señala la definición de Berkhof, esta disciplina busca hacer una presentación sistemática de todas las verdades doctrinales. O, como él lo dijo:
El sistemático busca combinar verdades doctrinales en un todo sistemático.
Desde este punto de vista, el trabajo del teólogo sistemático es resumir creencias cristianas para que estas formen un sistema integral, ordenado e incluso lógico. Los sistemáticos buscan poner en claro cómo las enseñanzas de las Sagradas Escrituras revelan un sistema lógico unificado de creencias.
En todas las épocas, muchos cristianos han quedado satisfechos al dejar sus creencias relativamente desconectadas. Creemos ciertas cosas acerca de Dios. Creemos en otras cosas acerca de la fe y la salvación. Tenemos otras creencias acerca de la ética y la moralidad. Aunque la mayoría de los cristianos creen en un gran número de cosas, a menudo permitimos que nuestras creencias permanezcan aisladas una de la otra.
En cambio, la teología sistemática se enfoca en presentar la coherencia de creencias cristianas. Los sistemáticos tratan de tomar los fragmentos de lo que las Sagradas Escrituras enseñan y explican sus relaciones lógicas con la mayor consistencia y comprensión posible. De hecho, esta es la razón por la que esta disciplina se llama teología sistemática. La meta es mostrar el sistema de teología enseñado por la Biblia.
En tercer lugar, la teología sistemática no sólo intenta ser bíblica y lógicamente coherente, sino que también mantiene continuidad en asuntos cristianos tradicionales, dando su atención a doctrinas que la historia ha mostrado son importantes para la iglesia.
La definición de Berkhof tocó este tema al decir que la teología sistemática trata con verdades doctrinales en términos de la religión cristiana. Él explicó en detalle este aspecto de su definición de este modo:
El dogmatista [o el teólogo sistemático] no puede proceder sobre la hipótesis de que el desarrollo doctrinal del pasado fue un gigantesco error y que por lo mismo tiene que comenzar su trabajo de novo [o desde cero].
En la teología sistemática, tratamos de ver las doctrinas en términos de la religión cristiana, en términos de énfasis y prioridades teológicas tradicionales. Por lo tanto, la teología sistemática interactúa no sólo con la Biblia, sino que también con las formas principales en que las enseñanzas de la Biblia han sido expresadas por teólogos a través de la historia de la iglesia.
Esta preocupación con énfasis tradicionales explica por qué casi toda la teología sistemática protestante fidedigna sigue la misma estructura básica. Siguiendo las preocupaciones centrales de reflexión teológica que se han desarrollado a través de los siglos, los sistemáticos usualmente organizan las doctrinas de las Sagradas Escrituras de este modo: comienzan ya sea con bibliología, la doctrina de las Sagradas Escrituras, o con teología propia, la doctrina de Dios. Luego recurren a la antropología, la doctrina de la humanidad, y se enfocan especialmente en la necesidad de la humanidad para la salvación. Luego sigue la soteriología, la doctrina de salvación. Después, eclesiología, la doctrina de la iglesia y finalmente la escatología, la doctrina del fin de los tiempos. Este orden básico es característico de las teologías sistemáticas porque los sistemáticos obtienen estas prioridades de los contornos de la teología cristiana tradicional.
Así que, podemos ver al menos tres características básicas de la teología sistemática. Los teólogos sistemáticos protestantes tratan de crear una teología que es bíblica, lógicamente coherente y tradicional en sus énfasis y prioridades.
Ahora que hemos analizado los contornos de la teología sistemática, debemos pasar a nuestro siguiente punto: Los esquemas de la teología del Nuevo Testamento. Por supuesto, los buenos sistemáticos pondrán atención a toda la Biblia, incluyendo el Antiguo Testamento, pero en esta lección nos limitaremos a comparar la teología sistemática con la teología del Nuevo Testamento.
En muchos aspectos, es apropiado, como lo sugiere Berkhof, pensar en la teología sistemática como un árbol arraigado al Nuevo Testamento. Esta analogía nos ayuda en primer lugar porque nos recuerda que la teología sistemática está basada en las Sagradas Escrituras. Los sistemáticos buscan que sus declaraciones correspondan lo más posible con las del Nuevo Testamento. En este sentido, la buena teología sistemática es muy similar a la teología del Nuevo Testamento.
Pero en segundo lugar, al igual que un árbol, la teología sistemática también se extiende hasta y fuera de los límites del terreno de las Sagradas Escrituras. Es decir, aunque la teología sistemática salió del Nuevo Testamento, se convirtió en algo muy diferente al Nuevo Testamento.
Para ver estas diferencias hablaremos de cuatro características de la teología del Nuevo Testamento que la distinguen de la teología sistemática: En primer lugar, la diversidad de la teología del Nuevo Testamento; En segundo lugar, el carácter pastoral del Nuevo Testamento; En tercer lugar, los géneros usados para expresar la teología del Nuevo Testamento; Y en cuarto lugar, la estructura básica de la teología del Nuevo Testamento. Comencemos viendo las diferentes categorías y vocabulario que encontramos en el Nuevo Testamento.
Como hemos visto, la teología sistemática está cimentada alrededor de temas que se han discutido una y otra vez en la historia de la iglesia. Esta historia ha creado un conjunto relativamente uniforme de términos y categorías que todos los sistemáticos tienden a seguir de una manera consistente. Por supuesto, diferentes teólogos sistemáticos se expresan de varias maneras; No son estrictamente uniformes. Pero la teología sistemática en su totalidad, se ha estandarizado de gran manera a fin de que los términos y las categorías se usen en gran manera del mismo modo.
El Nuevo Testamento no es homogéneo. Hay mucho más diversidad de términos y categorías en el Nuevo Testamento que en la teología sistemática. Ahora, debemos tener cuidado de no exagerar aquí. En muchos asuntos cristianos centrales y básicos, los escritores del Nuevo Testamento compartieron un vocabulario, conceptos y estructuras de pensamiento comunes. Esto no quiere decir que la teología del Nuevo Testamento es tan elocuente que no tiene uniformidad en absoluto.
Por ejemplo, todos ellos describieron a Dios en formas muy similares basándose en las enseñanzas del Antiguo Testamento. Todos ellos enseñaron que Jesús era el Cristo o el Mesías y compartieron muchas creencias complejas acerca de lo que esto significaba. Estaban de acuerdo en el significado básico de términos como el pecado y la salvación. La lista de tales términos básicos comunes es muy extensa.
Aún, con estos términos básicos comunes, es evidente que la teología del Nuevo Testamento era muy diversa. Diferentes escritores del Nuevo Testamento expresaron su teología de distintas maneras.
Una razón para las diferencias puede encontrase en la doctrina de inspiración orgánica. El Espíritu Santo libró a los escritores bíblicos de errores y de contradecirse entre sí, pero Él no estableció el vocabulario y las categorías de los escritores del Nuevo Testamento a fin de que fueran uniformes. Cada escritor bíblico escribió desde la perspectiva de su trasfondo, su personalidad y sus experiencias. Como consecuencia, los escritores del Nuevo Testamento expresaron la fe cristiana de forma complementaria pero a la vez, particular.
Es por esto que la forma de Pablo de describir la fe cristiana no es exactamente igual a la de Lucas. Juan es diferente a Mateo. Marcos es diferente a Pedro. En comparación con las formas comunes de poner las cosas en la teología sistemática, la teología del Nuevo Testamento es muy diversa.
Además de ser más diversa, la teología del Nuevo Testamento es también mucho más pastoral que la teología sistemática.
La teología sistemática está estructurada para ser una expresión lógicamente coherente, e integral de las enseñanzas de la fe cristiana. Se enfoca especialmente en las verdades universales permanentes. Y como consecuencia, a menudo adquiere una calidad teórica abstracta, enfocándose en cosas como Dios en Sí Mismo y las teorías de la expiación, los sacramentos y un sinnúmero de otros contenidos abstractos.
En cambio, la teología del Nuevo Testamento es más pastoral. Los escritores del Nuevo Testamento expresaron su teología de tal forma que señalaron necesidades relativamente específicas de formas específicas. Una vez más, debemos tener cuidado de no exagerar. Los escritores del Nuevo Testamento también señalaron verdades abstractas eternas. Pero en términos generales sus escrituras estaban mucho más enfocadas en señalar desafíos específicos que varios creyentes enfrentaban en aquellos días.
Este enfoque pastoral explica porqué las epístolas de Pablo son diferentes. Al intentar escribir una teología sistemática, Pablo pudo escribir una carta. Pero el contenido y énfasis varió, porque cada una va dirigida a diferentes necesidades de las iglesias.
Todos los autores del Nuevo Testamento tenían un profundo conocimiento de la teología. Pero cuando se trató de expresar su teología por escrito, no se dedicaron a explicar todos estos conocimientos. En lugar de eso, su meta era guiar a las personas aplicando la teología a las situaciones reales de vida. Así que, en lugar de enfocar su atención en explicaciones lógicas de doctrinas, los escritores del Nuevo Testamento se enfocaron en las necesidades reales y prácticas de las personas, y en la forma en la que la teología aplicaba a esas necesidades. Y como consecuencia, su escritura teológica se diferenciaba bastante de la teología sistemática normal.
En tercer lugar, la teología del Nuevo Testamento es distinta a la teología sistemática porque el Nuevo Testamento expresa su teología de diferentes maneras. Los escritores del Nuevo Testamento usaron muchas formas literarias y estilos diferentes.
La teología sistemática está escrita en un género básico: llamado tratado o ensayo extenso. Casi todo lo que surge en la teología sistemática tiene el mismo tipo de escritura.
En cambio, la teología del Nuevo Testamento está expresada en una variedad de géneros. En el Nuevo Testamento aparecen muchos tipos diferentes de literatura. Hablando en general, contiene dos géneros principales de literatura: La narrativa y las cartas. Los evangelios y el libro de los Hechos son primordialmente narrativos, y por supuesto el resto del Nuevo Testamento son epístolas o cartas. Y dentro de la narrativa y las epístolas del Nuevo Testamento, también encontramos himnos, oraciones, mandamientos, acusaciones; peticiones personales, visiones, exhortaciones, así como muchas otras clases de literatura. Sin embargo, en la teología sistemática es raro ver estos tipos de géneros, si es que aparecen del todo.
También aparecen muchas diferencias entre el Nuevo Testamento y la teología sistemática cuando comparamos sus esquemas o estructuras básicas teológicas, esto es, la forma en que organizan la teología al relacionar las doctrinas entre sí.
La teología sistemática normalmente sigue una estructura básica desarrollada durante siglos de historia eclesiástica. Como ya hemos visto, casi todas las teologías sistemáticas protestantes están estructuradas de esta manera: La doctrina de las Sagradas Escrituras, o la doctrina de Dios viene primero: la antropología, la soteriología, la eclesiología y la escatología.
Ahora bien, debería estar claro para cualquiera que esté familiarizado con el Nuevo Testamento, que los escritores del Nuevo Testamento tocaron todos estos temas. El Nuevo Testamento enseña sobre las Sagradas Escrituras, Dios, la humanidad, salvación, la iglesia y el final de los tiempos. Pero al mismo tiempo, es de suma importancia darse cuenta de que a diferencia de la Teología Sistemática, el Nuevo Testamento no está organizado o estructurado de esta manera.
En lugar de eso, así como la mayoría de los teólogos judíos del primer siglo, los escritores del Nuevo Testamento estructuraron su teología principalmente alrededor del tema del reino mesiánico de Dios.
Siglos antes de Cristo, los profetas del Antiguo Testamento revelaron que Dios castigaría al pueblo pecaminoso de Israel con la opresión extranjera y enviándolos al exilio por un buen tiempo. Pero los profetas también proclamaron que en los últimos tiempos Dios daría fin al destierro de Israel y traería un nuevo día de victoria y bendición. Y Él haría esto a través de Su Mesías, quien establecería la fase final del reino de Dios en la tierra, trayendo el juicio final en contra de los enemigos de Dios y las bendiciones últimas para los judíos y gentiles fieles. Para la época del Nuevo Testamento, los judíos ya habían sufrido la adversidad del exilio por varias generaciones, y como consecuencia, la llegada del Mesías, y con él, la última etapa del reino de Dios, se había convertido en una de las principales preocupaciones, si no es que en la principal preocupación, integrando toda la teología judía. Los teólogos judíos estaban muy preocupados con preguntas como estas, ¿Cuándo vendrá el Mesías? ¿Cómo traerá el Mesías el gran día del juicio y bendición? Y, ¿Cómo deben vivir las personas fieles a Dios mientras llega el Mesías?
Estos temas fueron también la principal preocupación de los escritores del Nuevo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento edificaron su teología en la fase final del reino de Dios y el Mesías. Pero hicieron esto de una manera cristiana muy particular.
Jesús y sus apóstoles explicaron que el fin del exilio y la llegada del reino mesiánico de Dios no llegarían de una forma tan simple y sencilla como la mayoría de los teólogos judíos lo esperaban. Una de las principales metas de los escritores del Nuevo Testamento fue explicar que la transición de este tiempo de exilio y pecado hacia el reino mesiánico de Dios, implicaría un proceso complicado y extenso. Según el Nuevo Testamento, Jesús estableció el fin del destierro y el comienzo del reino mesiánico cuando estuvo aquí en la tierra. Un día Cristo regresará y traerá el reino a su gloriosa consumación del juicio final y bendición. Pero mientras tanto, el tiempo del exilio y el tiempo del reino mesiánico de Dios se encuentran uno al lado del otro.
Los escritores del Nuevo Testamento estructuraron todo lo que ellos creyeron conforme a esta estructura básica. Por ejemplo, no explicaron a Dios en lo abstracto, sino que estaban primordialmente preocupados en explicar cómo actuó Dios en la era del pecado, cómo actúa Él ahora durante la transición de las eras y cómo actuará en los tiempos venideros. No ofrecieron debates teóricos de la doctrina de Cristo. En lugar de eso, explicaron quién era Él en cuanto al comienzo del reino, el tiempo de continuación y la consumación. También fue descrito el Espíritu Santo en estas tres etapas como el que vino, el que ahora le da poder a la iglesia y el que un día llenará todo completamente. Aun la doctrina de salvación fue estructurada bajo este concepto. La salvación ya había sido establecida, pero también estaba siendo establecida durante la continuación del reino y será completamente consumada cuando Cristo vuelva en gloria. En este sentido, la estructura básica de la teología del Nuevo Testamento es muy diferente a la estructura básica de la teología sistemática.
Así que podemos ver que la comparación entre la teología sistemática y la teología del Nuevo Testamento revela similitudes y contrastes. La teología sistemática tiene sus raíces en las Sagradas Escrituras; Todas sus declaraciones o reclamaciones teológicas deben estar aprobadas por la Biblia, afirmando los mismos hechos y doctrinas. En este sentido, las dos son muy similares. Pero al mismo tiempo, también hay diferencias importantes entre la teología sistemática y la teología del Nuevo Testamento.
Ahora que hemos analizado la relación entre la teología sistemática y el Nuevo Testamento, estamos listos para abordar nuestro segundo tema: El desarrollo de la teología sistemática a lo largo de la historia de la iglesia cristiana.
La teología sistemática es diferente a la teología del Nuevo Testamento de muchas formas importantes. Pero estas diferencias traen consigo preguntas relevantes: ¿Por qué los protestantes, quiénes están tan comprometidos con las Sagradas Escrituras, han aceptado un sistema teológico que es tan diferente al Nuevo Testamento? ¿Cómo se ha convertido la teología sistemática en una de las formas más altamente respetadas en las que los cristianos fieles construyen la teología?
La teología sistemática surgió a través de un proceso largo de la iglesia en respuesta y ministrando a un mundo cambiante. Conforme el cristianismo se fue esparciendo de Jerusalén a otras partes del mundo, teólogos cristianos tuvieron que responder a cambios y desafíos. Hicieron esto en parte, encontrando nuevos métodos de explicar y aplicar las enseñanzas de la Biblia. Eventualmente, las estrategias que utilizaron se convirtieron en teología sistemática.
Al principio, muchos cristianos rechazan la idea de moldear la teología en respuesta a los cambios culturales. Pero el Nuevo Testamento establece claramente que es nuestra responsabilidad como seguidores de Cristo apegarnos firmemente a la verdad revelada en las Sagradas Escrituras y a comunicar esa verdad a fin de que otros puedan entender. De hecho, Cristo mismo nos enseñó a hacer esto en la Gran Comisión.
Escuche sus palabras en Mateo capítulo 28 versículos 19 y 20:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.
Note algo aquí: Jesús no dijo, "Por tanto, vayan, y lean la Biblia a todas las naciones". Ahora, la lectura pública de las Sagradas Escrituras es una parte importante de la misión de la iglesia, pero esto no es lo que Jesús nos ordenó que hiciéramos en la Gran Comisión. Para cumplir su comisión, debemos "enseñar" su palabra.
En otras palabras, debemos encontrar formas para comunicar la verdad de las Sagradas Escrituras, y esto siempre implica en alguna medida el moldear y explicar lo que encontramos en la Biblia a fin de que otros a nuestro alrededor puedan entender. La teología sistemática se formó y continúa hoy, por el deseo de enseñar, de comunicar eficazmente y de cumplir con la Gran Comisión.
Describiremos brevemente tres etapas históricas principales que nos guiaron hacia la teología sistemática como la conocemos hoy: La primera, la teología patrística, que corrió aproximadamente del año 150 DC. hasta el año 600 DC., y comenzó a moverse hacia la sistemática; La segunda, la teología medieval, aproximadamente del año 600 DC. hasta el año 1500 DC., cuando avances en la teología mostraron que fueron precursores inmediatos a la sistemática. Y la tercera, la teología protestante, la forma en que los protestantes del año 1500 DC. hasta nuestros días han construido la teología sistemática. Comencemos con uno de los primeros movimientos hacia la sistemática después del tiempo de Cristo y sus apóstoles durante el período patrístico.
Para entender este primer paso principal hacia la sistemática, trataremos dos asuntos: Primero, los cambios culturales experimentados por la iglesia durante el período patrístico; Y segundo, los cambios teológicos que surgieron en la cultura. Consideremos primero los cambios culturales que surgieron en el período patrístico.
Uno de los cambios más grandes que enfrentó la iglesia primitiva después de tiempos de los apóstoles, fue un movimiento en el centro del cristianismo de su morada en Palestina hacia una nueva morada en el mundo gentil. Este cambio fue tan decisivo que los gentiles, en lugar de judíos, se convirtieron en los teólogos guías de la iglesia.
Esta transición de liderazgo trajo cambios muy significativos en la forma en que los cristianos construyeron su teología. A medida que teólogos gentiles buscaron predicar el evangelio en su mundo gentil, comenzaron a explicar y defender su fe de manera que tuviera importancia para la cultura grecorromana en aquel entonces. Comenzaron a describir el cristianismo en términos de las filosofías helenísticas de sus días.
Resulta interesante ver, que los cristianos no fueron los primeros en poner en contacto de una manera significativa, las Sagradas Escrituras con la cultura helenística. Siglos antes de Cristo, un sinnúmero de judíos se habían esparcido a lo largo del mundo gentil. Al vivir su fe en el Antiguo Testamento en ese mundo, misioneros judíos o proselitistas intentaron cruzar el espacio que había entre el judaísmo y el mundo gentil.
Ahora, conforme estos judíos alcanzaron a los gentiles, tomaron dos caminos, que los cristianos después de ellos siguieron. Por un lado, muchos judíos helenizaron su fe tanto que cayeron en el sincretismo. Inadecuadamente mezclaron la fe verdadera del Antiguo Testamento con prácticas y creencias paganas. Uno de los mejores ejemplos conocidos de tal sincretismo aparece en los escritos de Filón de Alejandría quien vivió del año 30 AC. al año 50 AC. Filón trató de minimizar las diferencias entre la fe del Antiguo Testamento y la cultura intelectual de los gentiles tomando los libros de Moisés como alegóricos y argumentando que su fe judía era respetable porque tenía armonía con la filosofía griega clásica.
Al mismo tiempo, sin embargo, muchos judíos durante estos siglos encontraron formas de predicar legítimamente en sus culturas helenísticas sin comprometer seriamente su fe bíblica. Un buen ejemplo de esta clase de ministerio fue la creación de la Septuaginta, el Antiguo Testamento griego. Las versiones griegas del Antiguo Testamento fueron traducidas en sinagogas por todo el mundo mediterráneo para que los judíos y los gentiles que no entendían hebreo tuvieran acceso a las Sagradas Escrituras.
Durante el período patrístico los teólogos cristianos se movieron en estas dos direcciones también. Por un lado, muchos líderes de la iglesia cayeron en el sincretismo cristiano porque fueron demasiado lejos en sus intentos de helenizar la fe en el Nuevo Testamento. Mezclaron el verdadero cristianismo con las prácticas y creencias paganas. Algunas formas de sincretismo ya habían surgido en la iglesia del Nuevo Testamento, pero durante el período patrístico algunas sectas no-ortodoxas bien conocidas como el ebionismo, la de Basílides, y el gnosticismo se desarrollaron en el cristianismo. Por otra parte, aun cuando los teólogos cristianos ortodoxos se resistieron al sincretismo, encontraron formas legítimas de predicar en su mundo pagano interactuando con puntos de vista universales helenísticos a su alrededor. Conforme estos verdaderos creyentes llevaban la comisión de Cristo a todas las naciones, expresaban su teología con puntos de vista filosóficos contemporáneos y religiosos sin comprometer la verdad bíblica.
Con estos cambios culturales en mente, debemos echar un vistazo a algunas de las formas en las que la auténtica teología cristiana se enfrentó al reto de predicar en el mundo gentil durante el período patrístico. ¿Cuáles fueron las tendencias teológicas generales que surgieron en esta etapa de la teología cristiana?
Durante el período patrístico, la corriente filosófica y religiosa dominante en el mundo mediterráneo fue un punto de vista comúnmente conocido como neoplatonismo. El término neoplatonismo cubre una gran variedad de puntos de vista y representa una amplia filosofía religiosa. Se llama "neoplatonismo" porque tiene sus raíces en las enseñanzas de Platón, pero también incluye nuevas ideas introducidas por filósofos como Plotino, quien vivió desde el año 203 DC. hasta el 279 DC.
Aunque esta filosofía religiosa era compleja, podemos resumir sus temas centrales en tres partes: El dualismo, el racionalismo y el misticismo.
En primer lugar, el neoplatonismo era dualístico. Enseñó una antítesis fundamental entre los terrenos espiritual y material. En el dualismo neoplatónico, el espíritu puro era considerado bueno y la materia pura era considerada completamente mala. Aunque se pensaba que Dios controlaba ambos terrenos, el espiritual y el material, en su bondad Dios dividió su intelecto divino, su luz o logos en los mundos espiritual y material. Esta fuerza divina salió de Dios y fluyó hacia la realidad, trayendo grados de orden y forma, comenzando primero en el terreno espiritual y luego bajando al mundo material.
Este punto de vista dualístico tuvo ciertas implicaciones en la manera en la que los seres humanos vivían. Se decía que la gente nacía en el mundo material, incluso presos del terreno físico. Pero el neoplatonismo enseñaba que lo mejor para la vida humana era buscar a Dios eliminando toda atadura al mundo material.
Este concepto de romper con el mundo material buscando a Dios, nos lleva al racionalismo como segunda parte del neoplatonismo.
Conforme la gente buscaba escapar de esa prisión del mundo material comenzaron enfocándose en el razonamiento humano, la capacidad espiritual e intelectual que cada uno tenemos. Por medio del razonamiento y la reflexión, la gente pudo dar grandes pasos para sobreponerse a las cuestiones malignas que los envolvían.
Dentro de su importancia, la reflexión racional fue sólo el comienzo de la persona verdaderamente recta. El neoplatonismo llamó a las personas a ir más allá del razonamiento humano y adentrarse en el misticismo. Para alcanzar la total separación entre la materia y la unión completa con Dios, la gente tuvo que caminar más allá de sus propios poderes intelectuales humanos y alcanzar la grandeza de Dios mismo.
Debido a que los neoplatónicos creyeron que Dios está más allá de todo, incluso más allá del razonamiento humano, al final los seres humanos podrían tener unión con Dios sólo si recibían revelación mística que fuera mucho más allá de la mera reflexión humana. Se suponía que este éxtasis espiritual vendría por la inspiración de la luz divina y la palabra proveniente a todo lo largo de la creación. Y se dijo que el resultado era la unión absoluta con Dios, felicidad suprema, el gran cumplimiento del destino humano.
Estos conceptos filosóficos y religiosos prevalecían tanto en el mundo mediterráneo durante el período patrístico, que los teólogos cristianos fieles no podían evitar la interacción con ellos. De hecho, muchos de sus argumentos teológicos se basaban en creencias neoplatónicas.
Muchos de estos esfuerzos fueron bastante legítimos. Por ejemplo, los grandes concilios ecuménicos de la iglesia primitiva como el de Constantinopla y el de Calcedonia expresaron creencias bíblicas con perspectivas neoplatónicas. Conocidos teólogos cristianos como Clemente de Alejandría, Orígenes e incluso Agustín, también se expresaron en términos que eran familiares para los neoplatónicos.
Los teólogos cristianos fieles en el período Patrístico no permitían que su atención al neoplatonismo reemplazara sus compromisos básicos con el verdadero evangelio. Se apegaron fuertemente a la verdad bíblica. Pero sus conocimientos del neoplatonismo los ayudó a explicar las Sagradas Escrituras de manera que ellos y sus contemporáneos podrían entender. Que al interactuar con sus culturas de este modo, propagaron el evangelio, construyeron la iglesia, y llevaron a muchos no-creyentes al conocimiento de la salvación en Cristo.
Hay muchas formas en las que podríamos resumir la influencia del neoplatonismo en la teología patrística. Pero para nuestros propósitos, hablaremos de tres características de la teología patrística que van a la par con nuestro resumen del neoplatonismo: Las prioridades espirituales de la teología patrística, la importancia de la razón y la importancia del misticismo. Consideremos primero las prioridades de la teología patrística conforme fueron influenciadas por el neoplatonismo.
Usted recordará que una característica del neoplatonismo era la dualidad entre el área espiritual y la física. La teología patrística respondió a esta dualidad organizando y presentando las enseñanzas de la Biblia de modo que dieran prioridad al área espiritual sobre las cuestiones mundanas, una parte de la teología que llamaremos "la teología desde arriba". En pocas palabras, la teología desde arriba, es la teología que le da el primer lugar a la reflexión espiritual más alta, sobre la reflexión más baja, cuestiones más terrenales. Reflexiones sobre Dios y sus caminos – ¿Cuál es la esencia de Dios? ¿Cuáles son sus atributos? ¿Qué es la unidad de Dios? ¿Qué es la Trinidad? Estas inquietudes eran de mayor interés en la teología patrística que en la reflexión sobre la condición humana y la vida en el mundo físico. Estas prioridades se convirtieron en un sello de la teología patrística.
En segundo lugar, los teólogos cristianos realmente se preocuparon por la importancia de la razón en la teología, enfocándose en la reflexión lógica como una herramienta principal para la teología.
Como lo hemos visto, uno de los valores principales en el neoplatonismo era la creencia de que los seres humanos tenían el deber de usar el razonamiento humano para elevarse por encima del mundo material. En respuesta al énfasis del neoplatonismo sobre la reflexión intelectual, los primeros padres de la iglesia también comenzaron a enfatizar la reflexión intelectual en la teología cristiana. Los principales teólogos cristianos se enfocaron más que nunca en la investigación racional minuciosa y la explicación de las creencias cristianas, de tal manera que muchas de las doctrinas que el Nuevo Testamento dejó sin especificar, ni profundizar, se convirtieron en el objetivo de la reflexión racional.
Por ejemplo, la teología del Nuevo Testamento permitía que doctrinas como la Trinidad permanecieran prácticamente sin explicación alguna; Los escritores del Nuevo Testamento no se ocuparon de los detalles de la relación entre las personas de la trinidad. Pero en el período patrístico, los teólogos usaron un análisis lógico para explicar lo que los escritores del Nuevo Testamento creían acerca de la Trinidad, aun cuando los escritores bíblicos no habían señalado sus puntos de vista explícitamente.
En respuesta a enseñanzas falsas acerca de Dios el padre, el hijo y el Espíritu Santo, los primeros padres de la iglesia hicieron un estudio minucioso por medio de la reflexión racional, trabajando en todos los detalles posibles que el Nuevo Testamento dejó sin mencionar. En este sentido, aplicar la razón a la teología se convirtió en un valor importante para los teólogos conforme ministraban en su mundo neoplatónico.
En tercer lugar, la teología patrística se enfocó en el misticismo o la iluminación espiritual trascendente, en respuesta al énfasis neoplatónico sobre el misticismo.
Como hemos visto, en el neoplatonismo, el razonamiento detallado por medio de la atención a la mente humana fue meramente un punto de apoyo para alcanzar niveles místicos más altos de unión con Dios. La razón estaba limitada y no podía alcanzar un terreno espiritual más alto, y para alcanzar estos niveles más altos se requería de una iluminación especial.
De manera muy parecida, cuando los primeros padres exponían doctrinas como la Trinidad, o la divinidad y la humanidad de Cristo, o los sacramentos y la iglesia, a menudo confesaban que algunos elementos de estas doctrinas estaban más allá de la razón humana. Muchas veces, sus discursos racionales incluían asuntos sobre las verdades más importantes de la fe cristiana que simplemente no podían ser explicadas o defendidas racionalmente. Más bien, sólo podían ser comprendidas a través de una iluminación mística, experiencias sobrenaturales que excedieran los límites de la razón humana. La teología patrística utilizó el razonamiento al servicio de la revelación de Dios, pero se inclinó mucho más por la intuición espiritual que por la prueba lógica.
Así es que mientras los teólogos del período patrístico confrontaban los desafíos de la enseñanza, explorando y defendiendo la teología cristiana en su mundo gentil, sus estrategias y énfasis cambiaron. Estos cambios hacia la prioridad de lo espiritual sobre lo físico, o la teología desde arriba, el uso del análisis racional y la confianza en el misticismo establecieron un camino para la iglesia que eventualmente conduciría a lo que hoy conocemos como la teología sistemática.
Ahora que hemos visto cómo los teólogos comenzaron a explicar la teología cristiana a su cultura helenística durante el período patrístico, debemos pasar a la teología medieval, cuando los cristianos aplicaron más consistentemente puntos de vista helenísticos de la racionalidad humana y la lógica a la teología cristiana. Pondremos mucha atención a un movimiento teológico, llamado a menudo "escolasticismo", que se desarrolló aproximadamente del año 600 DC. hasta el año 1500 d.C.
Nuestra investigación sobre el escolasticismo será similar a la manera en que vimos la teología patrística. Por un lado, consideraremos los cambios culturales que dieron lugar al escolasticismo. Y por otra parte, analizaremos algunos de los cambios teológicos que resultaron. Pensemos primero en los cambios culturales que tuvieron lugar durante estos siglos.
Para empezar, deberíamos señalar que el término escolasticismo se deriva de escuelas de aprendizaje superior a principios de la era medieval en Europa. En esas escuelas, oradores en dialéctica, llamada normalmente "lógica" en la era moderna, eran conocidos por el término en latín scholasticus. Principalmente, estos oradores enseñaban la lógica de Aristóteles. En consecuencia, el término "escolástico" se aplicó de tal manera a la filosofía y la teología que dependió fuertemente de los principios de la lógica en la filosofía de Aristóteles.
El escolasticismo nació de uno de los cambios culturales más importantes que tuvieron lugar en el período medieval. Este cambio ocurrió cuando las comunidades intelectuales del mundo mediterráneo se alejaron del neoplatonismo y se dirigieron hacia la filosofía de Aristóteles. Y como resultado de este cambio, los líderes cristianos tuvieron que adaptar las formas en que explicaban y defendían las doctrinas cristianas ante la filosofía aristotélica.
Por supuesto, este cambio hacia el escolasticismo duró varios siglos y tuvo mucha resistencia, especialmente de místicos cristianos. Pero para la época de Alberto Magno (o Alberto el Grande), quien vivió aproximadamente del año 1206 DC. al año 1280 DC., y su bien conocido discípulo Tomás de Aquino, quien vivió aproximadamente del año 1225 DC. al año 1274 DC., el escolasticismo representaba la forma dominante de la teología cristiana. Justo antes de la reforma, las principales bases de la teología cristiana estaban apoyadas en los puntos de vista filosóficos de Aristóteles.
Ahora que hemos considerado algunos cambios culturales que dieron realce al escolasticismo, debemos analizar algunas características básicas. ¿Qué fue lo que hizo del escolasticismo un movimiento tan importante en relación con la teología cristiana?
Aunque hay muchas similitudes entre la teología patrística y el escolasticismo, hay por lo menos una diferencia crucial. La teología patrística, sostenía que las grandes ideas teológicas llegan a través de la inspiración mística. Pero el escolasticismo era altamente racionalista y enfatizaba el valor de la lógica al investigar, explicar y defender toda la teología. El mundo físico y el mundo espiritual, e incluso Dios mismo, debían ser analizados a través de la aplicación de la lógica.
Los escolásticos estaban bien entrenados en los escritos de Aristóteles sobre la lógica, la física y la metafísica, y buscaban ajustar la presentación de la teología cristiana a la cosmovisión racionalista. Por esta razón, para entender la teología escolástica medieval, necesitamos entender algunos puntos de vista de Aristóteles sobre la lógica.
Por cuestiones de tiempo sólo podremos mencionar cuatro aspectos de los puntos de vista de Aristóteles sobre la lógica que influenciaron a la teología escolástica: Primero, la importancia de la terminología exacta; Segundo, la necesidad del razonamiento proposicional; Tercero, el valor de los silogismos lógicos; Y finalmente, las prioridades del análisis racional.
En primer lugar, Aristóteles entendía que para el éxito del racionalismo, la reflexión lógica dependía de los términos que usáramos y qué tan cuidadosamente los definiéramos.
Ahora, las definiciones eran tan importantes para los teólogos neoplatónicos como para los patrísticos. Pero Aristóteles fue mucho más concreto en la manera de manejar estos asuntos. Basado en sus puntos de vista de física y metafísica, él describió la lógica, incluso utilizó métodos científicos antiguos de clasificar objetos definiendo la esencia o sustancia de una cosa y sus irregularidades o características no esenciales que se usan para distinguir cualquier cosa bajo la consideración de todas las demás cosas.
De la misma manera, para comunicarse claramente con su cultura aristotélica, los teólogos escolásticos definieron términos teológicos de la mejor manera posible.
Para ilustrar de una manera simple cómo la escolástica acomodó su teología al énfasis de Aristóteles con una terminología precisa, veamos un pasaje de la Summa Theologica de Tomás De Aquino. En el capítulo titulado "¿Es Dios Infinito?" Tomás de Aquino reportó y respondió a la siguiente objeción:
Objeción 1. Tal parece ser que Dios no es infinito. Por cuanto todo lo infinito es imperfecto porque tiene partes y materia Pero Dios es totalmente perfecto; Por lo tanto Él no es infinito.
Para contestar a esta objeción, Tomás de Aquino se enfocó en asuntos de definición. Escuche cómo respondió.
Ahora la materia es perfeccionada por la forma por la cual es hecha finita; Por consiguiente infinito como atributo de la materia, tiene la naturaleza de algo imperfecto; por lo que es como si fuera materia sin forma.
Note cómo Tomás de Aquino usó varios términos técnicos en este breve pasaje. Usó términos como "materia," "forma," "sin forma," "finito," "infinito," "perfeccionado" e "imperfecto." Y usó estos términos de manera que fueran comprendidos en sus días porque correspondían al uso de Aristóteles de tales términos. Como resultado, Tomás de Aquino pudo hacer buenas distinciones entre sus puntos de vista y los puntos de vista de otros. Este enfoque en definiciones precisas de terminología fue característico de la teología escolástica.
Como resultado de este enfoque, la teología escolástica usó términos técnicos frecuentemente. La escolástica desarrolló un vocabulario especializado extensivo para la teología cristiana. Y esto es importante para nosotros porque muchos de sus términos se han seguido usando en la teología cristiana a lo largo de los siglos.
Además de motivar a los teólogos escolásticos a enfatizar la terminología exacta, el trabajo de Aristóteles también los motivó a dar un papel central a las proposiciones que comunican la verdad teológica.
En sus formas más simples, las proposiciones son declaraciones factuales establecidas por un sujeto y un predicado. Usamos proposiciones todo el tiempo en nuestro diario hablar. Considere la frase: "Yo soy un hombre". En esta proposición, "yo" es el sujeto y "soy un hombre" es el predicado. Y todos estamos familiarizados con proposiciones en la teología, como por ejemplo "Jesús es el Hijo de Dios" y "El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Trinidad". Proposiciones o declaraciones factuales como éstas fueron esenciales para la teología escolástica conforme fueron moldeadas por el análisis de Aristóteles sobre la lógica.
Aristóteles puso mucha atención en cómo funciona el razonamiento lógico con las proposiciones. A su parecer, la lógica no funciona con expresiones de intuiciones o emociones, poesía o simbolismo, enigmas u oraciones. La lógica tiene que ver primordialmente con declaraciones factuales. Sólo con proposiciones correctamente formadas podemos usar la lógica para analizar un tema.
A la par con el énfasis de Aristóteles, el escolasticismo hizo un gran esfuerzo para expresar su teología formal en proposiciones. Los teólogos escolásticos entendieron que la fe cristiana tenía que involucrar otra clase de expresiones. Muchos expresaron sus convicciones religiosas en poesía, himnos, oraciones y cosas por el estilo. Pero en los contextos académicos sofisticados, las creencias teológicas fueron presentadas en proposiciones cuidadosamente construidas, es decir declaraciones factuales.
Para ilustrar la posición central de las proposiciones en la teología escolástica, recurriremos otra vez a la Summa Theologica de Tomás de Aquino. Escuche su argumento en el capítulo "¿Acaso el conocimiento de Dios es evidente por sí solo?"
Objeción 1. Tal parece ser que la existencia de Dios es evidente por sí sola. Ahora se dice que esas cosas son evidentes por sí solas para nosotros, el conocimiento que está implantado naturalmente en nosotros, como lo podemos ver en los primeros principios. Pero como dice el damasceno, refiriéndonos a Juan Damasceno del octavo siglo, "el conocimiento de Dios está naturalmente implantado en todo". Por eso la existencia de Dios es evidente por sí sola.
Tomás De Aquino respondió a esta objeción de este modo.
Nadie puede admitir en su mente lo contrario de lo que es evidente por sí solo; Como el filósofo, refiriéndonos a Aristóteles, declara concerniente a los primeros principios de demostración. Pero lo contrario de la proposición "Dios es" puede ser admitido en la mente: "El necio dijo en su corazón, no hay Dios". Por consiguiente, que Dios existe no es evidente por sí solo.
Como esperaríamos, este pasaje se refiere al significado técnico de Aristóteles de lo que es evidente por sí solo como una idea de que "nadie puede admitir en su mente lo contrario". Pero más allá de esto, vemos que Tomás de Aquino respondió a su oponente con proposiciones. Él no regañó ni amenazó a su oponente. En lugar de eso, consistentemente respondió con proposiciones.
Lo que vemos aquí en Aquino fue característico de la teología escolástica en general. La escolástica limitó sus debates teológicos formales casi totalmente a las proposiciones. Razonaron asuntos teológicos colocando cuidadosamente términos definidos en declaraciones factuales bien estructuradas. Este aspecto se volvió tan central para la teología cristiana formal, que aun en nuestros días, las proposiciones siguen siendo cruciales para la teología sistemática.
Una tercera forma en la que el escolasticismo interactuó con las reflexiones de Aristóteles sobre la lógica puede estar resumida bajo la categoría de silogismo.
En pocas palabras, un silogismo es un argumento lógico en el cual las proposiciones están organizadas para formar premisas y conclusiones.
A manera de ilustración, un silogismo conocido que a menudo se enseña en libros de texto de lógica elementales, dice más o menos así: Premisa Uno: Sócrates es un hombre. Premisa Dos: Todos los hombres son mortales. Conclusión: Por consiguiente, Sócrates es mortal.
Aristóteles ocupó mucho tiempo identificando cómo pueden ser ordenadas las proposiciones en argumentos que conducen a ciertos tipos de conclusiones. Él estudió las llamadas leyes de la lógica como la ley de identidad, la ley de no contradicción y la ley del tercero excluido, así como también una variedad de reglas válidas de inferencia, las formas en las que podemos inferir correcta o lógicamente diferentes tipos de conclusiones de diferentes tipos de premisas.
Por supuesto, los argumentos teológicos reales a menudo son muy complicados, pero los teólogos escolásticos estaban empeñados en formar argumentos teológicos que se amoldaran a los cánones de argumentación aristotélica.
Considere una vez más el argumento de Tomás De Aquino en Summa Theologica, de "¿Acaso el conocimiento de Dios es evidente por sí solo?" Allí él respondió a la propuesta de que el conocimiento de Dios es evidente por sí solo con un silogismo directo. Él escribió estas palabras:
Nadie puede admitir en su mente lo contrario de lo que es evidente por sí solo Pero lo contrario de la proposición "Dios es" puede ser admitido en la mente: "El necio dijo en su corazón, no hay Dios". Por consiguiente, que Dios existe no es evidente por sí solo.
El silogismo presentado aquí puede ser expresado de este modo. Premisa Uno: Nadie puede admitir en su mente lo contrario de lo que es evidente por sí solo. Premisa Dos: Lo contrario de "Dios es" puede ser admitido en la mente. Conclusión: Por consiguiente, que Dios existe no es evidente por sí solo.
Este pasaje es simplemente un ejemplo de cómo Tomás de Aquino exploró y defendió sus posiciones teológicas con silogismos cuidadosamente construidos. Y su modo de tratar este tema fue típico de escolasticismo medieval. De hecho, esta clase de enfoque en el silogismo sigue siendo una característica central constante de la teología sistemática en nuestros días.
Además de un enfoque en términos técnicos, la confianza en las proposiciones y los silogismos lógicos, la escolástica también demostró la influencia de Aristóteles con las prioridades de su teología.
Aristóteles aplicó razonamiento al analizar la realidad en términos de jerarquía estática, racional. Él veía todo como el tener un sitio en un orden racional vertical.
A su parecer, todas las cosas ocupan algún punto en una escala entre la materia imperfecta en su punto más bajo, y la forma pura unificada y perfecta en el punto más alto. Y él creía que una de las tareas de la filosofía era identificar en dónde encaja cada pieza de la realidad en este orden racional.
En términos muy simples, Dios mismo estaba en el punto más alto de la escala. Él es el primer principio, la causa no causada de todas las cosas. Dios es unidad pura, forma pura, ser puro. Los ángeles están un paso abajo de Dios. Los seres humanos se encuentran debajo de los ángeles porque son espirituales y físicos. Las formas diversas de vida animal toman su lugar debajo de la humanidad; Las plantas están después; Los materiales inorgánicos le siguen; Los cuatro elementos básicos de aire, fuego, tierra y agua están abajo de los materiales inorgánicos; Y la materia prima está en el fondo de la escala.
Para comunicarse con su cultura aristotélica, los teólogos escolásticos trataron de explicar su teología conforme a este modelo aristotélico. Ellos estructuraron rigurosamente sus resúmenes doctrinales en el orden de la teología desde arriba. Es decir, se inclinaron a comenzar y enfatizar enseñanzas cristianas que estuvieran a la par con los niveles más altos de la jerarquía de Aristóteles y luego se encaminaron hacia las enseñanzas que coincidían con los niveles más bajos de la escala de Aristóteles. Ellos trataron de esclarecer el confuso orden racional que inundaba su teología desde arriba, explicando cómo cada elemento encajaba con las demás partes.
Esta tendencia hacia la teología desde arriba se puede ver claramente en la estructura de la Summa Theologica de Tomás de Aquino. La parte uno de su Summa comienza con una introducción y luego habla directamente del tema de la más alta prioridad en la teología escolástica: El único Dios. Luego Tomás de Aquino se dirigió hacia la bendita Trinidad. Después, se enfocó en la Creación, un capítulo que sigue concentrado en Dios como la fuente principal de todas las cosas. Luego Tomás de Aquino se dirigió a la mayor de sus criaturas: los ángeles. Después, habló de los seis días de la creación que trata a cerca de la creación física por debajo de los ángeles. Luego hay un capítulo sobre la humanidad, la criatura espiritual y física. Y finalmente, Tomás de Aquino cerró la primera parte de su Summa con el gobierno de las criaturas de Dios incluyendo aquellas cosas que son totalmente físicas.
Las prioridades aristotélicas reflejadas en la Summa Theologica de Tomás de Aquino caracterizan la estrategia general del escolasticismo. Y esta tendencia ha caracterizado a la teología cristiana formal por siglos, aun en la teología sistemática protestante moderna.
Ahora que hemos visto algunas de las maneras en las que la teología cristiana pasó de los esquemas del Nuevo Testamento hacia la forma de pensar helenística – primero hacia el dualismo neoplatónico en el período patrístico y luego hacia el racionalismo aristotélico en el período medieval – deberíamos fijar nuestra atención en la forma en la que la teología protestante se compara con estos avances.
Hay tantas formas de ver la teología protestante, que debemos limitarnos a una pequeña prueba. Consideraremos tres etapas en la teología protestante. En primer lugar, la teología de los primeros reformadores del siglo XVI. En segundo lugar, las confesiones protestantes clásicas. Y en tercer lugar, la teología sistemática protestante moderna. Comencemos con la teología de los primeros reformadores.
La meta de la antigua teología protestante era reconstruir la teología cristiana según el contenido de las Sagradas Escrituras. Martin Lutero y Juan Calvino, por ejemplo, estaban profundamente entregados a reafirmar la autoridad de la Biblia en la teología. Se opusieron a los ataques investigando a fondo directamente en las Sagradas Escrituras. Y como consecuencia, ni Lutero ni Calvino escribieron nada que correspondiera directamente a la teología sistemática moderna. En lugar de eso, fueron el seguidor de Lutero, Philipp Melancthon y el seguidor de Calvino, Teodoro de Beza quienes sistematizaron la teología protestante de la antigüedad. Aun así, muchas de las características de la teología patrística y escolástica aparecen en los escritos de los primeros reformadores.
A manera de ejemplo, considere la conocida Institución de la Religión Cristiana de Calvino. La Institución fue escrita en primer lugar para defender a los protestantes contra la acusación de la herejía. Pero al defender los puntos de vista de los protestantes, Calvino reflejó afinidad por construir la teología en formas que se habían desarrollado durante los siglos anteriores a la reforma. Ahora, sería injusto decir que Calvino simplemente siguió los patrones de la teología patrística o escolástica. No obstante, en la Institución mostró una gran preocupación con la lógica aristotélica en la forma en que él utilizó términos técnicos; Expresó su teología significativamente en las proposiciones; Construyó silogismos para razonar a través de asuntos; Y modeló su teología según las prioridades de la teología desde arriba.
El tiempo no nos permitirá demostrar todos los elementos de la obra de Calvino, pero fácilmente podemos ver su aportación de la razón como una herramienta central en la teología y cómo siguió las prioridades de la teología desde arriba. Por un lado, escuche la manera en que Calvino confirmó las ventajas de estudiar la lógica o dialéctica, aun cuando fuere desarrollado por no-creyentes.
En el libro dos, capítulo dos de la Institución, él escribió estas palabras.
Pero si el Señor se ha complacido en ayudarnos con el trabajo y ministerio de lo impío en la física, la dialéctica, las matemáticas y otras ciencias similares, beneficiémonos de esto, no sea que por no hacer caso de los regalos que Dios espontáneamente nos ha ofrecido, seamos justamente castigados por nuestra pereza.
De acuerdo con esta aportación de dialéctica o lógica, los escritos de Calvino a menudo presentaban no sólo una preocupación con lo que las Sagradas Escrituras enseñan, sino que también con expresar esas enseñanzas bíblicas de manera que correspondieran con las normas de la lógica aristotélica.
Por otra parte, a gran escala, la Institución de Calvino también refleja las prioridades de la "teología desde arriba" de manera que reflejó muy de cerca las estructuras de la teología medieval. La Institución se divide en cuatro libros: El primer libro trata sobre el conocimiento de Dios como el Creador. En este libro Calvino describe a Dios en sí mismo y a Dios como el creador soberano y controlador del universo. El libro Dos se enfoca en el conocimiento de Dios como Redentor, trata sobre asuntos más terrenales que están relacionados con la intervención de Dios en el mundo en la consumación de la salvación de su pueblo por medio de Cristo. El libro tres describe el recibimiento de la gracia, así como sus beneficios y efectos. Aquí Calvino explicó cómo la salvación que se consumó en Cristo se aplica individualmente a cada persona y qué bendiciones y efectos trae a la vida de cada persona el recibimiento de la salvación. Y el libro cuatro se enfoca incluso en algo más básico, asuntos más prácticos: la iglesia, sus sacramentos y su relación con el gobierno civil.
Así es que entonces podemos ver que Calvino se dirigió desde conceptos celestiales más altos, hacia abajo, hacia los más mundanos. Primero trató con la gran soberanía de Dios sobre la creación. Luego, en segundo lugar, la intervención de Dios en la historia por medio de Cristo. Continuó con la salvación de cada persona individualmente. Y finalmente, encontramos atención a las preocupaciones cristianas prácticas de todos los días.
Así que, en términos de su aportación de la lógica y la teología desde arriba, Calvino continuó siguiendo los métodos teológicos y las prioridades que se habían desarrollado en la historia de la iglesia antes de la reforma.
Además de reconocer la dependencia de la teología protestante antigua en los primeros desarrollos de la teología, también debemos señalar que lo mismo sucedía con la herencia confesional de los protestantes. Los protestantes en diferentes regiones del mundo produjeron varias confesiones y catecismos clásicos que resumían su fe.
A manera de ejemplo, considere la teología de la Confesión de Fe de Westminster escrita alrededor del año 1647. Al igual que con los primeros protestantes, sería injusto llamar estrictamente escolástica a la teología de Westminster por la importancia plasmada en la enseñanza de las Sagradas Escrituras. Aunque es cierto que la confesión fue influenciada por puntos de vista que caracterizaron a la teología del período medieval. La confesión está ligada a la lógica aristotélica en el sentido de que confía fuertemente en términos técnicos, en cómo las proposiciones son la forma central de expresión, la forma en que los silogismos detallados no se ciñen bien a la presentación de la teología y en cómo ordena los temas de la teología según las prioridades de la teología desde arriba.
Podemos ver que la lógica tiene un papel muy importante en la Confesión de Fe de Westminster. Esto es claro específicamente en el capítulo uno párrafo seis. Escuche la forma en que pone la situación.
El consejo completo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la salvación, fe y vida del hombre, está expresamente expuesto en las Escrituras, o se puede deducir de ellas por buena y necesaria consecuencia.
Note aquí que todo lo necesario para la gloria de Dios y nuestra salvación, nuestra fe y nuestra vida puede ser encontrado de dos formas. Por un lado, estas verdades pueden estar expresamente asentadas por escrito en las Sagradas Escrituras. Es decir, la Biblia enseña ciertas verdades esenciales explícitamente. Pero por otro lado, otras doctrinas cristianas importantes pueden ser una consecuencia buena y necesaria sacada de las Sagradas Escrituras. Esta declaración le da un papel muy importante a la razón o la lógica en la teología protestante. Conforme estos teólogos protestantes hicieron su trabajo, utilizaron la razón y la lógica para describir las implicaciones de las Sagradas Escrituras. De este modo, la Confesión de Fe de Westminster revela una tendencia definitiva hacia los métodos de los períodos primigenios.
Más allá de esto, el contexto general de la estructura de la Confesión de fe también revela las prioridades de la teología desde arriba. Los capítulos de la Confesión siguen este orden. Después de que un capítulo inicial se titula, De Las Sagradas Escrituras, los capítulos dos y tres se enfocan en la realidad espiritual más alta: Dios mismo. Después, los capítulos cuatro y cinco tratan con la Creación. Luego si nos dirigimos incluso más allá hacia los temas comunes o terrenales, los capítulos del seis al diecisiete hablan de la caída de la humanidad en pecado y la subsecuente redención. Después, los capítulos del dieciocho al treinta y uno explican asuntos más prácticos de la iglesia y la vida cristiana. Finalmente, los capítulos treinta y dos y treinta y tres se ocupan del fin de la historia del mundo.
Las prioridades teológicas presentadas en esta estructura caracterizan muchas de las confesiones protestantes clásicas y catecismos.
Con estas tendencias generales de la teología protestante primigenia y las confesiones protestantes clásicas en mente, podemos ver que la teología sistemática moderna continúa con las mismas tendencias.
A manera de ejemplo, considere la teología sistemática de Charles Hodge del Seminario de Princeton que vivió de 1797 a 1878. A lo largo de su teología sistemática, Hodge le dio un papel central a la razón y la lógica al emplear términos técnicos tradicionales, confió en las proposiciones, construyó su caso con silogismos minuciosos y siguió las prioridades de la teología desde arriba.
Por un lado, Hodge aportó un papel para la razón en la teología que se movió más allá de los cánones del escolasticismo medieval y los primeros protestantes.
Escuche la forma en que explicó cómo los teólogos deben practicar su disciplina de manera que sea análoga para los científicos modernos. En el libro primero, capítulo uno, sección cinco de su Teología Sistemática, escribió estas palabras:
Habiendo descrito cómo se entendían las ciencias naturales en sus días, entonces Hodge añadió una palabra acerca de los teólogos sistemáticos:
La Biblia es para el teólogo lo que la naturaleza es para el hombre de ciencia. Es su almacén de hechos; Y su método de averiguar lo que la Biblia enseña, es el mismo que usa el filósofo natural para averiguar lo que la naturaleza enseña.
Así es que vemos que aunque Hodge modificó su comprensión de la razón y la lógica conforme a la línea de la ciencia moderna en sus días, como teólogo sistemático él se mantuvo en una antigua tradición de ver la lógica y la razón como herramientas vitales para construir la teología.
Por otra parte, la Teología Sistemática de Hodge también siguió las prioridades de la teología desde arriba. Un vistazo a su teología sistemática revela la estructura general de su resumen de la teología cristiana.
Su Teología Sistemática comienza con una introducción seguida por la parte uno titulada: La Teología Correcta. Allí él se ocupó de la doctrina de Dios mismo. La parte dos se titula Antropología la cual se mueve hacia abajo en la escala de prioridades para la humanidad. Después viene la parte tres Soteriología, comenzando con el concepto más alto de la obra de Dios en Cristo y bajando hacia la aplicación de la salvación para la vida de las personas, y luego a los medios prácticos de gracia. Y siguiendo el orden tradicional completó su teología con la parte cuatro: La escatología, es decir, los últimos tiempos.
Así es que vemos que en cada época, mientras los cristianos fieles continuaron siendo obedientes a las Sagradas Escrituras, también expresaron las enseñanzas de las Sagradas Escrituras de una forma apropiada para las culturas gentiles cambiantes en las cuales vivieron.
Ahora que hemos averiguado cómo la Teología Sistemática se desarrolló como una manera principal de expresar la teología cristiana, debemos pasar a nuestro tercer tema principal, los valores y los peligros de la teología sistemática. En las próximas lecciones ahondaremos en estos asuntos con más detalle. Así que, en este punto, nos limitaremos simplemente a plantear una amplia serie de inquietudes.
Para ver algunas de las características positivas y negativas de la teología sistemática, necesitamos recordar cómo hemos descrito la estructuración de la teología en otras lecciones. Usted recordará cómo hablamos del hecho de que Dios ha provisto tres fuentes principales de las cuales debemos abastecernos conforme construimos la teología cristiana: La exégesis de las Sagradas Escrituras, la interacción en comunidad y la vida cristiana. La exégesis de las Sagradas Escrituras es la forma de concentrarnos en la revelación especial y las otras dos fuentes se enfocan más en la revelación general de Dios en todas las cosas. La interacción en comunidad nos da acceso a una dimensión muy importante de la revelación general: El testimonio de otras personas, especialmente otros cristianos. Y la vida cristiana nos llama la atención a otras dimensiones vitales de la revelación general – esas cosas las aprendemos a través de experiencias del vivir para Cristo, luchar con el pecado y caminar en el Espíritu. Estas tres fuentes teológicas son las formas usuales en las que el Espíritu Santo dirige al pueblo de Dios a entender su revelación y construir la teología cristiana.
Usted también recordará que estas principales fuentes teológicas nos ayudan a evaluar los niveles de confiabilidad que debiéramos dar a ciertas creencias que tenemos. Conforme los testigos de la exégesis, la interacción en comunidad y la vida cristiana tengan armonía y sean importantes sobre algún asunto en particular, nuestro nivel de convicción y confianza acerca de ese asunto normalmente deberá crecer.
Debido a que las fuentes de la exégesis, la interacción en comunidad y la vida cristiana juegan un papel tan importante en la construcción de la teología cristiana, podemos hacer algunas evaluaciones importantes de los valores y los peligros de la teología sistemática preguntando ¿Cómo ayuda y cómo obstaculiza la teología sistemática a que usemos las tres fuentes que Dios ha provisto?
Trataremos primero la teología sistemática con respecto a la vida cristiana; Segundo, la teología sistemática y la interacción en comunidad; Y tercero, la teología sistemática y la exégesis. Consideremos primero cómo tiene la teología sistemática tanto efectos positivos y negativos en la vida cristiana.
La fuente de la vida cristiana puede describirse de varias maneras y en lecciones posteriores analizaremos más a fondo cómo funciona. Por lo pronto, le daremos una breve muestra de la fuente de la vida cristiana. En nuestro estudio, hablaremos de la vida cristiana como algo que envuelve nuestra santificación, nuestro crecimiento en la santidad, en tres áreas relacionadas. Debemos estar santificados en un nivel conceptual, en un nivel conductual y en un nivel emocional. En otras palabras, nuestros pensamientos deben conformarse a la voluntad de Dios. Nuestras acciones deben conformarse a la voluntad de Dios. Y nuestros sentimientos deben conformarse a la voluntad de Dios de la misma manera. Hemos hablado de estas tres dimensiones de la vida cristiana como la ortodoxia, ortopraxis y ortopatía.
Existen maneras vitales en las cuales la teología sistemática realza y obstaculiza nuestra habilidad para beneficiarnos de estas tres dimensiones de la vida cristiana. Miremos primero el lado más positivo, cómo realza la sistemática la vida cristiana como una fuente para la teología.
En el lado positivo, la teología sistemática es fuerte particularmente en el área de la ortodoxia. Nos provee de una forma de pensar sistemática, una estructura conceptual para considerar correctamente los asuntos que confrontamos en nuestra vida diaria. Conforme tratamos de vivir para Cristo día a día, a menudo confrontamos situaciones donde necesitamos poder extraer de un punto de vista lógicamente coherente, un punto de vista estable, consistente, de Dios, del mundo a nuestro alrededor y de nosotros mismos. La teología sistemática es una de las formas más importantes en las que podemos encontrar tales puntos de vista. Cuando sólo hemos desconectado creencias, no estamos bien preparados para evaluar nuestras circunstancias, para responder preguntas acerca de nuestras vidas o para hacer elecciones que honran a Dios.
Recuerdo una ocasión en la que visité a un amigo en el hospital. Él estaba muy enfermo y en necesidad de mucha oración. Pero cuando le pregunté si él oraba pidiendo la ayuda de Dios, él dijo, "No." Quedé impactado y le pedí que me explicara por qué. Así es que me dijo. "Creo en la soberanía de Dios. Así que, sé que la oración no puede hacer ninguna diferencia."
¿Qué le había sucedido a mi amigo? en muchos aspectos él había tomado un poquito de la teología cristiana y lo había tomado como si fuera el total de la enseñanza cristiana. Él entendía correctamente que Dios está en control de la historia; Que Dios es completamente soberano. Pero mi amigo no supo cómo relacionar ese hecho con otras verdades de la fe cristiana, como el instrumento de la oración, las formas en que Dios usa la oración para llevar a cabo sus propósitos soberanos.
La soberanía de Dios no disminuye la necesidad de la oración; de hecho es la base lógica de la oración. Porque Dios es soberano es que oramos. Porque Él está en control que vamos a Él para pedir ayuda. Si Dios no estuviera en control, deberíamos recurrir a alguien más para pedir ayuda. Si mi amigo hubiera entendido estas cosas, él habría estado mejor instruido, él habría entendido la relación entre la oración y la soberanía de Dios de tal manera que habría estado mucho mejor preparado para vivir su vida cristiana durante esa difícil experiencia.
Al mismo tiempo, por positiva que pueda ser la teología sistemática para la ortodoxia, puede obstaculizar la vida cristiana si esperamos demasiado de ella.
La teología sistemática nos llama la atención a la reflexión racional detallada en la fe cristiana y esto es de suma importancia. Pero nos podemos preocupar tanto cuando ponemos nuestras creencias en un sistema lógico que ignoramos otras dimensiones de la vida cristiana, especialmente la ortopraxis, adaptando nuestro comportamiento a la voluntad de Dios y a la ortopatía, ajustando nuestras emociones con la voluntad de Dios.
Por ejemplo, los cristianos que se involucran fuertemente en la teología sistemática, normalmente se debilitan en la práctica y los sentimientos de la fe cristiana. Ellos marginan asuntos como la adoración, el involucrarse en los medios de la gracia, el servicio a los demás y la dirección intuitiva y emocional del Espíritu Santo. Reducen la vida cristiana a cuestiones conceptuales, ortodoxas y eliminan dimensiones más prácticas y personales de la vida cristiana. La teología sistemática racional es importante, pero nuestra fe no es solamente un sistema de doctrinas. Es una fe práctica que debe ser practicada y una relación personal que debe ser alimentada.
Recuerdo un estudiante que recibió llamados para que fuera pastor de varias iglesias. Él estaba tan frustrado porque no sabía cómo tomar una decisión. Me dijo, He estudiado mucho la teología sistemática. Sin embargo no me ayuda en este asunto práctico para tomar una de las decisiones más importantes que enfrentaré en toda mi vida. Así que le pregunté, ¿Cómo sientes que te dirige el Espíritu Santo? ¿Has tomado el tiempo suficiente ayunando para poder tomar esta elección? ¿Por qué debería hacer eso? Él contestó. Quiero resolver este asunto lógica y sistemáticamente.
Pues bien, los cristianos que toman las metas de la teología sistemática con tanto entusiasmo, normalmente comienzan a ignorar la práctica de la fe y el ministerio personal del Espíritu Santo. Y esto puede obstaculizar gravemente la vida cristiana fructífera.
Además de ayudar por un lado y obstaculizar por otro, nuestra habilidad para vivir la vida cristiana, la sistemática también tiene muchos otros efectos positivos y negativos en la interacción en comunidad.
En lecciones futuras ahondaremos con más detalle en la interacción en comunidad, pero en este punto simplemente mencionaremos la dinámica principal de esta fuente teológica.
Nos ayuda el pensar que la interacción en comunidad involucra tres asuntos: Nuestra herencia cristiana, el campo de trabajo del Espíritu Santo en el pasado, nuestra comunidad presente, el campo de la dirección del Espíritu Santo en nuestra comunidad cristiana contemporánea, y nuestro juicio privado, el campo de trabajo del Espíritu Santo en nosotros como individuos dentro de la comunidad. Los cristianos interactuamos entre nosotros porque sabemos que la iglesia es el campo central en el cual desde ahí el Espíritu Santo ministra al mundo. Y Cristo espera que edifiquemos nuestra teología en equipo con otros que han sido llenados del Espíritu Santo.
El tener en mente estas tres áreas de interacción: la herencia, la comunidad presente y el juicio privado, nos ayuda a ver cómo la teología sistemática realza y obstaculiza la interacción en comunidad.
Por un lado, uno de los mayores valores de la teología sistemática para la comunidad es la manera en que nos permite enfocarnos en la herencia cristiana, es decir cómo los cristianos han entendido y han vivido su fe en el pasado. La teología sistemática construye la teología basándose en las cosas que el Espíritu Santo ya ha enseñado a la iglesia de Cristo, poniendo atención en cómo conformaron la teología hombres y mujeres admirables en el pasado. Y por esta razón, se puede fortalecer grandemente nuestra habilidad para interactuar con la comunidad cristiana del pasado.
En la actualidad, la mayoría de los cristianos ven la teología como algo muy personal. Parece que la mayor meta teológica para muchos cristianos es formar una teología que sea verdadera para ellos mismos, importando muy poco lo que otros cristianos creen. Pues bien, Cristo nos llama a que nuestro acercamiento a la teología sea genuino y personal en el sentido de que debe ser auténtico, y quiere que nos comprometamos a ese acercamiento con todo nuestro corazón. Pero acercarse a la teología exclusivamente como un asunto personal nos deja sin algunas de las fuentes más ricas que Dios nos ha dado para la teología: El trabajo del Espíritu Santo a lo largo de las épocas.
Ahora, cuando los creyentes de hoy ocasionalmente interactúan con otros, es normalmente en el nivel de la comunidad presente. Leemos libros y escuchamos sermones y conferencias presentadas por personas que son nuestras contemporáneas. La teología sistemática, sin embargo, nos ayuda a poner atención en las formas maravillosas que el Espíritu Santo ha encabezado la iglesia en el pasado.
Mientras es cierto que la sistemática realza nuestra interacción en la comunidad de este modo, al mismo tiempo, la teología sistemática está limitada en el sentido de que nos abre hacia la interacción.
Cuándo llevamos el enfoque tradicional de la teología sistemática demasiado lejos, nos puede llevar a la irrelevancia, ignorando lo que el Espíritu Santo enseña a la comunidad presente y cómo informa hoy nuestro juicio privado. Aun cuando pueda ser muy importante la teología del pasado, la iglesia de hoy enfrenta nuevos retos y el Espíritu Santo aun enseña a la iglesia cómo enfrentar esos retos.
Recuerdo haber visto a un amigo en la iglesia un domingo por la mañana. Él era miembro de otra iglesia, pero visitaba mi iglesia aquel día. Le pregunté, "¿Por qué estás hoy aquí? ¿Qué no perteneces a otra iglesia?"
Su respuesta fue reveladora. Él dijo, "Me encantaba mi iglesia porque el pastor nos enseñaba teología sistemática. He aprendido mucho acerca de lo que los cristianos creían, pero entre más tiempo estoy en mi iglesia, más siento como que estoy perdiendo el contacto con la vida de hoy."
Ésta es la clase de problema que a menudo surge cuando los cristianos se aficionan demasiado a la teología sistemática. Dan tanta atención a la herencia que no saben cómo manejar asuntos contemporáneos. La teología sistemática a menudo nos pone obstáculos para no poner atención a la comunidad del presente y el juicio privado.
Así como es importante considerar cómo la teología sistemática nos prepara para la vida cristiana y la interacción en comunidad, también tiene una gran influencia en nuestra exégesis de las Sagradas Escrituras.
En lecciones futuras, investigaremos la exégesis con más detalle, pero en este momento debemos enfocarnos en las formas principales en las que el Espíritu Santo ha enseñado a la iglesia a interpretar la Biblia. Nos será útil resumirlas en tres categorías básicas: El análisis literario, el análisis histórico y el análisis temático. Cada uno de estos acercamientos hace contribuciones únicas, pero también cada uno de estos depende de los demás. Entonces, mientras evaluamos el valor y las limitaciones de la teología sistemática para la exégesis, deberíamos mencionar cómo se relacionan los tres análisis, con la interpretación de las Sagradas Escrituras.
El análisis literario es un acercamiento a la exégesis que mira la Biblia primordialmente como si fuera un cuadro o una pintura; La vemos como una obra literaria de arte. Esta clase de exégesis ha sido enfatizada mucho en las últimas décadas.
Hablando en general, el análisis literario busca entender la Biblia como un documento diseñado por escritores humanos para influenciar a sus lectores a través de medios convencionales literarios. En el análisis literario se presta mucha atención a preguntas como: ¿Cuáles fueron las inquietudes de los escritores humanos? ¿Cómo transmite el mensaje del escritor, las características literarias de un pasaje? ¿Y cómo debieron impactar las Sagradas Escrituras a su audiencia original?
El análisis histórico es un acercamiento a la Biblia que ha sido característico del período moderno, comenzando con la ilustración y finalizando sólo en las últimas décadas. Durante este período, entender la historia a la que la Biblia se refiere ha sido la principal preocupación para la exégesis bíblica.
El análisis histórico aborda la Biblia no tanto como un cuadro o pintura literaria, sino como una ventana hacia la historia. Ahora, el acertado análisis histórico nunca ignora otros estudios, pero su principal propósito es ver a través de las Sagradas Escrituras para aprender sobre la historia que se encuentra detrás del texto.
En algunas formas de análisis histórico, los cristianos hacen preguntas exegéticas como estas: ¿Qué hechos de Dios se mencionan en las Sagradas Escrituras? ¿Cuál fue su significado en la antigüedad? ¿Cómo estaban conectados estos hechos de Dios con otros hechos de Dios antes y después? En términos generales, el enfoque principal del análisis histórico ha sido reconstruir lo que sucedió en la historia bíblica y entender el significado que tuvieron esos acontecimientos para las personas que vivieron en aquellos tiempos.
Una tercera estrategia principal que la iglesia ha tomado hacia la exégesis, podría llamarse "análisis temático." El análisis temático siempre ha sido una de las formas en las que los cristianos derivan la teología de la Biblia, pero el análisis temático fue enfatizado fuertemente en los primeros siglos de la iglesia antes del cambio hacia el análisis histórico durante el período moderno.
En el análisis temático vemos las Sagradas Escrituras no tanto como un cuadro literario o una ventana a la historia, sino como un espejo, una forma de dirigir preguntas, asuntos, o temas que son importantes para nosotros, aun si no son sobresalientes en la Biblia misma. Hacemos preguntas como, ¿Qué dice la Biblia acerca de nuestros intereses? ¿Cómo nos ayuda en nuestras necesidades? ¿Qué dice acerca de los temas que nos interesan? Estos temas pueden venir de asuntos personales; Pueden venir de asuntos que surgieron en culturas que nos rodean o de comunidades en nuestra iglesia. Cualquiera que fuere el caso, los cristianos fieles siempre han querido saber lo que las Sagradas Escrituras enseñan acerca de los temas o preguntas que son importantes para ellos.
Con estas tres estrategias exegéticas en mente, estamos listos para ver cómo la sistemática realza por un lado y obstaculiza por el otro a la exégesis. En primer lugar, la teología sistemática está bien equipada para realzar el análisis temático. Los teólogos sistemáticos nos dan una serie de preguntas tradicionales, un grupo ordenado de temas.
La teología sistemática representa una forma muy útil de análisis temático. Los teólogos sistemáticos estudian lo que toda la Biblia dice acerca de temas teológicos tradicionales. Cotejan versículos de toda la Biblia y extraen las interconexiones entre estos versículos que se relacionan con temas tradicionales. Este proceso de cotejar y combinar versículos diferentes en un todo, nos ayuda a evitar el interpretar algo acerca de un tema en las Sagradas Escrituras como si eso fuera todo lo que se dice en ese tema. Queremos saber no solo lo que se dice en un versículo acerca de Dios, sino todo lo que las Sagradas Escrituras dicen acerca de Dios. ¿Qué dicen todas ellas acerca de la humanidad? ¿Qué dicen todas ellas acerca de la salvación? ¿Qué dicen todas ellas acerca de la iglesia? ¿Qué dicen todas ellas acerca del final de los tiempos? La teología sistemática es de gran valor porque nos ayuda a encontrar perspectivas bíblicas sobre estos y muchos otros temas cruciales.
Por otra parte, la teología sistemática a menudo pone obstáculos a la exégesis porque no se enfoca en el análisis literario e histórico de las Sagradas Escrituras.
Por supuesto, los teólogos sistemáticos que son buenos intérpretes de la Biblia siempre verán la Biblia como literatura e historia hasta cierto punto. Sin embargo, ésta no es la principal forma en la que ven las Sagradas Escrituras. Por esta razón, cuándo la teología sistemática domina nuestra forma de interpretar las Sagradas Escrituras, nos pone límites en lo que extraemos de la Biblia. Y como veremos en lecciones futuras, los descubrimientos del análisis literario e histórico a menudo nos obligan a hacer ajustes sobre las conclusiones de la teología sistemática.
Así es que vemos que en términos generales, la teología sistemática tiene tanto valores como peligros para construir una teología cristiana. Contribuye para la vida cristiana, la interacción en comunidad y la exégesis en algunas formas notablemente positivas. Pero también nos distrae de dimensiones importantes de cada fuente teológica. Es crucial que mantengamos en mente los valores y peligros de la teología sistemática.
En esta lección hemos examinado la pregunta, "¿Qué es la Teología Sistemática?" Hemos visto cómo la teología sistemática se compara con el Nuevo Testamento. Hemos visto cómo se desarrolló a través de la historia de la iglesia. Y hemos visto algunos de los valores y peligros de la teología sistemática.
Aprender a poner en orden nuestras creencias construyendo una teología sistemática, es una de las cosas más importantes que los seguidores de Cristo pueden hacer. Tomar las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y ponerlas en un orden sistemático lógico según las antiguas tradiciones establecidas de la iglesia, nos permitirá crear una teología cristiana más completa que honre a Dios.